Cuentos Feministas para las Niñeces

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cuentos feministas para las niñeces

nombre y fecha de la primera persona que lee este libro

PUEDES escribir alrededor los nombres de todas las personas A LAS QUE LLEGUEN estas historias

ESTE LIBRO FUE EL RESULTADO DE UN PROCESO de creación cooperativa entre 8 autoras latinoamericanas y 5 ilustradoras locales. ES a la vez el primer libro impulsado, editado e impreso por la imprenta popular entinta, de la cooperativa de trabajadoras feministas de antofagasta.
INDICE MIRAR EL CIELo................................................................................................................7 MaricruzBarajasPérez,méxico ALAS DE LIBÉLULA...................................................................................................21 PLANETA VERDE.........................................................................................................33 MI PRIMERA FEMINISTA..................................................................................47 abuela pájaro..................................................................................................53 dos canciones para soñar.............................................................59 anacleta......................................................................................................................73 eclipse de sororidad..............................................................................85 INGARDSÁEZ,VALDIVIA-CHILE CAROLINAREYES,ANTOFAGASTA-CHILE CLAUDIAMONTOYA,ANTOFAGASTA-CHILE DÍNORACENTES,GUATEMALA aixaarredondomeléndez-méxico danielaacevedo-santiago,chile margotvásquez,méxico AUTORAS..........................................................................................................................105 ILUSTRADORAS.........................................................................................................107
MIRAR EL CIELO Maricruz Barajas Pérez, méxico ilustradoporsuyáñez Pág. 7
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MIRAR EL CIELO

MaricruzBarajasPérez,méxico

Abuela: Mary, ¿No te parece que está linda la luna esta noche? Me pregunto si tú alguna vez le miras de frente, si te permites un momento para ver el cielo, observar la luna, pero además para observar a Andrómeda y las Nubes de Magallanes. Mary: ¿Qué es la Andrómeda y Nubes de Magallanes?, abuela nunca había escuchado esos nombres.

Abuela: Son galaxias, y forman parte de un grupo de 30 galaxias denominado "el grupo local" que abarca unos 10 millones de años luz (año luz: distancia que recorre un haz de luz en un año). Así hija no todo lo que brilla en el cielo son estrellas, algunos haces de luz son conglomerados de luz y polvo, de forma elíptica.

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Mary: ¿En serio abuela? Muy pocas veces me doy cuenta de que muy por encima de nuestras cabezas hay luz… Abuel momen Júpiter, M

posibilidaddeelegir,ylaelecciónesunasuntocomplicado paralasmujeres,ahorayenelpasadoaúnmás.Por muchotiemposenostuteló.

Mary:Quépalabrastanextrañasabuela,no entiendomuybienloquetratasdedecirme,sielcielo notienebarrerasninadaquenosimpidaverle.

Abuela:Tutelaraunapersonaesalgoasícomosiempre estardiciéndolequéhaceryquénohacer,estaralamerced delpermisodealguienmás,ynoporiniciativapropia -senosreconoceincapacesdedecidir-.Yesa,esunade lasrazonesquenosimpidenlevantarlacabezapara observar.Parecieraquealgonosmantieneatrapadala cabezahaciaelsuelo…¿sabes?,cuandoyoerapequeña, alasmujeressenosobligóanocuestionar,anoobservar elentorno,escomosilascircunstanciasylascosastuvieran unespacioinamoviblesinopcióndesermodificado.Senoslimitó ahorasdelevantarse,decomenzarlostrabajosdomésticos,las horasdesalidaydevuelta;ysenosnegabalaposibilidadde pensarydivertirnos.

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Mary: Ay abuela, es difícil llegar a creerlo ¿entonces cómo le hiciste para descubrir el cielo?

Abuela: A escondidas hija, calladita bien bonita me veía, o… al menos eso me dijeron, así que no lo hablé. Y pese a mis silencios, no lograron limitarme, busqué alternativas. Así, mientras en las mañanas caminaba de la mano de mi madre y abuela recogiendo la leña para hacer las tortillas y las comidas del día, lograba un momento para levantar la vista; también busqué los momentos mientras cepillaba mis dientes, y me preparaba para dormir; para ello mi ventana fue aliada.

Y es que siempre me pregunté porque las mujeres de cualquier edad solo pensábamos en el cuidado de lxs demás, mientras los varones jugaban, se divertían, paseaban. A ellos por alguna razón nunca se les obligó a pensar en cuidados, ni en labores domésticas, a ellos no se les tuteló.

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flechas que les servía para matar pájaros, ramas que utilizaban para destrozar las alas de las mariposas, y el hilo que amarraban entre cabezaytorsodeinsectosparasentirquepodíancontrolarsuvuelo. Esto les enseñó que podían lastimar, infligir miedo y matar sin señalamiento ni evaluación. Cuando lo hacían era para felicitarse por ser osados y temerarios, para corregir, para lograrlo de una mejor manera la próxima vez. Esto al final de la historia creo sus formas, sus apegos, sus decisiones, y les otorgó poder, les predispusoanuncaenfrentarconsecuencias.

Mirar el cielo, para ellos, si fue permitido, además fueron depositarios de expectativas, en cálculos matemáticos, y concentración, imposible para las mujeres. Esto les hizo fuertes, calculadores,independientes…

Mary:¿Laindependenciatienequeverconverelcieloabuela?

Abuela: Si Mary, creo que sí…las mujeres andamos por ahí, sin posibilidades de respiro, con muchas tareas del hogar, con muchas propuestasdecuidado,yesononos deja ver, ni lo más próximo,

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mucho menos el cielo. No es fácil para nosotras las mujeres levantar la vista e imaginar el cosmos en el que habitamos. Son muchas las personas que no vivimos conscientes de que el Sol es una estrella, imagina que es la estrella que más cerca tenemos; imagina Mary, pensar que este cielo diurno está cubierto de estrellas, ¿no es maravilloso?, pensar que el reflejo totalizador del Sol anula la demás vista.

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Por eso, hija, yo ahora te invito a mirar el cielo, porque desde mi mirada, ofrece la primera oportunidad para vivir, para reflexionar sobreelinfinito,lainmensidadyladistanciadelascosas,teinvitaa buscaropcionesparaserlibre,parasentirte,paratenerunmomento para ti, para plantearte metas, para sonreír, y para comenzar a soñar.

Observa el cielo. Cada vez que sientas que ya no puedes, recuerda que hay un infinito de posibilidades, obsérvale, y piensa que solo tú puedes poner el límite, después de todo compartimos con tantas personas un mismo plano…y ahora sí, plantea hija, plantea la posibilidad de decidir, de soñar que eres dueña de ti, de tu cuerpo y porende,delascondicionesenlasquequieresvivirte!

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¡Sueña hija!, no dejes de hacerlo, para a partir de sueños plantear un planeta más diverso, más justo, más equitativo y en paz. Por siempre y para siempre; por eso no dejes nunca de mirar el cielo.
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ALAS DE LIBÉLULA

ingard sáez, valdivia - chile ilustrado por CONY ESPINOZA

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ALAS DE LIBÉLULA

INGARD SÁEZ, VALDIVIA - CHILE

Las libélulas son paleópteras, que antes de llegar a ser libélulas, viven sumergidas en el agua en forma de ninfas. Sin embargo, cuando sus dos pares de alas crecen, se convierten en voladoras de alto rendimiento.

