Por encima de la ley tuvo éxito en todo el mundo. En todas las ruedas de prensa, Seagal afirmaba que “no me gustan los héroes de plástico como Rambo o Comando; me atrae la gente como Nico, personas que lloran. Seguro que nunca verán a un héroe de plástico llorar, en cambio, mi personaje es un hombre de familia que se preocupa por los demás”. Cuando le preguntaban sobre su primera experiencia en el cine, declaraba: “Podía haber hecho algunas películas hace algunos años, pues tenía los contactos necesarios para ello, como James Mason, pero no lo hice hasta que no me pareció oportuno; aparte debía ser una película que realmente mereciese la pena. No quería introducirme prematuramente en este mundillo, quería hacer algo que realmente fuese atrayente, con un guión acorde a los tiempos actuales.
Desde pequeño me ha gustado mucho el cine y, para mí, lo principal de una película es la historia; tampoco quería hacer una película excesivamente simple en la que solo se matara a la gente a base de fantasía y violencia. Los chicos, al salir del cine después de ver estas películas, están convencidos de que se puede pegar un puñetazo a alguien y que este no sangrará. Yo no quería dar esa imagen, eso es fantasía y mentira, pues si pegas correctamente a una persona, esta caerá al suelo y sangrará. Esto es la realidad, y esa es la imagen que quería dar”. Para ofrecer esta imagen, él mismo se preocupó de la coreografía e imágenes de acción. Según él, las técnicas de la pantalla han de ser rápidas, sencillas, claras y escuetas. Su segunda película, Difícil de matar, llegó a ser la sexta producción de Artes Marciales que