ADM. Y CIENCIAS POLÌTICAS
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BIBLIOTECA
VENTANALES • UNIVERSIDAD CASA GRANDE • AÑO X No 17
caverna
Una moderna
Cuando decidí escribir para esta revista, pensé en motivarme a hablar sobre algo que nos está pasando a muchos estudiantes y visibilizar un problema del que poco se habla. Ser una estudiante universitaria en plena pandemia, en un país de Latinoamérica, te provoca ciertos cuestionamientos: ¿en qué voy a trabajar si están despidiendo a todos?, ¿por qué ya no tengo ganas de hacer nada? La realidad es que ahora nos encontramos en una pandemia y la precariedad laboral, en conjunto con los despidos masivos, se han convertido en el pan de cada día. Semana tras semana hay una manifestación distinta en las afueras de Carondelet, exigiendo pago de sueldos, garantías laborales y una respuesta real de parte del gobierno, pero en su mayoría, no hay respuestas (España, 2020). Este panorama, más allá de ser desalentador, debe ser ignorado al momento de encender la computadora y seguir estudiando. Llega el punto en que toca buscar la motivación debajo de la almohada, para despertar y continuar trabajando en época de crisis. Las clases se han convertido en un panóptico, porque al estar en la cama o en el celular, se repite en tu mente la frase: “Ponte a hacer algo, estás perdiendo el tiempo”; pero ¿cuál tiempo? Se supone que el tiempo se da cuando existe una secuencia de hechos, y para calcularlo también se debe medir la distancia; entonces, ¿qué distancia mido si todo lo hago desde mi casa? El tiempo, en conjunto con el espacio, han sido invadidos. El espacio personal se fusionó con el educativo para reproducir una lógica de producción perversa (Wanschelbaum et al., 2020). Ya no se trata solo de estudiar sin motivaciones, sino de mantenerte competitivo para no perder la carrera. El problema es que estamos en una caverna al puro estilo platónico, donde cada persona tiene su módulo personalizado. No solo