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En la orilla de un humedal de una ciudad muy fría, había una ninfita que soñaba con conocer algún día las cálidas arenas del desierto. Una extraña idea para las demás ninfitas que nadaban muy a gusto junto a ella. ¿Cómo podría volar una ninfa que ni siquiera tiene alas? Se preguntaban algunas de ellas.

Consciente de sus limitaciones, la ninfa no perdía la esperanza de encontrar la manera de emprender su viaje.

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Ella, un poco asustada por semejante viaje, confía desde el fondo de su corazón que el cariñoso pájaro la llevaría a su destino. Sin dudarlo más, se despide de sus amigas y deja valientemente su charca, afirmándose fuerte al lomo del ave.

Pasaron un largo tramo hasta que la ave comenzó a volar más alto, desviándose del camino que habían escogido para llegar al desierto.

Nunca antes había volado tan alto ni sentido tanto miedo. Pero la vista desde allí arriba era asombrosa. "Nunca podría haber volado tan alto" se decía la ninfita para calmarse a sí misma. La ave, pareciendo haber olvidado la compañía de la ninfa, obedecía a las leyes del viento desde aquel momento.

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Al pasar de las horas, nuestra amiga ninfa comenzó a temblar de frío, pues sabemos que a mayor altura, menor es la temperatura.

Tras muchos días de viaje, la ninfa resbaló del lomo del ave debido a un movimiento brusco en el aire. Muerta de miedo, se dejó caer al vacío. Pero como la ninfita tenía mucha suerte, alcanzó a caer justo sobre la copa de uno de los árboles de un inmenso bosque.

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No fue nada fácil descender entre hojas y ramas, aun cuando su miedo a la altura ya no era un problema para ella. Se quedó día y noche sobre un gran tronco, arrepentida de no haberse aferrado con más fuerza al lomo del ave. De un momento a otro, mira hacia el cielo y ve a lo lejos al ave que la transportaba. Le gritó fuertemente: "Ave!, ave! ¡Has olvidado llevarme al desierto!" El ave, un poco aturdida, recordó el compromiso que habían hecho días antes. "Disculpa, ninfita”. Estaba tan distraído disfrutando del viento que me olvidé de tí". Le dijo el gran pájaro, ofreciéndole su lomo nuevamente. La ninfa, desconfiando un poco de la situación, aceptó la invitación otra vez.

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Como ya había pasado bastante tiempo, nuestra amiga ninfita, no se dio cuenta de las hermosas cuatro alas que habían crecido a sus costados. Su naturaleza la impulsaba a volar y ella no lo sabía. Los cambios en sí misma, sin embargo, se hicieron evidentes. Ella sentía su cuerpo más ágil que de costumbre. Muy diferente a la época de cuando nadaba en la laguna.

Cuando estaba por subir sobre la ave, sus alitas comenzaron a moverse agitadamente. Algo en su cuerpo le decía que no lo hiciera. Pese a este presagio, la ninfa se montó sobre la ave viajera.

Pasaron muchos días y el ave se detenía una y otra vez en diferentes parajes por largo tiempo e incluso devolviéndose a lugares ya conocidos. La ninfa, ya convertida en libélula, poco a poco comenzó a olvidar cuál era el propósito de su vida, sintiéndose cansada y triste por vagar día tras día sin rumbo

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y sin poder usar sus alas. Ni siquiera el ave recordaba muy bien por qué transportaba a la joven libélula.

Una noche de invierno, una fuerte tormenta sorprendió al par de viajeros. El viento soplaba rápidamente y la lluvia no dejaba ver a la ave, por lo que en un descuido, chocó bruscamente con una montaña, cayendo en picada hacia el suelo.

La libélula, muy asustada, estaba resignada a caer junto a su amiga. Cerró los ojos para dejar de ver mientras la ave seguía batiendo sus alas para mantener el vuelo. Durante la caída, algo en la fuerza de la lluvia, le

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recordó su vida antes del viaje. Su experiencia en el agua, las risas de sus amigas ninfas cuando nadaban juntas en la charca y su deseo de viajar hacia tierras lejanas.

Los latidos de su corazón se aceleraron y en un microsegundo, comenzó a mover i d l C í i

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Después de este episodio tan peligroso, la libélula agradeció al ave por haberla acompañado en parte de su aventura, decidiendo continuar su viaje por sí misma. "He venido para viajar y he olvidado hacerlo con mis propias alas" le dijo la libélula con seguridad a su amiga ave.

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PLANETA VERDE CAROLINA REYES, ANTOFAGASTA - CHILE ilustrado por CAROLINA REYES Pág.33
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PLANETA VERDE

CAROLINAREYES,ANTOFAGASTA-CHILE

En una solitaria habitación se encontraba Gladys, con rabia, con tristeza y mucha soledad. Gladys se sentía muy mal ya que ella no tenía amigos, no tenía con quien conversar, con quien jugar, ni con quien compartir e incluso no conocía a otros niños para hablar de sus amigos: el perrito Ernesto, la gatita Frida, la pececita Teresa y el canario Carlos.

Gladys siempre lloraba en su habitación y también en el colegio, ya que sus compañeros y compañeras se reían de ella. Le tiraban su pelo, le botaban sus cuadernos, le escribían cosas feas. A ella le molestaba y le daba mucha pena.

Gladys tenía un vecino que vivía en la casita de al lado. Él jugaba con una muñeca y con unos autitos de color rojo, blanco, calipso y verde. Gladys deseaba jugar con su vecino, e incluso ella sabía cómo se llamaba ese niño, él se llamaba Emilio.

Ella le decía todos los días llorando a su papá y su mamá que quería juntarse con Emilio, pero sus padres la retaban y le

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decían que ella no podía juntarse con él, ya que él es hombre y ella era mujer, y solo podía juntarse con mujeres.

Nuestra amiguita Gladys se sentaba todas las tardes en su patio muy triste viendo como jugaba Emilio. Un día Gladys fue al centro con sus papás y en una tienda vio unos hermosos autitos que estaban en una vitrina y dijo con su vocecita dulce y encantadora:

- Mamá, papá quiero llevar esos autitos a casa.

- Estas loca Gladys?, eso es para niños!, no para una niñita y señorita como tú!. Tú debes jugar con tus muñecas. Contestó su mamá. Gladys muy triste agachó su cabeza y sintió una gran tristeza que rompía su corazón.

Una mañana antes de irse al colegio, Gladys estaba lavándose los dientes muy triste, porque no tendría con quien jugar cuando de repente escuchó una vocecita:

- Hola, amiga!, ¿cómo estás?, ¿quieres jugar conmigo?

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La niña se asustó mucho y con mucho miedo abrió la ventana del baño y miró para su patio. En el patio había unos juguetes donde Gladys jugaba, también en ese patio se encontraba su perrito, su gatita, su pececita y su canario, porque sus padres no dejaban que ellos entraran a la casa.

La pequeña al lograr mirar por la ventana vio una nave espacial, muy brillante. Ella nunca había visto algo tan brillante en toda su vida, y para su sorpresa arriba de la nave espacial había un pequeño ser que se reía a carcajadas y decía:

- Quiero ser tú amigo.

