Miedo 07

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Ana Jimena Casillas Luz del Carmen Castañeda

Diego Mayorga

Cristina Vera / Salma Zúñiga

Niza Quintero

Ana Jimena Casillas

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DERECHOS DE AUTOR Y DERECHOS CONEXOS, año 3, Número 7, noviembre - diciembre 2016, es una publicación mensual editada por el Instituto Nacional del Derecho de Autor, Calle Puebla 143, Colonia Roma, Delegación Cuahutémoc, CP 06700, teléfono (55) 3601 1097, www.indautoor.gob.mx, info@sep.gob.mx Editor responsable: Ana Jimena Casillas Casteñeda. Reserva de Derechos a Uso Exclusivo Número 00002731, ISN: (pendiente), ambos otorgados por el Insituto Nacional de Derechos de Autor. Responsable de la última actualización de éste Número, Unidad de Informática INDAUTOR. Lic Ana Jimena Casillas Castañeda, Calle Félix U Gómez 2, Col. Héroes de la Revolución, Municipio Naucalpan, CP 53840, Fecha de útlima modificación, 25 de noviembre del 2016. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización del Instituto Nacional del Dercho de Autor.

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ARRIBA: “TAKU Preset 1”, 2016 de Ta-Ku en VSCO


ARRIBA: “Perseus 11”, 2013 de James Stoffer en Tumblr



Cuando hablamos del miedo, el pánico, el temor y el terror, la sensación es negativa, de rechazo, disgusto e, incluso, debilidad. Por otro lado, a unos les gusta, a otros les causa placer, pero ¿por qué tememos? En este ensayo busco definir por qué nos da miedo y la necesidad que tenemos de él para lograr ser la mejor versión de nosotros mismos. Uno no puede ser valiente sin miedo. En la Antigua Grecia el miedo era considerado una divinidad, Pan o Fobos, a la que se rendía culto. El relato más conocido del miedo se encuentra en La Ilíada de Homero: “Se ve así a Ares, plaga de los hombres, marchar al combate. Seguido de Fobos, su hijo intrépido y fuerte, quien pone en fuga el belicoso más resistente.” Fobos es hijo de Ares y de Afrodita, quienes tuvieron más hijos como Demos (terror) y Eris (discordia). Su origen, siendo tan contradictorio pero a la vez poético, podría afirmar que el miedo nace de la constante lucha que tiene el hombre por la conquista de lo bello y la incertidumbre de perderla. El saber que se lucha por un amor pero que no lo tendrás del todo, nos pone alerta de cualquier cosa que pueda alejar o perder al amado.


El miedo no sólo es una reacción ante lo desconocido sino que es una respuesta al riesgo (aparente o real) que se presenta como amenaza a nuestra supervivencia. El miedo es natural al hombre, sin embargo, su manifestación no es placentera por lo que puede llegar a incapacitarnos para la acción o llevarnos a actuar de una manera impensable. Santo Tomás de Aquino afirma que el miedo es un obstáculo de la inteligencia al momento de actuar, ya que es una vacilación del ánimo ante un mal presente o futuro que nos amenaza, y que influye en la voluntad del que actúa (S.Th., I-II, q.1, a.1,c.). Por ejemplo, cuando tenemos miedo podemos llegar a pensar que nos engañan cuando no lo hacen; o a matar a alguien para salvar la propia vida, acción que no haríamos si estuviéramos sin miedo. En cambio, quien hace una acción buena a pesar de tener miedo es mucho más apreciada la acción. Quienes actúan de manera recta a pesar del miedo que se tiene es alguien a quien le decimos valiente, ya que a pesar del peligro realiza su deber, como el bombero que teme por su vida pero no le impide el miedo a quemarse de salvar a otra persona. Aristóteles habla de la valentía como el término medio entre el cobarde y la temeridad. El valiente soporta lo que es temible para un hombre por ser lo apropiado, no tiene miedo, se muestra imperturbable a los peligros repentinos o previsibles porque no es la confianza la que inspira en el temor, sino el cuidado y la seguridad de actuar correctamente (EN 1109a-b). Por lo que ser valiente no es ser ni muy descuidado ni muy temeroso de lo que puede llegar a pasar.

