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El pueblo de Zaaschila pág

EL PUEBLO DE ZAASCHILA Diana Laura Barraza Hernández

“Antigüedades Nora” Eso es lo que se veía escrito con letras negras en un letrero colgante de madera.

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Éste, indicaba el nombre de un viejo local, en un pueblo completamente abandonado, olvidado por el mismísimo Dios. Un oscuro silencio reinaba en ese lugar… Aunque eso no duraría mucho… —Aquí bajamos, gracias. — Dijo John al conductor del autobús. —No sé cómo me convenciste de hacer esto. — Mencionó Esteban en un murmuro, aunque lo suficientemente alto como para que su amigo lo escuchara. —Es que soy…. Irresistible. — John usó un tono burlón mientras ambos descendían del transporte. —Muy bien. ¿Dónde está tu misterioso pueblo fantasma?— Preguntó Esteban observando los alrededores. —Mmm…Por allá. — Su amigo comenzó a caminar, siendo guiado por un pequeño mapa. —Está al revés… — Esteban hizo todo lo posible para contener su escandalosa risa.

John rápidamente volteó el mapa y habló: —Ya sabía. Sólo quería ver si estás atento. Cualquier cosa puede pasar en un pueblo fantasma. — —Es por allá. - Concluyó.

Una hora después, ambos chicos, ya cansados, vieron a lo lejos un conjunto de viejas casas. —Eso es un pueblo, ¿verdad?— Preguntó Esteban. —Creo que sí. Aunque… en el mapa no aparece ninguno cerca de nuestra ubicación. — Dijo John comenzando a emocionarse. —Es ese. Puedo sentirlo. Es el pueblo fantasma del que leí. Agregó. —Hm. Parece que no estás loco después de todo. — Esteban retomó el camino hasta su misterioso lugar de destino, con John dando pequeños saltos de alegría detrás de él.

En la entrada del pueblo, un gran cartel los recibía:

“Bienvenidos a Zaaschila. Estábamos aquí antes de que llegaras, estaremos aquí cuando caigas. ” —Wow. Qué agradables sujetos. — Algo que caracterizaba a Esteban era su amor por el sarcasmo.

Los amigos se adentraron al lugar.

Todo estaba viejo y….vacío. —¿Exactamente, ¿por qué está abandonado este pueblo?

El cerebro de Esteban era carcomido por la duda. —Pues…no se sabe en realidad. Existen muchas teorías. — Le respondió John. —La más popular es la de la máquina del tiempo— Mencionó. —¿Máquina del tiempo?—Esteban estaba visiblemente interesado en el tema. —Se cuenta que este lugar estaba habitado por personas muy peligrosas. — Comenzó a narrar John. -Ex convictos, ladrones, asesinos, psicópatas incluso.

Dicen que el gobierno los envió aquí con la intención de que no fueran un peligro para otros. Sólo para ellos mismos.

Un día, una mujer llegó al pueblo.

Cuentan que era inventora, así que con sus extraños artefactos mantenía a los habitantes a raya.

No la molestaban de ninguna forma.

Hace unos años, algunos comerciantes tomaban rutas que pasaban cerca de aquí, y todos aseguran que se alcanzaban a percibir destellos azules de vez en cuando.

Incluso, uno de ellos dijo que fue de los pocos valientes que se acercaron a ver qué ocurría. Menciona que vio algo que lo dejó bastante sorprendido…

Una enorme máquina metálica que desprendía chispas y rayos, ruidos monstruosos y se movía frenéticamente.

Cuenta que la mujer se adentró al extraño aparato, el cual se cerró , y luego de unos segundos, desapareció.

El lugar quedó completamente vacío. —

Toda su población fue desapareciendo sin dejar rastro.

Quizá los mandó al pasado.

O al futuro.

Quién sabe. A lo mejor los mató y ya. —El caso es que nunca más aparecieron. - Terminó John. —Eso es… — Esteban no pudo decir nada más.

Ambos chicos siguieron explorando el pueblo.

Encontraron algunas cosas como viejos periódicos y registros…

De la nada, destellos azules comenzaron a percibirse, provenientes de una casa del lugar.

Seguido de esto, la voz de una joven mujer gritó:

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—¡Funcionó! ¡Funcionó!-

Esteban, recordando la historia que anteriormente le había sido contada, comenzó a correr lo más rápido que sus piernas le permitían.

John, luego de unos segundos de asimilar todo, siguió los pasos de su amigo.

Ninguno de los dos quería averiguar si la vieja leyenda era real.

Una risa macabra resonó por todo el lugar.

Una mujer joven y hermosa, vestida completamente de negro, caminaba lentamente por el lugar, disfrutando el haber vuelto.

Al llegar a su destino, abrió con cuidado la vieja puerta del que anteriormente había sido su hogar.

Recorrió los pasillos y las habitaciones, cubiertas de sangre.

Cuadros de felicitaciones colgaban en las paredes. Había sido una gran científica.

Fue muy lamentable lo que le sucedió…

Esquizofrenia e inicios de psicopatía… ¿Quién lo diría?

La chica recordaba todos y cada uno de los asesinatos que había cometido años atrás.

Aunque para ella habían sido solo minutos….

Un suspiro se percibió por toda la casa.

Pero no era uno triste. Para nada…

Con una sonrisa diabólica, la chica habló: —He vuelto…

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