- A mí también me gustaría. Exclamó Gladys muy feliz mientras se acercaba al patio.

- Hey!, quiero presentarte a mis amigos!.

Y en ese instante apareció una perrita y un gatito.

- ¿Cómo se llaman tus amigos?. Preguntó Gladys.

- Mi perrita se llama Camila y mi gatito se llama Mao. Dijo nuestro ser chiquitito.

- Son hermosos!, quiero conocerlos, abrazarlos, jugar con ellos y que conozcan a mi perrito Ernesto, a mi Gatita Frida, a la pececita Teresa y a mi canario Carlos. Contestó Gladys.

- A mí también me gustaría conocer a tus amigos, y que tus amigos conozcan a tus amigos.

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- Si me encanta la idea!, contestó Gladys.

- En mi planeta tengo muchos amigos y amigas más, y les gustaría mucho conocerlos a ustedes. Contestó el ser chiquitito.

- Quiero conocerlos luego!, ¡quiero jugar con ellos!, ¿podría viajar a tu planeta?, dijo nuestra amiguita.

- ¡Si amiguita!, ¡vamos a mi planeta en mi nave espacial!, te encantará jugar allá.

- ¿Podría llevar a mis amigos a tú planeta?, Interrogó Gladys.

- ¡Si amiguita!, respondió el ser chiquitito riendo.

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La niña muy contenta subió a la nave espacial junto a sus amigos. Para su sorpresa la nave espacial era de muchos colores por dentro, tenía un volante para conducir, espejos, vidrios, una puerta redonda, y adentro tenía un refrigerador para comer y tomar agua.

- Amigo me gustaría tomar agua.

- Jaja. Se rio el ser chiquitito. Yo no soy un extraterrestre ni una marciana, soy solo un ser.

- Me gusta eso, ya que puedes jugar con juguetes para niñas y para niños.

- Así es, en mi planeta tengo mucha libertad, soy feliz y puedo jugar a lo que yo quiera.

- Me gustaría mucho vivir en tú planeta. Dijo un poco apenada Gladys.

- No estés triste amiguita!, ya conocerás mi planeta. Dijo muy contento el ser pequeñito.

Mientras viajaban en la nave espacial ella estaba maravillada y muy asombrada y sorprendida de conocer el espacio. Ella vio estrellas fugaces, vio unos arcoíris que eran como unos refalines, y vio también un planeta de color.

Ese planeta verde es el mío. Dijo el ser chiquitito.

- Oh! Es precioso. - Contestó Gladys.

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Ellos siguieron viajando hacia el planeta, iban escuchando música conversando, riendo, jugando con muñecas y autitos de colores, tomaron agua que no tenía basura como en el planeta tierra. Al llegar al planeta, la niña quedó sorprendida. En este planeta había todo tipo de seres extraterrestres, había también adultos, y pudieron jugar felizmente los animalitos de Gladys y los de nuestro ser extraterrestre junto a todas las razas de nuestros amigos de este cuento. Todos tenían juguetes, de niños y de niñas, porque en el planeta Verde todos podían jugar a todo tipo de juguetes.

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En el planeta Verde todos los adultos enseñaban a los niños acerca de la igualdad entre las razas, que ninguno tenía que ser distinto a otro ser.

Gladys se divirtió como nunca, jugó, rio, pudo jugar con los autitos de colores, con una pelota, con un bate, a las bolitas y junto a todos los seres del planeta Verde y sus amigos.

Ella nunca había estado tan feliz por ser comprendida, tener amigos y nunca recibir las burlas que sufría en el colegio. Ella se sintió libre, contenta al jugar con todo tipo de seres y no quería volver a su planeta.

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El ser chiquitito conversó con Gladys y le explicó que ya era hora de volver a casa, que habían estado fuera de casa todo el día y que debían de estar buscándola por todas partes por haber salido sin pedir permiso.

Gladys comprendió lo que le dijo el ser extraterrestre y dijo:

- Está bien, confío en ti amigo, y sé que debo volver a casa.

En ese instante nuestro ser extraterrestre preparó la nave espacial para volver a casa de Gladys.

En el viaje de regreso por el espacio vieron seres voladores, arcoíris, estrellas fugaces, y los mismos planetas que vieron al viajar desde el planeta de Gladys hacia el planeta de Verde.

Comieron galletas, gelatina, helados, golosinas y muchos vegetales. En el planeta Verde no se comían animales, ya que reconocían que ellos sufrían.

- ¡Ahí está tú planeta¡- exclamó nuestro ser chiquitito.

Sí, también es lindo, pero debiéramos de cuidarlo un poco más, ya que está muy sucio.

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Nuestros amigos llegaron al planeta de Gladys y sus amigos y fueron rápidamente a la casa. Aterrizaron en el planeta tierra, vieron al vecino de Gladys, le dieron helado y le regalaron unas muñequitas.

Afuera de la casa había un letrero inmenso con la foto de Gladys que decía "Se busca". Sus padres estaban sentados en unas sillitas llorando porque estaban muy preocupados por ella y sus amigos.

- Hija, ¿Dónde estabas?. Dijo su mamá.

- Hija te he extrañado mucho. Dijo su papá.

- Yo también los extrañé pero tengo que contarles en donde estaba.

- ¿Dónde estabas?. Contestaron al mismo tiempo.

- Es una historia muy larga, pero viaje al planeta Verde junto a un extraterrestre.

- ¡Ay Gladys!, eso es imposible.

Y sin pensarlo dos veces nuestro ser chiquitito apareció.

- Hola, es cierto lo que dijo Gladys. Expresó el ser chiquitito.

- ¿Quién eres? Dijo asombrada la mamá.

- Vive en el planeta Verde. Dijo Gladys.

- No entiendo nada. Dijo el padre de Gladys.

- No hay nada que entender, lo importante es que yo allá fui feliz, pude jugar con otros seres, jugué a los autitos, a la

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pelota, a las bolitas y a todo tipo de juegos. No quería volver a casa donde todo me lo prohíben, ni quiero más ir al colegio donde todos los días se burlan de mí. – y comenzó a llorar.

Sus padres muy afectados por lo que les dijo Gladys, la abrazaron y le dijeron que la dejarían jugar a lo que ella quisiera, que conversarían con los profesores y con quien fuera para que nunca más la molestaran, y si ella decidía cambiarse de colegio ellos estaban dispuestos a cambiarla para verla feliz. Agregaron que también dejarían juntarse con su vecinito.

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Gladys se sintió muy amada por sus padres, pero el ser chiquitito tenía que volver al planeta Verde.

- Gladys ya es hora de que vuelva a mi planeta.

- No te vayas, por favor.

- Debo irme Gladys.

- Promete que volverás.

- Lo prometo, vendré cada fin de semana a verte.

- Traerás a tus amigos.

- Por supuesto, y también viajaremos al planeta Verde.

Nuestro ser chiquitito subió a la nave, se despidió de todos y volvió muy feliz a su planeta.

