El Siglo XX a la Luz de Fรกtima
El Siglo XX a la Luz de Fátima
María Teresa Márquez
Asociación Pro Cultura Occidental, A.C. Guadalajara, Jalisco, México.
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“El futuro de nuestra civilización, de nuestras libertades, de nuestra propia existencia, puede depender de la aceptación de los mandatos de la Virgen”.
William Thomas Walsh Insigne historiador inglés.
Índice
I. A la Luz de Fátima 94 Aniversario de las Apariciones
............................... 9
Los secretos del Siglo XX ................................. 11 II. La Virgen se posa en Cova de Iría Apariciones del Ángel ............................................
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Apariciones de la Virgen .................................. 17 Primera aparición ............................................ 19 Segunda aparición .......................................... 21 Tercera aparición ............................................. 22 Cuarta aparición.............................................. 25 Quinta aparición.............................................. 27 Sexta aparición El Milagro del Sol .................................................
28
Francisco y Jacinta, al cielo ............................ 31 Itinerario religioso de Lucía ............................. 34
III. Trascendencia del Gran Secreto Redacción y custodia del Secreto .............................
37
1960-2011: 51 años de petición desoída ....... 38 ¿De qué habla el Tercer Secreto? .................... 41 El Corazón Inmaculado de María: La última esperanza ........................................ 43 Bibliografía ...................................................... 45
I A
la
Luz
de
Fátima
94 Aniversario de las Apariciones
E
n el mes de octubre, los católicos del mundo entero, nos regocijamos no sólo por ser un mes hermoso, el mes del Santo Rosario, sino también por la celebración del 94 aniversario de las apariciones de la Virgen de Fátima. Ciertamente, el 13 de octubre de 1917 fue la sexta y la última vez que la Virgen se apareció a Lucía, Jacinta y Francisco, pero también fue ese día cuando Dios quiso imprimir su firma para avalar lo sobrenatural del mensaje de Fátima a través del gran milagro del sol, presenciado por cerca de 70 mil personas. Aunque la credibilidad del mensaje que la Virgen confió a Lucía no obliga a los fieles por tratarse de una revelación privada, los católicos sinceros, que por esencia somos marianos, creemos en su veracidad por todos los signos que han acompañado a este suceso extraordinario. Primeramente creemos que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, siempre providente, siempre misericordioso, ha tenido, en toda la historia, la fineza, in-
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merecida por los hombres, de advertir a sus hijos por uno u otro medio, la proximidad de su justicia. A veces a través de un ángel –ver Abraham, Lot–, a veces a través de profetas –Noé, Moisés, Ezequiel, Daniel, Jonás–, a veces a través de su Madre Santísima –ver Virgen de Guadalupe 1531, La Sallette 1846, Lourdes 1858–. ¿Qué de extraño habría que en 1917, Dios enviara a su Santísima Madre como embajadora celestial ante los hombres para rescatar a los más posibles de una inminente caída al infierno? ¡Qué difícil es para el hombre de hoy creer en el milagro! Nos han metido hasta el fondo del alma que lo invisible, lo misterioso, lo divino no existe porque eso no cumple con los parámetros exigentes de nuestros sentidos. ¡Desgraciado positivismo que ha endurecido tantas almas buenas que bien pudieron creer, que bien pudieron abrirse a la gracia de Dios y hacerse dóciles a ella! Si usted cree ser una de esas víctimas involuntarias, no piense que ya nada puede hacerse. Pídale a Dios con todo el fervor y la Virgen le concederá la gracia de que sus ojos vuelvan a ver. No tanto al hombre-dios de su alrededor, ni al producto que le venden, ni a la naturaleza que idolatran, sino a la Luz que sublimó al hombre, la que bendijo sus obras, la que hermoseó los campos; la Luz Divina. Dios como buen Padre, sufre por el extravío del hombre, y con su Preciosa Sangre ha querido que el pecador “se convierta y viva”. Por ello, en esta edad
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oscura del hombre en la que el cielo encapotado no deja asomar siquiera los resplandores divinos, Dios, bondadosísimo, envió a la Tierra a una creatura brillante, la más bella, la “Plena de Gracia”. Esa fascinante luz que se posó sobre una carrasca y que extasió a tres niños en Fátima, es la luz del cielo. Es la Madre de Dios, que en persona, ha venido a nosotros a darnos la medicina que añorábamos para nuestra salud: la oración y la penitencia. ¡Cómo no hemos de estar contentos los católicos por tan grandes mercedes! ¡Ha venido a rescatarnos a cada uno de nosotros! ¡A ti, a mí! Pero no sólo vino a mostrarnos un plan de salvación individual. Así como una madre se preocupa por cada hijo, se preocupa también por todos a la vez y la Virgen de Fátima habló para todos los hombres, de todas las razas.
