Logogrifos el el Vagón del The Ghan

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-¡Sí, sí, lo podes contar! -todos respondimos en coro una vez que nos sentimos atrapados por su trastocada revelación. -Todo comenzó un día cuando los senadores Fannio y Régulo entendieron que deberían llevar una nueva sugestión a Nerón, pues ellos estaban cansados de mirar escandalizados el modo como los cristianos proliferaban por la ciudad agitando al populacho. Y al sentirse alumbrados por esa idea que podría resultar, decidieron encontrar las condiciones adecuadas, y entonces aprovechar el momento justo para exponérsela al Emperador. Fue así que cierto día, en una entrevista, estos le dijeron: -Si me disculpa, César -le advierte Fannio con prudencia-, he pensado un poco en todo ese asunto de los cristianos y creo que una solución militar no es la apropiada en estas circunstancias. El general Licino puede haber fracasado por sus simpatías hacia la secta, pero por más que envíes un general tras otro, no lograrás acabar con ellos. -¿Por qué lo dices? -pregunta el Emperador. -Nuestros generales, señor, saben mucho de batallas y conquistas, pero esto es algo diferente. No se trata de arrasar a un enemigo disperso en un campo o agazapado en la montaña. Esos cristianos viven en la Logogrifos en el Vagón del “The Ghan”

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