FOSFENOS Gerardo Deni z
Mil 987 fue para mí un año muy cargado. De todo. Koshka llegó a vivir conmigo . Rúnika fue bautizada, y sus picos pardos aparecieron a mediados de año. Empecé a chapotear en lo que serían Amor y Oxidente y Grosso modo. Mientras, por supuesto, me ganaba la vida con mi vergonzoso oficio habitual. Conocí el tercer cuarteto de Revueltas, estuve en Aguascalientes y, de regreso a fines de julio, me encerré en libros nórdicos, a escribir groserías y conocer los horrores de la gramática irlandesa . Una mañana, al despertar, vi con el ojo derecho cosas inverosímiles. Con luz ·intensa todo se esfumaba pero, como en diez días nada cambió, visité al oculista y supe que tenía una retina desprendida y desgarrada. Me operaron en la segunda mitad de agosto y de nuevo al empezar octubre, aunque nunca quedé bien del todo. Recién vuelto de la anestesia, me fue encargado por teléfono cierto soneto. Olvido detalles, si bien al día siguiente estuvo hecho, desde luego (tampoco era mi primera experiencia) de memoria. Mucho después, al ir a ser publicado, le añadí agunas notas confesando cómo la fuerza motriz para elaborarlo fue la lujuria, ese pecado autocatalítico. De ahí que no quedase en soneto el asunto: durante los siguientes tres meses, entre reposo en penumbra y ojos cerrados, fueron surgiéndome y concretándose diecisiete textos a cuál más vil (me guardaré de llamarlos poemas), a los que se agregó todavía otro ("Consulta") a principios de diciembre, con los ojos recién abiertos de par en par. Los "Fosfenos" que inician Grosso modo, publicado un año después. Inmediatamente tras la operación inicial, garabateaba yo telegramáticamente mis ocurrencias. Enseguida abandoné aquel papelito absurdo y confié sólo en al cabeza, la cual a veces sirve. Tiempo me sobraba . El venidero fosfeno final, número 18, "Allanamiento de violeta", se tornó el eje del conjunto. (Más tarde narré en detalle su génesis y estructura, en un comentario detallado que conserva la CIA en mi expediente.) Diciembre . Todo el mundo ha muerto -el maestro Juan D. Tercero, Rodolfo Halffter, Cocó- y yo, devuelto paso a paso a luz meridiana, caligrafío a diario un par de fosfenos, antes fermentados sólo mentalmente. Casi nada que retocar luego (hoy, dos o tres palabras, para la edición póstuma) . Releo a Shakespeare, lo aprovecho en tres epígrafes (Otelo, Romeo, Graciano). Cuánto ha sucedido desde agosto del año pasado, 1986, cuando me electrocutó aquel anuncio de zapatos deportivos recién puesto en el metro . Cuánta materia por desgracia inventariada no más sobre papel con tinta de retina, la cual es, ya se sabe, una viscosa prolongación cerebral con sus bastones y conos ; desprendible aun sin jeopardo .
Marco Antonio Cruz. Sala de operaciones del Hospita l Médica Sur, 20 de noviembre de 1998.