Libro "La Verdad de Costa Rica"

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Incursión, ocupación, uso y daño del territorio costarricense por parte de Nicaragua

Ahora, en noviembre de 2010, las autoridades de Nicaragua repiten esa gratuita afirmación e incluso fijan 1948 como año de los supuestos trabajos costarricenses que aumentaron el caudal del Colorado y perjudicaron el del San Juan. No citan pruebas ni precisan fechas por la razón, una vez más, de que no existen. Cabe recordar que, justo en 1948, hubo una grave disputa entre Costa Rica y Nicaragua, y Costa Rica invocó con éxito el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), debido a la participación nicaragüense en una invasión a territorio costarricense. Nicaragua, sin embargo, no se refirió entonces, ni una sola vez, a esas hipotéticas obras o acciones costarricenses. ¿No hubiera sido lógico que en 1948 Nicaragua invocara o al menos mencionara en su defensa en la OEA esas supuestas acciones perjudiciales de Costa Rica? Curiosamente no lo hizo, sin duda porque no podía prever que sus gobernantes las inventarían sesenta y dos años después. El 21 de febrero de 1949, Costa Rica y Nicaragua firmaron en Washington el Pacto de Amistad Esquivel‐Sevilla, mediante el cual se comprometían a resolver pacíficamente sus diferencias. Este tratado, que entró en vigencia el 20 de junio de ese año, no hizo tampoco ninguna alusión a esos hipotéticos trabajos de Costa Rica, ni para prohibirlos ni para autorizarlos, como hubiera sido lo normal en caso de que hubieran existido y hubieran originado fricciones. Nicaragua tampoco se quejó de esas supuestas obras, ni se refirió siquiera a ellas en su litigio con Costa Rica en la Corte Internacional de Justicia de 2005 a 2009, a pesar de que hubiera sido lógico que la parte nicaragüense las mencionara y las demostrara documentalmente como medio de hacer ver que Costa Rica se había conducido de modo supuestamente irregular. Pero tampoco entonces Nicaragua hizo la más mínima mención a esas inexistentes actividades costarricenses, simplemente porque nunca habían ocurrido y en consecuencia tampoco le era posible a Nicaragua probarlas. Lo cierto es que, de 1858, en que se firmó el tratado Cañas‐Jerez, no ha habido jamás ni una sola nota de Nicaragua en la que se queje de que Costa Rica se encuentre realizando en el río Colorado obras de dragado u otras que puedan afectar el caudal del río San Juan. Y no se ha quejado porque esas hipotéticas obras costarricenses jamás se han realizado, por más que Nicaragua las invente con efecto retroactivo en 1998 o en 2010.

48 Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto


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