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MI PRIMERA FEMINISTA

CLAUDIAMONTOYA,ANTOFAGASTA-CHILE Pág. 47
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MI PRIMERA FEMINISTA

Claudia tenía 7 años, vivía con sus padres y hermanos en la población Bonilla, cerquita de río Maule con Pedregal. Su mamá era de estatura mediana, tenía unos rulos hermosos de color negro muy largos. Todos la conocían por ser buena vecina, leal a sus valores barriales y a las otras madres con sus hijos. Sin entenderlo del todo aún, para su hija fue la primera persona en mostrarle el feminismo y la sororidad real, pero no a través de conceptos teóricos ni burgueses, tampoco de libros con autoras lejanas a su realidad.

Una de infinitas y tantas noches de la Bonilla, mientras su familia dormía, se despertaron de golpe porque escucharon que su vecina comenzó a gritar fuerte; su esposo había llegado a casa muy ebrio y amenazaba con agredirla.

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La madre de Claudia, sin dudarlo por un segundo, valiente y audaz se transformó mágicamente en una súper heroína, y contaba con dos súper poderes: un martillo de color rojo con muchas flores y también su voz que tomaba mucha fuerza, sobre todo cuando alguien le decía que no se metiera en lo que no debía.

Rápidamente comenzó a golpear la pared con su martillo y hablar muy fuerte advirtiendo que iría al rescate, pero al papá de Claudia se le ocurrió decir:

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“No te metas, no puedes hacer nada para ayudarles”. Esto le generó muuuchaa fuerza a la súper heroína, quien de un solo grito logró abrir la puerta y sacar a su vecina e hijos.

Así fue como esta mujer increíblemente fuerte, le enseñaría a su hija sobre un feminismo real, sin ni siquiera saberlo, sin la necesidad de llevar poleras o de leer tantos libros. Por el contrario, en sus pies tiene más calle que cualquier marcha a la cual no asistirá nunca.

Que esta heroína no nos falte si no tendremos que cerrar la Bonilla completa, porque ha salvado y ayudado a infinitas vidas de este lugar.

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abuela pájaro

dínora centes, guatemala

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abuela pájaro

dínoracentes,guatemala

La abuela trenzaba mi pelo, mientras tanto aprovechó para contarme el secreto de sus frijoles, la verdad es que no hay secreto, sólo ganas de apagar el silencio. Me habló de su vida y de cuidar y de cómo debes hacer si se te pega el arroz, luego se quedó callada.

- Pero vos no, vos no vas a casarte.

- ¿Por qué, mamita? - le pregunté mientras tocaba su delantal amarillo.

- Porque casarse es para gente grande y vos no vas a crecer nunca.

Siempre dice esas cosas, yo pienso que tampoco quiero casarme. Me gustan más los pájaros y cuando sea grande, quiero ser un pájaro.

- De todas maneras, yo no quiero casarme.

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- Eso está bueno. Eso sí que está bueno. ¿Te conté la vez que me fui a vivir lejos?

- No, mamita. ¿Cuándo fue eso?

- Fue hace años, cuando todavía tu mamá no estaba en mi pancita, caminé y caminé…

Cuando recuerda esas cosas, yo veo que su carita cambia y es como si un río se desbordara en su cara, no me gusta hablar de cosas tristes.

- ¿Y llegaste a algún lugar, mamita?

- Sentía que había llegado al fin del mundo…

- ¿Por qué?

- Ah, porque no sabía de la guerra y allí la conocí. Vi al ejército llevarse a la gente y volver con las manos rojas de sangre. Vi a la gente llorar y gritar. En eso me mira uno de los coroneles y nunca sentí tanto dolor en la vida. ....Al buen tiempo terminé haciéndoles sus tortillas y lavando su ropa.

- ¿Y te pagaron, mamita?

- No, ni un solo céntimo. Pero tampoco quería su dinero. Esa gente no es honrada.

- Y el dinero que no es honrado se hace agua, mamita.

- Sí.

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Ya otras veces me ha contado su vida en las montañas y se le llenan sus ojitos de lágrimas. Por eso cuando sea grande no quiero casarme, quiero ser un pajarito, así como debió ser mi abuelita, cuando era chiquita como yo.

- Pásame uno de los tizones, que se está apagando el fuego.

- ¿Y si me quemo, mamita?

- Los agarras del otro lado.

- ¿Y si de todas formas me quemo mamita?

- Yo te voy a poner sábila en los dedos y te voy a cantar, como cuando eras más chiquita.

- ¿Y si me duele, mamita?

- Cuando venga tu mamá miramos qué hacer.

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dos canciones para soñar aixa arredondo meléndez - méxico

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ilustrado por nico mellado
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dos canciones para soñar

aixa arredondo meléndez - méxico

Yo siempre digo que la música y el amor se escriben a pares, entonces vamos escribiendo la historia de estas dos amigas, que amigas amigas no eran. Carito y Lorena, dos niñas inquietas, divertidas y musicales con sueños de amar, crecer y triunfar, ambas enamoradas una de la otra esperando un sí de amor. Dice Lorena que su amiga es excelente en la escuela, que ella será una gran música si lo quiere o médica si lo prefiere. La verdad es que Carolina no dice lo mismo de su amiga, ella dice que Lorena es hermosa, que canta como los mismísimos ángeles y que jamás la dejaría por otra amiga. Ambas sueñan con irse juntas, nadie sabe a dónde ni porqué, pero lo que se sabe es la pasión y el gozo de su mirada cada vez que hablan de aquel sueño compartido.

Todas las mañanas Lorena llama a la ventana de Carito para ir a la escuela, pero esta vez tiene algo especial entre los libros y cuadernos.

-Caro!!! -Ya voy, desesperada

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-

¿Y la sorpresa?

- Ah sí, cierto, ten

- Órale, me encanta Lore, muchas gracias, pero oye todavía no es mi cumpleaños

- Ya lo sé mensa, es que este semestre hasta reconocimiento te dieron y todo

- Ni te hubieras molestado pero muchas gracias ehhh

- No, de qué, te lo mereces!

- Ayyy te quiero mucho, mucho, mucho.

- Yo también te quiero mucho Caro.

Un reproductor de música para una niña amante de las melodías era el mejor regalo sin duda alguna, pero que es esto especial si no viene de quién amas, por eso Caro brincaba de emoción cada vez que lo miraba en el buró del cuarto. No había día en que no lo usara, sólo se preocupaba por reproducir todas las canciones que Lorena escribía en su libretita morada, mostrarle que todo lo que ella era se definía como perfección se convirtió en un disfrute para Carolina. Todas las tardes antes del atardecer se veían en la playa para ver el mar y escuchar las nuevas canciones que disfrutaban mientras tomaban el refresco de moda, así que este día no fue diferente, Caro encontró a Lore y Lore a Caro en el ámbar del atardecer que tenían como escenario.

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-Hoy te sentí distinta Lorena y yo sé porque. -No es lo que piensas Caro, yo te quiero, pero como amiga. -Es que Lore hoy no tomaste el refresco de siempre.

Lorena descansó, pensó que había arruinado lo que aun ni siquiera comenzaba.

-Ahhh es que hoy quería algo diferente. -Pero ¿por qué? Siempre tomamos el mismo. -Sí, pero tienes razón, hoy no soy la misma.

