Letras 11 de enero

[ Letras ] DE CAMBIO

SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 11 DE ENERO DE 2014 |

La expresión y la ética de

José G. Posada GASPAR AGUILERA DÍAZ | PAG. 2

El arte de Posada en libro SONIA SIERRA| PAG. 3

Autorretrato, un género rico en matices SONIA SIERRA | PAG. 4

Los nombres CREACIÓN ROBERTO FONTANARROSA | PAG. 5

Las 99 vidas de Boris Vian E. VASCONCELLOS| PAG. 6

65 años sin Vicente Huidobro AGENCIAS | PAG. 7

1914 CREACIÓN VICENTE HUIDOBRO | PAG. 8

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SÁBADO 11 DE ENERO DE 2014

La expresión y la ética de José Guadalupe Posada A 100 años de su fallecimiento POR GASPAR AGUILERA DÍAZ

Tan grande como Goya, Posada fue un creador de una belleza Inagotable. Ninguno lo imitará: ninguno lo definirá. Su obra es la obra de arte por excelencia.

Diego Rivera La muerte es democrática, ya que al fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera…

J. Guadalupe Posada

La mano va delineando el contorno firme de una imagen que viene transparentemente de la muerte, de la crítica social o del registro creativo y amplio de lo que ocurre en una so-ciedad plagada de mitos, prejuicios morales y religiosos.

La recreación que José Guadalupe Posada hace de su entorno nada tiene que ver con la autocomplacencia o una denuncia a medias, es decir, políticos, gobernantes, sacerdotes, personajes de la alta sociedad, entre otros, a través de sus caricaturas y grabados sugerentes y demoledores son expuestos públicamente con un gran sentido de la ironía, del humor –y en

ocasiones hasta de la parodia-, como modelos de un estilo de vida y de un sistema político y social que ya empezaba desde entonces a demostrar su decadencia galopante.

Desde que en 1871 se inscribió –a los 16 años-- en el Taller del maestro Trinidad

Pedroso mostró su sensibilidad y talento, obtuvo una plaza como maestro de litografía en una secundaria de León, Guanajuato en la que enseñó durante cinco años.

Ante las graves inundaciones que sufrió esa ciudad en 1888 tuvo que emigrar a la Ciudad de México y empezó a colaborar

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en los principales diarios y revistas: El Ahuizote, Gil Blas, El Hijo del Ahuizote, Revista de México, La Gaceta Callejera y La Patria Ilustrada, entre otras, y en el taller de Irineo Paz. Su bonanza económica de ese momento le permitió experimentar con planchas de cinc, plomo o acero, en sus grabados.

En 1890 su obra gráfica ilustra las grandes publicaciones de carácter nacionalista y popular, así como historias, plegarias, leyendas, cuentos, historietas, liturgias de festividades, almanaques, y desde luego, las caricaturas de políticos influyentes que le costaron en más de una ocasión la cárcel.

José Guadalupe Posada retrató con fidelidad crítica la tragicomedia mexicana –diría José Agustín-, que aparecía al término de un siglo y al inicio de otro, es decir, la marginalidad, la muerte, el dolor, la miseria, el pecado, el amor, el llanto, la soberbia, fueron los temas que nutrieron su obra.

En el mundo del arte mexicano contemporáneo la trascendencia de su trabajo, tendría equivalentes en la literatura con las propuestas éticas y estéticas de escritores insobornables como José Revueltas, Efraín Huerta, Ramón Martínez Ocaranza, entre otros.

Hay que recordar que Diego Rivera, José Clemente Orozco y Leopoldo Méndez, lo consideraron un genuino representante del arte popular mexicano; incursionó también en el dibujo, la pintura, la caricatura y la fotografía, destacando siempre sus innumerables e ingeniosas litografías, se considera que elaboró cerca de veinte mil grabados.

Por otra parte, pareciera redundante señalar la sensación de gracia, complicidad, asombro y admiración que cada grabado de Posada le va provocando al espectador que se siente partícipe de un tiempo, un contexto y un lenguaje visual demasiado cercanos.

