Esta Tierra Nuestra
Los MAYAS
y la Disfunción Eréctil Juan José Morales
U
na hermosa flor que tuvo gran importancia simbólica y religiosa para los antiguos mayas, quizá dé origen a un nuevo tipo de fármacos contra lo que hasta tiempos no muy lejanos se conocía como impotencia y hoy se denomina discretamente disfunción eréctil, un problema que —a juzgar por el alto porcentaje de hombres a quienes afecta— parece ser más una condición bastante común o normal que un verdadero padecimiento. La flor en cuestión, particularmente hermosa, se conoce como flor de agua, ninfea, ninfa, flor de sol, loto y, en maya, le’ ja’. En la nomenclatura científica es Nymphaea ampla y pertenece a la familia de las ninfáceas, que comprende docenas de especies, todas ellas acuáticas. Grande, blanca, de largos pétalos y tallo erecto, vive en masas de agua tranquilas y relativamente profundas, como aguadas, cenotes, lagunas, charcas, estanques o ríos y arroyos de corriente lenta. Aparece representada en numerosas estelas, códices, figurillas y otros elementos prehispánicos y se le atribuye un simbolismo solar ya que tiene la característica de que sus pétalos se abren al amanecer con los primeros rayos del Sol, permanecen desplegados durante el día, y se cierran en el ocaso, para hundirse por la noche, como si la le’ ja’ representara el diario viaje al inframundo que, en la mitología mesoamericana, hacía el Sol para retornar al día siguiente. EN EGIPTO Y MESOAMÉRICA Para los sacerdotes y demás miembros de la clase gobernante maya, la ninfea o flor de agua tuvo también un importante carácter ritual, pues sus bulbos y rizomas contienen dos sustancias alucinógenas del grupo de los opiáceos —aporfina y apomorfina— con las cuales se provocaban estados alterados de conciencia durante las ceremonias religiosas. Los egipcios utilizaban una especie del mismo género, la Nymphaea caerulea o loto azul, que —como en el caso de los mayas— aparece ampliamente representada en escenas de ceremonias y rituales en papiros y en las pinturas de las tumbas de faraones y otros personajes de la realeza. Un fresco descubierto en la tumba del faraón Nebamun que ahora se exhibe en el Museo Británico, por ejemplo, muestra una danza funeral ritual en la cual tres mujeres, adornadas con pétalos de loto, ofrecen vasos de los cuales surgen emanaciones doradas, cual si contuvieran un fluido mágico.
Este uso con fines alucinógenos de las ninfáceas en la antigüedad se descubrió hace más de 35 años. Pero sólo en los últimos tiempos se encontró que también pudieron tener aplicaciones de índole sexual. Un informe científico publicado en la revista británica Journal of The Royal Society of Medicine por investigadores de las universidades italianas de Florencia y Foggia señala que la apomorfina puede servir para estimular y mantener la erección del pene y que tanto los mayas como los egipcios probablemente usaban las ninfáceas como auxiliar sexual. Así lo sugieren, por un lado, ciertas representaciones pictóricas, y por el otro las propiedades de la apomorfina. En un dibujo encontrado en una tumba egipcia, por ejemplo, se ve una flor de loto emergiendo de la cabeza de una mujer, lo cual —dicen los autores— simboliza su capacidad de provocar excitación sexual.
El loto azul o Nymphaea caerulea tuvo gran importancia ceremonial en el antiguo Egipto. Como puede verse, es muy similar por su forma a la flor de agua del Mayab y también contiene sustancias alucinógenas.
BREVE LECCIÓN DE BIOQUÍMICA En cuanto a los opiáceos de las ninfáceas, para entender mejor su efecto sobre la líbido, tendremos que dar una breve lección de bioquímica. La apomorfina —y la aporfina, que en el organismo humano, sufre una transformación química que la transforma en apomorfina— es lo que los bioquímicos llaman un agonista. Es decir, una sustancia capaz de estimular los receptores nerviosos como lo haría otra sustancia determinada, aunque esta última no se encuentre presente. En este caso, la apomorfina es un agonista de la dopamina, o sea que provoca los mismos estímulos que ella. Y la dopamina —como probablemente saben los lectores— es una hormona que, entre otros efectos, está íntimamente asociada a las sensaciones placenteras, como las que se experimentan durante el acto sexual.
Es por ello que los investigadores están estudiando el uso de la apomorfina de la flor de agua como un estimulante sexual que induzca y prolongue la erección, pues se ha visto que al actuar sobre el hipotálamo —una importante zona del cerebro ligada entre otras cosas a las funciones sexuales— desata una cadena de eventos que tienen como resultado la relajación de los músculos En el arte maya se observan escenas y dibujos del pene y la dilatación de los abundantes similares, interpretadas por los arqueólogos vasos sanguíneos que contiene, con lo cual como representaciones de la unión entre el ocurre la erección. hombre y la divinidad. Todo esto indica que en Esta es la Nymphaea ampla o flor de agua, Los resultados de las primeras pruebas el antiguo Egipto y Mesoamérica, esas flores llamada le’ ja’ en maya. Foto cortesía del Centro —dice el informe— han resultado muy fueron empleadas como alucinógeno. O, más de Investigación Científica de Yucatán. alentadores, y por ello decimos que quizá específicamente, como enteógeno, denominalos mayas nos hayan legado un nuevo tipo ción que se da a una sustancia psicoactiva con la cual se provoca un estado de trance en el cual la persona expe- de fármacos para la disfunción eréctil. rimenta la sensación de encontrarse poseída por un dios que se Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx ha introducido en su cuerpo.
50 cancunissimo.com febrero 2011