Las cosas que no deberían suceder

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___________________________________________________________________________ Las cosas que no deberían suceder obtuvo el 2º Premio en el XVI Certamen Literario “Mujer y Literatura 2013”, organizado por el Ayuntamiento de Vicar y el Instituto Andaluz de la Mujer. Las cosas que no deberían suceder – José Luis Martínez Clares (2013). Fotografía de portada: Atlas del errabundo. Martínez Clares, 2009. Esta obra está baja una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 España. Para ver una copia de esta licencia, visita http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/es/ o envía una carta a Creative Commos, 444 Castro Street, Suite 900, Mountain View, California, 94041, USA.

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Índice El Sur …………………………………………………… Madre …………………………………………………… Mónsul ………………………………………………….. Atisbo ecológico ………………………………………… La sed ……………………………………………………

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EL SUR

Y ya la luz es menos luz si no proviene de tu lado oscuro. José Manuel Caballero Bonald Mafalda se pregunta qué habrán hecho algunos pobres sures para merecer ciertos nortes. ¿Alguien sabe si los nortes están al sur de alguna parte? Convengamos que el Sur no es ese punto cardinal donde unas mujeres enlutadas blanquean la luz primigenia, ni tampoco es el territorio estéril donde antaño componían música las aguas. El Sur -si me permites- se parece más bien a un poema agazapado en busca de poeta, a ese atajo tan remoto que aún anhela ser andado, a la casa silenciosa que nunca cerró sus puertas al fervor. Debe ser por ello que aquí, en el Sur, donde la noche todavía encubre a los forajidos, el estío se nos quedó prendido a las miradas.

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MADRE

Insinúa que si nos callásemos sería capaz de distinguir los distintos matices del silencio, o los sonidos que preceden a las cosas que nunca deberían suceder. Y yo la creo, porque lo que ella no pueda escuchar sencillamente no existe.

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MÓNSUL

Ya no queda rastro de los piratas berberiscos, de los músicos errantes, de aquellas mujeres siempre dispuestas a desobedecer. No queda rastro porque la colonizó el silencio y el Mediterráneo dispuso de tiempo suficiente para borrar su legado, para jugar con la roca y modelarla, igual que el viento juega con la quebradiza rectitud de las pitas. Aquí, el tiempo está detenido porque la naturaleza sigue trabajando y la tragedia el verso, la presencia insolente del Hombre sólo han trazado una imprecisa frontera entre dos mundos muy diferentes.

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ATISBO ECOLÓGICO

Si todo mi mundo se evapora, ¿no seré yo en realidad el que me estoy evaporando?

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LA SED

Gor, 16 de agosto de 1999

Sus ojos padecían la sed de quienes sólo han visto el desierto. Había abierto el grifo y tiraba de él con esa energía desvergonzada que siempre reservamos para la última oportunidad. Hayat me aclaró que no regresaría sin él: ella les llevaría al fin el agua. Nos miramos un instante y el silencio fue un reloj de arena. Traté de mostrarle su error y, como hicieron otros antes que yo, le cerré el grifo.

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