Y no se habló más del tema, pues si seguían hablando de sus sentires quién sabe qué hubiera pasado con la boca de ambas. Esa misma noche Lorena supo que algo se movía dentro de ella cuando sentía cerca a Carolina, no lo podía evitar y se preocupó porque en la iglesia le dijeron que con eso una se va al infierno, mientras tanto Carolina le juraba amor eterno en el muelle sin que ella lo supiera porque estaba dispuesta a dejarlo todo si Lorena le correspondía, con decir que grabó todas sus canciones para ver a Lorena en la cima, en lo alto de un escenario.

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-Vamos a la plaza hoy, sí? -Pero Lore, tenemos tarea. -Por favor!!! No seas aguafiestas. -Está bien, pero sólo un rato Lorena Núñez. -Sí, un ratito nada más.

Ella sabía lo que planeaba, solo necesito la guitarra de Carolina, su voz y un poco de entusiasmo.

-Corre, corre. -Voy!! No me presiones. -Aún falta ir a la playa, por cierto, ¿a cuál quieres ir hoy?

- No lo sé, la que tú quieras. -No existe una playa que se llame así, ya dime a cuál vamos hoy.

Les encantaba hablar y hablar mientras caminaban a cualquier lado, esta vez a la plaza más famosa de Veracruz, porque primero tenían que darse a conocer en su pueblito.

-Lorena, para qué trajiste mi guitarra? -Tengo que hacernos famosas ya, hoy mismo!

- ¿Estás segura?

- Pero claro que sí!!! - Bueno, pues a darle!

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Al principio nada estaba claro, no sabían si le iba gustar a la gente, pero la emoción pudo más que cualquier otra emoción distractora de lo realmente importante. Cantaron, bailaron y tocaron la guitarra sin esperar nada a cambio de ello, sólo se sabían a ellas dos enamoradas una de la otra sin poder decirlo, solo podían esperar el aplauso mutuo que podían obsequiarse tanto que no esperaban aplausos y reconocimientos ajenos.

- Ven

- ¿Qué haces Lorena?

- Vámonos, el atardecer Caro ¡Es nuestro momento!

- Tienes razón, es nuestro momento. Entre risas y jadeos ambas llegaron a la playa tomadas de la mano como si fueran una sola mujer. Lorena no pudo contener la emoción de verla, de tenerla entre sus brazos y finalmente pudo soltar el primer...

-¡TE AMO! Te amo Carolina

- ¿Qué dices? ¿estás segura?

-Estoy completamente segura de lo que te digo, no importa qué ocurra después de esto, no puedo ocultarlo más, me gustas, te amo Carolina, te amo como a nadie.

Mientras Lorena extendía sus emociones a la chica de sus sueños, Carolina solo podía sonreír porque no sabía que

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decir, solo se movía de un lado al otro esperando un beso. Lorena indispuesta salió corriendo para jugar como antes, como siempre jugaban en la playa, a lo que Caro le vio buena cara, siguieron jugando entre las olas del maravilloso mar mientras se pensaban mutuamente hasta que una de ellas llegó a la arena para acostarse, Lorena la siguió y se acostó a su lado y le dijo en voz bajita que la amaba, que daría lo que fuera por poder besarla.

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- Niñas, las haré famosas.

- ¿Quién es usted?

- Mi nombre es Esmeralda García, soy su nueva representante, ¡mucho gusto!!

- ¿Representante?

- Caro, te dije que nos haría famosas, ¿te dije, sí o no?

- Si!! pero no imaginé que tan rápido.

- Pus ya llegó el momento.

- Lorena ven acá, ¿nos permite un segundito por favor?

- ¿Ora qué?

- ¿Qué tal si es una estafadora o algo así? Piensa en eso

- Tienes razón, deja, le pregunto.

- No! No seas mensa.

- Caro, solo relájate okey? Nada malo va pasar mi amor.

- ¿Mi amor? Desde cuando me dices así?

- Perdón, se me salió, no te vuelvo a decir así.

- Ey no, por favor dime así, solo me sorprendí.

- ¿De verdad puedo decirte así?

- Claro que sí mi amor, por cierto, yo también te amo y c ti.

Después de decir esto Carolina sabía lo que tenía que h que estrechó manos con la mujer misteriosa que prometí

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- No se diga más, las espero en mi estudio mañana a primera hora.

- ¿Y dónde es o qué?

Aquí no es como en las películas donde no dicen ni a qué hora se ven, por eso Caro exigió la dirección, hora y detalle sobre la reunión de mañana porque esta vez Carolina sabía perfectamente lo que estaba haciendo.

- Es verdad, les daré la dirección, sean puntuales.

- Muy bien, ahí estaremos muy puntuales señorita.

- Dime Esme por favor!

Un poco nerviosa Caro se atrevió a decir algo como

- ¡Nos vemos mañana en la mañana Esme, muchas gracias!

- Bueno niñas, yo me despido porque se hace de noche y la chamba no esperará mañana.

- Hasta mañana Esme!

Enseguida que se fue Esmeralda, Carolina abrazó a Lorena por la espalda esperando besarla después de ello.

- ¿En qué estábamos?

- Bueno en que moría por besarte.

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Cuando tienes diecisiete años, un poco de playa y a tu ser amado en la espalda, todo es perfecto así que ambas tenían la certeza de sentirse totalmente felices en ese preciso momento.

- ¿Quieres besarme?

- Pero claro que sí!!!

- Bésame entonces.

Se besaron, se besaron mucho hasta llenar sus cuerpos de amor, alegría y arena.

- Vamos a casa, m tenemos que ir temprano al estudio.

- Tienes razón, tenemos que descansar.

Al día siguiente ambas sentían tod la emoción del mundo, al fin podr amarse y no secre como lo hacían ant juntas a cumplir su

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Lorena fue por Caro como todas las mañanas, se fueron juntas a cumplir sus sueños. Llegaron al estudio de Esmeralda para darse cuenta que era tal y como lo imaginaron, grande, reluciente y elegante.

- Niñas! Me da mucho gusto verlas por acá, pasen por favor.

- Hola, muchas gracias por la oportunidad Esme, no te vas a arrepentir.

- De eso estoy segura, ustedes son maravillosas cantando y tocando, por favor vamos al estudio.

Después de sus palabras no hubo vuelta atrás, ambas se volvieron tan famosas por su música que tuvieron que irse a la Ciudad de México antes de lo previsto, entonces hicieron maletas y se fueron llenas de felicidad.

- ¿Qué le dijiste a tus padres?

- Sólo les deje una carta diciendo que me iba del pueblo con un muchacho que según yo amo hasta morir.

- Pero como se te ocurre Lore!!! Bueno fue inteligente en cierto momento.

- ¿Tú qué le dijiste a tu mami?

- Ella lo entendió, le dije que te amaba y que me iba contigo pero que no podía decirle a nadie.

- Espera, ¿le dijiste a tu madre que me amas?

- Sí, ¿está mal que se lo haya dicho?

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- ¡No para nada, es hermoso, te amo tanto Caro!

- Yo también te amo Lore! Mi Lorenita hermosa.

- ¿Y si me acompañas hasta el final de mi camino, y si te amo como nunca he amado, y si somos historia?

- Estaría encantada de vivir enamorada de ti una eternidad.

