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Sociedad Rural de Comodoro Rivadavia 75 años • Compromiso de Platino • 75 años Un 20 de mayo de 1937, a las 18:30 horas, se reunió en calle San Martín 361, del ejido urbano de Comodoro Rivadavia - entonces Territorio Nacional del Chubut - un puñado de pobladores, vecinos, comerciantes y hombres de campo con el fin de oficializar la creación de una Sociedad Rural que aglutinaría a los productores de campos ubicados en los alrededores del pequeño pueblo. Eran momentos de construir, de forjar nuevos horizontes y fundar instituciones. Así lo entendieron don Otto Hinch, Daniel Eloff y Kalma Kanes, quienes convocaron a esa primera reunión para conformar a una organización señera para la región, que se había poblado precisamente al influjo de la actividad rural y sus necesidades de vinculación marítima para las colonias agrícolas del interior territorial, por caso Colonia Sarmiento o San Martín. Edición especial 75ta. Exposición Ovina • Patagonia Agropecuaria

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esde Colonia Ideal (Sarmiento) comenzaron a converger hacia el galpón de Pietrobelli los productores, trayendo en sus carreras cueros, lanas, plumas y otros productos regionales, en tanto que llevaban hacia sus hogares harina, yerba, azúcar, etc.”.1 Entre los presentes de aquella tarde inicial se encontraban: Pedro Bassenave, Kurt Zeiter, Herman Kück, John G. S. Dickanson, A. J. van Waalwick van Doorn, Joaquín Roqueta, Fernando Paternoster, Ulrich Classen, Conrado Venter, Salvador Blanco Azcárate, Felipe Gonzalo, Juan Carlos Schneider, Teodoro Cereceda, Miguel San Martín, Casimiro Pella, Dr. Enrique D. de la Sota, José C. Rodríguez. Félix Tomás Gómez, Ramón S. Jodor, Nazario Iparraguirre, José Isac, Alfredo Welcker, Gerardo Cortés, José M. Narvaiza, Gil Alvarez, Hilario Muñiz y Elviro Fernández, hacendados y vecinos de la zona. Así lo reflejaba en el año 1951, un Anuario editado por Diario El Rivadavia, en ocasión del 50 Aniversario de la fundación de la ciudad, en un volumen titulado “Cicuentenario de Comodoro Rivadavia”: “Desde mayo de 1937 actúa la Sociedad Rural de Comodoro Rivadavia, habiéndose convertido en ese lapso, en la organización de productores ganaderos más importante de la Patagonia. Su creación fue consecuencia de una necesidad que cada vez se hacía sentir con mayor fuerza en la zona que reconoce como centro natural de influencia a la ciudad de Comodoro Rivadavia. El movimiento ganadero era importante y los productos que pasaban por nuestro puerto, procedentes de la campaña, en especial lana y cueros, además de la carne para el consumo, significaban muchos millones de Pesos en la economía regional. Por ello una entidad que representara en nuestro medio a esa rama agropecuaria, estaba llamada a cumplir una tarea de indudable gravitación. Ya con anterioridad se había organizado una primera sociedad rural en la zona, pero aquella tuvo una efímera duración. Su prematura disolución se debió, más que nada, al aislamiento delos hombres del campo, y a la circunstancia de que la misma estaba dirigida en sus comienzos por un grupo de vecinos que si bien estaban ligados a la campaña, la mayoría de ellos lo era por vínculos comerciales y de negocios.

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Pasaron algunos años, desde la desaparecida entidad que tuvo su sede en Manantial Rosales, hasta que un viejo y conocido colono sudafricano, el prestigioso ganadero Daniel E.Eloff, tomó la iniciativa, encontrando como aliado principal de la empresa al señor Otto Hinsch, de actividades comerciales pero ligado, por bienes propios y su cargo de gerente de una casa comercial, estrechamente a los intereses ganaderos. En poco tiempo, la tarea culminó con un éxito inmediato, encontrando una acogida favorable, la fundación de la primera entidad ganadera del sur argentino, cuyo prestigio, hemos podido comprobarlo, ha traspasado los límites del Territorio Nacional. Sus muestras ganaderas, de primera fila en el país, su dirección y organización son modelo en su género”. La primera Comisión Directiva que se conformó en la Sociedad Rural estaba compuesta por un 50 por ciento de inmigrantes y otro 50 por ciento de comerciantes. De hecho, algunas de las primeras reuniones se celebraron en instalaciones de La Chevrolet, ubicada en Rivadavia al 500 y también en instalaciones de la Sociedad Española, primera institución de Socorros Mutuos fundada en 1910. Es que a principios del siglo XX, evoca Don Julio Lebrún, activo socio y colaborador de la entidad quien se presta a recordar aquellos años junto a Patagonia Agropecuaria (tras haber realizado personalmente una detallada lectura de actas), aún no estaba desarrollada la economía petrolera y el estado nacional lanzó un plan de facilidades de pago para quienes desearan asentarse en la Patagonia, poblar sus tierras y trabajarlas. Así llegaron miles de inmigrantes desde España, Italia, Portugal, entre otros países de Europa. “Por ejemplo mi abuelo llegó como inmigrante belga en 1908, trabajó con José Fuch y Humberto Beghin, pero alguien le dijo que aquí el futuro era el campo. Así que pobló un campo, a 70 kilómetros de Comodoro Rivadavia, en la zona del Mangrullo”, cuenta don Julio. Primera Comisión • Aquel 20 de mayo de 1937, luego de intercambiar opiniones e ideas respecto de la mejor manera de conformar la entidad, se decidió formar una Comi-


Vaivenes de la historia 1979 fue un año de déficit para los productores, según indican las actas de aquellas épocas. Ellos mismos admitían que años atrás, contar 3000 lanares significaba una explotación rentable “y ahora tenemos que manejarnos con la cifra de 5000 cabezas”, para lograr la misma rentabilidad. “Que los insumos agropecuarios crecen muy rápido y el producto muy lento. Que no podemos pagar porque nuestra lana creció el valor de 4% y los insumos el 8% mensual. Que si no se apoya al productor rural, se irá acentuando el despoblamiento en la Patagonia. Que nos preocupan todos los impuestos que afectan al campo como el Impuesto al Capital, de grave incidencia y a lo que parece se ha de sumar el IVA. Que existe la posibilidad de verse obligado el productor a declararse en cesación de pagos, por las razones apuntadas y otras, como ser: los bajos precios recibidos por el productor en la presente temporada”, dejan constancia los documentos. Ese mismo año -1979-, según el acta N° 59 del 6 de julio, la comisión directiva resuelve la cesión de una fracción de terreno que realizó la Sociedad Rural al INTA para que dentro del predio construyan sus propias instalaciones. La decisión fue fruto de varias reuniones y debates internos. El terreno está ubicado en la manzana de la entidad y es de 15 x 20.

sión Provisoria que tendría a su cargo realizar todos los trabajos preliminares. Así quedó conformada la Primera Comisión Directiva: • Presidente: Daniel Eloff • Vicepresidente: Alejandro Masseberg • Secretario: Conrado Venter • Tesorero: Casimiro Pella • Protesorero: Salvador Blanco Azcárate

