ALBORADA

Pbro. Cango. Ireneo Gutiérrez Limón. Pbro. Jaime Fonseca González. Pbro. Ignacio Hurtado Meléndez.
Pbro. Cango Francisco Escobar Mireles.
Pbro. Javier Hernández Sánchez. Lic. Abraham Plascencia Temblador. Medios de Comunicación Catedral Basílica de San Juan
Pbro. Cango. Ireneo Gutiérrez Limón; Pbro. Cango. Jaime Gutiérrez Gutiérrez; Pbro. Jorge Luis Aldana Ruiz Esparza, Pbro. Cango. Trinidad Antonio Márquez Guerrero; Pbro. Cango. Francisco Escobar Mireles; Pbro. Jaime Fonseca González; Pbro. Javier Hernández Sánchez; Pbro. Carlos Eduardo de Alba Martínez; Pbro. Ignacio Hurtado Meléndez.
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San Juan de los Lagos, Jalisco
Diana 5
Col. Centro
C.P. 47000
En la fiesta de la Asunción de María al cielo, cada 15 de agosto, celebramos su destino de plenitud y bienaventuranza, la glorificación de su alma inmaculada y de su cuerpo virginal, su perfecta configuración con Cristo resucitado. Es la fiesta del triunfo final de la Virgen María, de su redención total en cuerpo y alma. Asociada a Cristo, vencedor del pecado y de la muerte, Él la asocia también a su Pascua. Es imagen y consoladora garantía del cumplimiento de la esperanza final, pues dicha glorificación plena es el gozoso destino de todos cuantos Cristo ha hecho hermanos, teniendo en común la carne y la sangre. Anticipa el destino último de la Iglesia con nuestra alegría y crecimiento en la gracia.
Para esta fecha, miles de devotos visitan a la Virgen de San Juan desde diversas partes de México con peregrinaciones de ciclistas (como un Tour de Francia, con motivo religioso). Dicha fiesta comienza por órdenes de un capitán y hacendado rico que en 1655 deja un legado de mil pesos, que producen 50 pesos de rédito para celebrar la fiesta con Vísperas, Misa de tres padres y Procesión. La Virgen de la Asunción es Patrona de Aguascalientes, Lagos, Jalostotitlán, Guadalajara y más lugares.
Una mujer de nuestro pueblo, del Pueblo de Dios, ha sido asunta (llevada) al cielo en cuerpo y alma, así nuestra esperanza se fortalece; nosotros como pueblo peregrino que camina en medio de dificultades y dolores, de temores y esperanzas, de alegrías y penas, de muerte y vida, como María vamos buscando participar de la vida íntima de Dios. Así como María subió al cielo, así también nosotros estamos lados a hacerlo. María nos anima a vivir con los pies bien puestos en la tierra, pero la mente y el corazón en las cosas del cielo, abiertos totalmente a la Palabra de la Vida, reconociendo, como María, las maravillas de Dios en nuestra propia historia y en la historia de la humanidad.
BOLETÍN ALBORADA 8 DE AGOSTO DE 2023
por el principal historiador de estas tierras: Fray Antonio Tello, sabemos que fueron entregadas a estos pueblos, hoy de Jalisco, imagencitas de un poco más de 30 centímetros de estatura. Y como eran pueblos adoctrinados por Fray Antonio de Segovia y Compañeros franciscanos, muy devotos de la Virgen Inmaculada, tuvieron bien colocar en las capillas recién edificadas en los pueblos alteños refundados, allá por los años de 1542, concretamente me refiero a la capillita del Pueblo de San Juan.
El primer dato que tenemos directamente sobre la misma imagen de la Virgen de San Juan se da en 1634, cuando ordena el Señor Obispo de Guadalajara D. Leonel Cervantes de Carbajal al Sacerdote Secretario D. Juan Contreras Fuerte, averiguar el origen de la Imagen de la Virgen de San Juan, a lo que textualmente esto le informa: “Al parecer la imagen es de pasta de caña de maíz y es obra y hechura de Michoacán, siendo la Concepción, tenía la luna a los pies, que hoy la tiene de plata”. Esta afirmación a lo largo de los cuatro siglos del primer milagro no ha cambiado, ni siquiera en sus tres restauraciones que la han mantenido sana y salva expertos restauradores.
