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Celebrando a la Patrona de las Américas: Nuestra Señora de Guadalupe

Hace casi 500 años en México, la Santísima Madre se le apareció a un campesino mexicano llamado Juan Diego, hablando en su lengua materna, y le pidió que le implorara al obispo que construyera una iglesia en el cerro Tepeyac, el sitio de un antiguo templo azteca, para que ella pudiera interceder por el sufrimiento de sus hijos en México.

Para convencer al obispo, la Santísima Virgen envió al humilde hombre con un signo, un manto o “tilma” lleno de hermosas rosas, que, en pleno invierno, sólo podía explicarse por un milagro. Cuando llegó Juan Diego para entregar el mensaje y las rosas al obispo, las flores cayeron de su tilma, revelando una imagen milagrosa de la Virgen Madre, Nuestra Señora de Guadalupe.

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En 1946, el Papa Pío XII decretó a Nuestra Señora de Guadalupe como “La Patrona de todas las Américas” y su fiesta se celebra anualmente el 12 de diciembre en todo el mundo y de manera especial aquí en San Bonifacio.

La gente de esa región había venerado durante mucho tiempo en el cerro Tepeyac a una deidad llamada Tonantzin (que significa “Nuestra amada madre”). Por eso fue más fácil comprender el mensaje que transmitió la Virgen María como la verdadera Madre de Dios y nuestra Madre. Ella le dio este nombre específico, “Siempre virgen Santa Madre de Guadalupe,” a Juan Bernardino, tío de Juan Diego, cuando se le apareció para curarlo de su enfermedad.

“En la aparición milagrosa, [Nuestra Señora de Guadalupe] apareció como la Madre llena de simbolismos guadalupanos, un medio primario para transmitir diferentes mensajes a los diversos pueblos locales que entenderían estos símbolos. La Madre de Dios no vino a imponer algo ajeno por como uno de ellos. Esta imagen, vestida con la vestimenta tradicional india como signo del amor de Dios por su pueblo mestizo, llevó a millones de conversiones a la fe católica, ” dice la hermana María Concepción [Hna. Conchita], quien coordinaba nuestro Ministerio Hispano. Estos símbolos incluyen:

Su cabello: estaba suelto, lo que indicaba virginidad. Ella es Virgen y Madre.

Su rostro: Es moreno, ovalado y en actitud de profunda oración. Su apariencia es dulce, fresca, amable, reflejando amor y tierno cuidado, además de una gran fuerza.

Sus manos: Sus manos están juntas en señal de concentración, en profunda oración. Su mano derecha es más blanca mientras que la izquierda es marrón, lo que puede simbolizar la unión de las dos razas diferentes.

Su embarazo: La forma que se le dio a su abdomen muestra que está muy cerca de dar luz.

Edad: Representa a una joven de aproximadamente 18-20 años.

Altura: mide unos 1,43 metros.

Su cinturón: el cinturón muestra que está embarazada. La forma en que se presenta representa que este nacimiento marca el final de una era y el comienzo de otra. Esto muestra que con Jesucristo está comenzando una nueva era para el nuevo mundo.

Los rayos: La Virgen está rodeada de rayos dorados que forman un halo luminoso. Esto comunica que ella es la Madre de la luz, el Sol, la Niña del Hijo, el Dios verdadero.

La luna: La Virgen de Guadalupe está de pie sobre la luna. La palabra México significa en indio nativo “en el centro de la luna”. Este también es un símbolo de fertilidad, nacimiento, vida.

La flor de cuatro pétalos: Es la imagen principal de la virgen, el símbolo más fuerte de los indios locales y representa la presencia de Dios, la plenitud del tiempo y el espacio. Esto presenta a la Virgen de Guadalupe como la Madre de Dios y demuestra que tiene a Jesucristo en su vientre.

El ángel: Un ángel se encuentra a los pies de la Guadalupana con apariencia de que acaba de volar, con coloración muy similar al pájaro mexicano que recordaba Juan Diego que vino anunciando la aparición de la Virgen.

Las celebraciones para la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe comienzan 46 días antes de la fiesta en sí, con la Hna. Las celebraciones culturales como Nuestra Señora de Guadalupe son una oportunidad para que personas de diferentes culturas se reúnan, celebrando la belleza y diversidad de nuestra fe.

“Es una oportunidad para que todos experimenten la fe y la cultura hispana”, dice la Hna. Conchita.

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