Dicha comisión quedó facultada para gestionar ante la Dirección General de Tierras, la concesión de un terreno fiscal dentro del perímetro del pueblo, a fin de construir allí las instalaciones destinadas a las ferias rurales. Realizar la inscripción de socios y la percepción de las cuotas. Ese mismo día se estableció que la primea Asamblea General se realizaría el 15 de septiembre del mismo año y en la que quedaría definitiva y legalmente constituida la Sociedad Rural de Comodoro Rivadavia. Es decir, se dispusieron 4 meses para avanzar en las gestiones correspondientes. “Una de las determinaciones a adoptar por esa primera Asamblea, fue la zona de injerencia de la Sociedad Rural; entonces se imaginaron una especie de semi círculo que abarcaría a Caleta Olivia, Sarmiento y Pico Salamanca. En esos años, Trelew, San Julián y Camarones ya existían como entidades rurales. Por ello, entre los presentes se reparten las zonas para visitar a cada uno de los productores que ya estaban instalados en sus campos”, relata Lebrún. Al parecer, según consta en las actas revisadas por este eminente directivo de la institución, la idea era realizar una especie de relevamiento por campo, saber cómo estaba constituida la familia y quiénes trabajaban la tierra. También se buscaba conocer las necesidades más urgentes de aquellos “productores” que habían elegido –en muchos casos- lugares inhóspitos para forjar su futuro. Sin más, se decidió de común acuerdo avanzar en la organización de la Primera Exposición Ganadera. Las fechas pautadas fueron entre el 30 de enero y 1 de febrero de 1938, en el terreno donde se emplaza actualmente la entidad, en barrio Jorge Newbery delimitado su frente por calle Pastor Schneider al 700. Un destacado ex presidente, Conrado Visser, rememoraría décadas después en una edición especial Patagonia Agropecuaria de Oro (al rememorarse los 50 años de la institución, en 1987) cómo fue aquella gestión encabezada por Daniel Eloff: “Nosotros fuimos (ya que si bien es cierto que no actué cuando se fundó la Sociedad Rural, porque no estaba en ese tiempo en la zona) junto al señor Eloff, que fue la base de todo esto, a ver al intendente César Staforini, quien nos dijo: ´miren, vamos a ir

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blea, estatutos, autoridades, pedido de un terreno al Municipio, la compra de un galpón en Buenos Aires, transportarlo por barco y armarlo aquí; desmonte del terreno, alambrado perimetral, armado del galpón, plantación de los primeros árboles, organización de la primera Exposición con 515 animales presentados; comenzar con los stands comerciales; gestiones sobre sanidad a nivel nacional, clasificación de lanas, proponer una escuela para puerto Visser. Nada más ni nada menos que eso, entre mayo de 1937 y enero de 1938. Y pide disculpas”. Tras estas acciones subyacían los objetivos fundacionales de la Sociedad Rural de Comodoro Rivadavia: “La defensa de los intereses de sus asociados y el apoyo que presta a las actividades ganaderas para propender a una mayor producción lanera, unido a ello la obtención de precios compensatorios para la misma”, cita el libro de Oro “Comodoro 70”, editado por diario El Patagónico. a una parte donde ustedes pueden hacer su Sociedad Rural´; y subimos por un caminito hasta donde ahora está la comisaría segunda, no había nada, eran campos abiertos, se pastoreaba hacienda vacuna y lanar en ese lugar, que después se faenaba en el viejo matadero que hoy es un galpón de la Municipalidad –en referencia a las instalaciones ubicadas en calles Necochea y Namuncurá-. Y llegamos hasta aquí arriba en la Loma, y nos dijo ´bueno, yo no camino más, allá abajo, en ese bajo, tomen lo que necesiten, yo los quiero un poco lejos a ustedes porque no quiero bochinches…´. Se entró por la costa para hacer la construcción, aquí no había caminos, se trabajó con mucho ahínco; y en honor a la verdad ya en esa oportunidad la ciudad, el pueblo que era Comodoro Rivadavia por intermedio de sus casas de comercio nos ayudaron, porque lo único que el intendente nos pidió fue que alambráramos, después mensuramos”. El acta número 2 –que detalla lo tratado en una asamblea de abril de 1938- refleja una anécdota que valoriza el compromiso de aquellos hombres. Así lo relata Julio Lebrún, según surge de aquel documento histórico: “Daniel Eloff hace uso de la palabra para pedir disculpas, por el libro no rubricado y por las muchas cosas que no se hicieron. Pero lo realizado en ese lapso fue: reunión preparatoria en mayo de 1937, Asam-

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Tierras lejanas • Fueron las que se le cedieron en una primera instancia a la futura Sociedad Rural de Comodoro, mucho antes de su creación formal. Según figura en planos municipales, verificados por Julio Lebrún, fue otorgado un campo de 1250 hectáreas (media legua) en la zona denominada Manantial Rosales, ejido y chacras de Comodoro Rivadavia deslindado y amojonado en la Gobernación del Chubut por el Ingeniero Civil Carlos Algarañáz, en 1909. “Por lecturas de las primeras actas, nos informamos que en dicho campo había un galpón que en Asamblea –del año 1937- se propone vender para cubrir gastos en la nueva ubicación de barrio Oeste, donde finalmente se construyó la entidad. Más adelante, en actas posteriores, se informa que efectivamente fue vendido. Primera Expo con 515 animales • Todo indica que la Primera Exposición Ganadera fue un éxito. No sólo porque lograron la participación de unos 515 animales; sino porque fue, sin dudas, la semilla de todas las que vendrían después. En esa oportunidad, se obtuvo por remate una suma de dinero muy considerable para la época y comenzaron los primeros stands comerciales. El Primer Gran Campeón de la Expo 1938 fue pre-


Clasificadores de lanas En busca de remediar la situación del campo y apostar a la calidad de las lanas patagónicas, en 1984, la entidad ruralista organizó un curso de clasificadores de lanas con total éxito. Así lo indica el acta N° 678. Esta iniciativa nació al amparo de un intento de aportar una mejor presentación de las lanas argentinas en el mercado mundial, que siempre vieron retaceados los precios por la deficiencia que implica la preparación en las mismas. El curso fructificó en una veintena de clasificadores y sus servicios fueron inmediatamente utilizados por numerosos ganaderos. “Creemos que el gobierno debería seguir con la política de promover estos cursos y la consiguiente implementación de un sistema que permita al hombre de campo recibir el beneficio en forma directa por clasificar su producción”, dijeron ese día en la reunión mensual celebrada en instalaciones de la entidad.

sentado por la Cabaña Tecka; mientras que el reservado de Gran Campeón fue para la Cabaña Leleque. “En aquella época –sigue el relato- esto era Territorio Nacional (la provincia de Chubut se constituyó como tal en el año 1958), con lo cual no había interlocutores provinciales y dependíamos directamente de Nación”. El Director de Lanas del Ministerio de Agricultura, Antonio López Arias, fue el primer jurado de la exposición, ayudado muchas veces por el ganadero de zona Salamanca Luis Trichard. En la primera fiesta del campo se expusieron más de 500 animales, lotes de corderos, de capón, animales de granja, carneros, ovejas. Se remataron y se obtuvo $50.166 pesos. Para tener una idea –grafica Lebrún- en esos años un auto o km tenía el valor de 5 mil pesos, es decir que con el ingreso de la primera exposición la rural se podía comprar diez autos”. El desaparecido diario Rivadavia, en una edi-

