Caminando nº 219

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Domingo 1 de Enero de 2012

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Palabra de Dios Continuación del Evangelio Viene de la página 1

. . . Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el ángel antes de su concepción. v

Palabra del Señor

Reflexión: ¿ uiénes son estos pastores a

Q

aquí todo parece más o menos lógico. Lo verdaderamente extraño es que el signo les convenza, que hagan suyo el evangelio -creyendo que ha nacido el Salvador- y alaban a Dios por todo ello. Nosotros, lo mismo que los pastores, nos movemos aquí en el plano de la paradoja fundamental del cristianismo: vemos por un lado a un niño, envuelto en los pañales, indefenso, sencillamente un hombre; o vemos si se quiere a un pretendido profeta del Señor que muere ajusticiado. Tal ha sido el signo, el de Belén o el del Calvario. Pues bien, sobre ese signo se descorre la palabra de la epifanía(manifestación) radical de Dios que anuncia: Les ha nacido (ahí lo tienen) el salvador, el Mesías de la esperanza de Israel, el Señor de todo el cosmos. Ante esa paradoja, los pastores han respondido como creyentes; en ellos, que eran quizá los más pequeños de la tierra, ha comenzado a brillar como en Abraham, la nueva luz de la verdad de Dios para los hombres. Ante esa paradoja se nos pide también a nosotros el valor de una respuesta. Como detalle debemos añadir que en realidad no existe adoración de los pastores (en

los que el ángel del Señor ha dirigido su mensaje? Siguiendo una tradición antigua se les identifica con los pobres de la tierra, los que viven alejados de los pueblos y no pueden cumplir reglamentos de la ley ceremonial de los judíos. Todas estas notas parecen ser auténticas. Sin embargo, no podemos olvidar que nos hallamos en Belén, ciudad del rey David, que fue pastor, llamado por Dios de entre el rebaño; tampoco olvidemos a Abraham y los patriarcas, que, siendo pastores, escucharon la llamada de Dios y recibieron su visita. En otros pueblos del oriente antiguo se han contado historias más o menos semejantes. Por todo eso pensamos que los pastores del relato no son simplemente los pobres y alejados, contra de la adoración sino también de los magos de Mt 2, Encontraron a María, aquéllos que están a José y al recién nacido. 11). Su gesto se Ocho días después prontos a escuchar refleja en estos la voz de Dios y a se le puso el nombre de Jesús r a s g o s : a ) fundar su nuevo encuentran al niño pueblo entre los hombres. y le aceptan como signo de Dios ; b) Sea cual fuere su sentido definitivo, confían en la palabra del ángel, lo cierto es que los pastores aceptan creyendo en su evangelio (nacimiento la palabra del ángel, se dirigen a de un salvador); c) glorifican a Dios. La observar el signo y encuentran al historia ha comenzado en Dios, que niño acostado en el pesebre. Hasta les ha puesto en camino hacia el niño

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del pesebre; desde el niño, aceptando el evangelio, todo vuelve a conducirles hacia Dios, a quien alaban por su obra salvadora. Ante el relato de los pastores, el texto de Lucas nos ofrece dos respuestas. Están a un lado los curiosos, que se admiran por lo extraño del suceso. Está en el otro la figura de María, que conserva todas estas cosas, las medita en su interior y reconoce (va reconociendo) la presencia de Dios en el enigma de su hijo envuelto entre pañales, recostado en un pesebre. También nosotros nos hemos situado ante el relato: ¿Como los pastores y María? o ¿Simplemente como curiosos? v Biblia Litúrgica N.T. Pág. 1239 S

Primera Lectura

E

Lectura del Libro de los Números 6, 22-27

l Señor dijo a Moisés: “Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Así bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán: 'Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz'. Que ellos invoquen mi Nombre sobre los israelitas, y Yo los bendeciré”. v

Reflexión:

Palabra de Dios

E

l texto que acabamos de leer, se compone de tres partes: una introducción (vs. 22-23), un poema litúrgico que es una fórmula de bendición (vs. 24-26) y una conclusión (v. 27).

En las tres partes una raíz verbal común: "bendecir" (vs. 23. 24. 27), y en las tres oraciones del poema (paralelas por su contenido y forma) un mismo sujeto: el Señor (vs. 24-26). Esta triple invocación del nombre del Señor hace eficaz la bendición de los sacerdotes aaronitas (v. 23). En realidad es Dios el que bendice a través de sus mediadores (v. 27).


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