Tríptico de sombras. Carlos A. Córdova

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Para ser un hombre de negocios, Daguerre resultó muy mal visionario. No creía, por ejemplo, en que el retrato pudiera ser una de las aplicaciones para el naciente daguerrotipo. 11 Basaba su escepticismo en los largos tiempos de exposición requeridos. Pero siendo pintor, tampoco previó lo que significaría el retrato mecánico para la tradición pictórica. En justicia, el desencuentro es mutuo. Describía Gaston Tissandier que después de que Arago hiciera pública la invención de Daguerre, el pintor Paul Delaroche logró obtener un daguerrotipo de manos del mismo Daguerre y mostrándolo a todos exclamó: ¡Desde ahora la pintura está muerta! 12 La multicitada frase del pintor Paul Delaroche, «d'aujourd'hui la peinture est morte!», se ha usado como expresión del temor entre los pintores de medio pelo con respecto al nuevo invento. Esta sentencia es un clásico, una opereta repetida de libro en libro. Sin embargo, es siempre sano preguntarse lo que se da por sabido. La frase no pasa de ser otra leyenda urbana en la fotohistoria. No existe evidencia documental de que la haya pronunciado, y lo más absurdo es el que no se sabe a ciencia cierta qué fue lo que dijo. Tissandier la reportó como La peinture est mort à dater ce jour! [la pintura está muerta a partir de hoy], una sentencia que Joseph Maria Eder recoge con pequeñas variantes. Mientras que para Gisèle Freund lo dicho fue: «D' aujourd' hui, la peinture est morte» (a partir de hoy, la pintura está muerta). Un apócrifo de larga duración, seguramente otra de las fantasías del editor y aeronauta Tissandier, también inventor de la inexistente corbata fotográfica. 13 El dicen que dijo del teléfono descompuesto. En firme, el dictamen que entregó Delaroche con respecto al naciente daguerrotipo, hace sensatos comentarios relativos al buen aprovechamiento que el pintor y el grabador podrían hacer de este nuevo medio. 14 Silva, «ese sujeto encorvado, de corbatón y sombrerote», como lo recordaba Lola Álvarez Bravo, hace más que retratos. Todas sus imágenes son escenificaciones pictóricas. Reclama para sí los adjetivos de artista temperamental y el brillo de la genialidad. «En sus trabajos, Silva ha «El lírico de ido más allá. En toda su obra prolija y vasta, ha dejado siempre, invaria‑ la fotografía», El Universal blemente, el sello de su personalidad». Esto es, se asume como un ar- Ilustrado, de julio tista único creando una imagen única, y no como un fotógrafo haciendo 12 de 1928. una colección de efigies anónimas. Y el catalizador de esta imagen única Fotos de F. Silva, está en su personalidad arrebatada. «En cada creación –hay que llamarlas Gustavo con texto de así, si hemos de ser sinceros– está él, está su temperamento, está toda J. M. Herrero. su vida momentánea de emotividad, de vibración cerebral, de inspiración bizarra».15 Extraña descripción del artista en la búsqueda de sí. Ya fuera 167 la vibración que sugiere el cronista o la imaginación retórica del retrato.


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