ción especial del año 1951, rememoraba así el todavía cercano acontecimiento de 1938: “La fiesta del campo fue un éxito completo y el entusiasmo de los ganaderos llevó bien pronto el número de sus asociados a más de tres centenares. Había ya una representación digna del esfuerzo de los hombres de tierra adentro”.2 La mano de obra • Si hoy la vida en el campo es compleja, cuanto más lo era a principios del siglo pasado. La escasez de medios de comunicación, la falta de caminos o sus precarias trazas hacían que llegar al pueblo desde los establecimientos alejados, fuera un viaje que debía proyectarse con varios días. Todas las construcciones y metodologías de trabajo eran precarias; quienes trabajaban la tierra eran los mismos integrantes de las familias; “también había muchos inmigrantes semi clandestinos, gente que se escapaba de Chile y se venían acá, que era un mundo desconocido. Esa era la mano de obra para hacer molinos, pozos, aguadas, trabajar con los animales”, dice Lebrún. Sin embargo, nuestro anfitrión en este recorrido histórico dice que no todo era negativo en esos años. Las familias que habían logrado un stock de 3.000 ó 4.000 ovejas podían prosperar, “porque los costos de producción eran bajos. Trabajaban todos los integrantes de la familia y había muy poca intervención del Estado en recaudación de impuestos”; entonces aquellos inmigrantes que habían llegado con escasos recursos económicos se transformaban en “inmigrantes de clase media”. Y eso perduró hasta hace unos 15 años atrás, asegura quien tiene cabal conocimiento del campo, “especialmente en esta zona, donde avanza la explotación del petróleo, que resulta incompatible con la actividad ovina”, remata. La Tercera Asamblea fue convocada para marzo de 1939, pero fue suspendida por falta de quórum; con lo cual se traslada al 4 de abril. Ese día fue imposible llegar a la sede ruralista; ya que a causa de fuertes lluvias, los caminos se encontraban intransitables. Con lo cual la asamblea se celebra en el subsuelo de Casa Cánova, un céntrico y renombrado comercio de la ciudad, surgido en la segunda mitad de los años 20 y que fue por varias décadas una firma referente en la zona.

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En aquella Asamblea se informó que las visitas que habían realizado los integrantes de la Comisión Directiva a los campos cercanos al pueblo, registraron unos 331 socios. Con lo cual, Lebrún estima que en la zona –en la década del ´40- podría haber entre 400 y 500 productores. Ya en 1942, las actas reflejaban que la entidad ruralista sumaba 470 socios El 31 de mayo de 1944 se crea la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia en un contexto de Guerra Mundial. Su jurisdicción abarcaba el sur del Chubut y el norte de Santa Cruz. Esta creación significó la expansión del casco céntrico mediante tierras ganadas al mar, registrándose un importante crecimiento poblacional y habitacional por aquellos años. Según el censo de los territorios nacionales de 1942, la ciudadanía -unos 25.000 habitantes- y el cambio impuesto por el nuevo ordenamiento institucional aportaron obras de importancia para el crecimiento de la ciudad. Según datos del Registro Municipal, en Comodoro Rivadavia en esos años había unos 850 automóviles, 317 camiones, 310 pick-ups y 31 carros de tracción a sangre. Vale detenerse nuevamente una mirada histórica, la del libro “Cincuentenario de Comodoro Rivadavia”, editado por el mencionado diario Rivadavia, que en el año 1951 aludía así a aquellos primeros 15 años de vida de la institución: “Se calcula que debido a su creación, el aumento por animal de esquila llega a un kilogramo de lana. No sólo se materializa el mejoramiento de las majadas de la zona por la venta de los productos expuestos, sino que tiene lugar aun un acercamiento ganadero más intenso, que se traduce en el conocimiento que el cabañero tiene del ganadero común, tramitándose ventas por cientos de reproductores de todas las razas, que irán directamente a mejorar y renovar la sangre de las majadas generales. Además, la competencia crea deseos de superación entre los cabañeros y es un aliciente para la creación de otras cabañas. Desde la fundación de la entidad que nos ocupa hasta la fecha, el aumento de los criadores de ganado de pedigrí y puros por cruza, ha llegado a cifras elocuentes, dando lugar a que el poblador encuentra en su misma zona, la renovación de sangre para sus majadas y la refinación requerida en la lana, el producto principal, ya que la zona de la Gobernación Militar, por la característica de sus campos de

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pastoreo y crianza, se adoptan especialmente para la producción de animales que produzcan este textil, contando también por cierto con zonas donde prosperan los ovinos de doble propósito: carne y lana”. Aquella misma semblanza del año 1951 permite dimensionar hoy los muchos logros obtenidos en esos primeros años de vida de la institución: “Entre los muchos éxitos conseguidos, podemos citar la instalación en sus propias dependencias, donde estuvo alojada más de siete años, la Oficina de Tierras; la llegada de un representante del Ministerio de Agricultura, que se tradujo con el nombramiento firme de un médico veterinario para la zona; colaboró estrechamente en la creación de la primera Comisión Local de Bolsas; constituyó el punto principal de la creación de las Comisiones Vecinales de Sarna, estando a su cargo actualmente la tarea de atender todo lo relacionado con la lucha contra la sarna, en lo que respecta a sus socios, tratando siempre de que se cumpla con la Ley de Profilaxis Animal; es sede además de la Comisión de Lucha contra el Zorro Colorado y en sus dependencias funciona la actual Oficina de Distribución de Bolsas, dependiente de la Dirección de Envases Textiles. Cuenta en la actualidad con un crecido número de asociados. No tiene subvención alguna, constituyendo su fuente de ingresos las cuotas sociales anuales y el producido en las exposiciones ganaderas anuales. Sus bienes lo forman un galpón de hierro y cinc, de 50 x 25 metros, además de numerosas instalaciones ganaderas y dependencias. (…) Sólo resta que el Superior Gobierno Nacional, en reconocimiento a su obra de progreso, expida el título de propiedad, que la Sociedad gestiona desde su fundación, de la tierra donde se encuentran instaladas sus dependencias destinadas únicamente a fomento ganadero y que se hallan situadas en el barrio Oeste de nuestra ciudad Capital”. En aquel momento, año 1951, la comisión directiva era integrada por: Conrado Visser (h), presidente; Tomás Stewart, vicepresidente 1ero; William F. Smith, vicepresidente 2do; Román Pujana, secretario; Felipe Carnicero, prosecretario; Gerardo Slagter, tesorero; Gil Alvarez, protesorero; Alberto Ghisalberti, Juan Cleland, Enrique Botha, Luis Trichard, Enrique G.Visser y Emilio Willatowsky, vocales titulares; Ramón Raso, Florencio García, Angel Zapata, Félix Aldasoro y Rodolfo


Las retenciones no sólo son de ahora… El tratamiento de las retenciones laneras fue catalogado por los propios productores como “una novela” en las actas de 1987 (acta N° 718) y como una “tragedia” a medida que pasaban los años y el tema no encontraba una solución satisfactoria para los productores. Dijeron en tono de desánimo en una de las reuniones “hace 40 años o más que el Estado nacional se sirve de este bocado apetitoso que es la oveja. De 50 millones de ovinos estamos orillando los 25 millones en todo el país. Recorrimos toda la escala: gobernador, diputados, senadores, etc. Pero los oídos han sido sordos. Las retenciones igual siguen siendo la pesadilla de la producción ovina nacional y por ende de los patagónicos”. Finalmente, al año siguiente, en 1988, se registra una baja en el monto aplicado de las retenciones.