El informe oficial de la imagen dice que pesa 321.9 gramos y mide 33.5 centímetros de estatura.
Continuará...
ía 2: Nuestra Señora de los Ángeles. Según la tradición, en 352 unos ermitaños de Jerusalén construyen cerca de Asís, en Valle de Espoleto, una ermita, y depositan en el altar unas reliquias del sepulcro de la Virgen María; y llaman a esta iglesia Nuestra Señora de los Ángeles, pensando que los ángeles habían trasladado su tumba de Jerusalén a Éfeso. En el año 511 San Benito y sus monjes habitan en ella, junto al Monte Subiaco, y la dotan de una porción de campo que la circunda: “Porciúncula”. Los benedictinos le cedieron el templo a San Francisco de Asís, el cual solicitó su consagración, lo que ocurrió el 2 de agosto de 1215. Luego solicitó al papa Honorio III una indulgencia plenaria para esta ermita. Actualmente, la indulgencia se abre desde el día 1 al mediodía y se cierra a la media noche del día siguiente (Jubileo de la Porciúncula).
Día 5: Nuestra Señora de las Nieves, y Dedicación de Santa María la Mayor. Su origen está en el ícono romano de la Virgen María Salus Populi Romani (salud del pueblo romano). La tradición dice que, en la época del Papa Liberio (352-366), la Virgen se manifiesta ante un anciano y acaudalado matrimonio de la nobleza patricia de Roma y les pide construir un templo donde señalara. El perfil de la iglesia es dibujado en el suelo por una milagrosa nevada que ocurre el 5 de agosto de 358 en lo alto del monte Esquilino, donde el mismo Pontífice había logrado la cesión de una antigua basílica imperial para taller de costura. Se dedica a Santa María, la primera de las iglesias en occidente dedicada a María, y se lleva a ella la reliquia del pesebre del Nacimiento, y ahí se celebra la misa de aurora en Navidad. Los católicos locales conmemoran el milagro en cada aniversario lanzando pétalos de rosa blanca desde la bóveda durante la misa festiva. Esa iglesia desaparece no mucho tiempo después. Después del Concilio de Éfeso, en 431, que proclama a María como Madre de Dios, muchas iglesias se separan de la comunión de la Iglesia. Para honrar a María y fomentar la reconciliación, reconstruye la basílica el Papa Sixto III (432-440) alrededor del año 434. Se le llama “mayor” por su tamaño y esplendor, y por tener primacía sobre las demás (Santa María in ara coeli, Santa María in cosmedí, Santa María antica).
Día 15: Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María. “La inmaculada Madre de Dios, la siempre Virgen María, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo, al terminar su vida mortal”. Con estas palabras define el Papa Pío XII el dogma de la Asunción de la santísima Virgen (1950). Siendo una consecuencia de la maternidad divina, la Asunción de nuestra Señora constituye para todos los seres humanos una prenda de esperanza y una promesa de resurrección. “Porque hoy ha sido elevada al cielo la Virgen Madre de Dios, anticipo e imagen de la perfección que alcanzará tu Iglesia, garantía de consuelo y esperanza para tu pueblo, todavía peregrino en la tierra. Con razón no permitiste, Señor, que conociera la corrupción del sepulcro aquella que, de un modo inefable, dio vida en su seno y carne de su carne a tu Hijo, autor de toda vida” (Prefacio de la Misa).
Día 22: Nuestra Señora María Reina. En cuerpo y alma gloriosos, la Virgen María aparece en la Asunción como el logro supremo de la redención. Pero ella, que es toda hermosa, es la Madre de aquel “cuyo Reino no tendrá fin”. Por este motivo, desde hace muchos siglos, el pueblo cristiano la aclama por Reina suya, soberana y medianera de la gracia. Pero el Reino de Cristo no es de este mundo, así que no es un reino de prepotencia sino de misericordia y gracia. María reina suplicando, intercediendo, sirviendo. En 1954Pío XII instituye la fiesta de María Reina el 31 mayo, como conclusión del Año Mariano. Pablo VI, en el nuevo Calendario Romano, la traslada al 22 agosto, en la octava de la Asunción. Su dignidad real pertenece al misterio de su plena glorificación y perfecta conformación a Cristo rey, vencedor del pecado y de la muerte. Y la fiesta del inmaculado Corazón de María se traslada de esa fecha al día siguiente a la fiesta móvil del Sagrado Corazón de Jesús.