La capacidad de síntesis y de sugerencia a que aspira todo artista y creador, lo ejemplifica con creces éste genio originario de Aguascalientes, cuya obra completa debería tener una difusión amplia y básica como parte de nuestra formación integral y cuya influencia en el arte mexicano es comparable a la que tuvo el pintor francés Henri Rousseau a principio del siglo XX en Europa.

A la importancia del legado cultural y estético de personajes como el Dr. Atl, Manuel Ocaranza, José Clemente Orozco, Luis Sahagún, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, Alfredo Zalce y Juan Soriano, entre otros, se agrega con justicia el de José Guadalupe Posada.

Actualmente, el Museo que lleva su nombre se ubica en el barrio de Del Encino o de Triana, en la ciudad de Aguascalientes y data de principios del siglo XIX, cuenta con dos salas de exhibiciones, talleres de grabado, un área para actividades infantiles, así como un espacio para investigar su propia obra.

Jean Charlot lo redescubre en 1933, muere tan pobre como al inicio de su carrera en la ciudad de México en 1913, es sepultado en la fosa común puesto que tristemente, nadie reclama sus restos.

La sencillez y contundencia de sus trazos magistrales, siempre nos acompañarán como el mejor testimonio de la anti solemnidad, de las actitudes más convencionales y de doble moral, tan lamentablemente de moda en la clase social y política de nuestros días.

El arte de Posada en libro RESEÑA :: Edición conmemorativa de Conaculta. POR SONIA SIERRA | El Universal

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nvestigadores como Mercurio López, Rafael Barajas, Helia Bonilla y Agustín Sánchez participan en un libro que conmemora y rinde homenaje a uno de los más grandes artistas mexicanos: José Guadalupe Posada. En el centenario de su muerte, -en enero del año pasado- Posada ha sido evocado con exposiciones y ediciones muy diversas.

En José Guadalupe Posada. Edición Conmemorativa, publicado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (282 páginas, y a un costo de $550), se reúnen todas sus facetas creativas. Posada igual hacía caricaturas políticas, ilustraba noticias, artículos y sucesos cotidianos, o a un personaje de moda; en hojas que eran como volantes, en los llamados periódicos de a centavo, en periódicos formales, desarrolló su obra como cronista visual.

En este libro, cuyas páginas están diseña-

das y hechas en un color que quiere evocar las publicaciones antiguas, se han reunido múltiples ejemplos de esas diversas manifestaciones que le caracterizaron. Se trata, sin duda, de uno de los más completos libros en torno de su obra, y un justo homenaje. La edición se publica en inglés y español.

“José Guadalupe Posada es un rompecabezas para armar”, ha dicho el investigador Agustín Sánchez para quien “toda la grandeza de Posada estriba no en la muerte sino en la vida, en la forma de ver la vida, en los juegos de mesa, en las cartas de amor, en las canciones, en las obras de teatro, prácticamente cuando uno se asoma a la obra de Posada se asoma a un espejo. Es el artista más mexicano y universal, no en un sentido chauvinista ni ramplón, sino en el sentido de la grandeza de lo mexicano en cuanto a la universalidad”.

Posada consiguió hacer escuela, al tiempo que abrevar de muchas manifestaciones.

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Un género rico en matices RECUENTO :: Artistas x Artistas es un libro con más de cien autorretratos de creadores mexicanos del siglo XX . POR SONIA SIERRA| SIERRA El Universal

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l Autorretrato múltiple de Juan O’Gorman está compuesto de cinco retratos del artista; en el autorretrato de Lilia Carrillo no hay señales de la abstracción que identifica las obras de esta pintora; en el de Raúl Anguiano destacan su mirada y sus manos que parecen trazar una pintura; en el de Rufino Tamayo él quiso resaltar sus rasgos indígenas enmarcado por unos cuantos elementos de la naturaleza.

Cien obras plásticas que datan de los años 1893 a 2001, que son versiones de autorretratos, integran el libro Artistas x Artistas, con textos en inglés y español, que fue editado en 2013 por Smurfitt Kappa. Es un conjunto de autorretratos de artistas mexicanos del siglo XX, resultado de un concepto editorial de Elena Horz de Sotomayor, con Margarita Martínez Lámbarry en la coordinación de las investigaciones.

