y la segunda su cuchilla, daban como resultado la separación de la cabeza y el rostro del cuerpo con el que constituían una persona o un individuo, de cuya unidad palpitante sólo quedaría un trofeo inerte, el rictus de un semblante, el retazo de una fisonomía. Si esa escisión entre rostro y biografía estaba implícita en cualquier retrato fotográfico, se hacía aún más evidente en las imágenes de rostros innominados e innombrables, como era el caso de Imágenes del neoliberalismo. Patio sur Consultado sobre el proceso que condujo a la realización de Imágenes del neoliberalismo, Carlos Aguirre no consiguió recordar si su encuentro con el archivo de los imputados fue anterior a la invitación que Patricia Mendoza le hiciera para exponer en el Centro de la Imagen o, por el contrario, el descubrimiento de esa colección de retratos le condujo a proponer una muestra. Tiene presente en cambio que la directora-fundadora del Centro de la Imagen le contó sobre los antecedentes históricos de La Ciudadela, entre cuyos muros habían vivido militares, rebeldes, huérfanos y presos. Mendoza había conseguido anexar el patio en que se montó la instalación luego de que convenciera al director de la Biblioteca de México, el poeta Jaime García Terrés, de que cediera ese espacio, que él pensaba destinar, en parte, a prestar servicios al público invidente. A García Terrés le pareció 122