Los secretos del Siglo XX Su mensaje es de orden mundial porque en él incluye los acontecimientos más relevantes de nuestro siglo así como la situación de la humanidad en los últimos tiempos. La Virgen, en la tercera aparición (13 de julio de 1917), se refirió a: * La Primera Guerra Mundial: “La guerra va hacia su fin”.
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* La Segunda Guerra Mundial: “Pero si el mundo continúa ofendiendo a Dios otra guerra peor comenzará en el reinado de Pío XI”. * La expansión del Comunismo: “Rusia esparcirá sus errores a través del mundo provocando guerras y persecuciones de la Iglesia”. * Los últimos tiempos: “Al final triunfará Mi Inmaculado Corazón”. Por último, en el secreto de Fátima, que aún no se ha revelado al mundo, la Virgen parece aludir a una gran crisis de fe, pues dicho párrafo termina con la siguiente frase: “Pero en Portugal siempre se conservará la fe”. Nota: En realidad, los secretos de Fátima son tres: el primero consiste en la predicción de que en poco tiempo la Virgen se llevaría al cielo a Francisco y a Jacinta; el segundo, en la visión del infierno, el anuncio de la Segunda Guerra Mundial. Parte de este secreto es el que aún no ha sido revelado y es el que se conoce como tercer secreto. Lucía sólo reveló la última frase de dicha parte y es la frase que hemos mencionado arriba. Este último secreto que la Virgen pidió a Lucía se revelara al mundo en 1960, porque entonces, dijo la vidente “se comprenderá mejor”, confirma la tesis de que la Virgen, por gracia de Dios, tenía conocimiento de los principales sucesos de nuestro siglo y sobre ellos quiso advertirnos.
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Es por eso que apartándonos de las concepciones naturalistas de la historia, pensamos que la historia del siglo XX, como toda la historia, se escribe la historia de su Amo, Centro y Señor: Nuestro Señor Jesucristo. Esta historia no es otra que la historia de la Redención en la que cada hombre libremente elige, a través de su propia historia, el papel que quiere jugar en ella: el de los redimidos o el de los condenados. Dios escribe la historia de la Redención con el concurso libre de los hombres y sólo Él sabe en qué página nos encontramos. Tres apariciones de la Virgen en menos de 94 años, y “tres mensajes urgentes” no precisamente jubilosos, aunque esperanzadores, parecen mostrarnos los últimos llamados del cielo, por no decir angustiosos, suplicando nuestra propia conversión. Este convulsionado e impenetrable siglo XX, que así como conquista la Luna y Marte, se pudre entre guerras, hambre, droga, aborto y sida, no podrá entenderse ni por los pensadores más geniales, ni por los políticos más suspicaces, si no se estudia a la luz del mensaje de Fátima. Sólo a la luz de Fátima podremos desentrañar el triste misterio que vive la Santa Iglesia Católica y Romana a partir del Vaticano II, por el que se introdujeron una serie de innovaciones, muchas de ellas heterodoxas, y que han sido la causa de terribles defecciones a la verdadera fe de Nuestro Señor Jesucristo.