Juan Bautista María Vianney nace en Dardilly, cerca de Lyon, Francia, el 8 mayo 1786, en una pobre familia campesina muy cristiana. Pasa sus primeros años entre los sobresaltos de la Revolución Francesa, haciendo a escondidas su Primera Comunión. Al confirmarlo, Card. Joseph Fesch, tío de Napoleón, le añade “Bautista” al nombre.
A los 17 años decide ser sacerdote, pero debe aprender a leer y escribir, iniciado por el abad P. Balley, rector de Écully. Lo manda a Varrières a los 18 años. Al no alistarse al servicio militar es considerado desertor, y en las montañas de Noës pasa de 1809 a 1811, y lo libera una amnistía de 1810. Luego va al Seminario a Lyon, pero como todo es en latín, en una educación racionalista, lo despiden por deficiencias de aprendizaje. No lo aceptan los Hermanos Lasallistas.
Nuevamente el P. Balley lo toma como preceptor, y tras dos años lo presenta al Vicario General. El 23 junio 1815 es ordenado diácono; y el 13 agosto 1815, Mons. Simon, Obispo de Genoble, lo ordena Sacerdote, a sus 29 años de edad. Y lo mandan de Vicario a Écully, con P. Balley, durante 3 años, a seguir estudiando. Repasa toda la teología y pasa su examen para que le permitan confesar.
Lo envían de capellán-vicario a Ars, pueblo de 370 habitantes con fama de poca piedad, a donde llega el 9 febrero 1818. Busca desarraigar los vicios de alcoholismo, juegos de azar, libertinaje sexual y chismes. Cortés y paciente, vive en austera penitencia, oración, caridad hacia los pobres. Visita casa por casa y atiende a niños y enfermos. Amplía y embellece el templo, cuando en 1821 Ars recibe el título de parroquia. Predica misiones en torno.
Y va cambiando la situación gracias a su tenaz predicación, catequesis, buenos consejos en las consultas y confesiones, y su ejemplo de oración y mortificación. Celebra con gran fervor el Sacrificio Eucarístico, de donde saca energías para confesar y predicar, en verano hasta 16 horas, de ordinario su jornada es de 1 de la mañana a 10 de la noche.
Acuden gentes de las diócesis de Lyon y de Belley (creada en 1826, a la cual pertenece Ars), y luego de toda Francia. Editan guías turísticas para llegar al lugar, y abren una taquilla especial en la estación de Lyon para viajes a Ars. Van pobres, enfermos, intelectuales, prelados, y les resuelve pesados problemas de conciencia, con gran clarividencia (sobre pecados ocultos, peligros, vocación).
Funda en 1824 la Casa “La Providencia” como escuela para jóvenes pero acaba siendo centro para huérfanas. Catalina Lasagne escribe sus memorias, y él implora que nunca le falte la harina. Por tres veces intenta huir de su parroquia, creyéndose párroco indigno, por no sentirse signo, sino obstáculo, del amor de Dios (la primera en 1843 en una grave enfermedad; la última, menos de seis años antes de su muerte). Es nombrado canónigo, pero no tiene otros compañeros que conformen el cabildo. En 1849 funda la escuela masculina, y la confía a los Hermanos de la Sagrada Familia de Belley. A partir de 1853, le ayuda un equipo de misioneros diocesanos. En 1858 llegan unos 100,000 peregrinos (17 horas diarias de confesonario).
El 29 julio 1859 se siente mal, pero baja al templo; interrumpe las Confesiones para tomar aire; piden unas gotas de vino en la mano; no puede predicar, sólo llora mirando al Sagrario; sigue confesando. Por la noche llaman al médico y al párroco de Jassans. Le ponen un colchón. Los vecinos colocan sábanas húmedas sobre el tejado para disminuir el insoportable calor. Lo visita el Obispo. Y el jueves 4 agosto, a las 2 de la mañana, mientras reza el vicario “Que los santos ángeles salgan a tu encuentro y te introduzcan en la Jerusalén del cielo”, el santo entrega su alma a Dios. En su entierro hay una muchedumbre de más de mil personas; el obispo y todos los sacerdotes de la diócesis rodean a su modelo. No un hombre con deficiencia mental, sino con una inteligencia que no cabe en los parámetros de su tiempo.