La obra, en edición de lujo y gran formato, incluye los autorretratos de este grupo de creadores a todo color, con una biografía de los mismos resultado de una investigación en bibliotecas, diversas fuentes y a partir de entrevistas, y en la mayoría de los casos acompañados del relato de cómo fue que cada uno de estos artistas realizó el autorretrato que aquí se incluye.

Además de los citados, en las páginas del libro se encuentran obras de Diego Rivera, Frida Kahlo, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Vlady, Vicente Rojo, José Luis Cuevas, Gilberto Aceves Navarro, Olga Costa, María Izquierdo, Gunther Gerzso, Irma Palacios, Julio Galán, Adolfo Patiño, Enrique Guzmán, Francisco Toledo, Rodolfo Morales...

El ingeniero Mario Garza, presidente y director general de Smurfitt Kappa y Smurfitt Cartíon y Papel de México describe en entrevista que el libro es resultado de un esfuerzo editorial que la empresa viene realizando desde hace más de cuarenta años ininterrumpidamente. “Lo que hemos buscado es hacer una aportación cultural a México; el primer requisito del libro es que sea de México que-

Autorretrato múltiple de Juan O’Gorman.

Autorretrato de Rufino Tamayo.

remos que la cultura mexicana vaya más allá de nuestras fronteras, que sea un libro ameno. En Artistas x Artistas buscamos presentar un balance de información y lo ameno, sin llevarlo a un grado tan técnico”, explica y agrega que aunque esta es una edición privada, por tratarse de un acervo cultural “hacemos donaciones a bibliotecas, a los artistas, a gente en el medio que pueda recibir algo de esta aportación, no está a la venta pero buscamos que esté disponible”.

Elena Horz dice que se entregaron libros a bibliotecas y museos. Sobre la documentación, apunta: “Es un libro escrito por académicos; se trata de que el tono de los textos sea de interés, es un libro de divulgación, con un respeto a la calidad académica y un contenido basado en la historia del arte”.

Los retratos -todos protegidos por el derecho de autor- forman parte de acervos particulares y de museos como el San Carlos, el

de Arte Moderno, de la Ciudad de México; del Instituto Nacional de Bellas Artes, y de colecciones como la Soumaya, Blaistein, Pérez Simón, entre otras.

Sobre la selección, Horz dice: “Se buscó que fueran artistas reconocidos por su obra, que se incluyeran autorretratos icónicos que aunque son muy conocidos son trascendentales, es el caso de Las dos Fridas, o El Coronelazo de Siqueiros; se buscó entre los artistas que se autorretratan de manera exhaustiva, como Cuevas, uno menos conocido, por eso se eligió su Autorretrato con máscara de Jack el Destripador; se hizo una indagatoria para encontrar de pintores abstractos; se buscó aportar, buscar los que tuvieran una visión diferente, en su estudio, ante el caballete, en un ambiente específico de su vida. La obra quiere mostrar al público las amplísimas opciones de elección para pasar a la posteridad que tienen los artistas”.

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CREACIÓN

Los nombres Roberto Fontanarrosa

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orque también la cosa está en los nombres, en cómo suenen, en las palabras, pero más, más en los nombres porque se puede estar transmitiendo agarrado al micrófono con las dos manos, casi pegado el fierro a la boca, y la camisa abierta, transpirada y abierta, los auriculares ciñendo las orejas y las sienes como un dolor de cabeza y ahí valen los nombres, tienen que venir de abajo, carraspeados, desde el fondo mismo del esternón, tienen que llegar como un jadeo, lastimarte, tienen que ser llenos, digamos macizos, nutridos, eso, nutridos. Tienen que llenar la boca, atragantarla, que se los pueda masticar, escupir, como pueda ser digamos Marrapodi, viejo, Marrapodi, ¡volóoo Marrapodi y echó al córner!, Marrapodi llena la garganta, sube, se puede arrastrar, no queda encía, muela, paladar sin Marrapodi, para deletrear casi con asco, con afonía. No. Marrapodi además volaba y se quedaba colgado en el aire con la pelota suya como un dirigible, remata, ¡vuela Marrapodi y atrapa!