Del valiente se entiende que es una persona sin miedo, a diferencia del temerario (quien arremete ante lo que se muestra dando la apariencia sin considerar la posibilidad como tal) o del cobarde (que huye del temor), sino que el valiente es aquel que ante los peligros del combate es miserable, pero resulta digno cuando pierde sus riquezas y mantiene su ánimo firme. Por ejemplo, el valiente se muestra mejor en la guerra porque se enfrenta a los más nobles y mayores riesgos, pero sin haberlos previsto, no le teme a la muerte digna, ni a los peligros que enfrenta durante ella; a diferencia de los marinos, quienes están acostumbrados y saben a qué riesgos se enfrentan en el mar. El valiente afronta la posibilidad de perder la vida y es capaz de actuar ante las circunstancias más adversas. Es por eso que el miedo nos ayuda a reconocer nuestra fragilidad ante el peligro que nos acecha o ante aquellas cosas que nos pueden sobrepasar en fuerza, habilidad o saber. El pretender no tenerlo nos lleva a hacer cosas de las que luego nos arrepentimos; pero el tener demasiado miedo nos puede llevar a cuestionarnos “si lo hubiera hecho…”. El miedo nos regresa a nuestra realidad, a aceptar quiénes somos y de qué somos capaces para actuar de la mejor manera posible, con valentía. El miedo nos sirve para conocernos en el momento de actuar, nos puede inspirar, pero también cegar si lo permitimos.

ABAJO: “El rapto de la sabina”, 2012 en SmartHistory


Érase una vez un conejo que se sabía presa fácil, desde gazapo aprendió a huir de los peligros que, por cierto, estaban por todas partes: tormentas, perros, arañas, autos y bicicletas pasando por doquier a toda velocidad. Hasta consideraba una amenaza a los de su misma especie con quienes competía todos los días por el alimento. Este conejito nunca podía comer ni dormir tranquilo, vivía en constante estado de alerta, muy atento a que nada malo le pasara.

ARRIBA: “Forrest rabbit II”, 2002 de Marion Rose

Un día se le ocurrió una idea: hizo un ayuno de dos días y medio para dedicarse a reunir la mayor cantidad de alimento posible. Encontró heno, semillas, pasto, tréboles, flores, frutos... ¡de todo! Trabajó a tal velocidad que acumuló una gran cantidad de alimento en su madriguera. “¡Ahora sí!”, pensó el conejo, “Podré vivir tranquilo. ¡No pienso volver a salir de aquí! Como tengo muchísima comida y por mi madriguera atraviesa un tubo que tiene un pequeño orificio por donde gotea agua fresca, definitivamente no necesitaré salir a ese peligroso mundo. Aquí me siento seguro, dormiré tranquilo, comeré sin preocupaciones ¡y por fin seré feliz!”


Los primeros cuatro días fueron fantásticos. Los siguientes tres estuvieron bien, el sábado "bien a secas", el domingo no estuvo taaan mal... cuando ya habían pasado nueve días sin salir, nuestro amiguito comenzó a estresarse... y es que el estrés no sólo da por tener preocupaciones, también hay estrés por aburrimiento y este conejo estaba taaan ¡aburrido! Además, se puso gordo por falta de ejercicio, débil por falta de sol y solitario, sin embargo, prefirió seguir así por mucho tiempo más antes que exponerse al mundo porque su temor era mucho más grande que sus necesidades. Una noche cayó una tormenta tan fuerte que el agua comenzó a destruir la madriguera lo que obligó al conejo a salir despavorido. No pudo salvar nada de la poca comida que le quedaba y por la mañana se dió cuenta que no le sobrevivió nada. Tenía que construir una nueva madriguera, reunir una buena cantidad de alimento y regresar a su soledad... O podía simplemente salir a vivir de forma normal. El conejo se dio cuenta que aún metido en su madriguera el peligro de ahogarse lo alcanzó: "no hay un lugar 100% seguro, además extraño tanto a mis amigos, volver a correr bajo la luz del sol, tener todos los días comidita fresca, volver a ver el azul del cielo con sus aves... hasta extraño entretenerme observando las escoltas de hormigas. Prefiero vivir afuera, aún con miedo. Enfrentaré cada día los retos que la vida me presente ¡vale la pena!" De la misma forma muchos temores fueron desapareciendo cada vez que tuvo que enfrentarlos, otros en cambio le han salvado más de una vez la vida pues gracias al miedo nuestro amigo ha anticipado un verdadero peligro y ha podido huir hasta ponerse a salvo y otros miedos aún están ahí formando parte de la vida.