Sólo se besaron y siguieron el camino hasta el hermoso departamento de ensueño que Esmeralda preparó para las dos y su comodidad.

Bueno, pues aquí es donde termina la historia de estas dos niñas convertidas en mujeres y músicas que por cierto alcanzaron sus metas sin soltar su mano una de la otra.

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anacleta

daniela acevedo - santiago, chile

ilustrado por domi izaga

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anacleta

daniela acevedo - santiago, chile

La mamá de Ana trabajaba en un taller de bicicletas, desde niña había sido amante de las bicicletas, pues su padre siempre le decía que una bici la podría llevar al lugar que quisiera cuando quisiera sin depender de nadie. Además, siempre le contaba que hasta hace no muchos años atrás, las mujeres tenían prohibido conducir automóviles, por lo que dependían de un hombre para poder movilizarse. En algunas partes del mundo sigue siendo así. Cada vez que la mamá de Ana se subía a su bicicleta se sentía libre, por lo que desde niña se puso como objetivo incentivar a que las mujeres aprendieran a andar en bicicleta. Para lograr esto, comenzó por tomar cursos de mecánica de bicicleta y decidió que iba a juntar dinero para poder abrir su propio taller. Cumplir su sueño no fue tan fácil, pues el oficio de la mecánica de bicicletas era más bien un trabajo para hombres, así que pocas personas creyeron en ella, por lo que tuvo que luchar para ganarse su lugar.

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Ella fue muy valiente tanto al decidir subirse a una bicicleta, considerando lo difícil que es pedalear en las ciudades, como al optar por dedicar su vida a un oficio que era mayoritariamente pensado para hombres.

La mamá de Ana quería ponerle a su taller un nombre especial, que explicara por sí mismo el espíritu del lugar, así que estuvo varios días jugando con palabras y pensando distintas ideas de nombre, hasta que decidió ponerle “AMACLETAS”, por un doble juego de palabras. Por un lado, porque su taller estaba destinado especialmente a madres ciclistas, por otro, por el amor que sentía hacia las bicicletas. Cuando logró abrir su taller, al principio nadie confiaba mucho en sus capacidades cómo mecánica de bicicleta, así que tuvo que demostrarle al mundo con su esfuerzo y con mucho coraje sus habilidades.

“AMACLETAS” era un taller muy particular pues en este lugar trabajaban sólo mujeres, y además de hacer reparaciones y de vender accesorios, también les enseñaban a andar a mujeres adultas que nunca se habían subido a una bici, por temor o porque nunca tuvieron los medios para hacerlo.

El principal objetivo del taller de bicicletas de la mamá de Ana era convertirse en una zona segura para mujeres, ya que ella misma, en más de alguna ocasión había tenido malas

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experiencias tanto trabajando con hombres en otros talleres, porque la hicieron sentir menos o poco valorada, como al andar en bicicleta por la calle, pues las ciudades son hostiles para quienes deciden moverse en bici. Por lo que, construir un espacio de confianza para mujeres era fundamental para lograr este objetivo y “AMACLETAS” había logrado convertirse en ese espacio gracias al trabajo colectivo de muchas mujeres.

Como a la mamá de Ana le gustaban los juegos de palabras, no solo el nombre de “AMACLETAS” había resultado gracias a eso, sino que también cuando tuvo que decidir cómo nombrar a su hija, optó por ponerle Ana porque ese nombre da lo mismo si se lee de atrás para adelante o de adelante para atrás, de ambas formas sigue diciendo Ana.

Para Ana “AMACLETAS” era como su segundo hogar y aprendió a andar en bicicleta desde muy pequeña. Ana amaba estar en el taller porque todos los días aprendía algo nuevo de esas hermosas mujeres y admiraba a su madre por concretar su sueño de tener su propio espacio en el mundo de las bicicletas. De hecho, Ana pasaba tanto tiempo en el taller que a ratos se olvidaba del mundo exterior. Sus amigas a veces le decían que parecía que estuviera siempre distraída.

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Ana se iba en bicicleta a la escuela todos los días, lo que podía ser bastante solitario, pues ninguna de sus amigas se atrevía a subirse a una bici a pesar de que Ana siempre las impulsaba para que se motivaran y así pudieran experimentar la misma libertad que sentía ella cada día, al poder moverse por donde quisiera y cuando quisiera sólo con la fuerza de sus piernas.

Algunas de las amigas de Ana, tenían miedo de subirse a la bicicleta porque encontraban peligrosa la ciudad. Ana las entendía pues los autos y los buses se creen los dueños de las calles y poco espacio le dejan a las, los y les ciclistas.

Como Ana también heredó el talento de su madre para los juegos de palabras se le ocurrió escribir una décima con algunos consejos para andar en bicicleta de manera segura. Para buscar inspiración se subió a la bicicleta y dio un largo paseo. Ana sentía que con su bicicleta eran una sola persona y a ratos la bicicleta se convertía en su mejor amiga, lo que la alejaba un poco del resto de sus compañeras, por lo que tenía fama de ser una niña tímida que prefería andar sola.

Que las compañeras de Ana creyeran que era tímida fue otra de las razones para escribir la décima, pues podría sacar la voz y ser escuchada desde la escritura. Así que con algo de temor se lanzó a escribir una décima, usando a su bicicleta,

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que era su mejor amiga, como inspiración. La décima que escribió decía así: Cuando salgo en bicicleta lo primero es revisarla, rueda lista para inflarla reflectante en la chaqueta con el casco bien sujeta, siempre en calma pedaleo muy atenta a lo que veo manteniendo la distancia ante cualquier circunstancia, llegar segura deseo.

Ana sentía un poco de vergüenza de mostrarle la décima a sus amigas, más se armó de valentía y se atrevió a leérselas, fue una oportunidad hermosa para poder sacar la voz. Las amigas de Ana quedaron sorprendidas al escucharla, pues pocas veces Ana se atrevía a hablar en público y además les encantó la décima que escribió.

El atrevimiento de Ana causó tanta admiración entre sus amigas que todas quedaron de ir con ella al taller de su mamá a la salida de la escuela, para comprarse cascos, luces, reflectantes y agarrar la valentía de subirse a la bici.

Cuando llegaron al taller, Ana, aun con un poco de vergüenza

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le mostró a su mamá la décima que había escrito con mucha emoción, pues estas palabras les habían dado la valentía a sus amigas para subirse a la bici. Desde ese día en adelante, la cleta de Ana, pues así se refería Ana a su bicicleta, no solo era su mejor compañera, sino que también se transformó en una especie de amuleto para poder sacar la voz.

A la mamá de Ana le causó tanto orgullo la décima que escribió su hija, que decidió hacer un cartel gigante con esta para ponerla en la entrada del taller y así incentivar a otras mujeres a andar en bicicleta sin miedo y a sacar la voz, además le pareció una forma novedosa de promocionar algunos de los elementos que se vendían en el taller.

Las amigas de Ana quedaron encantadas cuando conocieron “AMACLETAS” y se sintiero al estar en un entorno rodeada de muj ayudarlas. La mamá de Ana, además de cascos, luces y reflectantes para que seguras en la calle, acogiendo el mied que tenían de usar la bici para ir desd la casa a la escuela, se le ocurrió planificar una ruta segura para que las niñas pedalearan acompañadas y armar así una caravana de ciclistas mujeres.

