MILICIAS CANARIAS Y PAISANAJE

LVX NIVARIENSIS La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife en su 240º aniversario

Daniel García, Cristina Ginovés y Zulaika Navarro (eds.)

REAL SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS DE TENERIFE

Lux nivariensis.

La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife en su 240º aniversario © De la edición: Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife © De la edición y el prólogo: Daniel García Pulido, Cristina Ginovés Obón y Zulaika Navarro Abreu © Del prefacio: Jorge E. Domínguez Padrón © De los textos: los autores Primera edición, 2016 ISBN: 978-84-617-7323-7 Depósito legal: TF 918-2016

Índice Prefacio............................................................................................................................................

11

Introducción.............................................................................................................................

13

Prisioneros de la Guerra de la Convención en Canarias.

Experiencia de un cautiverio [Jonás Armas Núñez].................................

17

El Teide, emblemas y masonería [Consuelo Conde Martel]...................

31

Milicias canarias y paisanaje en la isla de Tenerife (1769-1799) [Amós Farrujia Coello]..........................

59

Arte y artistas en los inicios de la Real Sociead Económica de Amigos del País de Tenerife [Juan Alejandro Lorenzo Lima]......

77

Apuntes para la biografía de Cesáreo Agustín de la Torre y Zeballos, socio fundador de la rseapt [Alejandro Martín Perera].....................................................................................................

97

Nihil novum sub sole. Un episodio de corrupción lagunera: Las fechorías de Bigotillos del Fondo Nava [José Antonio Ramos Arteaga].............................................................................................. 119 Una sublimada escultura napolitana de San Ignacio de Loyola [Carlos Rodríguez Morales]...................................... 143 El fondo documental de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife: una propuesta inicial de cuadro de clasificación funcional [Febe Fariña Pestano]....................................................... 155 La expulsión de los jesuitas de La Laguna (inventario de los bienes de la Casa-Colegio) [Enrique Roméu Palazuelos, texto anotado y actualizado por Daniel García Pulido].................................... 177

Milicias canarias y paisanaje en la isla de Tenerife (1769-1799) Amós Farrujia Coello1 Introducción Las milicias canarias fueron muy relevantes para la defensa de las islas, más aún al ser estas un territorio de frontera en permanente estado de alerta. Piratas, berberiscos, portugueses, franceses, holandeses e ingleses (posteriormente británicos) acecharon y atacaron prácticamente todas las islas en los tres siglos que comprenden la Edad Moderna. Realizar un estudio evolutivo en profundidad de estas milicias durante este período es imposible debido a la carencia de estudios sobre los mismos a pesar de la creencia contraria.

En efecto, el voluminoso trabajo de Antonio Rumeu de Armas, Piratería y ataques navales contra las Islas Canarias (1947) y el de Dacio Victoriano Darías Padrón, Sumaria historia orgánica de las milicias canarias (19511955), han sido el referente hasta el presente sobre estos temas. Pero, como explicaba el mismo Rumeu: «Un estudio a fondo de [las] milicias no podrá hacerse sin consultar página a página todos los Libros de Acuerdos del Cabildo de Tenerife, tarea que sobrepasa el ámbito de este libro» (Rumeu de Armas, 1947: iii, 112). Por tanto, se hace necesario un estudio completo de las milicias canarias en los siglos xvi, xvii y xviii en el período moderno, incluso también de las del siglo xix, aplicando los nuevos avances metodológicos y aportando visiones novedosas (estudios sociales, económicos, políticos).

Doctorando en el programa de doctorado Islas Atlánticas: Historia, patrimonio y marco jurídico institucional por la Universidad de La Laguna.

1

59

Amós Farrujia Coello

Desde la década de 1980 hasta el día de hoy se han realizado algunos trabajos aislados de milicias, la mayor parte de los mismos centrados en el siglo xviii, siendo el siglo xvii el gran desconocido2.

Archivos y milicias canarias Es probable que uno de los elementos que más hayan contribuido a la carencia de estudios sobre las milicias sea precisamente la elevada dispersión documental sobre las mismas en diversos archivos, tanto locales como peninsulares, además de las pérdidas de documentación a consecuencia de traslados, expurgos, incendios…

He podido rastrear y localizar documentación sobre milicias en no menos de seis archivos solo en Tenerife, más otros tres en la península: Archivo de la Casa-Fuerte de Adeje, Fondo Antiguo de la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife situada en el Tenerife Espacio y Artes (tea), Archivo Municipal de La Laguna, Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife, Archivo Militar Intermedio (aimc) y Archivo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, además del Archivo General de Simancas, Archivo Militar General de Segovia y el Archivo Militar General de Guadalajara3. La gran cantidad de documentación sobre Sobre el siglo xviii, véase Álamo Martell (2000); Béthencourt Massieu (1999: 169‑176); Hernández Morán (1982); Luxán Meléndez & Bergasa Perdomo (2008: 1729‑1763); Solbes Ferri (2012: 89-121); Vega Viera (1993: II, 439-458); Arbelo García (2003: 7-25).

