Logogrifos el el Vagón del The Ghan

Page 337

-¿Y de ahí? No me digas que te quedaste rascando bajo la sombra de un árbol durante más de cuatro horas… ¿A ver tus uñas? -inquirí de sopetón. -¿Para qué, jefeamo? -quiso saber el descocado de mi pupilo, ojos lacónicos. -Nada más que para ver si no te salieron ampollas debajo de las uñas, pedazo de un alcornoque… -¡Qué nada, patrón! -me interrumpió Snobiño para defenderse, diciendo-: Yo aproveché la mañana con lo que pude. Resulta que daba para explorar la ciudad tomando el bus expreso para bajarse en atracciones como el Museo del Ferrocarril, la histórica Springvale Homestead y la galería de arte aborigen local. Así que me fui en él. No

obstante,

debo

avisar

que

toda

esta

conversación la mantuvimos a media tarde en nuestra covacha, mientras él preparaba los bártulos y yo saboreaba el amargo con el poco de yerba que aún me restaba en el paquete. Es que luego después de nuestro confabulado almuerzo, donde se debatieron las opiniones que teníamos de cómo enfrentar a futuro la nueva plaga que se nos venía encima de forma más peligrosa que peluquero con hipo, el tren siguió su curso partiendo de nuestra última parada: Katherine. Logogrifos en el Vagón del “The Ghan”

Página 337


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.