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Todas las niñas amaron la idea de armar una ruta para pedalear juntas, así que al otro día Ana modificó su camino de siempre, según el diseño que hizo su madre, para pasar a buscar a cada una de sus amigas a sus casas y así llegar todas juntas a la escuela. Las amigas de Ana estaban felices y agradecidas, pues al fin pudieron experimentar la libertad de la que Ana siempre les hablaba y vencer así sus propios miedos.

Ana estaba muy emocionada, pues nunca se imaginó todo lo que iba a lograr por el simple hecho de ponerse a escribir, atreverse a crear una décima y sacar la voz. Por cierto, las décimas son una expresión propia de la poesía popular, escritas en una estrofa de diez versos, en general, de ocho sílabas cada uno.

Todas las trabajadoras de “AMACLETAS” estuvieron de acuerdo en que Ana debía firmar la décima que escribió con su nombre o con un pseudónimo, pues era su creación y era importante que eso no quedara invisible, ya que por siglos las mujeres estuvieron privadas de la escritura y de la palabra.

Ana les preguntó a sus amigas si se les ocurría algún nombre para poder firmar su décima y como Ana y su bicicleta eran inseparables se les ocurrió bautizarla como “Anacleta”, pues la bicicleta era como una extensión de sus propias piernas.

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Desde ese día en adelante todas las personas cercanas a Ana, comenzaron a llamarla Anacleta.

Por último, es importante mencionar que la mamá de Ana se llama Fabiola, las amigas de Ana se llaman Valentina, Amaya, Ema, Margarita, Eloísa y Ámbar y las mujeres que trabajan en el taller con Fabiola son Sonia, Patricia, Haydeé, María, Karla, Eugenia y Juana. Cada una con su propia historia y con su propia bicicleta.

Otra de las cosas de su madre, es la nombrarse, pues l crean realidad, as se propuso que cu contara su histori de las mujeres qu parte de su vida q fuera; y lo lindo e cada mujer, al fin puede contar su propia historia.

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eclipse de sororidad margot vásquez, méxico

ilustrado por pame ávalos

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eclipse de sororidad

margot vásquez, méxico

ilustrado por pame ávalos

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En la periferia de la ciudad de México, donde aún existe un poco de naturaleza, vivía una pequeña de 8 años llamada "Marris". Marris vivía con su abuelita, una mujer que en los 60's, apoyó todas las luchas sociales y fue de las pocas mujeres privilegiadas que encontró en el feminismo, una forma de llevar su hogar y la crianza de su hija, y ahora de su pequeña nieta.

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Marris, no conoció a su mamá, ni a su papá, pues a los pocos meses de nacida, ellos murieron. Su abuelita o "Abu" como Marris le decía, cuidaba de ella, tenían una pequeña huerta urbana en la azotea y dos perros. Solían alimentar a los gatitos que paseaban por su jardín.

Aunque la casa de Abu, no era muy grande, era un hogar y refugio, en dónde a todas horas le contaba leyendas mexicanas, cuentos de princesas con finales diferentes, como por ejemplo...

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LaBellaDurmiente

" ,queríadescansar de cantar, ybailar en elbosque, por esodormíademás.

"Bella" , hacía círculos de lectura en el castillo, convirtiéndolo en un centro cultural. "

"Ariel", hacíagrupos de limpieza en elmar, para disminuir lacontaminación.

"Pocahontas", armaba grupos de scouts, para cuidar la flora y fauna.

"Blanca Nieves" , hacia campañas contra la explotación laboral y discriminación.

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Todos los días, salía a caminar o andar en bici, recorriendo parte de su colonia hasta llegar a un pequeño cerrito rodeada de árboles en dónde se ponía a dibujar o a platicar con su papá, el Sol.

Era su lugar favorito, pues Abu, solía organizar faenas y constantemente estaba limpio, bonito y seguro, hasta un columpio de llanta había.

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Por las noches antes de acostarse, salía a su ventana y comenzaba a platicar con su mamá, la Luna, todo lo que le había pasado en el día.

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Un día, como cualquier otro, Marris salió de su casa rumbo al cerrito, paso por el puesto del pollo, atendido por "Doña Mari"; pasó por la panadería, atendida por "Doña Lola"; paso por la tienda de abarrotes, atendida por "Doña Clemente; por la tortillería, atendida por "Doña Irma " ; la verdulería, atendida por "Doña Fer"; llegó al cerro, bajo la morada a su colonia y se dio cuenta que todos los puestos, desde los dulces fuera de la casa de " Doña Joce", hasta la tlapalería de "Doña Inés", eran puertas con mujeres al mando de los micronegocios y del cuidado de las infancias.

Ese día, no platicó con su papá el Sol, solo se quedó viendo su colonia.

Al anochecer, asomada por su ventana como todas las noches, se dio cuenta que llegaban camiones o coches de los esposos de las mujeres de la colonia, muchos de ellos con uniforme, trajes, pero con un cansancio general. Esa noche fue complicada para Marris, tampoco quiso hablar con

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ciudad, lo que implica que se tarden hasta 4 horas de camino, y por ello llegaban tarde y se iban temprano, además de que no todos trabajaban ese tiempo, sino hasta 10 horas.

Ese día, después de la escuela, Marris no salió a andar en bici, sino que decidió caminar por cada negocio.

Le preguntó a doña Mari sobre el trabajo de su esposo, ella comentó que trabajaba en un fábrica de hielo seco y se tenía que ir muy temprano, ya que su jornada era de 11 horas y sólo descansaba los domingos. Por ello, doña Mari, hacía el desayuno, comida, cena, limpieza de la casa, llevaba a su hija e hijo a la escuela y atendía el puesto de pollo con ayuda de doña Fabi.

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Para Marris, resultaba difícil, pues ella y Abu, se dividían las tareas del hogar.

Ese día, paso por los negocios de cada mujer, observando como cada una no solo se dedicaba a sus negocios, sino también a las tareas del hogar, solas, con hijas e hijos que solo jugaban e iban a la escuela.

Marris, ya no llego a su lugar favorito y no hablo ese día con su papá Sol, ni su mamá Luna.

Abu, la notaba distraída y cuando le preguntaba, Marris solo decía que estaba pensando.

Ese día, después de la escuela, no salió a andar en bici, sino que decidió caminar por cada negocio.

Al día siguiente, en la escuela, comenzó a darse cuenta que todas y todos tenían buenas calificaciones y tareas excepcionales. Poco a poco les fue preguntando a cada una y uno y le decían que sus mamás les ayudaron, o bien como no hacían nada más en casa que la tarea y jugar, eran definitivamente estudiantes sobresalientes.

Marris, también era una niña sobresaliente, pero ella si trabajaba en casa.

Ese día, mientras iba a su lugar favorito, se dio cuenta que nadie convivía de día con su papá, como ella, pues el Sol desde el amanecer estaba con ella.

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En la noche, al salir a hablar con su mamá Luna, le contó que sentía que algo estaba mal en la colonia, que las niñas y niños deben convivir con mamá y papá, además de que también deben hacer cosas en casa, las mujeres no lo pueden todo.