Para el siglo xvi destacan los trabajos de Alfaro Hardisson (1999: 265-286, y 2001: 93-105); Farrujia Coello (2013: 161-192). Sobre el siglo xix los estudios también son escasos: Abad Ripoll & González Pérez (2006: 455-475); Benito Sánchez (2008: 400-413; Castellano Gil & Clar Fernández (2009).

2

Debemos diferenciar entre los archivos estatales y civiles de los militares, que dependen de una reglamentación muy específica, concreta y más opaca, fragmentada además en tres partes (Ejército de Tierra, del Aire y Marina independientes entre sí). La reglamentación de los archivos militares españoles llegó tarde, con el Real Decreto 2598/1998, de 4 de diciembre por el que se aprueba el Reglamento de Archivos Militares anulándose la anterior normativa,

3

60

Milicias canarias y paisanaje en la isla de Tenerife (1769-1799)

las milicias canarias custodiada en los archivos peninsulares ha supuesto un gran problema para los historiadores debido a la lejanía y volumen de los mismos. Otro problema no menor es el expurgo realizado en el archivo de la Capitanía General de Canarias a comienzos del siglo xx y la fragmentación del resto de la documentación que fue trasladada progresivamente a los archivos canarios anteriormente citados. A modo de ejemplo he podido consultar información procedente de una misma serie documental (los estados cuatrimestrales de milicias) en no menos de tres archivos diferentes.

La falta de un mismo sistema de catalogación para todos los archivos y el lento proceso de descripción de los fondos que todavía continúa en varios de ellos también supone un hándicap para el investigador. En definitiva, la investigación sobre las milicias canarias se convierte en una tarea harto complicada.

En los archivos tinerfeños sin duda uno de los más importantes por el volumen y calidad de documentación que guarda sobre las milicias es el de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife. Conserva el Reglamento de Milicias Canarias. 1771, cartas, informes de milicias, problemas de jurisdicción, planes de defensa y los estados cuatrimestrales de milicias. Estos estados, muy importantes para conocer la evolución de las

muy primitiva, que databa de finales del siglo xix. Con el Real Decreto 1674/2011, de 18 de noviembre, se crea el Archivo General e Histórico de Defensa y desde mayo de 1999 hasta diciembre de 2012 se han publicado 23 boletines informativos del sad (Sistema Archivístico de Defensa). La reglamentación clasifica los archivos militares en tres tipos: Nacionales, Intermedios y Científicos, cada uno con su propia reglamentación. Por lo que respecta a Canarias, el Archivo Militar de Santa Cruz de Tenerife y el Archivo Naval de Las Palmas de Gran Canaria están considerados como intermedios, lo que quiere decir que cada cierto tiempo la documentación guardada en ellos puede ser requerida y trasladada a los archivos militares nacionales, como ya ha pasado con los expedientes personales de las milicias y militares canarios desde el siglo xviii hasta nuestros días y que se custodian actualmente en el Archivo General de Segovia y en el de Guadalajara, suponiendo esto más trabas para los investigadores canarios. Por ello, la documentación sobre milicias canarias que se custodia en esos archivos lleva «durmiendo el sueño de los justos» desde hace muchos años a causa de la lejanía y volumen de los mismos desde el punto de vista de un historiador canario.

61

Amós Farrujia Coello

milicias, se hallan dispersos en varios archivos pero la gran mayoría de ellos se conservan en la Real Sociedad Económica. Son estados para los siglos xviii y xix que resultan centrales para cualquier estudio que se quisiera realizar sobre las milicias. Por desgracia, consultando los archivos canarios, por el momento solo he podido hallar un 11% del total de los estados cuatrimestrales de milicias que debió existir para el período 1769-1799. En definitiva, el estudio de las milicias no se puede realizar de manera satisfactoria y completa sin la consulta del archivo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife.

Milicias canarias, 1769-1799 La falta de estudios previos de milicias durante gran parte de la primera mitad del siglo xviii dificulta poder calibrar adecuadamente las reformas de las milicias realizadas a partir de la llegada de Nicolás de Macía Dávalos a Canarias en 1769. Estas supusieron la primera gran reglamentación y ordenación de las milicias de Canarias en su historia. Antes de la misma existían una serie de regimientos de milicias repartidos por las diferentes islas del archipiélago con un número variable de compañías y milicianos.

