Winogrand y Friedlander, a quienes se consideraba dignos (aunque norteamericanos) sucesores del estilo fluido, experimental y crítico de Robert Frank. Cierto es que la publicación en 1959 de The Americans de Robert Frank había constituido un hito para la fotografía estadounidense. Afincado como fotógrafo en Nueva York desde 1947, Frank realizó las fotografías para su libro con el apoyo de dos becas Guggenheim, otorgadas consecutivamente en 1955 y I956, que le permitieron viajar y fotografiar a lo largo del territorio norteamericano durante casi dos años. Los temas cotidianos e icónicos de la realidad americana (anuncios publicitarios, gasolinerías, arquitectura vernácula, fiestas populares, escenas urbanas), que habían sido documentados por la mirada estructurante y objetizadora de Walker Evans en American Photographs de I938, aparecían presentados con un subjetivismo crítico en The Americans. Donde Evans idealizaba, creando iconos y héroes , Frank descubría y señalaba. Mientras Evans construía positivamente una idiosincrasia americana, Frank la deconstruía, develando sus contradicciones. A pesar de sus diferencias, ambos describen "lo americano" con una mirada de afuera hacia adentro. Arbus conoció y trató amistosamente a ambos fotógrafos, e incluso les pidió apoyo para solicitar una beca Guggenheim en I962. Sin embargo, la visión de Arbus es diametralmente opuesta a la de Frank y Evans, porque su fotografía surge de adentro hacia afuera . En tanto que Arbus define su estilo, se plantea un fuerte antagonismo con Evans; mientras él se aproxima al sujeto marcando una distancia y un cierto desinterés , ella se involucra, se identifica e incluso se confunde plenamente con lo retratado. A pesar de que inicialmente admiraba a Evans, para I97I Arbus concluye que no era sino "un fotógrafo interminable y prístino" cuya temática le resultaba aburrida. "No puedo soportar lo que él fotografía. No puedo explicar esa confusión. "7 Con Frank, como con Friedlander y Winogrand, Arbus sostuvo una relación cordial, aunque más sustentada en la casualidad que en la afinidad profesional. Es con Lisette Model con quien se puede vincular a Arbus, tanto en su forma de trabajar como en la orientación temática: ambas coinciden en su capacidad de representar al retratado (las más de las veces, un sujeto marginal) en su extrañeza como una fuente de paradojas. Mientras que en los retratos de Model (como aquel de la bañista monumental, de la serie de Coney Island publicada en PM Weekly con la leyenda "Coney Island hoy, el paraíso del baño de millones, donde la diversión se da en una escala gigantesca") hay un punto grotesco, pero tranquilo, en los de Arbus el carácter extraordinario aparece desbordado: el humor satírico de la maestra se transforma en el grito inteligente, sordo y despiadado de la obra de la discípula. La diferencia entre ambas, pues, sería el grado de anomalía de los "bichos raros" que Arbus buscaba conscientemente para fotografiar: La semana pasada busqué la palabra "anomalía", porque siempre pensé que quería decir un pez fuera del agua, pero yo sabía que estaba equivocada y así era. Quiere decir algo que no está sujeto a una analogía o regla, algo raro o extraño o excepcional... y vi la conexión entre los excéntricos y los freaks, la excepción a toda regla ... 8
Freaks. Una imagen de lo excéntrico que aparece en la poesía, la música y, magistralmente con Arbus, en la fotografía de los sesentas. Elfreak que introducen Frank Zappa
'5°