Curto, vocales suplentes. Desde el año 1943 se desempeñaba como gerente el señor José A.Salso. Los problemas de siempre • Haciendo gala de una privilegiada memoria, don Julio Lebrún enumera con soltura cuáles eran las principales carencias y dificultades que afrontó el campo patagónico. No es casual que la falta de agua, la desertificación de las tierras, la presencia de predadores y la sanidad de los animales fueran temas recurrentes en las reuniones que, en forma mensual, se celebraban en instalaciones de la entidad. Cuando comenzaron a llegar los inmigrantes a poblar los campos de la Patagonia, lo hacían con muy poco dinero, especialmente en la época de pos guerra. El Estado ofrecía facilidades de pago para quienes estuvieran interesados en los campos. “Sólo había que alambrarlos. Entonces para hacerlo se utilizaba la propia flora, las matas de molle -una planta autóctona que tarda muchos años en crecer- explica Lebrún-. Y eso fue un error ecológico porque en ese

momento había muchas de esas plantas que además se utilizaban como combustible, lo cual modificó el equilibrio ecológico de la Patagonia y contribuyó a la desertificación. Hay que tener en cuenta que en la Patagonia, que tiene un clima desértico, la naturaleza no seleccionó ningún animal con pezuña. El único animal era el guanaco que tiene lo que llamamos “pata de perro”. La oveja y el caballo -que los trajo el europeo – cuando encuentran un pasto que les gusta, se lo comen todo, escarban y se comen hasta la raíz. Lo cual hizo que lentamente, a lo largo de medio siglo, se desertificara”. Fue en el siglo XVI que los españoles introdujeron ovejas en la Patagonia, pues por sus suelos ricos en nutrientes y pastizales extensos, era un lugar propicio para el pastoreo ovino y de ganado. Posteriormente, a principios del siglo XIX, con la introducción de la oveja Merino, Argentina centró su atención en la producción de lana. Sanidad y predadores • La sanidad y su tratamiento en el campo fue otra de las preocupaciones que los productores manifestaron año tras año, en las reuniones de la Sociedad Rural. “La sarna -que es una parasitosis -hasta que la ciencia dio con la receta no se pudo solucionar. Hoy prácticamente en nuestra provincia no existe”, pero antaño “se trataba de gente que criaba ovejas sin la experiencia; entre vecinos se ayudaban. Se trajo en alguna oportunidad un veterinario como disertante que aportaba conocimiento y hacían un poco de escuela en el manejo del animal, la esquila, etc.”, relata Julio Lebrún. Según consta en los documentos institucionales, en 1985 estaba en vigencia una Campaña contra la sarna ovina. Se trataba de un Plan de siete años que, a juzgar por el testimonio de los propios productores “las campañas han fracasado porque los problemas siguen siendo una realidad”. En julio de 1985, los productores reunidos resuelven preparar un proyecto de Ley y elevarlo a la legislatura provincial, ya que “la situación en sanidad animal no sirve al propósito de una solución de fondo a Chubut por el tipo de legislación nacional que se aplica”. La lucha contra los predadores, aparece en las

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Primera Expo del Caballo Criollo Se realizó en la Sociedad Rural en el año 1990 por primera vez. Numerosas cabañas, especialmente del norte del país, asistieron al evento que sentó precedentes en la historia institucional. “Fue una valiosa experiencia y Comodoro Rivadavia puede sentirse contento de haber dado este paso que permitió al hombre de la ciudad identificarse más aún con la labor del hombre de campo. Porque a la postre, esto es también valioso cuando se hace una muestra rural”.

Avances en sanidad El 27 de julio de 1993 con la presencia del jefe SELSA en la entidad rural, Horacio Croveto, se trata el tema de ingreso de carne con hueso al sur. Según dicho informe la única alternativa es controlar el ingreso en la frontera sanitaria y en los aeropuertos. Los controles municipales realizados a los comercios municipales realizados a los comercios vendedores no son eficaces para evitar el ingreso de dicha carne. Entonces se recomienda hacer gestiones para llegar a una solución. En la misma reunión se decide pedir una audiencia con el intendente de Comodoro Rivadavia para discutir este tema.

actas institucionales como una preocupación constante. El zorro encontró una presa fácil en la oveja, antes había un equilibrio ecológico porque cazaban liebres pero cuando llegó la oveja, ésta resultó ser una presa fácil y una lucha constante para los productores. En prácticamente todas las ediciones de la revista que editaba la Sociedad Rural de Comodoro en aquellos años, hay mención, un texto, un párrafo o

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El carnero que se vendió dos veces No está documentado, pero don Julio lo lleva en su retina. Sin dar nombres, relata el insólito remate de un carnero que se vendió a una persona que no era solvente para adquirirlo. Entonces, en ese mismo momento, se resolvió anular la venta y volver a rematarlo. “Se vendió a menor precio y la diferencia la puso la Sociedad Rural, porque para su dueño, ese carnero ya estaba vendido”.

un tramo de discurso dedicado a reflejar lo inhóspito de las tierras y la dureza del clima; en todos los tiempos. La Patagonia se caracteriza “por sus espacios vacíos. Hemos señalado su característica desértica alterada por concentraciones puntuales que son sus ciudades, que a manera de isla salpican un amplio territorio parcialmente colonizado. El argentino de la Patagonia hace patria –dice Federico Ruiz Guiñazú en un texto publicado en marzo de 1987lucha en un ambiente inhóspito, riguroso y hostil. En el invierno de 1982, en la región austral hubo más de dos meses en que la temperatura osciló entre 25 y 30 ° bajo cero. El agua se congeló en cañerías enterradas a 80 centímetros de profundidad. Las estufas debían estar encendidas las 24 hs del día y un tubo de gas envasado, cuesta en la tierra que lo produce, igual que en Buenos Aires y no dura más que cinco días”. Dice la publicación de Oro editada por la entidad ruralista que 1985 fue un año para el productor “tremendamente difícil y crítico, pues debió soportar condiciones climáticas adversas, la sequía primero y luego el riguroso viento. Se suman luego otros factores como el alto costo de sus insumos y el bajo precio del producto, se ha verificado en la mayoría de los casos una importante pérdida de capital, situación que ya venía complicada de años anteriores. (…) No debemos olvidar que casi el 90% de los esta-


Un camión “volador” en plena Expo

Los planos municipales consultados por don Julio Lebrún muestran que fue cedido para la Sociedad Rural de Comodoro Rivadavia en 1909 un campo de 1250 hectáreas (media legua) en la zona denominada Manantial Rosales, ejido y chacras de Comodoro deslindado y amojonado en la Gobernación del Chubut por el ingeniero civil Carlos Algañaraz. En las primeras actas institucionales se informa que en dicho campo había un galpón que en Asamblea se propone vender para cubrir gastos en la nueva ubicación de barrio Oeste; lugar donde actualmente se emplaza la entidad rural. También en dicho plano figura la Compañía Argentina de Comodoro Rivadavia (actual km 8 Petroquímica) y otros lotes con algunos nombres recordados como José Pinedo, Emilio Berger, Abeijón, Zenón Quiroga, Arrendamiento Peñero, Luís Montenegro, Cruz, R. Flores, reserva para aeródromo, La Mata, Caleta Córdoba, Roca de Alí, el trazado por cuadras del pueblo de Comodoro Rivadavia, Rada Tilly y Punta del Marqués. Figura una zona de Reserva Ministerial con decreto del 10 de junio de 1920 al oeste del pueblo, dentro del cual ha quedado la actual Sociedad Rural de Comodoro Rivadavia.

blecimientos ganaderos del Chubut tienen menos de 3000 cabezas de ganado, lo que los sitúa por debajo de lo que se denomina unidad económica rentable”, cita el texto. Según el libro de oro -octubre de 1986- “de un stock nacional de 48 millones de lanares en 1960 hemos descendido a 28 millones en 1986”. Socios • La cantidad creció bastante en los primeros diez años de funcionamiento de la Sociedad Rural. En 1942 tenía unos 470 socios y llegó a sumar 600 inscriptos en su zona de influencia. Después fue decayendo. De acuerdo a datos publicados por la publicación “Comodoro 70”, en 1970 el caudal de asocia-