Aparte de no seguir la Ordenanza de milicias de 1734 dada para las milicias en la Península, los análisis detallados de algunos estados cuatrimestrales que han sobrevivido de la primera mitad de la centuria, alguno de ellos conservado en el archivo de la Real Sociedad Económica, demuestran que los regimientos tenían un número muy variable de compañías, entre once y veintiuna. El número de milicianos también variaba de una unidad y otra, 1200 hombres encuadrados en catorce compañías del regimiento de milicias de La Orotava en 1739, los 1619 milicianos en quince compañías en el regimiento de Abona en 1769 o los 2172 milicianos en veintiuna compañías en el de Fuerteventura de 17574.

Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife (en adelante, ahpt), fondo Zárate-Cólogan, sin clasificar, s/f; y rseapt, fondo Rodríguez Moure, sign. RM. 111, f. 9rº.

4

62

Milicias canarias y paisanaje en la isla de Tenerife (1769-1799)

La reforma de Macía Dávalos pretendía reformar y homogeneizar todo el sistema defensivo canario. La fecha de actuación no es inocente. Si en 1762 España perdía momentáneamente las plazas de La Habana y Manila en el marco de la Guerra de los Siete Años (1756-1763), devueltas tras la Paz de París de 1763, en 1766 veía la luz la Ordenanza de Milicias Provinciales para la Península que era una actualización de la del año 1734. En los dominios españoles en América el mariscal O´Reilly empezó a redactar el Reglamento para las milicias de infantería y caballería de la isla de Cuba en 1764, que fue publicado en 1769, aplicándose progresivamente al resto de las milicias americanas en las tres décadas siguientes. En Canarias, Dávalos comenzó a revisar el estado de las defensas y a redactar el reglamento canario en 1769, viendo la luz en 1771. De esta manera queda evidenciado el gran esfuerzo reformador miliciano en el reinado de Carlos iii, las fechas clave de 1766, 1769 y 1771. Todo ello para potenciar y homogeneizar el sistema miliciano en la medida de lo posible a una escala verdaderamente global, de hecho era la primera vez que se intentaba. El objetivo final era lograr que estas milicias pudieran estar mejor equipadas y preparadas para hacer frente al mayor rival de la monarquía española, Gran Bretaña.

Dávalos pasó varios años visitando las Canarias, ordenando la realización de padrones de población para así poder conocer el factor humano con que podía contar para levantar esas nuevas unidades de milicias. Este padrón es prácticamente desconocido por la historiografía canaria siendo el más famoso el de 1779, de naturaleza civil, custodiado en la Real Sociedad Económica y que se encuentra digitalizado, pero ocho años antes se formó el ordenado por Dávalos para cada una de las siete islas de Canarias. De nuevo el problema es la dispersión y supervivencia de las fuentes documentales. En el Archivo Municipal de La Laguna se conserva el que hace referencia a La Laguna, dividida en parroquias donde a su vez se describe el número de vecinos dentro de esa circunscripción, su nombre, edad, y algunas veces su oficio o parentesco5. El resto de los Archivo Municipal de La Laguna (en adelante, amll), fondo del Antiguo Cabildo, sign. i-vii, 24. Fecha, 3 de noviembre de 1770. «Expediente formado del vecindario de esta 5

63

Amós Farrujia Coello

padrones por el momento es desconocido aunque seguramente sea posible hallar alguno más.

Dávalos se dirigió al Cabildo tinerfeño para explicar la misión que le había encomendado la corona después de haber realizado los padrones: Mui señor mío: Arreglándome a las Órdenes e Instrucciones del Rey con que me hallo para poner y formar los Regimientos de estas islas en cuanto fuere dable y permitieren las circunstancias del País al pie, y método de los de España, encuentro en esta Ysla de Tenerife, según el total de su vecindario, personas útiles que podrían resultar por un cálculo prudencial, y establecidas como lo están ya algunas compañías, y medias de Artilleros Milicianos Provinciales, en los parajes que se necesitan para el servicio y manejo de la Artillería, solo podrán quedar en ella (para serlo sustancialmente) cinco Regimientos de Milicias Provinciales, compuesto cada uno de dichos Regimientos de Milicias Provinciales de 816 plazas, exclusos oficiales, sargentos y tambores, divididas dichas plazas en ocho compañías más, la una de granaderos, y la otra de cazadores, cuyos oficiales de estas dos últimas compañías tienen asiento en Plana Mayor; y lo participo a V. S. para su Inteligencia y conocimiento como capital que es de toda la isla [...]6.