Roque Marrapodi, para colmo, nombre para reventarse las venas del cuello y que lloren los ojos por un solazo bárbaro de domingo a la tarde, lleno de gente porque entra Borello o quien sea y ¡tiraaa! y allá sale disparado Marra como un lanzazo, la boca abierta, más abierta, los ojos casi en blanco, el pelo exagerado en el aire, un pie aquí, el otro allá, un manchón verde, uno gris, ese golpe en la punta de los dedos como quien puede manotear

un pájaro, una gaviota, caer hecho un manojo en el aire, los bigotes misturados de césped, el olor, relojear por bajo el brazo y la ingle dónde fue a parar esa bola y gritar sintiendo la garganta afiebrada de flema volóooo Marrapodi, medio arrastrando entre los dientes y la lengua la doble erre porque ya el flaco con el fulbo bajo el brazo va a buscar la gorra que quedó en el otro palo. O quizás Carrizo, pero menos, no tiene tanta fuerza decir Carrizo, tal vez en la zeta está ese olor a naranja, a cigarrillo, pero por ejemplo Camaratta, otro, Camaratta, vamos viejo, Camaratta viene el centrooo... y son tenazas las manos de Camaratta, ¡dos garfios Camaratta!, cómo no va a tener tenazas Camaratta aunque no se debía tirar, a Camaratta le debían reventar pelotazos en el pecho desde medio metro y el ruido se debía escuchar hasta en la otra cuadra y viene el rebote, entró Pontoni, tiróoo, sacó Camaratta, de nuevo un balinazo en el tórax inmenso de Camaratta con el pelo mojado sobre la frente y una lluvia de sudor desprendida de su nariz y el sudor en los ojos, ¡cómo le debía picar! y se quedaría tirado tras el tercer rebote en el suelo como un cachalote con la media derecha caída, sangrante y terrosa la rodilla, porque Camaratta siempre debía jugar en cancha de Atlanta donde es pura tierra y cada entrevero era una polvareda tremenda, donde catorce hinchas se morían de calor y odio y miles pero miles de argentinos escuchaban succionados

por la radio la voz porteña del balompié, pasión de multitudes, ¡Ca-ma-ra-tta!, salvó su arco de segura caída, Camaratta carajo, no Blazina por ejemplo porque Blazina es como decir felino o colina, algo plástico, estético, Mirko volaba en treintaitrés revoluciones, ahora un brazo, después el otro, flexionar la rodilla, una gambeta blanca blanca pero todo en cámara lenta, muda, como un vacío que se hubiera chupado el rugido de la tribuna, sólo Blazina planeando, en blanco y negro para colmo, que eso no es para hinchas, es para artes visuales. No, no se puede transmitir sin esos nombres, ojalá estuviera Marrapodi, o Camaratta, o Macarrata, o Camarrodi, Macarrata, ¡se tiiira Macarratta! ¡Voló!, el micrófono hecho un puñal, un puñetazo sudoroso, ¿cómo puede haber un arquero García por ejemplo, García, qué se va a decir?, volóoo García, si queda en la boca esa sensación desierta y adormecida de cuando uno come pastillas de menta, volóoo García, qué mierda va a volar ese boludo. Que se quede parado para eso.

Este cuento que presentamos forma parte de Los trenes matan a los autos, primer libro de relatos de Roberto Fontanarrosa, que acaba de ser reeditado por Planeta.

Una primera versión del libro se publicó en 1973 por la editorial rosarina Encuadre, bajo el título Fontanarrosa.

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Imagen del cómic de Christian Cailleaux y Hervé Bourhis publicado por Impedimenta.

