nos pasó al otro lado. Era una cosa maravillosa como imagen ... Cuando llegamos le dije a la muchacha: "Oye, te quiero sacar una foto". Me dijo: "Bueno"; le dije "quítate la ropa"; y entonces se quitó la ropa. El momento, la hora, ¡el lugar!, todo era ideal... Desgraciadamente la
estas relaciones te da un lugar. ¿Te acuerdas de lo que escribió Castañeda -a mí no me gusta, no precisamente porque sean sus ideas sino porque las saca de los (antiguos) mexicanos- en Las enseñanzas de don Juan? , donde le dice al hombre: lo primero que tú debes hacer es buscar tu lugar, un lugar que nada más es tuyo. Yo creo que eso es lo fundamental para el fotógrafo: encontrar ese lugar, esa visión, esa perspectiva, ¡ese lugar que nada más le pertenece a él! Y cuando lo encuentra, entonces es él mismo, entonces ya encontró su cara como era antes de que todas las cosas existieran ... Cuando las cosas se hacen muy en serio uno no busca sólo mirar, no se conforma con haber visto o con estar viendo ---que es lo que hace el fisgón- sino que uno busca participar, eso es lo importante. Para mí la fotografía es una realización. JAR: ¿En la fotografía de La gorda podemos hablar de una comunión? AR: Claro, pero más bien es la manera de irte acercando a la esencia de las cosas, a tu misma esencia, a tu cara cuando no existía nada. JAR: ¿Hacía usted fotografía de desnudo junto a Manuel Álvarez Bravo? AR: Sí, cómo no, desde que yo estaba en San Carlos. Una vez nos subimos a la azotea y allí, sobre los tragaluces, hicimos unos desnudos. JAR: ¿Como Gorrión ¡claro! ? AR: Como ésa precisamente. JAR: Álvarez Bravo hace La buena fama durmiendo en la azotea de San Carlos. ¿Estuvo usted presente? AR: No, ésa la hizo antes de que yo lo conociera. Pero te voy a decir algo. Una vez fui con Rafael Corkidi a Acapulco, nos metimos en la camioneta y llegamos a un pueblito. Teníamos que atravesar con una canoa y contratamos a una muchacha con una voz muy gruesa pero muy bonita que
Antonio Reynoso. México, 1960.
cámara no funcionó, se quedó atorado el rollo. Juan de la Cabada, que también iba, se acercó, pero entonces ella ya no quiso que yo la fotografiara. Ya había mucha gente. Yo estaba muy contento con las fotos y después fue una gran desilusión. Te platico esto porque ese pueblito tiene el índice de crímenes más alto del mundo. Imagínate que el novio de esta muchacha, su papá o sus hermanos hubieran visto que yo le estaba sacando fotos ¡No hubiera vivido!
85