Trompas de falopio 2013

Page 79

-Jurar no quiero, prometer, sí. Se jura frente a Dios. Se promete frente a un emblema. La primera inusitada controversia. Jurar o prometer. En ese momento saltó Alberto Arias. Todos sabíamos que aún tenía sangre en el ojo con el Joaco. Pero también Alberto Arias parecía que ya conocía, tempranamente, la conocida fórmula de entender la política como creación de enemigos; exagerando debates, articulando tesis alternativas, y sus procedimientos complementarios de invención de aliados. -Hay que jurar, mojarse el potito. Así dijo: hay que mojarse el potito. -No somos un partido confesional, no somos una iglesia, dijo Joaquín. -No somos partido, sino movimiento revolucionario, respondió Alberto. -Movimiento o partido, igual no somos confesionales, no somos parroquia, ni capilla. -Que no se trata de eso, que hay que mojarse el potito, hay que ser consecuente, defender el pueblo y no comportarse como un pequeño burgués, dijo Alberto. Se notaba que estaba picado y, conceptualmente, se había ido al chancho. Se había ido a las patadas, había pasado la raya. Parece broma, pero “Pequeño Burgués” era lo más duro que podía escucharse allí, era entonces, un grave insulto. La organizadora del acto, nuestra líder suprema, la exquisita de la Javi, una de las tres líderes más sabrosas de la izquierda, estaba confusa por el nivel de virulencia. En realidad, estábamos todos muy sorprendidos. Peor aún. El Jorge estaba a mi lado y no sé que chuchas le pasó y levantó inútilmente la espuria corriente del tercerismo, la más amarilla de todas: -Yo no sé si jurar o prometer. -¿Cómo? 79


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.