El15 de agosto celebramos la solemnidad de La Asunción de la Santísima Virgen María a los cielos. Esta es una verdad definida como dogma el 1 de noviembre de 1950 con la que el Papa Pío XII respondía a una larga tradición y a innumerables peticiones llegadas de todo el orbe católico. Ya en 1942 la Editorial Vaticana había publicado dos tomos que compendiaban las peticiones de 820 obispos residenciales y de 656 obispos auxiliares, además de miles de presbíteros y religiosos y millones de firmas de laicos que solicitaban la declaración de la Asunción de María Virgen a los cielos. Por tal razón, el 1 de mayo de 1946, el Papa Pío XII escribió a todos los obispos residenciales si era esta una verdad que la Iglesia universal creyese como revelada, después de recibir las respuestas venidas de todo el orbe católico, habiendo llegado a la convicción de que la Iglesia universal, bajo la guía del Espíritu Santo, creía que la Asunción de María estaba contenida en el depósito de la revelación.
El 1 de noviembre de 1950 con la bula Munificentissimus Deus, el Papa Pío XII procedió a la definición dogmática: “Para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para acreditar la gloria de esta misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia(…) pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma de revelación divina que la inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”.
María es esa mujer que se convierte para nosotros en Palabra de Dios, en revelación de su gracia. Mujer vestida de sol con el manto de la transfiguración nos dice el libro del Apocalipsis, en quien toda mujer reconoce su propia gracia y su vocación. María que da a luz a la vida para que ilumine un amanecer si fin. Ella es la señal de la vida entre nosotros. Modelo de nueva humanidad. En María nos ha mostrado Dios el modelo del hombre redimido, miembro de nuestra raza y de la Iglesia, llamada a una misión especialísima en favor de todos nosotros, en su gloriosa Asunción se ha convertido en plenitud de lo que nosotros esperamos llegar a ser en nuestra pobreza. Nos precede no solo temporalmente, sino también como nuestro camino y esperanza. Ella, al comienzo mismo del caminar de la Iglesia a través de los tiempos, ha recibido de manera consumada lo que el resto de la Iglesia recibirá al fin. Pues la Iglesia que está en camino, podrá leer siempre en María lo que le aguarda al fin de su camino.
Que al contemplar a María en su gloriosa Asunción veamos cumplida la promesa que Dios tiene para nosotros, sus hijos, y que ello nos impulse a imitarla en el seguimiento de su hijo Jesucristo. Bibliografía: Carlos Ignacio González, S.J., María Evangelizada y Evangelizadora, CEM 1990, pp. 314-332.
Enel número anterior de nuestra revista Alborada, iniciamos con un artículo sobre el Edicto relativo a la erección canónica de dicha colegiata, del que era nuestro Arzobispo de Guadalajara, D. Francisco Orozco y Jiménez.
En estos párrafos se transcriben, a continuación de dicha Edicto, se expresa de manera sencillez, poética y cronológica, que una humilde capilla, reciba este título de Colegiata, que se reconoce en el pasar de los años.
¡Quién había de pensar entonces, que aquella humilde capillita de pequeñas dimensiones, de muros desnudos y techo de paja, habría de ser muy notable por sus maravillas que la Santísima Virgen obraría allí en favor de sus devotos!...
¡Quién habría de pensar que al correr de los años, aquella choza que apenas podía llamarse Casa de Dios, fabricada por la pobreza de los indios, se habría de transformar en Santuario celebérrimo, a donde concurrirían, como desde la antigüedad han acudido, innumerables peregrinos, aun de los lugares más remotos del país!...
¡Y quién mucho menos creería entonces que al cabo de tres siglos justos venideros vendría a ser honrado ese Santuario, con el título, privilegios y prerrogativas de Colegiata como benignamente lo ha sido por el actual Pontífice que rige los destinos de la Santa Iglesia!. Continuará…
LaCada tres meses, alrededor de las 9 en punto, un evento sagrado y esperado tiene lugar en la Catedral de San Juan. Es el momento en que el vestido de la Virgen experimenta su cambio regular, un proceso que lleva consigo una profunda tradición de devoción y meticuloso cuidado. La anticipación se cierne en el aire mientras el pequeño armario de madera, que resguarda el vestido, llega al camarín previamente aseado por las primeras voluntarias que llegan desde temprano. El proceso es llevado a cabo por un grupo de personas dedicadas y conocedoras de las tareas que se deben realizar. El vestido es meticulosamente preparado para adecuarse a las medidas precisas de la Virgen. En un rincón cerca de la imagen, miles de pequeñas rosas de tela se despliegan con reverencia, listas para recibir una bendición especial.