Las 99 vidas de Boris Vian RESEÑA :: La novela gráfica Piscina Molitor extracta la vida del intelectual francés. Su edición coincide con el estreno de La espuma de los días, de Michel Gondry. POR E. VASCONCELLOS

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n 1947, Raymond Queneau publicaba Ejercicios de estilo, un libro que recogía 99 formas de contar una misma anécdota sin importancia (un encuentro en un autobús). Un hito en la escritura creativa, una demostración de que la palabra se hace plastilina en manos del autor. “Pertenece a esa gloriosa estirpe de desmitificadores que apuestan por la escritura como práctica, como trabajo y como juego”, señala el catedrático de Literatura Benigno Delmiro en su libro La escritura creativa en las aulas. En algunos casos, incluso, “se persigue el mero dislate como forma de perturbar la comprensión del lenguaje”.

Boris Vian (1920-1959) no sólo coincidió con Queneau, sino que este último logró que las primeras obras del escritor, músico, ingeniero y traductor se publicasen en la editorial Gallimard, casa de autores como Sarte, Proust, Malraux o Saint-Exupéry. “Tiene una pasión perniciosa por la literatura en general y hace de ángel guardián de los escritores jóvenes”, decía Vian de su contemporáneo. La cita procede de la “guía” de Saint-Germaindes-Prés con la que el jazzista retrató a la flor y nata de este barrio parisino a principios del siglo XX. Vian nació en una familia acomodada en la que cultivó el gusto por la cultura y la joie de vivre. Tras la crisis de 1929 sus padres prácticamente se arruinaron, pero el niño no perdió sus inclinaciones artísticas. Fue París el escenario principal de su vida, como lo es también de Piscina Molitor. La vida swing de Boris Vian, novela gráfica que Christian Cailleaux y Hervé Bourhis publican en España con Impedimenta. El lanzamiento coincide con el estreno de La espuma de los días, de Michel Gondry, película protagonizada por Romain Duris y Audrey Tautou y basada en la novela homónima de Vian.

Su obra se publicó, por cierto, el mismo año que los “ejercicios” de Queneau. Un año antes, en 1946, había visto la luz uno de sus trabajos más polémicos, Escupiré sobre sus tumbas, que firmó bajo su pseudónimos más conocido, Vernon Sullivan. La obra, un manifiesto contra el racismo escrito “a la manera americana”, contenía unas dosis de violencia y sexo por las que tanto Vian como su

editor fueron acusados de inmorales y pornógrafos. El libro fue prohibido, pero no por ello dejó de circular.

Por aquel entonces había acabado la Segunda Guerra Mundial, periodo durante el cual Vian se había dedicado a viajar y a entregarse a otras preocupaciones ajenas al conflicto. Las fiestas de la bohemia, el surrealismo, las conquistas, la trompeta, sus colegas patafísicos, la vanidad... Nada le hizo escapar, sin embargo, a su propia guerra, al argumento que subyacía a su vida como a las

Boris Vian.

variaciones de Queneau.

Vian sufría un reumatismo cardíaco desde pequeño. Una dolencia que anunciaba una debilidad física fluctuante y una muerte temprana, y que el artista combatía con largas sesiones de natación en la Piscina Molitor. El 23 de junio de 1959, mientras asistía al estreno de la adaptación cinematográfica (en la que no participó) de Escupiré sobre sus tumbas, de Michel Gast, su corazón dijo basta. © El Mundo (Madrid)

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65 años sin Huidobro RESEÑA :: El poeta vanguardista chileno Vicente Huidobro es reconocido como uno de los autores que abrieron brecha a las generaciones del Siglo XXI. POR AGENCIAS NOTIMEX/EL UNIVERSAL

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n su 65 aniversario luctuoso, ayer viernes, el poeta Vicente Huidobro es reconocido como uno de los escritores que abrieron camino a las nuevas generaciones del siglo XXI. Con el desarrollo de su teoría estética, conocida como “creacionismo”, consiguió el título de fundador y divulgador del movimiento poético vanguardista en Chile y América Latina.

Vicente García-Huidobro Fernández nació el 10 de enero de 1893 en Santiago, Chile, en el seno de una familia de la élite aristocrática, reseñan sus biógrafos en el portal memoriachilena.cl. Realizó sus primeros estudios con institutrices privadas de Inglaterra y Francia. Posteriormente, ingresó al Trinity College, Colegio San Ignacio de la Compañía de Jesús y Antiguo Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, donde comenzó sus estudios literarios, los cuales nunca finalizó.

