Biografía Monseñor Ramón Zubieta y Les

Camane Angulo Ajalcriña

Monseñor Ramón Zubieta y Les

Índice

1. Raíces familiares ........................ página 4 2. Su comienzo ................................ página 5 3. Misiones ...................................... página 6 4. Defensa de los nativos .............. página 9 5. Sus últimos años ........................ página 12 6. Su fallecimiento ......................... página 13

Sus raíces familiares Ramón Zubieta y Les, nació en Arguedas (Navarra) el 31 de Agosto de 1864. Ha sido el menor de 4 hermanos, en un hogar y un ambiente social en que la religión era parte importante del quehacer de la vida cotidiana. Una vez que apenas poseía 9 meses falleció su papá Joaquín. Bajo el cuidado materno de su mamá Ramona con la ayuda de el núcleo familiar los educa y saca adelante, la devoción mariana a la Virgen del Yugo, jefa de su poblado. En la verdad familiar y social de su poblado natal recibió una formación cristiana y las bases de una formación humana que marcarán su futuro. En este ambiente familiar profundamente cristiano, creció Ramón; infante, según se comenta: travieso, vivaracho, aplicado, obediente, reflexivo y con un corazón de oro.

Su comienzo A partir de continuamente Ramón quiso ser sacerdote.

Poseía Ramón catorce años una vez que su mamá, que no entendía mucho de aquello empero que le secundaba en su elección, consultó a su tía Catalina Les, Religiosa en un Monasterio de la Tercera Orden Dominicana ubicado alrededor de Alfaro, sobre las propuestas de su hijo. Su tía colaborará en el discernimiento de su vocación y toma de elecciones.

Cumple dieciséis años y sigue esperando y reafirmando su vocación. Su primigenio sueño de ser sacerdote irá evolucionando y muestra su sueño de ser misionero. El heroísmo de los Misioneros Mártires de Tonkín, China, que se daba a conocer en la era, animará la vocación misionera de Ramón. En este proceso de discernimiento recurre a su tía Catalina y va a ser ella, la que en inicio se opone… quien irá encaminando hacia el razonamiento de la Orden Dominicana y a conceptualizar su vocación. Acude a solicitar ayuda a la Virgen del Yugo y dictamina: ¡Seré Dominico, la Virgen lo quiere!

Misiones En el monasterio de Ocaña, de la Provincia dominicana de Filipinas, dedicada principalmente a la Evangelización misionera en Filipinas y China, comenzó el noviciado el año 1881. Sus estudios de filosofía y parte de los de teología los hizo en Ávila. Completó su formación teológica en Manila, donde ha sido ordenado sacerdote en marzo de 1889. Su deseo era vivir el ideal misionero de manera heroica y ser designado a Tonkin, China. No fue así. Se reorganizan las misiones dominicanas en Filipinas y es designado a Solano, al norte de la Isla de Luzón. Ahí aprende la lengua de los igorrotes y el trato con los calingas.

Rápido comenzó su trabajo misionero, procurando de entablar contacto con los peligrosos conjuntos de tagalos e igorrotes, sufriendo una tiesa prisión y peligrando su historia a lo largo de dieciocho meses. En 1901, apenas conseguida su liberación, ha fue escogido para llevar a cabo el nuevo Vicariato Misionero en el sur-oriente peruano, asignado a la Orden Dominicana por la Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe. Tenía entonces 36 años. El 21 de Febrero de 1902 desembarcó en Lima con 2 frailes, que había conseguido a su paso por España camino del Perú, los Padres José Mª Palacio y Francisco Cuesta. El P. Zubieta y sus 2 compañeros tenían frente a sí, y para ellos solos, un variado y difícil territorio, predominantemente selvático, de 130.000 Km2, localizado alrededor de la cuenca de 2 gigantes ríos: el Urubamba y el Madre de Dios. En aquel extenso territorio estaban dispersos cerca de veinte mil selvícolas, que generalmente evitaban el contacto con cualquier presencia extraña a los de su conjunto, gracias a dramáticas vivencias que les habían provocado incontables sufrimientos.

