Adrián García Pérez
Espero a mi gato: Desde pequeño, aun siendo más pequeño siempre me han gustado esos animales de cuatro patas que maúllan por las noches y son capaces de subirse a los más inesperados sitios, así, que la mañana de mi cumpleaños le dije a mi mamá: -¿Puedo tener un gato para mi cumpleaños? Me miró fijamente y me respondió. -Primero habrá que encontrarlo. Me fui a jugar pensando en un gato, no me importaba ni la raza ni el color ni el tamaño. Por mi azotea vi que se acercaba un gatito pequeño con las orejas y el rabo negro. No hacía nada más que maullar .Parecía que me llamaba. Estaba muy delgado así que le metí dentro de mi casa y le di comida y agua. Cuando mis padres lo vieron les agradó sus dos orejas negras y su rabito también negro con un fondo blanco como la espuma. La salchichas que le di se las zampó en un periquete, pero mi mamá me dijo: -Adrián, eso no es comida de gatos. Ven que le compraremos comida, una camita y tarros. Han pasado los meses, casi un año y está muy grande. Le gusta jugar con las pelotitas, beber del grifo y dormir mucho. Es muy cariñoso y tierno. Lo que más me gusta de él es cuando con el ronroneo se tiende en mi barriga y se queda dormido.