Lebrún fue testigo de numerosos hechos que no todos recuerdan. Pero su memoria prodigiosa los relata con la misma nitidez con que un día los vio. Es el caso de un camión cargado de arena que, en medio de la 40 Expo Ovina -un 28 de enero de 1978- sorprendió a los presentes irrumpiendo por el techo del galpón principal. “Estaba en una mesa sentado junto a los jurados del evento cuando de repente escuchamos una explosión que nos sorprendió a todos. Bajando por una de las calles cercanas a la Sociedad Rural, por avenida Rivadavia, se quedó sin freno, el chofer se tiró y el camión entró directo por el techo del galpón”, cuenta entre risas don Julio, recordando detalles precisos. “Tocó tierra donde estaba la antigua gerencia. En ese momento había una persona revisando un carnero que gracias a Dios se encontraba agachado, por eso no lo atropelló. El camión chocó contra unas vigas de hierro que actuaron como contención”. Cuenta don Julio de la sorpresa y desesperación de los presentes cuando vieron la cabina del camión repleta de la arena que transportaba, “entonces, entre todos empezamos a sacar la arena con las manos pensando que allí estaría el chofer”. Se estropeó un brete, se lastimó un carnero y todos se asustaron por lo ocurrido; pero el hecho no pasó de ser una anécdota. “En dos o tres horas, todo estaba acomodado nuevamente”, concluye.

dos de la entidad era de 380. Estaba afiliada a la Federación de Sociedades Rurales de la Patagonia con sede en Trelew y ya tenía personería jurídica que había sido otorgada por la provincia de Chubut por decreto N° 38 del mes de enero de 1960. Actualmente -2012-, se cuenta una masa societaria de aproximadamente 300 socios. “Muchos de ellos no tienen animales en los campos porque no les conviene trabajar, comparado con lo que perciben por regalías petroleras. Las empresas petroleras tienen mucha gente circulando por los campos, con lo cual es casi imposible poder criar ovejas”. Citas 1 Cincuentenario de Comodoro Rivadavia. 2 Cincuentenario de Comodoro Rivadavia.

Primeras Jornadas Laneras de la Federación Julio de 1983. Se realizan las Primeras Jornadas Laneras organizadas por la Federación de Sociedades rurales de Chubut, en Esquel. La ponencia de esta entidad rural es no patrocinar nada que signifique alentar la creación de un ente estatal para la comercialización de las lanas. Apoyar, sí, una política cooperativista y de núcleos de ganaderos al estilo Prolán, al igual que en Corrientes y la Provincia de Santa Cruz. Ese mismo día se debaten diversas ideas atinentes al proyecto de ley o decreto para que los ganaderos que clasifiquen se beneficien con el 4% de rebaja en los derechos de exportación. En reuniones posteriores, se confirma la aprobación del reintegro del 4% a aquellos productores que acondicione perfectamente la lana de su establecimiento para exportación.

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Por Ing. Juan José Gómez, vicepresidente de la Asociación Argentina de Superficiarios

Superficiarios: reseña de una lucha que no termina Hasta mediados de la década del 50, la actividad petrolera no tenía aún la intensidad que adquiriría años después, a partir de los contratos petroleros firmados en el marco de la política energética del presidente Arturo Frondizi. En consecuencia, entre los años 1959 y 1962 se inició un ritmo de perforaciones de suma intensidad, tanto en las zonas de Cerro Dragón como en las áreas de Caleta Olivia y Pico Truncado. Surgieron entonces nuevos desafíos, con la impronta de aquellos pioneros que supieron plantar un reclamo que solidificó raíces, muchas veces en desigualdad de condiciones y de medios para afrontarlo.

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e propongo en este relato, hacer una breve síntesis en homenaje a quienes con su esfuerzo marcaron un camino que hoy continuamos desde la Sociedad Rural junto a Aníbal Parolín y la Asociación Argentina de Superficiarios, con quien impulsamos este entusiasta y comprometido trabajo en defensa de los intereses de los propietarios de campo afectados por la actividad petrolera. Dijimos que la situación era distinta hasta fines de los 50. Hasta ese momento, el productor esperaba que llegara YPF (dueña de casi todas las concesiones) para perforar, para que le hiciera alguna aguadita o algún camino en el fondo del campo. Pero la historia cambió a partir del “boom petrolero” y el productor observaba impotente cómo le invadían el campo, haciendo locaciones y caminos por doquier, destruyendo sus instalaciones, además del robo de ganado. Por esa época empezó, a través de la Sociedad Rural de Comodoro Rivadavia,

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el trabajo titánico de un grupo de productores de Chubut y Santa Cruz, que iniciaría gestiones en Buenos Aires –(decirlo hoy parece sencillo, pero en aquellos años las distancias se multiplicaban en costos, frecuencias vuelos y estado de caminos, como también por la escasez de comunicaciones)-, ante las Secretarías de Energía y Agricultura, Ganadería y Pesca, que motivarían el inicio de un largo proceso para reconocer el derecho de los superficiarios. En aquel grupo es necesario mencionar a hombres como los hermanos Isidro y Alberto Izurrategui, Walterio Stingl, Tramonto Morini, Julio Colla, el Dr. Enrique Chiapello, los hermanos Menéndez Behethy (con estancias en Tierra del Fuego), Gaztaldi, Flagel, Julián Rodríguez, entre otros. Mucho fue el tiempo y las gestiones realizadas para poder lograr algún resarcimiento económico por los daños causados por la actividad petrolera. Recién en el año 1968 y luego de dictarse la ley de Hidrocarburos 17.319, el gobierno de facto de Onganía dictó el decreto ley 6803/68, que creaba una Comisión Asesora formada por dos miembros de cada una de las Secretarías mencionadas, la que tendría a su cargo el estudio y determinación de los valores indemnizatorios, cuyo formato aún rige y que surgen de la famosa “cuenta cultural”, creada por los técnicos de la Comisión, señores Vázquez y Humbolt. Estos valores se establecían al comienzo mediante resoluciones conjuntas y luego mediante decretos bianuales, actualizables por el valor del producto lana principalmente, a lo que se sumaría la compensación de un valor equivalente a 1.000 litros de gasoil por cada legua, para compensar los gastos del productor al recorrer su campo en la inspección y detección de daños. Esto tenía su origen en un Decreto-Ley del año 1963, que establece el derecho del superficiario a ser indemnizado por la afectación de su campo, retomado luego por el artículo 100 de la ley nacional de Hidrocarburos. Pero el camino no era tan sencillo como relatarlo en estas líneas. Las actualizaciones, que debían hacerse cada dos años tal como se dijo, en la práctica se dictaban en períodos de alrededor de 6 años, no sin antes cumplir verdaderos calvarios de “sangre, sudor y lágrimas”, valga la expresión para graficar el recorrido por pasi-


llos y despachos gubernamentales. La reparación del ambiente • Pero no todo fue luchar por lo valores indemnizatorios, también se realizaron gestiones para revertir, o atenuar, nuestro estado de desprotección legal ante las empresas petroleras. Pasarían algunas décadas, siempre con el esfuerzo y el reclamo ante diversos gobiernos. En el año 1994, nuestra Sociedad Rural organizó y realizó un Foro para tratar el tema ambiental y otros vinculados a la propiedad del subsuelo, lo que concitó la participación de diversos especialistas del ámbito judicial, gubernamental, empresario y otras instituciones. Un seminario similar se realizaría en el año 2000, reiterando el análisis y recomendaciones en torno a modificaciones en el Código de Minería. “La explotación del subsuelo realizado de la forma en que se ha hecho hasta ahora – decía una de las sugerencias emanadas de aquellas