La labor misionera se presentaba poco menos que imposible para tan limitado conjunto de misioneros, lo que supuso para el P. Zubieta una seria inquietud y un cúmulo de sufrimientos, pese a la inestimable ayuda que a partir de la Provincia del Perú recibió, puesto que un generoso conjunto de dominicos acudió a echarle una mano. Sobreponiéndose a estas situaciones, en 1902 estableció un puesto misionero en todas ambas cuencas misioneras: Chirumbia, en la del flujo de agua Urubamba, y la Asunción, en el flujo de agua Madre de Dios. Dada la gravedad de el caso del recién nacido Vicariato, el Maestro de la Orden, P. Jacinto M. Cormier, acudió a la Provincia española proponiéndole que asumiera como propia la labor evangelizadora del nuevo Vicariato Misionero. En 1906 el P. Zubieta recibió con alegría al primer conjunto de 6 misioneros enviados por esta Provincia. Con rapidez y decisión el P. Zubieta inició y se puso al frente del pequeño grupo misionero en una de sus más difíciles tareas: explorar y conocer el amplio y complicado territorio del Vicariato Misionero. Aunque sólo fuera por este trabajo merecería que se le reconociera –como así fue– como una de las personas más importantes que ha contribuido al desarrollo y promoción humanoreligiosa de las gentes que poblaban estas zonas peruanas olvidadas y desconocidas.

Defensa de los nativos Los misioneros realizan comunes viajes para ir a a los nativos. Su presencia resultará incómoda debido a que descubrirán los abusos a los que dichos conjuntos de nativos son sometidos en las “correrías” que hacen los caucheros para apresarlos y convertirlos en esclavos para el trabajo de sus características y repartirse sus féminas. Esta era una vieja costumbre establecida en la montaña y estaba perseguida por leyes que se incumplían en la verdad diaria. Al Prefecto le va a tocar ahora una totalmente nueva labor la custodia de los nativos: envía memoriales a las autoridades denunciando los abusos y sugiriendo resoluciones. El sector estaba bastante alejada para que las medidas tomadas tuvieran fuerza y la justicia pudiera ganar.

Nuevamente conocerá la calumnia y persecución. No se desanima y tanto él como los otros misioneros continúan denunciando los atropellos. Se implantan escuelas internados donde se imparte educación a nativos e hijos de caucheros. En el empeño educativos, la vivencia va conduciendo a una convicción: los nativos se integrarán una vez que lo hagan sus familias y además nace una totalmente nueva necesidad: los misioneros solos no tienen la posibilidad de hacer esta labor, requieren la participación de la dama, de profesoras y formadoras de las chicas debido a que, van a ser éstas, las que en el futuro formarán domicilios con nueva perspectiva.

De esta necesidad de apoyo femenil en la educación de los originarios, el P. Zubieta redacta y visita diferentes Congregaciones que se encuentren dispuestas a ir como misioneras a la selva. Obispo y Fundador. Un nuevo evento cambia la vida del P. Ramón Zubieta. En el año 1912 la Cuenca del Mamá de Dios se convierte en un nuevo Departamento Administrativo del Perú y la Prefectura es ascendida a Vicariato Apostólico. El Papa Pío X denomina al Vicario Apostólico como su primer Obispo. La Consagración Episcopal tiene sitio en Roma, el día 15 de agosto de 1913.En su viaje a Europa para ser Ordenado Obispo, plantea al Papa Pío X sus planes, y conseguirá su sueño de hallar Religiosas para sus misiones. Visita el Convento de Dominicas de Santa Rosa de Huesca quienes aceptan su pedido. Son asignadas varias Religiosas para esta misión. En noviembre de 1913 regresa al Perú al frente de una expedición de cuatro misioneros y cinco religiosas Dominicas de Santa Rosa de Huesca.Este viaje será decisivo para conocer a Madre Ascensión, quien de entre las religiosas destaca por sus dotes y porque en el futuro será con quien mantenga una comunicación de dimensión humana y espiritual muy profunda y con la que compartirá ideales misioneros, planes y proyectos que sentarán las bases de una nueva congregación misionera.Una vez instaladas las religiosas en el Convento del Patrocinio de Lima se inician los preparativos para el viaje a la selva.

