Arquitectura 212 - 1944

Page 62

También es necesario tener "Yalentía en la crítica, comprender los errores que todos hemos realizado con la convicción de que esos errores han dejado trás de sí siempre algo bueno que pet dura, que se agrega a las conquistas del arte y de la ciencia al través de la civilización, señalándonos el camino verdadero a continuar. Indudablemente habría que hacer lo posible por no continuar en los mismos, no empecinamos en soluciones que ya han paeado, por ejemplo, no querer en la obra nueva hacer Arqueología, l?ino todo lo contrario, evolución y transformacic;m pero orientarla, comprender por ejemplo, que la Arquitectura moderna así llamada, que se deriva del arte vienés - alemán y que ha tenido un é xito y un desarrollo exagerado habiendo proporcionado conquistas de primer orden, tuvo ya su época y que ahora vamos a otra cosa. Comprender, p or E>iemplo, que un día de otoño de Punta del Este, claro, de sol, surge de la pení'n sula, equilibriCI, prcpordón y belleza y que, por consigui z nt ~ ve· mos surgir de sus raíces, en el sentido estil'stico, una obra como el Faro de Punta del Este, y no sentimos esa misma sensación con los grande'> eé:iificios cuadrangulares de enormes masas gn· ses. Estas ideas en realidad, las tengo latente des· de hace años. por eso en mi trabajo sobre "Parques Escolares', presentado al 111 Congreso Pa n Americano de Arquitectura, en lo referente a 1a Arquitectura. me expresaba en la siguiente forma : "La arquitectura de los edificios debe ser simp~~. lógica, económica, moderna en procedimientos de construcción, acusando el destino del edificio qua encierra, en armonía con nuestro clima y nuestro ambiente luminoso, ostentando la nobleza de ios materiales que nos ofrece nuestro suelo. y. al propio tiempo que se advierta en su fisonomía detclles que denuncian la tradición y la raza.

Zócalos de piedra granítica, muros blancos, cadenas de ladrillo, techos de teja, pórticos, claus· Iros, balaustradas, cornisas saliente~ protectoras, juegos de luz y sombra, elementos decorativos <.le líneas clá sicas decorados sobriamente con !a fauna y flora del país, en suma, un conjunto a rmonioso que den al Parque un aspecto aleqre y a ustero al propio tiempo, sano de color con la serenidad de la verdad, exteriorizando así la fuerza de la idea y el destino de la misma. Y en mi trabajo sobre la Vivienda Mínima p n:sentado al IV Congreso Pan Americano de Arquitectos: " En cuanto al estilo arquitectónico de la "Vivienda Mínima" para las ciudades, villas, pueblos y caseríos del interior, como ya lo he expresado, bajo el punto de vista puramente técnico q ue, debe ser hijo directo del ran~ho, perfeccionado e higienizado, se desprende lógicamente que el estilo arquitectónico de la Vivienda Mínima debería ser el rancho estilizado; surge así su estilo de sus propios elementos constructivos del ambiente natÜral de la raza y de las costumbres sociales y tradicionales del pueblo". En suma, obedeciendo la estilística fatalmente a esas determinantes, la evolución de las rnisma.s es lo que hace la resultante final. la historia seguirá s u camino indefectiblemente, la raza se desenvolverá de acuerdo con el problema demográfico en general y con la vida, con la evolución de la vida, con las conquistas de la vida; y naturalmente que llegará el día en que la (;eagrafía también se transforme, que se enfríe ~a tierra, y se transforme el clima del Uruguay, de zona templada a zona de nieves perpétuas; pero por ahora las praderas son verdes, los ríos corren suaves, los vientos son amables, y en las arenas de las playas los niños uruguayos como escapados de un bajo relieve español o italiano juQgan ccn el ·m ar y el sol.

••• es un

Señor Arquitecto

empleado

El Fichero

a sus

de

Materiales

órdenes

Consúltelo

siempre 11

SO C IE D AD DE ARQUITECTO S D EL UR U GUAY

TELEF. 8 02 59


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.
Arquitectura 212 - 1944 by Sociedad de Arquitectos del Uruguay SAU - Issuu