GALERADAS
TEXTO EINZLKIND ILUSTRACIÓN MARISA MOREA
El viaje involuntario de un suicida por afición El escritor anónimo Einzlkind, en la tradición de los necios de John Kennedy Toole, nos introduce en el tedio cotidiano de Harold, londinense de cuarenta y nueve años que acaba de perder su trabajo de vendedor de salchichas. Un personaje anodino, aficionado al suicidio por culpa de una película y cuyo máximo contacto con el sexo opuesto son las partidas de bridge que juega cada jueves con tres señoras maduras. Su rutina se desmonta cuando la nueva vecina le deja a cargo de su hijo Melvin, un incómodo superdotado de once años que le embarca en un viaje por Inglaterra e Irlanda en busca de su verdadero padre. Ya en librerías. Ediciones Siruela (Colección Nuevos Tiempos), 240 páginas, 19,95 euros. www.siruela.com
Melvin se descuelga la mochila de la espalda. Coloca la silla. Recorre el cuarto a golpe de vista. Coge una galleta, bebe un poco de cacao frío y dice: —Soy un erudito. Harold no sabe muy bien por qué al Ficus benjamina le están saliendo hojas marrones tan pronto. —¿Sabe qué es un erudito? Harold reflexiona un momento y se decide por el queso francés. Frunce el ceño como si supiera algo, tal y como le ha visto hacer a Humphrey Bogart en El sueño eterno. —Un genio. Tengo memoria fotográfica. Pero, a diferencia de la mayoría de los eruditos, no soy autista. Puedo ir solo en autobús y tengo capacidad para la contemplación. Para la dialéctica, en definitiva, ¿me sigue? No obstante, tengo ligeros rasgos de autismo y preferiría evitar todo tipo de contacto corporal. Basta y sobra con que me trate con respeto a una distancia prudencial. Creo que así nos podremos llevar bien. Al fin y al cabo, solo son siete días. Melvin coge la segunda galleta y menea las piernas, cruzadas una encima de la otra sin llegar al suelo, generosamente de un lado a otro. Al cabo de tan solo tres minutos, Harold tiene ya la sensación de que no hay suficiente oxígeno en la habitación. Le ha cambiado la vida demasiado deprisa; incluso esa misma mañana había ido al parque a dar de comer a los patos. Nunca había ido por la mañana al parque. Nunca había ido al parque. Ni tampoco había dado de comer a los patos nunca. La culpa había sido de un reportaje del Independent. Unos científicos han descubierto que los parados pasan una media de dos horas al día en el parque echando comida a los patos. Y como Harold no sabía muy bien qué hacer, había ido al parque y, ya que estaba ahí, se había quedado cuatro horas para poder tomarse libre el día siguiente. —Doce libros son muy pocos libros. Parece que no lee demasiado. Yo tengo 1.238 libros. La mayoría de mi abuelo materno. Era filólogo. Me los he leído todos. Quizá la palabra memorizado sea más exacta. Puede usted coger cualquier libro, abrirlo por cualquier página al azar y preguntarme qué pone. Yo le podré recitar con fidelidad absoluta cada línea y cada palabra. Lo tengo todo en la cabeza.
EINZLKIND es el seudónimo de un escritor de identidad desconocida y se traduce como hijo único. Ni sus editores le conocen, aunque se comunican con él por e-mail y teléfono. Sus descripciones no coinciden con las fotos que utiliza como imagen y podría vivir en Inglaterra o Alemania, país donde su novela ha tenido gran éxito. www.einzlkind.com MARISA MOREA ha vivido temporadas en Londres y Barcelona, pero siempre vuelve a Madrid. Actualmente compagina su trabajo de arte en publicidad con el de ilustradora. Colabora en publicaciones como Lecool, Ling, Yorokobu, Indyrock... Puedes ver sus trabajos en www.marisamorea.com.
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