El “añejo problema” al que aludía Ireri de la Peña, que fue uno de los componenetes que motivaron la crisis de la VI Bienal de Fotoperiodismo y pusieron fin a las convocatorias organizadas bajo ese nombre, no dejó de hacerse presente en la comunidad foperiodística nacional e internacional en los siguientes años. Las discusiones en torno a la objetividad de los registros fotográficos, la ética de los fotoperiodistas o las posibilidades creativas del trabajo documental, se reformularon a la luz de nuevos conceptos, prácticas y recursos tecnológicos. Al tiempo que el proyecto encabezado por Enrique Villaseñor entraba en su etapa final, al no poder mantener su representatividad ni su capacidad de convocatoria, ganaron presencia otras propuestas de la comunidad fotoperiodística mexicana para reivindicar la importancia y el valor de sus testimonios y documentos. Es el caso del proyecto Expofotoperidismo, que en enero de 2005 inauguró la primera de sus muestras anuales. Esas iniciativas surgidas del gremio de los fotorreporteros, han sido acompañados, como en otros tiempos, por investigaciones, publicaciones y revisiones museográficas que han enriquecido el panorama histórico de nuestro fotoperiodismo. Todo lo benéfico y criticable que pudieron tener las seis Bienales de Fotoperiodismo ya es parte de ese relato, del que todavía nos falta mucho por conocer.136
136 Luego de concluir su etapa como organizador de las Bienales de Fotoperiodismo, Enrique Villaseñor siguió impulsando otras iniciativas de apoyo al gremio de los reporteros gráficos. A la fecha coordina el Foro Iberoamericano de Fotoperiodismo. En 2014 concluyó el doctorado en Imagen y Nuevas Tecnologías en la Universidad Auntónoma Metropolitana con la tesis La fotografía periodística mexicana en el marco de la Bienal de Fotoperiodismo y de las nuevas tecnologías. 125