El vestido, los fondos bordados a mano y las herramientas para el cambio llegan en partes, y a medida que cada fragmento se une al vestido, se crea una obra de arte que envuelve a la Taumaturga Imagen en una manifestación visual de devoción. Este proceso de cambio no solo implica una renovación estética, sino también la preparación de futuras reliquias que entrarán en contacto con la imagen sagrada.
La meticulosidad es la norma, y cada detalle cuenta. Los líquidos y paños son dispuestos para limpiar con esmero la peaña, la luna, la corona y los ángeles que custodian a la Virgen. Dos camisitas, 10 medios fonditos y el fondo español, cuidadosamente diseñados aguardan su momento para vestirla. Las mesas se organizan meticulosamente, sosteniendo la peluca que será reemplazada, alfileres, tijeras, agujas, hilos y todos los instrumentos necesarios para la labor.
El equipo de comunicación se alista para transmitir el evento y capturar fotografías memorables de la Virgen con su nuevo vestido. Este proceso implica meses de planificación y preparación. La creación de los fondos y la revisión de la peluca son tareas asignadas a personas específicas.
El diseño del vestido puede surgir del ingenio de un artista o de aquellos que lo confeccionan. La confección misma puede ocurrir en diversos lugares, ya sea en Filipinas, España o en la propia tierra de México.
El lugar para la transformación varía, según las circunstancias. Puede tener lugar en el camarín, en la nave central de la Catedral, o incluso en la sacristía, como ocurrió en el último cambio. El acceso está restringido a unas pocas personas: algunos sacerdotes, religiosas, el equipo encargado del cambio y cuidado de los objetos de la Virgen, así como familiares de los donadores del vestido y otras personas enfermas o acompañantes. Siempre serán pocos, a pesar de la multitud que anhela estar presente.
El Obispo, si está presente, el Padre Rector y el Vicerrector de la Catedral suben al nicho acompañados por dos empleados. Con cuidado, desmontan los ángeles, la corona y la luna para poder extraer la Sagrada Imagen. Esta es trasladada con gran consideración al sitio de cambio, o confiada a otro sacerdote para su traslado. Durante este proceso, un sacerdote emite indicaciones para evitar tocar el rostro o las manos de la Virgen, y solicita que las fotos se tomen solo durante el traslado.
La espera en silencio y expectación es palpable entre los asistentes. Los aplausos saludan a la Virgen cuando hace su entrada, y recorre un pequeño camino cerca de los fieles antes de ser colocada en una peaña temporal, mientras su soporte habitual se somete a una limpieza profunda. Es entonces cuando el rosario inicia de manera inmediata. Personas con años de experiencia, junto a religiosas, empiezan a retirar las capas del atuendo de la Virgen: primero la peluca, luego el manto, el vestido, un rosario que rodeaba su fondo, la guirlanda de florecitas y finalmente los fondos. Lo que queda al final es la armadura de plata que resguarda la Sagrada Imagen.
Este momento trascendental es documentado por la única cámara presente, la de la catedral. Usualmente, el rector o vicerrector muestra el nuevo vestido a los asistentes. Mientras se lleva a cabo el cambio del atuendo, voluntarias se dedican a limpiar la peaña, la luna, la corona y los ángeles que la acompañan. Dos trabajadores de la catedral se encargan de limpiar el interior del nicho de la Virgen, después entran otras voluntarias para darle la limpieza final y acomodan las galeras, tapetes y cojincitos con algodón y sílice para proteger a la imagen de la humedad y, así, que esté limpio y digno su trono.
La Virgen recibe con gracia los nuevos fondos, la guirlanda de florecitas y finalmente el rosario. En este punto, la Virgen brilla en su vestidura blanca, mientras aguarda el nuevo vestido. Un momento de pausa en el rosario permite la bendición del vestido. Tras la bendición, se realiza la lectura que otorga significado al nuevo atuendo. Un momento delicado es la disposición meticulosa del vestido y manto, asegurando que queden perfectamente alineados. Grandes alfileres son empleados con maestría y precisión para evitar daños a la imagen y lograr un resultado impecable. Finalmente, la peluca se coloca junto a una figura bordada que puede llevar la inicial del nombre de María. Con todo concluido, la Bendita Imagen recibe su bendición y se crea un espacio para fotografías de estudio antes de que regrese a su nicho, completando así el ritual.