Decía que debería ser como su familia, papá en el día cuidándola, en la noche mamá vigilando su sueño, y tener una Abu para dividir tareas y contar cuentos diferentes.

Al día siguiente, Marris pasó en su bici, como siempre hacía, a su lugar favorito, pero algo paso. Nunca, nunca se había dado cuenta que existía un terreno baldío que tenía 3 paredes muy, muy grandes…

Ese día dio vuelta en U, pedaleó lo más rápido que pudo a casa, entró a su habitación y comenzó a dibujar.

Abu, tocó la puerta. Cuando Marris le dio permiso de entrar, se sentó a un lado de ella y ofreció su ayuda.

En casa trabajaron durante una semana, para que 7 días después, salieran de noche con cubetas de pintura y brochas.

Curiosamente, esa noche hubo un eclipse de luna, así que mamá y papá también la acompañaron.

Cuando dieron las 8 de la mañana, el Sol solo alumbraba el terreno baldío, lo cual trajo la atención de cada mujer de la colonia.

Y allí estaba, un mural muy, muy grande, con los rostros de cada una de las "Doñas", que sostenían la economía, educación y hogares de aquella colonia.

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Doña Mari": gracias por cada día darnos el pollo más tierno y nutritivo. Recuerde que todas las manos deben ser moldeadas a la independencia.

"Doña Fabi": gracias por ser un ejemplo de autonomía, está no se hereda, se transmite con el ejemplo y ejercicio de esta.

"Doña Lola": gracias por el pan tan dulce como su sonrisa al atender a cada persona. Recuerde que para cada dulzura debe haber medidas equitativas, como las tareas del hogar.

"Doña Clementina": gracias por cada día surtir sus abarrotes, ya que cada uno de los insumos aporta a cada hogar, como lo deben hacer en la suya.

"Doña Irma": gracias por tan ricas, nutritivas y calientitas tortillas, son un acompañamiento indispensable para las comidas, como la distribución de tareas en el hogar.

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Cada una iba leyendo lo que Marris y Abu les habían dedicado, algunas comenzaron a llorar de lo colorido, de lo bonito y detallado de su rostro dibujado por ellas, así como el mensaje que iban poniendo de las demás.

A partir de ese día, cada una de las mujeres, comenzaron a dividir tareas del hogar, pero también se dieron cuenta que los esposos no tenían participación, así que comenzaron a darles tareas, sin embargo, era algo complicado por los tiempos de traslado o jornadas laborales.

Lo cuál originó que cada uno de los padres de familia, comenzaran a pedir por derecho nuevas formas de laborar o bien cambiaron por lugares más cercanos para trabajar y tener mayor tiempo de hacer tareas del hogar, convivir con sus respectivas familias.

El día que los hombres comenzaron a tener esos derechos por los que habían luchado, hubo un eclipse de sol. La comunidad lo aprovechó e hicieron una reunión en ese terreno baldío, una típica fiesta mexicana, dónde había guisos hechos por los hombres de cada casa. Las y los niños adornaron el espacio, las mujeres, solo disfrutaron del eclipse y los alimentos.

Cuando el eclipse termino, cada familia limpio una sección del terreno baldío que se había convertido en el mural de las mujeres autónomas, que sin quererlo, también logro que los hombres exigieran sus derechos laborales.

Al día siguiente, Marris fue a su lugar favorito. Mientras pedaleaba, vio como había niñas y niños ayudando en los negocios, como algunos padres estaban en casa cocinando o haciendo la tarea asignada.

Subió tan alto, que le dio un beso a su papá Sol, de lo alegre que se sentía, pues todas y todos tenemos derechos, obligaciones, y el deber de vivir en comunidad equitativa.

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Por la noche, asomada a su ventana, muy contenta le comentó su día a su mamá Luna, se inclinó ya tanto que le dio un beso de buenas noches.

Y colorín, colorado, la sororidad ha llegado.

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AUTORAS

INGARD SÁEZ, VALDIVIA - CHILE

Mestiza nacida en Ainil lebu (Valdivia, Chile). Radicada en el sur aunque con largas estadías en las regiones de Valparaíso, Araucanía y Antofagasta. Escritora aficionada de cuentos y narraciones. Feminista por consecuencia y necesidad. Obrera de la educación. Aprendiz de artes circenses y otros saberes. Orgullosa de haber podido formar parte de sueños colectivos tanto en Valparaíso como en Antofagasta.

carolina reyes, antofagasta - CHILE

Egresada de Derecho de la Universidad de Antofagasta y actualmente Directora de Carocklina Radio y Radio Norte, donde se desempeña en la difusión de contenido Social, Artístico y Cultural. Su vínculo con la escritura se remonta a su niñez y adolescencia, donde escribía poemas. También ha escrito algunos cuentos y está creando su primer libro.

Maricruz Barajas Pérez, méxico

Investigadora-Activista Bióloga, profesora y activista. Doctora en Ciencias en Desarrollo Sustentable. Estudiosa de los sistemas bio-psico-socio-culturales. Para ella entender el entramado de la vida, significa deconstruir “la realidad” de forma holística, genérica, transversal intercultural. Sus ejes de interés: Ecofeminismos, Biodesarrollo, perspectiva de género, interculturalidad, y derechos humanos.

claudia montoya, antofagasta - CHILE

31 años, madre de Mariano un pecesito neurodivergente de casi 4 años. Es Trabajadora Social, dueña de casa. Actualmente trabaja en el arte, bordado y confección textil (@gitaneando textil). Nació y se crio en el sector norte de la comuna de Antofagasta, Chile. Fue parte de las brujas fundadoras de la Cooperativa de Trabajadoras Feministas.

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AUTORAS

daniela acevedo, santiago - CHILE dinora centes, guatemala aixa arredondo, méxico

Mujer, ciclista, vegetariana, feminista, escritora, editora, profesora, historiadora de la vida, guardiana de huellas, emisora del canto y la cueca, hablante del discurso consciente, compañera del oficio y el juicio, amorosa en el abrazo, conversadora de lo reflexivo, discente y resistente.

Socióloga feminista guatemalteca, trabaja con mujeres jóvenes en Guatemala y escribe en sus ratos libres. Le interesa la lectura y ama los libros desde que tiene memoria.

18 Años, estudiante de preparatoria, comenzó a escribir a los 15 convirtiéndose en una necesidad genuina. Comparte sus escritos por redes sociales y han publicado sus obras en páginas como "Poesía de Morras". Escribir es su pasión y tiene claro que jamás dejará de hacerlo, pues le enseñó que sus palabras son importantes, apasionadas y pueden llegar hasta donde se lo proponga.

margot vásquez, méxico

Vive en ciudad de México, de carácter rebelde ha cuestionado desde pequeña su propio contexto, además de reconocer las conductas machistas, misóginas y oprimidas de la sociedad en general, hacia las mujeres. Graduada en Psicología General, se especializa en la educación de infancias, y trabaja también herramientas como el teatro independiente y el arte.

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ilustradoras

nico mellado
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pame ávalos cony espinoza domi izaga su yáñez caro reyes

Este libro no tiene derechos reservados ni responde a ninguna lógica de propiedad privada. Llamamos a reproducir y difundir libremente para multiplicar, propagar y compartir.

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Contra toda autoridad, menos mi mamá

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