discusiones- genera un desarrollo económico transitorio, provocando al momento del agotamiento de los yacimientos una situación económica social de extrema gravedad. La reforma propuesta posibilitaría el desarrollo económico en las zonas afectadas, para que la actividad minera pueda generar actividades sustentables”. Otra de las recomendaciones del Foro apuntaba a que las autoridades exigieran que la recomposición del ambiente se hiciera in situ, sin admitir compensaciones dinerarias ni tampoco en especies en otros lugares, excepto en casos en que la recomposición fuera imposible. Otra lucha muy importante fue neutralizar el proyecto federal de hidrocarburos, impulsado por el entonces presidente Carlos S. Menem, por el que además de proponer la privatización de YPF, se presentaba una nueva ley para el sector hidrocaburífero, muy perjudicial para el superficiario. Para ello acudimos a nuestros senadores, en ese entonces fue César Mac Karthy, de quien recibimos una inestimable colaboración, como también del senador Melgarejo por Santa Cruz. Asimismo recurrimos a la Sociedad Rural Argentina, quien contrató para el tema a un especialista en derecho minero, el Dr. Piegretti, profesional que elaboró un extenso dictamen que posteriormente fue presentado al Senado de la Nación, trabajo que fue también apoyado por CRA. Luego de una verdadera labor “de hormigas” en este importante tema, logramos que se desestimara totalmente el proyecto original presentado por el Poder Ejecutivo Nacional y se elaboraran otros dos proyectos nuevos, que estuvieron a punto de aprobarse, de no haber surgido el escándalo de las coimas en el Senado de la Nación, hacia el año 2001. Los momentos de lucha fueron muy distintos de acuerdo a la época. Antes de privatizarse YPF y darse a concesión nuevas áreas, sólo se discutía con YPF y Gas del Estado, además de algún funcionario. Posteriormente la situación se puso más difícil, pues las empresas (petroleras) concurrían a las reuniones en forma masiva, con todos sus abogados y luego a través de sus Cámaras, además de tener cada vez más influencia y “Lobby”, con los gobiernos de turno hasta el año 2002, mientras los ruralistas nos encontrábamos en la situación contraria, a tal punto que

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Superficiarios: reseña de una lucha que no termina

durante dos o tres años tuvimos vedado el acceso a la Secretaría de Energía de la Nación, hasta que por la intermediación del nuestros senadores, logramos que el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo pusiera las cosas en su lugar y lográramos el dictado del Decreto P.E.N. 860/96. Este es el marco que está vigente hasta hoy con las distintas actualizaciones que se han derivado desde entonces en función de los valores de la lana y el gasoil, como las diversas resoluciones de actualización, las últimas de las cuales se obtuvieron en diciembre del año pasado , tras intensas gestiones ante el ámbito gubernamental y el eco finalmente encontrado en el Senador Marcelo Guinle y en el ministro Norberto Yauhar, estas Resoluciones Conjuntas de la Secretaria de Energía y la Secretaría de Agricultura comenzaron a regir retroactivas a Abril de 2011 y llevan los Números 31 y 114/ 2011. Metas pendientes • Aún nos quedan desafíos por delante. Entre estos, el más importante se vincula a la creación de nuevos instrumentos de actualización, que equipare el derecho del superficiario con al menos una parte de la renta obtenida a partir de la riqueza extraída por la petroleras luego de afectar, con sus perforaciones e instalaciones, nuestros campos. Otro tema en el que no hemos logrado avanzar todo lo que hubiéramos deseado es en relación a las servidumbres por paso de gasoductos. En efecto, el marco regulatorio para el uso de estas vías de transporte de gas surgió tras la privatización de Gas del Estado, el 28 de diciembre de 1992, lo cual abrió un período de regularización de 5 años, para inscribir todas las servidumbres en los registros de la propiedad respectivos e indemnizar a los propietarios. En este período, las transportistas o empresas concesionarias, para poder inspeccionar o ejecutar obras nuevas, hicieron acuerdos con los propietarios, tomando como referencia la legislación petrolera; recién en 1998 el ENARGAS (Ente Nacional Regulador del Gas) dictó el Resolución ENRG N° 584/98,

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similar al Decreto 860 petrolero y posteriormente la Resolución 2244 en el año 2001-, que contempla el daño edafológico. Los valores indemnizatorios de la Resolución 584 se fueron actualizando por los porcentajes de las resoluciones conjuntas petroleras hasta el 2007, pero el año pasado ENARGAS comenzó a estudiar una nueva reglamentación junto a INTA y dejó suspendidas las últimas actualizaciones del 2011. Además, la resolución 2244 no ha sido actualizada desde que se dictó por un error en su formulación, que no contempló ningún parámetro de ajuste. Hasta aquí hemos realizado intensas gestiones a todo nivel y aportado distintas alternativas para modificar la legislación, pero el peso de las empresas en el ENARGAS es muy importante y no hemos logrado muchos avances, dado que desde hace años el Interventor designado por el poder Ejecutivo Nacional es un ex- gerente de una de estas empresas, que hoy debe indemnizar a los superficiarios y todos nuestros pedidos son “cajoneados”, por más que estos vengan de nuestras máximas autoridades políticas. No obstante, estamos dispuestos a seguir trabajando en procura de éste y otros objetivos, codo a codo con Aníbal Parolín, defendiendo los derechos de los superficiarios y tratando de que se respete el medio ambiente y a la actividad del productor rural. En el futuro cercano se abre también la necesidad de afrontar el debate en torno a la cuestión minera, por lo que esta actividad está bajo estudio en la Asociación, ya que se proyecta que avanzará en zonas rurales donde no hay explotaciones de petróleo ni gas. Desde nuestra perspectiva, sería importante que el Marco Regulatorio impulsado por el gobierno provincial incluya un capítulo vinculado a la protección de la actividad rural y el cuidado del ambiente para las futuras generaciones. Por nuestra parte, comprometemos el mayor esfuerzo para estar a la altura de los desafíos por venir, para tratar con el máximo rigor profesional, los temas en que nos toque intervenir.


Por Pablo Serres, Presidente desde 1991 a 1995

Los años 90: una férrea acción desde la Sociedad Rural Mi paso por nuestra Sociedad Rural Casi sin proponérmelo recuerdo cuando un grupo de mis amigos me invitaron a charlar una rato sobre mi eventual participación en nuestra Sociedad Rural; debo señalar que en el fondo lo hicieron con cierta picardía, que luego resultó para mi un verdadero halago. Y debo contar esto porque las primeras conversaciones sólo se referían a que me sumara como miembro de una lista que se propondría como una de las alternativas en la próxima asamblea; finalmente terminé presidiendo esa lista, que asumió la responsabidad de conducir la entidad.

