BIHOTZEZ Nº60

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Kutsua | La huella

Contemplar la dignidad del ser humano con ojos creyentes La palabra “caridad” (“caritas” en latín) contiene un marcado sentido creyente. En efecto, su significado consiste en amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Dios es amor-caridad. (1 Jn 4,8). Caridad es un amor incondicional desde Dios y hacia Él así como hacia el prójimo. Ese “plus” de fe que comporta ese amor-caridad posibilita, ayuda y facilita la actitud de acogida del ser humano en su dignidad.

DIOS ES UNA FAMILIA UNIDA DE TRES PERSONAS QUE SE AMAN Dios se nos muestra como una familia unida de tres personas. En Dios hay relaciones entrañables entre el Padre, el Hijo y el Espíritu (Mt 28,19). Dios es amor dentro de su familia y fuera de ella. Amar es salir de sí para volcarse hacia afuera. Dios sale de sí creando el universo y a los seres humanos. Dios, en el colmo de su amor, se hizo humano y nos invita a formar parte de su familia. Estas características divinas de unidad y de amor son ejemplo para todos los seres humanos, orientan y dignifican la dignidad humana.

Jaime Asenjo Echaniz acompañó el retiro de cuaresma de las Vicarías III y VII el pasado 28 de febrero en la ‘ganbara’ de la Catedral de Santiago (Bilbao).

DIOS PISA TIERRA, CONDESCIENDE Y NOS ACOMPAÑA

SER HUMANO, HIJO DE DIOS

Dios se acerca a nosotros. Estamos en buenas manos. Al crear el universo, Dios nos regala ese piso para que vivamos con todo lo que necesitamos para vivir con dignidad. Dios ha creado todo para todos. El reparto de esos bienes nos lo ha dejado en nuestras manos. Él nos acompaña. No estamos solos. Se nos revela como nuestro Padre con corazón de Madre. Así, los seres humanos nos sentimos sus hijos e hijas y entre nosotros, hermanos. (1 Jn 3,2).

Dios, al crear al varón y a la mujer, los hizo a su imagen y semejanza (Gn 1,27). Esa semejanza se traduce en que somos hijos de Dios. “…habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios” (Rm 8,15-16). La consecuencia de todo esto es clara: si todos los humanos somos hijos de Dios, entre nosotros somos hermanos.

Gizakion duintasunak distira eta sakontasun berezi bat hartzen du kristauon begirada sinestunaren bidez, giza begirada hutsaren bidez hartzen ez duena. Begirada biak norabide berean doaz, baina beste era batera. Kristauak arrazoi gehiago ditu giza duintasuna baloratzeko, sinestuna den heinean. 2015eko udaberria • Bihotzez


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