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SUPERPOBLACION UNIVERSITARIA • •
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Era mi intención escrd.bir una se·r i·e d e artículos sobre tan interesante problema, que en estos momentos, va ad,q uiriendo a,;ctuaUdad en nuestro ambi~nte univer.s itario. Antes de enfocar el problema en todo lo relativo a nuestra pro.fesión, como lo haré en un próximo número, es necesario -considerarlo desde un --punto de vista generwl para tod&.s las profesocdal, económioo y culsiones y ·como problema . tural. P erü en una de las últimas sesiones del Consejo Central Universitario, el Rector Dr. Vaz Ferreira, hizo una interesante exposidón, en que trató el problema, desde u.n punto de vista que considero el más justieiero. Por esta cir-eun.standa en lugar <de escribir un articulo sobre este aspecto general del 'P roblema, creo, debe darse· a •COnocer parte de esta exposi-ción del Rector, primeramente, por tratarse d e la opinión de un universitario tan autorizado, y en segundo término, como un homenaje de esta revista, a la reconocida personalidad del Dr. Vaz Ferreira, que personi·f ica hoy día, las inquietudes de toda una generación univer.sitaria. J. D.
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Entre las múltiples consideraciones en que es _prec~so entr~r para abordar con acierto y eficacia -este problema, hay una que es al mismo tiempo fundamental y previa. Me refiero al . doble papel 11ue en . países como el nuestro desempeñan las "Facultades" (o sea la Uni-versidad en general) un papel profesional pero también un papel cultural. ¡Cuánto he insistido hasta ahora en mi actuación y en mí enseñanza - y hasta ahora desgraciadamente sin éxito- para evitar que ·nuestro país fuera quedando, como ha quedado, detrás de los otros, cada vez más detrás de los otros, no sólo de los más ricos sino de los más pobres, no· sólo de los que por circunstancias naturales han estado más adelantados que él, sino de los que estaban en otro tiempo más atrasados! Y es que los pretendidos hombres prácticos empiezan por no darse cuenta de que existen dos clases de ens·e ñanza superior. Desde luego, la enseñanza superior profesional, o sea la que se imparte (en nuestro país, por el Estado) para formar (y fomentar o perfeccionar esa formación) a los que han de ejercer ciertas pro~esiones que se reputa requieren una cultura superior, como ser: abogados, médicos, arquitectos, ingenieros, .etc . Pero separadamente, y por arriba de esa cultura superior profesional, existe .otra, existe la cultura superior por sí misma, la cultura que suscita y estimula la ciencia pura y el arte puro. Ahora bien: que los países sudamericanos más nuevos y más pobres no tuvieran al principio esa cultura superior propiamente d ~·~ ha , la enseñanza "superior" en el verdaiiero seri:tido del término, se ex- · plica, y se justificó en un tiempo. l. . ero, después, todos o casi todos los países americanos, al principio los más ricos, después los má.s pobres, fueron creando Facultades de Ciencias, Facultades de Letras Insti~·
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