Bastantes personas no acaban de creer que estas religiosas tuvieran el costo suficiente de penetrar en la selva por senderos y en situaciones drásticamente difíciles. “Imprudencia”, “temeridad”, “locura” son los calificativos que aplican a este proyecto. Superadas las primeras problemas para lograr disponer de los medios necesarios, en junio de 1915 las 3 primeras religiosas se transporta a Puerto Maldonado, para laborar en el primer centro docente y a lo largo de los nativos. La vivencia del trabajo misionero, los esfuerzos de coordinar y comunicarse con las religiosas del Monasterio de Huesca, la necesidad de novedosas vocaciones y novedosas maneras de vida para esta nueva tarea, irá dando las pautas para la organización de una totalmente nueva Organización a la que Mons.

Zubieta irá dedicando sus desvelos, trabajos, ilusiones y proyectando la organización oficial que rigurosa para darle forma y consistencia como comunidad misionera.

Se tramitan los asuntos oficiales y el 5 de octubre de 1918 se funda la Comunidad de Misioneras Dominicas del Rosario. En noviembre de 1920 viaja a Roma, pasando por España para fundar el primer Noviciado.

Sus últimos años Los últimos años de la vida de Mons. Zubieta han estado marcados por el dolor. La crisis de caucho, la decadencia de la demanda de este producto despuebla el territorio de tarea de los explotadores de esta materia prima y los nativos se internan en la selva.

Los puestos de tarea quedan semidespoblados.

Se proporcionan disturbios políticos que están afectando a toda la país y además al Vicariato. Los misioneros son atacados y se les prohíbe ejercer sus labores. Monseñor Zubieta está cansado física y moralmente. Sigue haciendo un trabajo, pese a las instrucciones médica que le aconsejan tiempo libre para reponerse, e aspira continuar en la brecha hasta el desenlace. Él mismo redacta: “Me dice el doctor que tomando ahora un tiempo libre y curándome, tendría vida y disposición para laborar 30 años; empero si no me curo, tomando el tiempo libre primordial, únicamente podré laborar 3 años más. Como dichos 3 primeros años son los más interesantes para la Comunidad, con la intención de costear deudas y cimentar bien las viviendas primordiales de la misma, pienso que va a ser más agradable a Dios que yo trabaje hasta que me sea viable, con el fin indicado, aunque previos aquellos 3 años quede inútil para el trabajo y abrevie la vida”. Y llega el deceso presentida y aceptada.

Su fallecimiento Estando en Huacho, Perú, apoyando las obras en el Colegio de las Misioneras Dominicas de esa ciudad, acaece su muerte el 19 de noviembre de 1921. El P. Osende OP, testigo de su muerte escribirá: “Tanto su enfermedad como su muerte fueron de lo más conmovedor y edificante. Todo se puede resumir en esta frase corriente que en este caso es de rigurosa exactitud: murió como un santo”.El duelo por la muerte del Obispo Misionero fue general en toda la Nación. Tenía 57 años y, de los 32 que había pasado en tierras de misión, 20 estuvo en el Perú. Fue enterrado en el Santuario de Santa Rosa de Lima. En la Capilla que conmemora el lugar de nacimiento de la Santa Limeña, reposan sus restos.

Dominico navarro, misionero en Filipinas, Prefecto y Vicario Apostólico de Urubamba y Madre de Dios, en el Perú.

Nacido en Arguedas el 31-08-1864.

Ingresó en los Dominicos en el convento de Ocaña (Toledo) el 6 de diciembre de 1881 y profesó en la Orden el 17 de diciembre de 1882.

Sacado de:https://santamariapiura.edu.pe/congregacion/ramon-zubieta/