Por fortuna también se conserva el documento en el que consta una información similar presentada al Cabildo de Gran Canaria, de especial valor ya que el archivo del cabildo de esa isla se perdió hace mucho tiempo: Yo el infraescripto escribano público del número de esta isla por S. M: y mayor del cabildo y Ayuntamiento de ella, certifico a los señores que la presente vieren, como en el expediente, que se titula Nuevo pie de los regimientos de milicias y propuestas de capitanías del folio veinte y cuatro, se halla la carta original del thenor siguiente:

Ciudad, sus arrabales, pagos, barrancos de orden del señor Inspector General de las Milicias y Tropa de estas Islas) y segundo comandante en ellas, por S. M.».

6

amll, fondo Ossuna, sign. Caja 25, carpeta 30. La Laguna, 2 de marzo de 1771.

64

Milicias canarias y paisanaje en la isla de Tenerife (1769-1799)

Muy señor mío: Arreglándome a las Instrucciones, y ordenanzas del Rey con que me hallo, para poner , y formar, en cuanto fuere dable, y permitiere las circunstancias del país, el pie y método de las de España, y sus ordenanzas, considero, que según el total vecindario de esta Isla de Canaria, personas útiles, que por un cálculo prudencial, resultará de él, y formadas como lo están ya dos compañías de artilleros milicianos en esta capital, podrán subsistir los tres regimientos, que antes había, con la diferencia en el nuevo pie, de que cada uno de dichos Regimientos se ha de componer de novecientas sesenta plazas de fusil (inclusos oficiales, sargentos y tambores) divididas dichas plazas en ocho compañías de fusileros en las que se incluyen dos compañías más, la una de granaderos, y la otra de cazadores, [...] Ciudad de Las Palmas de Canaria, 1º de mayo de mil setecientos setenta y dos. Nicolás de Mazía Dávalos. Según así consta, y parece del dicho legajo de Cartas al cual me remito [...] a trece de enero de mil setecientos ochenta y tres7.

Finalmente, Dávalos estableció las milicias canarias de la siguiente manera: en la isla de Tenerife cinco regimientos de milicias provinciales (La Laguna, La Orotava, Güímar, Garachico y Abona), tras haber suprimido tres, los de Tacoronte, Forasteros y el de Caballería. En Gran Canaria mantuvo los tres regimientos existentes (Las Palmas, Telde y Guía), en La Palma, Fuerteventura y Lanzarote un regimiento para cada isla, en La Gomera seis compañías y en El Hierro cuatro. Todo ello sin contar las compañías de artillería de milicias. En total, once regimientos de milicias provinciales más diez compañías sueltas, lo que hacía 98 compañías y más de diez mil milicianos (Solbes Ferri, S., 2012). Además, cada regimiento formaba un batallón que estaba estructurado en ocho compañías. Algunos autores citan diez compañías al añadirles además una compañía de granaderos y otra de cazadores pero en realidad eran las referidas ocho compañías. En cada una de ellas había un número determinado de plazas compuestas en su mayoría por fusileros pero también granaderos y caza Museo Militar de Almeyda. Archivo Militar Intermedio (en adelante, aimc), sign. Caja 1092, carpeta 9, ff. 8rº-9rº.

7

65

Amós Farrujia Coello

dores. Lo que solían hacer los mandos militares era extraer todos los granaderos y cazadores de las distintas compañías para formar una compañía de granaderos y otra de cazadores, de ahí la confusión, pero está claro, y el Reglamento de Milicias de 1771 así lo atestigua, que un regimiento lo formaban ocho compañías.

Como se ha visto, los regimientos se componían de un número de hombres variable según el vecindario, idealmente 816 plazas en los regimientos de Tenerife, 960 en los de Gran Canaria. En realidad raramente alcanzaban esas cifras, oscilando entre los 770 en los de Tenerife y 910 en los de Gran Canaria. Muchos fueron los factores que incidían en esto: movimientos de la población (factor emigratorio, traslado de vecindario, fallecimientos…).

Una vez finalizado el establecimiento de la nueva planta de milicias, Dávalos concluyó su misión, regresando a la Península en 1774. Las siguientes dos décadas vieron un lento declive de estas milicias. Si en la década de 1770 se puso mucho interés –y dinero– en las reformas, a finales de la década de 1780 y comienzos de 1790 la situación se había deteriorado.

