el instrumento que se armó, bajo la protección de Melchor de Peramás, secretario del virrey Bucareli, para cumplir con la encomienda oficial que le hicieron, a mediados de la siguiente década, de estudiar la grana o cochinilla, el insecto de los nopales del que se sacaban los tintes para las telas y era por ello muy apreciable mercancía. 3 El resultado de un lustro de investigaciones se publicó en 1777, bajo el nombre de Memoria sobre la naturaleza y cultivo de la grana, versión amplificada de un primer trabajo que había dado a conocer cuatro años antes. Gracias a aquel microscopio "de mucha amplitud [.. .] que abulta mucho los objetos", el también inventor del jabón de aceite de coco pudo conocer la intimidad de aquella especie, cuyos ejemplares hembras eran del tamaño de "un grano de trigo bien logrado" y los machos de la magnitud de una liendre. Mediante el poder de los lentes de aumento y las constantes verificaciones -dado que "entre más se observa más se descubre"- pudo distinguir los seis ojos de que estaban dotados los machos, quienes, a diferencia de otros insectos alados, se convertían de granilla en paloma sin necesidad de ser crisálida. De la hembra observó los pliegues o arrugas que la hacían parecerse a la sanguijuela y al ver su cuerpo cargado de crías, seña de las lascivas inclinaciones de la grana, recurrió a la imagen de "un talego lleno de balas"" Además de la "república insectil" de las cochinillas, el sabio Alzate prestó atención a otros minúsculos y "exquisitos" habitantes de la Nueva España. La mosquilla acuática que los nativos llamaban aguautle, la cual abundaba en las lagunas próximas a la ciudad de México
Ana Isabel Bieler Antolín. Fotomicrografía de un grano de polen. Equipo: microscopio fotónico. Sistema de iluminación: microscopía de contraste de fases. Aumento a nivel de negativo 400 x. UNAM