ESTA TIERRA NUESTRA
Mi reencuentro con la
vicaria JUAN JOSÉ MORALES
Esta planta nos remonta a nuestra infancia, aunque ella es oriunda de Madagascar.
H
ace poco, al leer un artículo sobre la importancia de proteger y conservar la flora silvestre ya que en ella puede haber especies de utilidad médica, me topé con la foto de una pequeña planta originaria de la remota isla de Madagascar, a la cual se ponía como ejemplo porque de ella se aislaron sustancias químicas usadas ahora en el tratamiento de la leucemia y el linfoma de Hodgkin.
Tan pronto vi la imagen, sentí volver a la infancia y me dije: esta florecilla la conozco. En el artículo se daba únicamente su nombre común en inglés, rosy periwinkle. Pero tras una rápida búsqueda encontré su nombre científico, y una indagación bibliográfica me llevó a comprobar que era la misma planta con que mi madre embellecía el patio de nuestra casa en Progreso, Yucatán. Vicaria le llamaba, y la cultivaba en dos variedades, con flores rosadas y blancas. Efectivamente —aunque para los habitantes del litoral peninsular resulta muy familiar pues desde hace mucho se acostumbra sembrarla en las viviendas— es oriunda de Madagascar, de donde fue llevada a muchos lugares del mundo. También se le encuentra en la vegetación silvestre de las dunas costeras —o lo poco que queda de ella—, ya que se ha naturalizado. Es decir, se propagó al medio natural y ahora crece espontáneamente, como las plantas nativas de la región. En la clasificación botánica a la vicaria se le conoce como Catharanthus roseus. Popularmente también se le llama teresita en otros lugares de México.
Foto superior Acercamiento a la flor de vicaria. Tiene cinco pétalos y de ella se extraen alcaloides usados en la manufactura de medicamento s contra la leucemia. El látex de los tallos es tóxico. Página opuesta Como durante todo el año produce abundantes flores —blancas, rosadas, violáceas o con mezcla de esos colores— se presta para elaborar llamativos diseños en los jardines. Foto cortesía de Heike Vibrans.
86 cancunissimo.com septiembre 2008
Como planta ornamental es muy apreciada ya que no requiere mayores cuidados, necesita poca agua y se da muy bien incluso en suelo arenoso con un mínimo de nutrientes. Pero lo que la hace especialmente importante desde el punto de vista científico es que sus hojas y raíces contienen ciertos alcaloides, principalmente vinblastina, vincristina, serpentina y ajmalicina. Los dos primeros —que se extraen de las hojas— inhiben el crecimiento de las células cancerosas y desde hace tiempo se utilizan en la industria farmacéutica para elaborar medicamentos contra la leucemia que —según la literatura médica han llegado a prolongar hasta en un 90% la vida de niños enfermos, y contra el linfoma de