Los milicianos no habían recibido nuevos uniformes ni armas y la intensa emigración se estaba cebando con las dotaciones de los regimientos sobre todo en la isla de Tenerife. Si la presencia del Ejército Real era escasa en el Archipiélago –se circunscribía al batallón de infantería de Canarias creado a finales de 1792–, las milicias se hallaban desgastadas aunque siguieron siendo la principal línea de defensa. En una época de crisis como fue la Revolución francesa en 1789 y la posterior guerra de la Convención (17931795) en la cual participó España dentro de la i Coalición contra Francia, al comandante general de Canarias, D. Antonio Gutiérrez le preocupaba la defensa de las Islas. En 1794 había enviado al Ejército del Rosellón, más tarde de Cataluña, un cuerpo expedicionario formado por el batallón de infantería de Canarias y los milicianos granaderos y cazadores, debilitándose considerablemente la defensa de las Islas, sobre todo de la de Tenerife.

Por ello decretó el alistamiento de toda la población de armas tomar para dicha isla.

66

Milicias canarias y paisanaje en la isla de Tenerife (1769-1799)

Las listas de paisanaje en Tenerife de 1793 y 1795 El paisanaje en Canarias fue un fenómeno prácticamente desconocido hoy día. Existen estudios en la Península como los realizados por parte de Carmen Corona Marzol (1999: 377-390; 2001:377-398; 2009:437‑458; 2012: 107-121). Por el momento solo hay constancia documental de que se hubiera decretado el alistamiento de paisanaje, en las Canarias, en Tenerife y para el que contamos con algunos estudios introductorios (Farrujia Coello, 2016a: 361-377; 2016b: 16, 125-144).

Según el Diccionario de la lengua castellana compuesto por la Real Academia española de 1791, el término «paisanaje» hacía referencia a «la gente del país, a distinción de los militares». Y la segunda acepción de la palabra «paisano: llaman los soldados a qualquiera que no es militar en los parages por donde transitan, o en donde se aquartelan».

El Servicio Histórico Militar explica que los paisanos eran cuerpos o agrupaciones de ciudadanos o paisanos más o menos armados, sometidos a la disciplina militar, que de modo eventual o accidental eran utilizados en los servicios y misiones propias del ejército, de forma auxiliar o complementaria8.

El paisanaje era la última línea de defensa, el último recurso. Era movilizado en aquellas regiones que se veían directamente afectadas por la guerra, como fue el caso navarro o catalán durante la guerra contra la Convención francesa. Para Corona Marzol, el paisanaje era los «vecinos en armas que representaban los aspectos más populares y castizos de las milicias urbanas. El paisano era aquel que no llevaba uniforme, y que por lo tanto no era considerado militar» (Corona Marzol, 1999: 447). La tipología era muy variada, migueletes y somatenes en Cataluña, «llamada en apellido o alarde» en Navarra, etc.

Precisamente por los mismos años se decretaba el alistamiento del paisanaje en Canarias. En todos estos casos existía de fondo un problema Campañas en los Pirineos a finales del siglo xviii. 1793-1795, Estado Mayor Central del Ejército, Servicio Histórico Militar, Madrid, 1954, vol. i. Campaña del Rosellón, p. 140.

8

67

Amós Farrujia Coello

común que era la incapacidad del ejército real para asegurar las fronteras.

Como explica Lluís Roura: Especialmente en los territorios fronterizos y a medida que se constataba la gravedad de las limitaciones del ejército [en la guerra del Rosellón] y de la incapacidad del gobierno para hacer realidad sus intenciones, la capacidad de movilización popular armada adquirió un claro protagonismo (Roura, 2000: 75).

En Canarias la documentación que por el momento he hallado sobre el paisanaje se encuentra en tres archivos: el Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife, el Fondo Antiguo custodiado en el tea y el más importante archivo, el de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife. Y este último centro destaca porque es el que mayor documentación custodia a este respecto. En efecto, las listas de paisanaje de 1795 se encuentran conservadas aquí. Por desgracia la lista está incompleta y por el momento solo ha aparecido la mitad, la que corresponde a todo el norte de Tenerife exceptuando las ciudades de La Laguna y Santa Cruz. Sobre las poblaciones del sur la lista solo aporta algunos datos pero es evidente que faltan otros muchos. Además de las listas, se conserva una serie de disposiciones y un gran número de correspondencia que versó sobre el alistamiento, por lo que este archivo destaca sobre los demás en importancia documental sobre el paisanaje.