ARRIBA: “Jackrabbit”, 2001 de Marion Rose


ARRIBA: “Medicina Hat High School”, 2013 de cochrane en VSCO


¿Te has preguntado lo que significa ser universitario? Ciertamente debe tratarse de algo que vaya más allá de las clases de 7:00, de las tareas y los ensayos. “¡Es que ese maestro está en mi contra!”, “¿No se da cuenta que tenemos otras 6 materias?” Como yo lo veo, es una etapa única pues, como estudiantes, estamos en una especie de limbo, algo así como una lista de espera. Es un tiempo durante el cual aguardamos para salir a eso que llamamos “el mundo laboral”. Nos topamos con comentarios como “allá afuera no importan las calificaciones, la universidad es sólo un título”. Tienes razón, efectivamente el salón de clases no es la vida real, pero en la espera de esos cuatro años y hasta que te recibas, todo aquello forma parte de un medio para alcanzar tus metas. Disfruta el camino. “La gente vive por actos, no por ideas”, escribió Anatole France, pero en la universidad no es el caso. Es uno de los pocos lugares en donde puedes sentarte, pensar, leer, dialogar, divagar, discutir, vivir de ideas. En el “mundo real”, aquella dimensión que nosotros los alumnos tememos y anhelamos al mismo tiempo, las personas no acostumbran hacerlo.

Ser universitario es gozar y abrirte caminos. Significa una gran variedad de posibilidades para elegir hacia a dónde ir, representa aprendizaje y la posibilidad de equivocarte una y otra vez. No sólo se trata de aprendizajes técnicas, fórmulas y memorizar libros enteros, aunque ciertamente todo eso lo experimentarás más de lo que te gustaría. Implica una búsqueda de respuestas y el logro de objetivos. Te permite formar tu criterio, tu pensamiento y tu alma. Te prometo que cuando te gradúes, todo habrá valido la pena y no querrás que se termine. O, al menos, eso es lo que me han contado.


ARRIBA: “Sculpture revived II”, 2015 de Liam Young en Tumblr


ARRIBA: “Sculpture revived VIII”, 2016 de Liam Young en Tumblr


Cuando niño recuerdo haber visto la película “Historia sin fin” de la que hay una escena que atrae mi atención. El protagonista pareciera ser un niño llamado Atreyu que vive en la tierra de “Fantasía” y es quien recibe la misión de encontrar la cura para salvar a la reina y con ella a Fantasía, pero en realidad el protagonista es un niño humano llamado Bastián, quien acompaña a través del mundo de la lectura y la imaginación a Atreyu en su importante misión. El fragmento del que les quiero hablar es la escena del Espejo Mágico, al cual se tiene que enfrentar Atreyu para llegar al “Oráculo del Sur”, el cual le diría como salvar a la reina de Fantasía. La virtud de dicho espejo era mostrar el verdadero “yo” de quien se refleja en él. No importaba cuan valiente guerrero se pudiera ser “¡Al enfrentarse con su verdadero ser, la mayoría de los hombres huyen gritando!”, en palabras del viejo Engywook. Cuando nos preguntan ¿quién eres? muchas veces respondemos nuestro nombre o de dónde venimos, pero eso no es suficiente. Este es el verdadero miedo al cual nos enfrentamos no una sino muchas veces a lo largo de nuestra propia historia sin fin. Vamos cargando por un lado nuestros errores pasados y por el otro nuestro temor a los fracasos futuros.


