Trompas de falopio 2013

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Escudos. La Luti era liviana, simpática y tenía amistades en todos los corrillos, en todas la fracciones de la escuela. (Aún te quiero, Luti, a pesar de que después te portaste como el forro, flaquita, pero, aún te quiero...) La Luti llevaba y traía con estupenda facilidad las últimas noticias. Tenía redes extensas. La Luti Fashion se encontró con el José María en la playa de Reñaca un día sábado por la mañana. -Hola ¿cómo estás? -Bien ¿y tú? -Aquí bien, y ¿qué vas a hacer esta noche? -No sé. -Vente a una fiesta. -Ah ¿sí? -Claro. -Y ¿dónde? ****** ESA NOCHE la Luti entró, en Reñaca Alto, a una cabaña bungalow de madera, piedra y vidrio en la empinada ladera de una colina. Lo que vio la Luti esa noche no es para contarlo: la fiesta de Reñaca era un desorbitado Pink Party. Estaban los más relacionados gays chilenos. La aristocracia del mariconeo nacional, activos miembros de la farándula: El peluquero del Presidente Allende, el modisto de Raúl Matas, el decorador de canal siete, un bailarín del Teatro Nacional, el abogado del Ministerio del Interior, etc, etc. Es decir, el consorcio más puro y selecto del barrio, con las trenzas muy sueltas. Se notaba que lo estaban pasando chancho. Bailaban entre ellos bajo luces sicodélicas y la música de Pop Tops: Oh mamy.. oh mamy, mamy blue... Y allí, cuenta la Luti, pudo focalizar a nuestro buen amigo esotérico, filósofo francés, el paladín de nuestra Sociedad Secreta, el director de nuestro Opus Nigrum, el pololo del mejor culo de la escuela: El José 48


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