A raíz de la guerra contra la Convención francesa en 1793 y el debilitamiento de las fuerzas defensivas en Tenerife, el comandante general por entonces, D. Antonio Gutiérrez ordenó a los alcaldes de la isla hacer alistamiento de los hombres aptos para tomar las armas desde los dieciséis hasta los cincuenta y seis años de edad9. Este reclutamiento se formó en dos listas en 1793, con un total de 6.642 individuos. Por desgracia, solo se ha conservado una parte detallada de las listas de algunos pueblos con los paisanos, sus nombres, oficios, estado civil y otros datos. La información 9

ahpt, fondo Zárate-Cólogan, sign. caja 1.120, s/f. Fecha, 27 de junio de 1793.

68

Milicias canarias y paisanaje en la isla de Tenerife (1769-1799)

recogida era tan poco sistemática que no es extraño que el comandante general ordenase nuevo reclutamiento del paisanaje en 1795: Hago saber a los Alcaldes y demás personas que ejercen en esta isla la Real Jurisdicción: [Por] ser necesario rebatir cualquier tentativa de los enemigos de la Corona, y evitar toda confusión en caso de una repentina alarma; que el cuerpo de paisanos capaz de tomar armas este bien organizado […], destinando algunas subdivisiones para la conducción de los prisioneros de guerra (se ha tenido) por conveniente se forme nuevo alistamiento de todos los paisanos de esta isla […] siguiendo el mismo orden de demarcación que las compañías [de milicias] de estos regimientos. Todo […] a la mayor defensa y seguridad de esta isla […]»10.

El nuevo alistamiento del paisanaje abarcaba a los individuos con edades comprendidas entre los quince y los sesenta años de edad. Por el momento no ha sido posible encontrar el documento que mencione el número total de alistados en la isla, solo tenemos el recuento pormenorizado de algunos de los pueblos y en total señalan 2.462 individuos. Debido a que por ese entonces se hallaba enfermo el comandante general, este comisionó al marqués de Villanueva del Prado para llevar a cabo el alistamiento. Esto es una diferencia respecto al paisanaje movilizado en la península ya que allí era el ayuntamiento el que se encargaba de la dirección del paisanaje y además eran fuerzas que permanecían bajo su mando, independiente del militar. En el caso canario todas las fuerzas militares estaban organizadas por y bajo las órdenes del comandante general.

La operación se llevó a cabo siguiendo unas instrucciones explicadas por dicho marqués y repartidas a cada alcalde mayor de la isla. La lista se componía de una serie de casillas a rellenar por los alcaldes según el título que iba sobre cada columna. La primera de ellas se dedicaba a colocar el nombre de los paisanos que existía en la jurisdicción de dicho alcalde real desde la edad de los quince hasta la de los sesenta años. En la siguiente casilla se anotaba la edad del individuo, en la tercera su salud, rseapt, fondo Rodríguez Moure, sign. RM 117, ff. 86vº-87rº.

10

69

Amós Farrujia Coello

reduciéndose a tres posibilidades: robusta, buena o achacosa según el estado habitual de la persona. En la cuarta casilla se indicaba el oficio del paisano, «usando la voz Jornalero en caso de que aquel individuo no tenga otro modo de ganar la vida». En la quinta se especificaba el estado: soltero, casado o viudo.

La sexta casilla es muy relevante para la historiografía, pues trata sobre la movilización de «mujeres de ánimo varonil» para la defensa de la isla.

Según reza el apartado: En la sexta casilla se expresará por guarismos el número de Mugeres que haya en la familia de aquel mismo paisano, capaces de emplearse, en caso necesario, en la conducción de Víveres y Municiones de Guerra, lo que deberá graduarse por su robustez y disposición corporal, por su ánimo varonil, y por los trabajos del Campo, u otros recios que acostumbre ejercitarse, pues aunque el paisano cuyo nombre se haya colocado al principio tenga Mujer, Hijas u otras familiares, si estas son delicadas y solo se ocupan en las tareas domésticas propias de su sexo, deberá ponerse un cero en esta casilla, del mismo modo que si no hubiese mujer alguna.

Las mujeres no combatirían pero sí prestarían un apoyo muy importante en la defensa. Este es un rasgo que diferencia al paisanaje canario del resto movilizado en la Península, ya que allí, según las investigaciones publicadas, nunca se realizó una movilización de las mujeres. Posiblemente las aguadoras que se movilizaron para suministrar líquido a los defensores en las montañas el día 22 de julio de 1797 para hacer frente a los desembarcos británicos en Santa Cruz de Tenerife eran paisanas alistadas previamente.

En la séptima casilla se indicaba el domicilio del paisano, en la siguiente el número de la compañía del Regimiento de milicias provinciales a cuya demarcación estuviere comprehendido aquel domicilio. Siguiendo el número de las compañías estas podía ser desde la primera hasta la octava.

