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La tienda de antigüedades pág
LA TIENDA DE ANTIGUEDADES
Yolanda Arce Araujo
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Isabel tocó a la puerta de la habitación que ocupa su amiga Clara. El propósito de su visita era convencerla para que juntas fueran a curiosear a una tienda de esas donde venden objetos antiguos.
A Clara no le atraían las antigüedades, le parecía que por la buena calidad de las mismas, eran caras, además ese olor intenso como a humedad que impera en ese lugar decía no era de su agrado.
Erróneamente se imaginaba la clase de personas que en el pasado habían usado esos objetos y según ella, ahora no sabría darle utilidad a alguno de ellos.
A pesar de las críticas negativas de su amiga, Isabel terminó por convencerla para ir. Era un día espléndido con un sol tan brillante que invitaba a salir.
Pronto llegaron a un establecimiento ubicado en el centro de la colonia Roma, era una casona grande y señorial con una fachada muy bien conservada, al entrar se acercó a ellas solícita una mujer alta, delgada, ya de cierta edad, vestida de manera un tanto elegante, llevaba un turbante que le cubría el cabello, a ambas amigas les intrigó su profunda y misteriosa mirada, que impresionadas se voltearon a ver entre sí.
Ella sonriendo les informó, ¡Soy la encargada del lugar, mi nombre Xiomara, sean bienvenidas, estoy a sus órdenes!
La señora hizo un ademán con la mano para indicar que pasaran. ¿buscan algo en específico? Les instó, a lo que ellas solo atinaron a negar moviendo la cabeza. Les sugirió: ¡pueden ir directo al fondo de la tienda ahí se encuentran objetos interesantes que les podrán gustar!
Se dieron a la tarea de recorrer el lugar de palmo a palmo, este era bastante amplio y grande, se percataron que había todo tipo de muebles, escudos, figuras y muñecas de porcelana, espejos, imágenes restauradas de santos y ángeles, lámparas, cuadros, libros, monedas, múltiples cosas que engolosinaban la vista.
Isabel y Clara comentaban en voz baja ¡Qué cosas tan locas vende la gente!
Y, ¿Quién puede venir a comprar esto? ¡me parece absurdo!
Ahí pasaron buena parte del día, hasta que un objeto llamó la atención de Clara, descubrió que era una pequeña caja decorativa de color azul, rectangular, sin brillo, muy maltratada por el paso del tiempo, que ella reconoció enseguida y para cerciorarse la tomo entre sus manos, hizo girar la cuerda que había debajo, al abrirla recordó aquella melodía y contempló a la pareja que bailaba dando vueltas al compás de esa música.
Clara palideció de pronto al constatar que era esa la misma cajita musical con la que jugaba cuando era una niña su tía se la prestaba para distraerla. Ella creció y no supo que fue de aquella cajita. Su querida tía había muerto hace años, pero era inolvidable esa melodía para ella.
Al ver que ambas mujeres se habían detenido con interés en aquel objeto, se acercó la vendedora y les dijo:

¡Esa pieza es un completo misterio, cuando todo esta en calma, en completo silencio y ya entrada la noche, sin que nadie accione la cuerda comienza a sonar sola, aún cuando la cajita se encuentra cerrada!
La señora continúo diciendo: ¡Resulta que un día se presentó un hombre, este vino a ofrecerla creo yo solo para deshacerse de ella, ya que no aceptó retribución monetaria por ella!, ¡pero reveló que la última dueña de esa cajita, había fallecido después de una larga y penosa enfermedad que la postró mucho tiempo en cama.
Lo único que pedía era tener con ella esa caja para darle cuerda y escuchar una y otra vez esa dulce melodía que algo le hacía recordar.
Al conocer la trágica historia de la poseedora de esa cajita, ahora comprendo porque aún el alma de esa pobre dama llega todas las noches aquí a oír esa inconfundible melodía, tal vez sea para calmar su dolor o su tristeza.
Al escuchar aquel espeluznante relato, Isabel tomó el brazo de su amiga al tiempo que le preguntaba: ¿en verdad deseas llevarte esa antigüedad a casa?
Clara la miró y solo sonrió.

Los objetos del tiempo nos pueden llevar a épocas pasadas o a eventos futuros, sirva este libro como máquina para viajar en el tiempo, sólo basta un lector curioso... ¿estás listo?
Fábrica de libros: literatura y autoedición