Dualidad Los ortodoxos de la moral nos han instado a tomar el camino del bien o el mal, en el primero recibiremos un premio por vivir nuestra existencia acorde a las reglas, incluso nos prometen un paraíso que no sabemos si existe; el segundo camino nos depara una vida de sufrimiento y dolor tanto en vida como en la muerte, siendo el averno el lugar donde se pasará la eternidad pagando todas y cada una de las culpas que en la efímera existencia se llegan a tener. Dos caminos siempre se van a presentar en la existencia, vivir o morir, guerra o paz, llorar o reír y un sinfín de antinomias que nos conduce a una vida en la cual debemos tomar partido por la una o la otra, incluso aquellos que están en estado de neutralidad solapadamente se inclinan por la más fuerte, sólo que temen reconocerlo porque aquello que no está permitido es vivir en la contradicción. Las antinomias que nos atraviesan asumen formas de combate incesante hasta que alguna de las dos salga vencedora y exponga el cuerpo de la derrotada, para allí erigir un monumento que recordará incesantemente hasta nuestro último respiro nuestra decisión y la recompensa por ella. ¡La dicotomía ha vencido! ¡El orden se mantiene! 8