Y aquí encontramos otra diferencia respecto al paisanaje en la Península.

Aquí el paisano estaba circunscrito a los regimientos de milicias mientras 70

Milicias canarias y paisanaje en la isla de Tenerife (1769-1799)

que en la península existía una clara separación entre miliciano y paisano y orgánicamente no dependía uno de otro. En el caso canario se puede apreciar claramente como el alistamiento y encuadramiento del paisano dependía de la organización del regimiento de milicias. Las siguientes casillas estaban dedicadas a contabilizar el número y tipo de armas que poseían: fusiles, escopetas, rozaderas o barras, «y se advierte, que aunque las azadas son de mucha utilidad para el caso de una invasión, no se ha hecho mención a ellas por considerarse que casi todos los paisanos están prevenidos de este instrumento, el cual deberán tener pronto para cuando se les mande». En la última y décima casilla se hacía referencia a las caballerías de transporte del miliciano, distinguiéndose entre mayores y menores. Así, en la primera colocarían a caballos, mulos… mientras que en la segunda figurarían los borricos. La instrucción terminaba comunicando que: […] si llegare la ocasión de que todos nos reunamos para contribuir según nuestras fuerzas a la defensa de nuestros propios hogares, de cuya conservación depende en el día el que podamos vivir de aquí adelante en el seno de nuestras familias, en la posesión tranquila de nuestras propiedades, en el goce de las franquicias con que nos favorece el paternal gobierno de nuestros Soberanos, y aún en el libre ejercicio de la verdadera Religión que profesamos, y a la que deben ceder todas las demás consideraciones e intereses. Nuestro señor guarde a V. M. muchos años. La Laguna 26 de marzo de 1795.

En este artículo no es posible abordar el análisis detallado de los dos listados de paisanaje de los años 1793 y 1795, pero sí que es posible reflejar aquí la importancia que tiene el estudio de esta información para conocer la sociedad tinerfeña en el período finisecular del xviii. En efecto, el análisis de miles de hombres y mujeres de aquella sociedad, sus nombres, edades, oficios, salud, estado civil, lugar de residencia y armas o animales que poseían puede deparar un gran avance en la investigación de este período y más aún si es comparado con otras fuentes como el padrón de 1779. El mayor hándicap es que la lista se encuentra por el momento incompleta.

71

Amós Farrujia Coello

Conclusiones A lo largo de este trabajo se ha querido exponer someramente algunas cuestiones y problemáticas relacionadas con la investigación en archivos para centrar el análisis en las milicias canarias y el paisanaje, dos elementos defensivos muy importantes para el archipiélago y sobre todo para Tenerife. Destacan las reformas milicianas llevadas a cabo durante el reinado de Carlos iii a lo largo y ancho de su imperio y en fechas muy próximas unas de otras. El reglamento de milicias canario consiguió por primera vez ordenar las milicias de una forma que no se había logrado hasta la fecha desde su creación a mediados del siglo xvi. Por otro lado, el paisanaje fue una medida desesperada tomada en un tiempo de crisis y conflictos bélicos que alcanzarían su clímax en las guerras napoleónicas para intentar asegurar la defensa de una isla como Tenerife, muy alejada de la metrópoli, y que casi se tenía a sí misma para asegurar su propia defensa. Siguiendo estas dos líneas de investigación todavía en curso pretendo destacar la importancia de la documentación que de este tipo se encuentra custodiada en el archivo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife no solo para estos temas ya citados, sino para construir una historia más elaborada del pasado canario.

Bibliografía Abad Ripoll, E. y González Pérez, P. B., 2006, «Las milicias canarias durante el reinado de Isabel ii», en La Era Isabelina y la Revolución (1843-1875), Cátedra «General Castaños», Actas de las xiii Jornadas Nacionales de Historia Militar, Sevilla, 13-17 de noviembre de 2006, pp. 455-475. Álamo Martell, M. D., 2000, El capitán general en Canarias en el siglo xviii, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria.

Alfaro Hardisson, E., 1999, «Aspectos sociales y políticos de las milicias tinerfeñas en la segunda mitad del siglo xvi», Estudios Ca72

Milicias canarias y paisanaje en la isla de Tenerife (1769-1799)

narios. Anuario del Instituto de Estudios Canarios, La Laguna, xliv, pp. 265‑286.

—, 2001, «Las Milicias de Tenerife en el siglo xvi», en Curso Sociedad y Milicia en Canarias. Siglos xvi-xix, Cátedra Cultural «General Gutiérrez», Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, nº 4, pp. 93-105.