En la Catedral de San Juan, el cambio del vestido de la Virgen trasciende más allá de un simple evento estético. Es una celebración de la devoción, el cuidado meticuloso y la conexión espiritual que perdura a lo largo de generaciones.
adentrándonos en el basto mundo de los exvotos, imágenes plasmadas en sencillas láminas, como signo y expresión de gratitud con Dios y la intercesión de nuestra Santísima Madre; auténticas reliquias, contenidas y guardadas en el archivo de exvotos, dándonos ocasión para compartir, en esta ocasión, un poco sobre el gesto maravilloso de Dios hacia el Sr. Federico, y su deseo por recobrar su salud ante su difícil situación.
El exvoto se expresa así: ¡LO QUE ES IMPOSIBLE A LA TIERRA AL CIELO NO LE ES!
“Federico González López, de Purísima del Rincón, sufrió 6 años con intervalos graves de muerte, una inflamación en el hígado, la que luego se confirmó en fistula hepática, no daba esperanzas de alivio. Pasó a la capital de la República y fue curado por eminentes médicos de aquella facultad, habiendo sufrido muchas operaciones que casi en cada una de ellas moría. Su padre afligido y viendo que en lo humano no encontraba remedio el mal de su hijo, pidió a Dios el remedio por intercesión de su inmaculada Madre la SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA en su advocación de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, y tiene el gusto de tenerlo en el seno de su familia vivo y sano.
Bendito por siempre sea Dios que en su misericordia concedió a la humanidad una Santísima Virgen Madre tan buena y de un corazón que es todo amor para sus hijos; por tal favor le consagra el presente como eterno reconocimiento de su gratitud quedando en su SANTUARIO para honor y gloria de la que es protectora universal en todas las necesidades.
Degozo se llena mi corazón, al saber que bendices a esta hermosa nación, que ve en esos ojos, todo el cariño que tienes hacia nosotros.
No es mi boca la que proclama estás palabras, es mi alma la que se llena de gracia al ver cuál hermosa eres, para Dios, tú fuiste la escogida para protegernos, cuál bella flor que en un jardín a Dios enamoró.
Concédenos tu protección, para no caer en la tentación, solo somos peregrinos, y pedimos nos cubras con tu sagrado manto del maligno.
Ayúdanos y cuídanos madre nuestra de San Juan, míranos con compasión, al pie de tu altar.
Por tu santísima concepción que recibiste y la fe que tú nos diste, te suplicamos nos libres del trago amargo, nos bendigas y nos concedas cuál primer milagro hiciste.
MARTES 1
Inicio del Quincenario de la Virgen de San Juan, misa 7:30 p.m.
VIERNES 4
Día del Sacerdote.
SÁBADO 5
DEDICACION DE LA BASILICA DE SANTA MARÍA LA MAYOR.
DOMINGO 6
LA TRANFIGURACIÓN DEL SEÑOR.
MARTES 8
Concelebración del Clero de Catedral: Misa, Salve y Coronita a la Virgen de San Juan, 7:30 p.m.
SÁBADO 12
SANTA MARÍA EN SÁBADO.
MARTES 15
SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA A LOS CIELOS.
119° Aniversario de la Coronación Pontificia de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos.
MIÉRCOLES 16
Aniversario de Ordenación de los Sres. Cangos. Jaime Gutiérrez y Antonio Márquez.
SÁBADO 19
SANTA MARÍA EN SÁBADO.
MARTES 22
NUESTRA SEÑORA, MARÍA REINA.
SÁBADO 26
SANTA MARÍA EN SÁBADO.
SÁBADO 2
SANTA MARÍA EN SÁBADO.
MARTES 8
FIESTA DE LA NATIVIDAD DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA.
CONCELEBRACIÓN DEL CLERO DE CATEDRAL: MISA, SALVE Y CORONITA A LA VIRGEN DE SAN JUAN, 7:30 P.M.
V. Por tu limpia Concepción y Belleza sin igual, R. Cúbrenos con tu manto Madre Santísima de San Juan.