S

i bien yo tenía cierta experiencia en el campo gremial por mi actuación en la Cámara de Comercio de nuestra ciudad y en la Federación Empresaria de la Provincia, mis conocimientos en el sector rural sólo eran aquellos que podía tener como un simple productor. Pero no cabe duda de que la suerte acompañó mi gestión, esa suerte estaba sustentada en un grupo de productores y dirigentes experimentados y comprometidos con su ciudad y con el campo que fueron mi sostén, mis consejeros y mis amigos; hoy luego de tantos años comparto con muchos de ellos esa amistad y añoro a algunos, que la vida los llevó en forma temprana. Todos recordarán la década del 90, años difíciles, como tantos que el sufrido campo patagónico debió enfrentar: precios deprimidos en los valores de la lana , sobre stock australiano que actuaba como depresor de esos valores, paridad 1 a 1 en el tipo de cambio, falta de política agropecuaria, problemas

sanitarios, costos de producción que tornaban inviable producir, caída del régimen de la ley 22.465, sequías y nevadas que se alternaban agravando la situación productiva y como corolario fatídico la erupción del volcán Hudson, que dejó fuera de producción a cientos de establecimientos. Seguramente podríamos hacer un largo inventario de esos temas que nos veíamos en la necesidad de abordar, muchos de los cuales seguramente hoy repiten su vigencia. Entre todos tratamos de acompañar esta problemática, sabiendo que no hay otro camino que enfrentar aquello que nos pasa e iniciamos así un período de fuerte gestión. Nuestros viajes a Buenos Aires se hicieron cada vez mas frecuentes, por aquello de que Dios está en todas partes pero atiende sólo allí en la capital. Primer Foro Lanero y bases para la Ley Ovina • Definimos dos frentes de trabajo: los relacionados con acciones conjuntas con otras rurales hermanas, fortaleciendo la Federación de Sociedades Rurales; trabajamos en CRA generando una activa comisión de ovinos y establecimos contacto permanente con el gobierno provincial, sabiendo muchas veces que no encontrábamos el compromiso o el conocimiento de la realidad productiva provincial; llegamos a escuchar que una hectárea de cerezas producía mas que 1.000 ovejas. Sin embargo esto no nos amilanó, convocamos a funcionarios nacionales y en nuestra Sociedad Rural tuvimos el honor de promover el 1er Foro Lanero Patagónico, marco que sirvió durante años para discutir políticas que acompañaran la necesaria recuperación de los productores ovinos. Generamos el primer programa Sanitario de lucha contra la Sarna, creando las Comisiones Sanitarias departamentales, lo que luego se extendió como programa nacional y llevamos los índices de prevalecía de más del 30% a O. Los sistemas de clasificación de lanas (Prolana) , el programa de Carne Ovina, la compensación a la mano de obra, la importación libre de aranceles de vehículos y equipos para el campo, la ley 4.100 de control de predadores (zorro) , etc., son algunos de los instrumentos que se generaron en esos

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Mi paso por nuestra Sociedad Rural

años. La Ley Ovina fue finalmente un instrumento de suma importancia promovido desde los Foros Laneros, teniendo nuestra Sociedad Rural el orgullo de ser su principal movilizador. De igual manera se gestionó un sistema justo de compensación de los campos afectados por servidumbres petroleras. No menor fue el acompañar la refinanciación de los créditos del banco Nación, que permitió que muchos productores pudieran regularizar su situación ante la entidad de crédito y recuperar su campo. También en esos años pudimos encarar importantes obras edilicias en nuestra sede, inaugurar la nueva pista de jura, el salón de fiestas, el tinglado exterior, la reconstrucción de los galpones de exposiciones, etc. Seguramente omitiré en estas líneas algunas otras cosas, pero no quiero olvidar la pasión que le

poníamos a nuestra querida Sociedad Rural; debo rescatar esa rutina diaria que teníamos de juntarnos absolutamente todos los días de la semana a las 3 de la tarde, en nuestra sala de reuniones. Era para nosotros una reunión diaria de trabajo, un encuentro de amigos preocupados para ver qué podíamos hacer para colaborar y ayudar a nuestros socios, a quienes habían confiado en nosotros para conducir la institución. Guardo también entre mis cosas una foto de la inauguración de nuestra Exposición Rural, en la cual dejamos como símbolo la silla vacía por la ausencia del secretario de Agricultura; este símbolo no estaba dirigido contra la persona del secretario, sino contra una administración central que aun hoy continúa sin mirar el país interior. Finalmente mis cálidas felicitaciones por estos 75 años de nuestra querida Sociedad Rural y el permanente reconocimiento a todos y cada uno de quienes a través de los años forjaron su historia.

Aquel agosto de 1991… El 20 de agosto de 1991 con asistencia de aproximadamente 50 productores y la Presidencia de Pablo Serres y otros socios se realizó una reunión en donde se informa que el Presidente de CRA, Sr Navarro, acompañó a la comitiva que se encuentra con el Vicepresidente de la Nación visitando la zona del desastre. Se informa que a mediano y largo plazo los impactos son imposibles de evaluar, no existiendo ningún antecedente en la zona ni por parte de los productores ni de los técnicos. En la zona cercana a Los Antiguos “el desastre parecía ser casi total”. Es que según se informa en el acta N°814 de agosto de 1991, “la zona de Los Antiguos está en situación de catástrofe. En Perito Moreno la capa de ceniza es un poco más baja y existe alguna posibilidad de salvar la parte de los animales. La distribución de ceniza se abre en abanico afectando por el lado norte hasta el cauce del Río Deseado y por el lado sur una línea que partiendo de Los Antiguos terminaría en Puerto San Julián. Los depósitos son más importantes en la parte centro de dicho abanico, que en la medida que avanza hacia el Este disminuye la densidad del material que se deposita. Por razones de viento se ha depositado una gran cantidad sobre ruta 3, entre Fitz Roy, unos 40 km al norte de San Julián. (…) El primer gran inconveniente es el taponamiento de los caminos, aguadas y coberturas de las pasturas. Se rescatan cuatro propuestas concretas de aplicación inmediatas: • 1- Dinamizar vialidad para liberar rápidamente los caminos • 2- Posibilitar la limpieza de aguadas con máquinas. • 3- Trasladar hacienda a otros campos desocupados o parcialmente ocupados haciendo un registro previo. • 4- Proveer el suministro de colirio para la los problemas de ceguera.

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Por Digna Hernando de Blanco Presidenta 2009-2013

Un punto de inflexión para la historia, un intento de respuesta al futuro Desde el Hudson al Puyehue La historia de la producción rural en la región patagónica tiene uno de sus capítulos más dramáticos a partir de los efectos de la erupción del volcán Hudson, entre el 8 y 12 de agosto de 1991, a lo que décadas más tarde se sumaría, más al norte, una nueva contingencia por el volcán Puyehue. Las consecuencias de las más de 2.500 toneladas de cenizas del volcán Hudson –ubicado unos 130 kilómetros al sur de Coyhaique, afectando por ello y en forma directa a localidades como Los Antiguos y Perito Moreno, pero por efecto de los vientos a una gran parte de las producciones de la provincia santacruceña y sur de Chubut- son aun hoy objeto de estudios, al tiempo que los efectos de aquella catástrofe provocaron la pérdida de más de 400.000 ovinos, la afectación de unos 10 millones de hectáreas y más de 800 establecimientos rurales de toda la región patagónica sur y el despoblamiento de grandes extensiones de tierras en Santa Cruz. Por entonces las pérdidas superaron los 20 millones de dólares, mientras que la población rural en esa provincia, de por sí escasa, bajó drásticamente entre 1991 y 2001 desde 13.700 a 7.600 habitantes. Más cercano en el tiempo, el 4 de junio de 2011 entró en erupción el volcán Puyehue, ubicado al norte del Paso Internacional Cardenal Samoré, afectando gravemente a las provincias de Río Negro, Neuquén y Chubut. En este caso, la producción ganadera de la meseta y sur de la provincia sufrió nuevamente el impacto de la ceniza volcánica, sumándose a la sequía que, desde el año 2006, afecta gravemente a la producción chubutense, con un régimen de lluvias que no ha logrado recuperarse y cuyas consecuencias siguen afectando a la producción en el tiempo.

