PANTEÓN COZUMELEÑO En Cozumel, el viejo cementerio es una auténtica zona residencial: Los Zapata, los Polanco, los Vivas y los Canto, de un lado, y del otro los Joaquín y los Coldwell, son apenas el comienzo de un panteón sui generis: realmente opulento. En el panteón cozumeleño pueden encontrarse personajes importantes de la vida política de Quintana Roo, no sólo por lo que hace al pasado, también por lo que hace al presente. Aquí podemos encontrar a Pedro Joaquín Muza, un comerciante libanés avecindado en la isla y pilar de una dinastía que luego continuaron sus hijos varones. También está el mausoleo de los Coldwell que encabeza Oscar Coldwell Anduze. De la combinación de estos dos apellidos surgió Pedro Joaquín Coldwell, nieto de ambos, actual senador por Quintana Roo, ex mandatario estatal (1981-1987), y sin lugar a dudas el más célebre político que ha dado la entidad. No menos importante es la tumba del tabasqueño Félix González Bonastre. De todos los alcaldes que ha tenido Cozumel, de 1975 a la fecha, cuatro han sido descendientes suyos: su hijo Carlos Antonio González Fernández (1981-1984) acaecido en un accidente; su nieto Luis Alberto González Flores (1990-1993), su otro nieto Víctor Manuel Vivas González (1996-1999) y finalmente un nieto más, Félix Arturo González Canto (1999-2002) quien lleva su nombre y es el actual gobernador de Quintana Roo. Y si quieren otro dato, entre las tumbas de Pedro Joaquín Muza y Félix González Bonastre, están los orígenes de otro probable gobernador: el diputado federal Carlos Joaquín González. Además, por si no fuera suficiente, este panteón se engalana con otro nombre: Cecilio Borge Sade, inmigrante libanés, hombre de negocios y padre de Miguel Borge Martín, gobernador de la entidad durante el sexenio 1987-1993, y abuelo de Roberto Borge Angulo, actual diputado federal y “suspirante” a continuar con la añeja tradición de los gobernadores surgidos de Cozumel. PANTEÓN ISLEÑO El cementerio de Isla Mujeres es uno de los más antiguos de Quintana Roo, pues desde su conformación como pueblo se mantiene ahí, en el mismo lugar que hoy ocupa, sobre una reducida superficie arenosa (no mayor de mil metros cuadrados) que lo hace ser realmente pintoresco y bello, en contraste con lo que representa la muerte. Dentro de las criptas, por supuesto destaca la tumba vacía del pirata Fermín Antonio Mundaca y Marecheaga, un español que vivió en Isla Mujeres a mediados del siglo XIX. Se le conoce como pirata porque traficaba con esclavos negros del África. En México se dedicó a la venta de indios mayas a Cuba. Tenía muy buenas relaciones con el gobierno yucateco pero no con sus vecinos isleños. Su punto débil fue conocido como “La Trigueña”, el sobrenombre de una chica a la que jamás pudo conquistar a pesar de ser un tipo con muchas propiedades. Aún se conserva en el cementerio de Isla Mujeres una tumba hecha de piedra fina, en la que puede leerse un epitafio escrito por el propio pirata, cuyo texto reza por un lado: “Lo que tú eres, yo fui”; y por el otro: “Lo que yo soy, luego serás”. Es una clara dedicatoria a “La Trigueña” que lo despreció por considerarlo muy viejo. Lo increíble de esta historia es que Mundaca no fue enterrado en la tumba que con tanta dedicación construyó. Está vacía pero, turísticamente, es la más visitada del panteón.