La respuesta a esta pregunta es casi tan antigua como la filosofía, pues ya resonaba en boca de Sócrates: “conócete a ti mismo”, parece una respuesta fácil y pronta, pero más de dos mil años de filosofía parecen no ser suficientes para que el ser humano se conozca a sí mismo. Una vez que te conozcas a ti mismo, el paso siguiente es la aceptación y esto tiene que ser así, ya que de lo contrario seremos víctimas de nuestra imaginación o aún más grave, de la imaginación de un tercero. Así te conoces y te aceptas a ti mismo, podrás permitirte tomar riesgos, podrás permitirte equivocarte, y está es la única manera en que tomarás acción y harás algo con tu vida. Aquello que siempre haces o dices es un inicio para conocernos. La gente nos describe por lo que hacemos siempre, por lo que es parte de nosotros.

DERECHA: “Thinker”, 2016 de Rodin en Museé Rodin


If ... "you have quality of life then you can feel satisfied." "And what does 'quality of life' mean to you?" "Well, economic quality of life." "And what does it mean?" " To have what is necessary for your family to be well." " Perhaps what your family would most require would be a present father, not absent for work, not absent even when he’s physically present." He was silent and the four friends looked at each other. "If you do not have 'that' necessary, are you a failure?" I wanted to ask my friend as we hurried the last beer, leaning as we were in chairs, after the reflective silence in which we fell. Two things are certain of this late talk: for some, success, quality of life or happiness (in this case I will take the terms as interchangeable), is different than for others; and the second is that

sometimes we do not see failure as part of the human drama. And I think it would be good to do it. From the smallest to the largest of them, everyone is enrolled in El Gran Teatro del Mundo, but we have been dispossessed of them. "You can do it", "Nothing is impossible", "If you can dream it, you can achieve it" among many other statements that deny the possibility of failure are those we hear or read daily, which are full social networks but also canopies and shop windows. Failures should not count, should not exist, and if they happen, do not show to the gallery to which we live in front of, the pile of debris that we hide. The poem by Rudyard Kipling, If, is a small jewel of the many that the English, brilliant and singular, have given to universal poetry.


ABAJO: “Harry’s 5’O”, 2017 de John Stoffer en VSCO

Composed of four stanzas of eight lines each, Kipling's verse launches a condition on each line, which satisfies in the following hemistich. It may seem like a challenge or a proposal, but it closes with a reward after ‘achieving’ the conditions: "Yours is the Earth and everything that's in it, / And what's more-you'll be a Man, my son!" , What does it mean to be a Man? For Kipling it is not non-failure, but seeing that it happens, and that nothing happens: “If you can make one heap of all your winnings / And risk it on one turn of pitch-and-toss, / And lose, and start again at your beginnings / And never breathe a word about your loss [...]”. A friend who lives in Spain told me that she ‘celebrates’ the failures of her children. It is not to congratulate them, but to show them that

nothing happened, that if they put their effort and things did not come out, they were not less dear. For them -blessed first innocence- their success is to be loved. Nothing happens, you do not need to be successful, to have an economic "quality of life". We need to be taught, from home, that failure is part of the drama of life. To know how to integrate our stumbles, to experience them goes through two things: to accept reality as it is -a big problem- and to conceive oneself as a loved being. It is no small thing, but "paddling against" the world is not simple, but it does give more fullness.


Miedo a que todo pase y miedo a que todo se quede. Miedo a que termine el mundo y miedo a que siga igual. Miedo a la mediocridad y miedo al sudor. Miedo a la tristeza y miedo a la alegría superficial. Miedo a la sombra y miedo al calor del sol. Miedo al hambre y miedo a la saciedad paralizadora. Miedo al pueblo y miedo a la élite selectiva. Miedo a la tibieza y miedo a dar la vida. Miedo a la soledad y miedo a la sociedad distractora. Miedo al sol y miedo al frío de la sombra. Miedo lo ordinario y miedo a la extenuaste excentricidad. Miedo al dolor de los niños y miedo a la amenaza futura. Miedo a no llegar y miedo a caminar. Miedo a la naturaleza y miedo al asfalto. Miedo a no estudiar y miedo a la mala memoria. Miedo al aburrimiento y miedo al cansancio. Que el miedo se convierta en motor, y que el motor quite los miedos de otros. Que el único miedo que quede, sea el de ofender a Dios y el de no amar al otro. Pero primero y sobre todo, a estar lejos de Dios.


ARRIBA: “Film 7”, 2016 de VSCO en VSCO



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