A

l intentar una mirada retrospectiva de lo que ha sido la década previa hasta llegar a los 75 años de vida de la Sociedad Rural de Comodoro Rivadavia, advertimos que los desafíos han sido diversos, como a lo largo de toda la fructífera historia de nuestra institución. En estos años que nos toca transitar como integrantes de una Comisión Directiva, hemos tomado una posta que ha sido moldeada por los socios fundadores de la institución, con el tesón y el arraigo como estandartes, pero que no ha dejado de reconocer a la presencia en el campo –por parte de los hombres y mujeres que a lo largo de generaciones han reafirmado esa vocación- como una bandera de soberanía más allá de que las circunstancias históricas o los distintos momentos políticos del país no hayan alcanzado a dimensionar cabalmente qué significa impulsar la producción agropecuaria en los puntos geográficos más duros de la región patagónica. Como hemos expresado en más de una oportunidad a lo largo de los últimos años, hoy el campo sigue careciendo de respuestas básicas ,que si bien podían ser comprensibles por falta de tecnología adecuada décadas atrás, hoy resultan injustificables. Nos referimos concretamente a la falta de comunicación a la que nuestra gente parece estar condenada, porque no hemos encontrado aún los ecos necesarios a un pedido que se ha profundizado conforme se evidencian la falta de un servicio vital, en un mundo globalizado. Como ha expresado el Dr. Leonardo Tedesco, presidente de la Federación de Sociedades Rurales, hoy la falta de comunicación es también una forma de discriminación, aquella que condena a los jóvenes y adultos que tienen su modo de vida en el campo, a quedar afuera de un mundo que hoy es accesible a través de la tecnología, limitada a una sobre oferta en áreas urbanas pero que poco hace para sostener la presencia de nuestra gente en las áreas rurales. En éste, como en otros temas, no hemos encontrado la cabal comprensión o sintonía suficiente desde el ámbito de las decisiones gubernamentales, pese a los reiterados reclamos para fomentar desde las políticas públicas aquello que el mercado de por sí no puede garantizar. En tiempos de internet y de las comunicaciones

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Un punto de inflexión para la historia, un intento de respuesta al futuro

satelitales, nos seguiremos negando a que el campo quede condenado a la periferia, porque su ámbito de acción aporta a la construcción de riqueza del país y porque es indispensable asegurar la calidad de vida para quienes encuentran tierra adentro no sólo sus herramientas de trabajo, sino también y principalmente, su lugar en el mundo. Si hablamos de contingencias climáticas, en los últimos años hemos atravesado situaciones que si bien en nada podrían asustar a quienes nos precedieron y marcaron un camino productivo en la región, sí han tenido tales circunstancias un condimento nuevo. Nos referimos a la búsqueda de alternativas para que, más allá de la inevitabilidad de un fenómeno como la sequía que se ha hecho crónica desde los años 2006 y 2007 en adelante, nos ha desafiado a pensar maneras que pudieran canalizar soluciones ante fenómenos en los que no tenemos posibilidad de incidir, pero sí de prevenir y prepararnos. Desde esa perspectiva, no hemos dejado de reclamar lo que por derecho corresponde al productor, es decir la asistencia de un Estado que desde sus diversos ámbitos siempre ha estado presto a exigir y reclamar contribuciones, tal el caso de las retenciones sobre la exportación de lanas, pero que no ha tenido la misma celeridad o eficacia a la hora de articular las respuestas esperadas. Los productores hemos sido siempre proactivos, como lo demuestra incluso la anécdota de la cesión de tierras para asentar el predio donde hoy funciona nuestra institución, pero que en el año 1937 se le dijo desde la incipiente autoridad municipal en el pueblo de Comodoro Rivadavia: “En aquel bajo pueden construir su sede”, señalando hacia un lugar que era sólo campo y que hoy es uno de los epicentros barriales y comerciales de la ciudad. Con ese espíritu, hemos puesto manos a la obra en distintos momentos de la historia, pero sin por ello dejar de llamar la atención hacia las respuestas que las autoridades políticas, fueran provinciales o nacionales, deben brindar a nuestro sector. Por ello hoy decimos que afrontamos el desafío de proponer nuevas formas de acción, porque los nuevos tiempos nos han llevado a sumar herramientas intensivas a una actividad que por tradición y naturaleza es extensiva. Hemos dicho en más de una oportunidad que los productores no podemos seguir esperando a que llueva, o los instrumentos de mera subsistencia que muchas veces la limitada visión desde el Estado ha llevado a articular. Estamos dispuestos, reiteramos, a sumar herramientas innovadoras, pero para ello seguiremos exigiendo la presencia de los organismos técnicos y de sus integrantes, desafiándolos a dejar los escritorios y a sumar su presencia en el campo, codo a codo con los productores, que están ávidos de sumar el conocimiento y la orientación necesaria para desarrollar aquellos instrumentos. Estamos también en un momento de muchas definiciones en torno al manejo de los recursos estratégicos, con el agua en el centro de las discusiones. Las iniciativas de proyectos mineros en la provincia también nos han llevado a expresar nuestra posición,

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en relación a que deberían agotarse las instancias y posibilidades de priorizar el uso de agua para optimizar las producciones agrícola ganaderas en la provincia, antes de avanzar en producciones alternativas como la minera. Hemos dicho en estos años que si es cierto que hay grandes reservas de agua, argumento bajo el cual se han impulsado alternativas de producción minera, bien deberíamos probar antes si es posible desarrollar aquello que, a lo largo de décadas, se dijo que no era posible precisamente porque faltaba agua. Concretamente, si Argentina hoy inscribe parte de su estrategia de inserción internacional en la producción de alimentos, hemos propuesto desde nuestra tribuna que se evalúe de qué modo podría insertarse la producción agropecuaria de Chubut en tales lineamientos, por ejemplo a partir del incremento de pasturas para el mayor desarrollo ganadero, ya sea ovino o bovino. En materia de lanas, hemos visto también que la imposibilidad de manejar circunstancias internacionales que inciden sobre el mercado y sus consiguientes vaivenes de precios, nos llevan a buscar alternativas para afrontar en conjunto nuevas oportunidades de comercialización, para lo cual hemos orientado también los esfuerzos en materia de capacitación y apertura de diálogo hacia tales opciones. Si miráramos en perspectiva hacia adelante, cuando la institución celebre sus 100 años de vida nos gustaría que la historia focalizara su visión en este preciso momento, en esta etapa en que con orgullo celebramos nuestras Bodas de Platino, como el período en que se comenzaron a sembrar las bases para ese cambio cualitativo en la forma de producir, porque las nuevas circunstancias naturales así lo imponen y porque el amor por el campo nos lleva a buscar nuevas respuestas. Seguramente queda mucho trabajo por hacer y como dirigentes apenas estamos sembrando las primeras semillas para ese cambio, así como en los primeros años quienes nos precedieron en la función debieron consolidar la institución y desarrollar denodados esfuerzos en materia de sanidad, de defensa de derechos de superficiarios o del más básico derecho de la propiedad. Honramos hoy a nuestra Historia y a grandes dirigentes que condujeron los destinos de la Sociedad Rural de Comodoro Rivadavia, pero entendemos que el mejor modo de hacerlo es mirar de frente hacia el futuro: hacemos campo hoy porque estamos convencidos de que en él reside gran parte de la riqueza de nuestro país, porque creemos que su mayor desarrollo significa oportunidad de trabajo y crecimiento para nuestra región; y porque el trabajo sobre esa tierra, con el respeto al ambiente y con la meta de la sustentabilidad ante todo, será el mejor legado para las generaciones futuras, aquellos que hoy nos miran desde un punto impreciso de la historia, pero que un día nos preguntarán qué hicimos para revertir las adversidades. Nuestra mejor respuesta será la posibilidad de decir que hoy, como ayer, seguimos luchando para construir el sistema productivo que nos lleve a concretar el potencial que, sabemos, sigue existiendo en nuestra región.


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