Fue su madre, la poeta y escritora María Luisa Fernández Bascuñán (1870-1938), con quien inició y fortaleció sus conocimientos literarios. En 1912 publicó, junto con ella, la revista Musa Joven. Por ese entonces ya había publicado su ópera prima, Ecos del alma (1911), a la que siguieron los poemarios La gruta del silencio, Canciones en la noche y Las pagodas ocultas, asís como Pasando y pasando (1914) y Adán (1916).

En 1914 ofreció una conferencia sobre el primer manifiesto creacionista, Non serviam (“No serviré”), en el que propuso el abandono de la imitación de la naturaleza, la autonomía de la obra literaria y la actitud crítica contra todo realismo.

Desde su juventud viajó constantemente por Europa, lo que le otorgó un gran enriquecimiento cultural y una depuración de sus gustos estéticos. En 1916 llegó a París, Francia, donde conoció a personalidades de la cultura como Pablo Picasso (1881-1973), Juan Gris (1887-1927), Max Jacob (1876944) y Joan Miró (1893-1983), de acuerdo con el portal electrónico biografiasyvidas.com.

En ese año publicó obras como El espejo de agua, pieza donde comienza a desplegarse su teoría creacionista, y Saisons choisies (1921), que recoge sus poemas en francés y su famoso retrato hecho por Picasso. Fue en ese contexto parisino donde comenzó a escribir en revistas literarias, al lado de poetas como Guillaume Apollinaire (1880-1918), Pierre Reverdy (1889-1960), Tristan Tzara (1896-1963), Andre Breton (1896-1966) y Louis Aragon (1897-1982).

En 1925 regresó a Chile y fundó Acción, Diario de Purificación Nacional y la revista La Reforma. Además, colaboró en Andamios, Panorama y Ariel, y se postuló como candidato a la Presidencia de la República. En esos años se separó de Manuela Portales, su esposa, y comenzó una relación con Ximena Amunátegui, con quien residió en Francia, cita la página web bib.cervantesvir-tual.com.

Igualmente, se adentró en el quehacer cinematográfico. Por el guión de Cagliostro (1923), que realizó a petición del director Nime Mizú, fue galardonado en Nueva York, Estados Unidos.

El autor del volumen de ensayos Manifiestos (1925) se interesó, también, en el teatro y

El poeta chileno Vicente Huidobro.

la plástica, a partir de lo cual publicó sus caligramas y poemas pintados. A decir de la crítica especializada, para la década de 1930, el poeta desarrolló a fondo la relación entre la literatura y el compromiso político, proponiendo una concepción creacionista más antropológica y humanista.

Su poética del creacionismo se cristalizó con la publicación de Mío Cid Campeador (1929), Altazor (1931) y Temblor de cielo (1931). El valor de estas obras sigue siendo incalculable, por las imágenes, la vivacidad, la invención y la heterodoxia inconformista y novedosa de este rebelde de las letras his-

panas, señalan los estudiosos de su fenómeno poético.

En los últimos años de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Huidobro se enlistó en el ejército francés. Sin embargo, su experiencia militar le dejó una herida que lo condujo a la muerte el 2 de enero de 1948 en Cartagena, Chile.

Entre sus obras también figuran Horizon carré, Ecuatorial, Poemas árticos, Hallali, además de Tour Eiffel, Gilles de Raiz, Total, Monumento al mar, Ciudadano del olvido y Últimos poemas, ésta última es una de sus obras póstumas.

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CREACIÓN

1914 Vicente Huidobro

Nubes sobre el surtidor del verano De noche Todas las torres de Europa se hablan en secreto De pronto un ojo se abre El cuerno de la luna grita Halalí

Retrato de mujer Halalí

Las torres son clarines colgados

Gonzalo Rojas

AGOSTO DE 1914 Es la vendimia de las fronteras Tras el horizonte algo ocurre

En la horca de la aurora son colgadas todas las ciudades Las ciudades que humean como pipas Halalí Halalí Pero ésta no es una canción Los hombres se alejan

De Halalí, 1918. Traducción de José Zañartu.

Tomado de http://www.vicentehuidobro.uchile.cl/