leer para contarla Un drama rodorediano Jenn Díaz
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La maestría de Mercè Rodoreda la tengo clara: sabe hacer un buen culebrón. Puede escribir una saga familiar con madres que no quieren a sus hijos, melodramas de hijos secretos e ilegítimos, hijas que no son lo que una esperaba, incomunicación entre parientes, infelicidad general y sentimientos intensos... puede hacerlo y que no parezca una película mala de domingo por la tarde. Es un don: escribir lo mismo que escriben otros, pero que no sea ni ridículo ni impostado, que no parezca una cháchara inútil, que sea alta literatura.