Arbelo García, A., 2003, «Milicias, fortificaciones y vida cotidiana en la isla de La Palma durante el Setecientos: una visión sociopolítica a través de la correspondencia privada (1764-1767)», Revista de Historia Canaria, Servicio de Publicaciones de la Universidad de La Laguna, nº 185, pp. 7-25.

Benito Sánchez, M., 2008, «Las milicias canarias y la defensa del territorio a principios del siglo xix», en Canarias y la Guerra de la Independencia, Boletín de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, La Laguna, pp. 400-413.

Béthencourt Massieu, A. de, 1999, «La revista del regimiento de Telde de 1757. Aportación a la historia de las milicias provinciales de Canarias», Vegueta, nº 4, pp. 169-176.

Castellano Gil, J. M. y Clar Fernández, J. M., 2009, Los planes de defensa del archipiélago canario en el siglo xix, Ediciones Idea, Tenerife.

Corona Marzol, C., 1999, «Las milicias urbanas de la Baja Andalucía en el siglo xviii. Milicia y sociedad en la Baja Andalucía (siglos xviii y xix)», en viii Jornadas Nacionales de Historia Militar, Cátedra «General Castaños», Sevilla, pp. 377-390.

—, 2001, «Ciudad y guerra: la movilización del paisanaje (1760-1788)», en E. Martínez Ruiz, M. de Pazzis Pi Corrales y J. Torrejón Chaves (coords.), Los ejércitos y armadas de España y Suecia en una época de cambios (1750-1870), Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, Cádiz, pp. 377-398.

—, 2009, «Las milicias urbanas del siglo xviii: compañías de reserva y paisanaje», en J. J. Ruiz Ibáñez (coord.), Las milicias del rey de España. Sociedad, política e identidad en las Monarquías Ibéricas, Efe, Madrid, pp. 437-458.

73

Amós Farrujia Coello

—, 2012, «Mallorca ante la Guerra de la Convención Francesa. Defensas, movilización popular y levantamiento de milicia», Cuadernos de Historia Moderna, vol. xi, pp. 107-121.

Darias y Padrón, D. V., 1951 y 1955, Sumaria historia orgánica de las milicias canarias, Las Palmas de Gran Canaria, El Museo Canario.

Estado Mayor Central del Ejército, 1954, Campañas en los Pirineos a finales del siglo xviii. 1793-1795, Madrid, Servicio Histórico Militar, vol. i, Campaña del Rosellón.

Farrujia Coello, A., 2016a, «Estudio social de la isla de Tenerife en 1795 a través de fuentes militares: el paisanaje», en Máximo García Gómez (ed.), Familia, cultura material y formas de poder en la España moderna, Madrid, Fundación Española de Historia Moderna, pp. 361‑377.

—, 2016b, «Ejército, milicias y paisanaje en Canarias en la segunda mitad del siglo xviii», Vegueta. Anuario de la Facultad de Geografía e Historia, Las Palmas de Gran Canaria, nº 16, pp. 125-144.

Hernández Morán, J., 1982, Reales despachos de oficiales de milicias canarias que se custodian en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife. Años 1771-1852, Madrid, Hidalguía.

Luxán Meléndez, S. de y Bergasa Perdomo, O., 2008, «Los recursos para la defensa de Canarias en el siglo xviii: Hacienda Real / Hacienda Local, un marco institucional complejo. Avance de una investigación en curso», en xvii Coloquio de Historia Canario-Americana, Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo de Gran Canaria-Casa Colón, pp. 1729-1763.

Rumeu de Armas, A., 1947, Piraterías y ataques navales a las Islas Canarias, Madrid, Instituto Jerónimo Zurita-csic.

Roura, L., 2000, «Guerra pequeña y formas de movilización armada en la guerra de la Independencia ¿tradición o innovación?». Trienio, Ilustración y Liberalismo, nº 36, Ediciones Clásicas, pp. 65-93.

Solbes Ferri, S., 2012, «La defensa de las Islas Canarias en el siglo xviii: modificaciones presupuestarias para su financiación», en Un Esta-

74

Milicias canarias y paisanaje en la isla de Tenerife (1769-1799)

do Militar. España, 1650-1820, en A. González Enciso (ed.), Actas, Madrid, pp. 89-121.

Vega Viera, V., 1993, «Plan político y plan militar del señor Marqués de Tabalosos», en ix Coloquio de Historia Canario-Americana, Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular de Gran Canaria, Casa Colón, tomo ii, pp. 439-458.

75