Discurso Semana de Inducción 2016 Consejo de Estudiantes de la Salud
Saludamos a las autoridades presentes, docentes, trabajadores y trabajadoras, centros de estudiantes y a mechones y mechonas: Felicitaciones por ingresar a la universidad, sean bienvenidos y bienvenidas a nuestra comunidad. Este es un momento que cada cual vivirá de manera única. Para algunos será una etapa más en una larga y exitosa carrera académica, mientras que para otros será un sueño volviéndose realidad frente a sus ojos. Y me quiero detener en esto, pues eso responde en gran medida a sus personalidades y a sus historias, pero no podemos cegarnos frente a una verdad que es evidente; el acceso a la Universidad, y sobre todo a una de las facultades más demandadas no es para todos ni para todas. Dentro de los más de 252.000 estudiantes que rindieron la PSU 2015, ustedes lograron los puntajes más altos en una fuerte selección para ingresar a una universidad pública y ser futuros profesionales de la salud. Algunos lograron el puntaje óptimo inmediatamente después del colegio, otros después de varios intentos y frustraciones se esforzaron para lograrlo y algunos ingresaron desde otras carreras o bachillerato para cumplir su sueño. Queremos realizar una mención especial a quienes ingresaron a través de los cupos del Sistema de Ingreso Prioritario de Equidad Educativa. Desde ya les entregamos nuestro respaldo para velar por el cumplimiento de las medidas de apoyo que se les ha comprometido a ustedes por parte de las autoridades de la facultad. Como decíamos, hay una realidad que no podemos callar; las Universidades Tradicionales, la Universidad de Chile y, particularmente esta facultad, concentran a los quintiles más acomodados. Asimismo, no es casualidad que la matrícula de medicina tenga más hombres y la de obstetricia, más mujeres. Tampoco es casualidad que algunas personas deban dejar sus hogares para venir a la capital a estudiar. Estar aquí implica, por sobre el mérito personal, la conjugación de un sin número de factores: la suerte de haber crecido en una familia que nos permitió el tiempo mínimo para estudiar, de haber pertenecido a un buen colegio, de haber podido pagar un buen preuniversitario, en fin, es, para la gran mayoría de nosotros, la suerte de encontrarnos en el sector más acomodado de Chile. El movimiento estudiantil lleva años haciendo visible esta situación. Este es uno de los sistemas de educación más segregadores del mundo y la invitación es a cambiarlo de raíz. La juventud debe alzarse contra las injusticias y la acumulación del poder en manos corruptas. El primer paso para ello es comprender nuestro rol: somos agentes de cambio, somos la nueva brisa que viene a oxigenar la sociedad y debemos estar a la altura del desafío. No es sólo la educación, la salud o la vivienda como temas aislados, venimos a proponer un nuevo modelo de vivir que dignifique al pueblo chileno. Buscamos mejorar el estado de salud de las personas, el que no se determina sólo por el buen manejo de un procedimiento, o la lectura constante de las publicaciones y actualizaciones de nuestras disciplinas, sino que desde el derecho a una vivienda digna, a la detención de las alzas al transporte público o el derecho a una educación gratuita que no sólo funcione como una