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UN NUEVO MUNDO REQUIERE SBN Javier Acosta
UN NUEVO MUNDO REQUIERE DE UNA NUEVA GUERRA
SBN Javier Acosta
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“Un nuevo mundo requiere de una nueva guerra”.
El estandarte más poderoso en el camino marcial debe ser el de la igualdad. En ese sentido, es de primer orden entender la historia de una cultura que ha sobrevivido siglos y diversos cambios sociales, para así encontrar tu camino marcial real de la mano de la práctica y recuperar ese sentido de ser y no de seguir.
En el momento en que te conviertes en un seguidor te vuelves nada…
Así nacen los grupos de poder, con la vacía idea del reconocimiento a través de las medallas, trofeos, placas, títulos y cargos, he ahí donde el proceso de formación, por más largo que sea, es una farsa maquillada en fines diminutos como puestos honorarios con fecha de caducidad, es el ego mal entendido como megalomanía; tal vez fuera de cuatro paredes me siento nadie y solo vivo mi fantasía con mis compañeros de sueño imitando al club de economistas, así es como se ha quedado en la simple forma y el símbolo no ha servido de nada. Cada vez que uno conoce algo nuevo nos suele deslumbrar, pero al elegir andar tu camino eso te dejará de impresionar, eso sí, seguirá brillando y no dejará de ser interesante como el infinito que estás por descubrir de la mano de la libertad, pero si te interesan los títulos por encima de la trascendencia marcial estarás condenado a ser un seguidor, pues la única manera hoy de llegar ahí es ser parte de un grupo de poder que te impulse a ese sitio, por lo menos en estos lados (México) funciona así, por eso mismo pienso que la parte negativa del arte marcial es el practicante, si deseas seguir tu proceso de formación y lo eliges sobre las formas que la misma sociedad te ofrece hoy, te lo agradezco, pocos llegan a comprender esto. Las artes marciales precisan cubrirse hoy de instituciones organizadas de modo jerárquico, el problema es que hemos convertido ese organigrama en puestos de coto de poder mediante títulos nobiliarios que no trascienden por si mismos, por su intrínseca política de humo, títulos que requieren de un maestro convencido y con libertad de cátedra, títulos que solo refieren a la confianza que te otorgan tus maestros en pro de la formación. El problema es cuando esos títulos se vuelven animaciones para llenar egos que no tienen lugar en algo tan hermoso como la educación marcial; la formación es vida, es trascendencia y entre más grande sea el puesto así será la responsabilidad. Nos hemos quedado en la forma, en títulos, medallas, en usos y costumbres que se han vuelto ley. Quedarse en el signo sin trascender al símbolo es preocupante, esto va a terminar cuando nosotros mismos le demos un vuelco al pasado de las artes marciales para revitalizarlas, pero no ese pasado donde se formaban ídolos de momento, sino a los orígenes, al proceso de formación ético, moral y espiritual, a través de los rituales, el respeto, la práctica y el estudio filosófico, las artes marciales también forman fanáticos, ese fanatismo que no reflexiona y la forma la toma a punta de figuras dogmáticas. Existe una necesidad imperante de revisión en los procesos de formación dentro de las artes marciales, pero eso equivaldría de entrada reconocer que hemos fallado, habremos quienes si queremos reconocer este fallo para corregir y no seguir formando personas anacrónicas y adoctrinados, por lo mismo este articulo se publica en la revista “El camino”, para así esperar con amor la resistencia de mis iguales, reconociendo que con esta
