Juan Ocón. Alberto J. Pani, Secretario de Hacienda, ca. 1926. Impresión de época. Col. Helado Negro
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sombras pesadas y altas luces, y que Manuel Dávalos aseguraba era la «suprema orquestación» en el retrato. 18 Creemos que la sombra es una cualidad inherente de la luz. Pero es la sombra la que soporta la luz. El valor de los contornos levanta su estatura. En la sombra, los cuerpos describen la profundidad y arrojan el volumen a la vista. La paradoja del asunto es que el claroscuro no permite mirar los ojos de la persona. Pero no caían lejos de la verdad. Si, como asegura el lugar común, el fotógrafo habla con luz, guarda su silencio en las sombras. Ya Moholy-Nagy había intuido que la cámara no sirve para registrar la luz, sino para explorarla. Pero le faltó preguntar a Fernando Zamora ¿y para quién se retrata?, cuando se le acabó el aire. Mirando las raras impresiones que de Silva sobreviven, de continuo me pregunto: ¿Qué hacen tantas sombras juntas? ¿A qué la presencia continuada de personas emergiendo de ellas? Es probable que las nieblas que se habían dejado caer por la fotografía mucho digan de la sociedad que las cobijó, como aseguraba Elizabeth Romero. De las ansiedades entre penumbras y de las pérdidas que no cesan. La obscuridad visible (akari ni terasareta yami) que preocupaba a Tanikiro Juni’chirô. En un texto arrebatador, Martín Luis Guzmán narraba que el reino de la luz había sido sacudido por la Revolución. Que a la paz pueblerina le habían sucedido las tinieblas. Hace pasar sombras de jinetes armados. Que de cuando en cuando la luz de los fogonazos permitían vislumbrar la piel de un caballo o el ala de un sombrero. El horror de una revolu‑ ción. Guzmán describe hordas ebrias que, al amparo de la noche, destruyen la inocencia, ajustician, saquean y dejan tras de sí un rastro de sangre y lodo. Tales sombras describen una sociedad cansada de mirar la crudeza de la carne destazada, las heridas escarlata y la sangre derramada. El demonio andaba suelto. Si tomamos a la letra la idea de Brecht de que «la forma es el fondo que aflora a la superficie», lo que vemos son las sombras que nublaban el fondo de las personas. Esas eran las sombras más largas del país. Gavillas, más que ejércitos, asolando ranchos, pueblos y haciendas. 19 Frente a sus rostros sólo cabe especular. Vistos a contraluz, lo que miramos es a los testigos privilegiados del ascenso de una nueva clase social derivada del saqueo, la rapiña y la corrupción de «La Revolución