Mitos completos

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 Volumen IV Alumnos de Sexto Grado A y Sexto Grado B 2015 Colegio Alemán Córdoba

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Índice A modo de prólogo

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Metamorfosis Mateo Ahivar El arco, la flecha y la comadreja

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Marcos Amador Héctor el guerrero

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Fabrizzio Caruso Héctor y Evangeline

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Asdrúbal de Elejalde El león de Nemea

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Martina Domínguez El duelo de la belleza

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Francisco Ingelmo Agatone y Teseo

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Delfina Ipólito Arsen y la diosa Artemisa

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Joao Klein XavierTerck El origen de la Luna

16

Juan Lago Helios y Helena

17

Matías Lorenzo El hijo del caballerango

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Josefina Merlini El preciado caballo

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Aylen K. Nahmias Fénix y los celos de Helios

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Florencia Nizzo Alalá y su castigo

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Sofia Oechsle Lágrimas de amor

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Melania Sénneke La estrella más brillante de todas

23

Victoria Skof Panzeri La verdad de las ovejas

25

Luciana Varrone Eileen y su castigo

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Conrado Verzini Helios y Coral

27

Natascha Wischer Shack

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Dioses Valentino Giacomassi La flor

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Tomás Retta Ares y Zeus

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Stefano Santo La competición

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Héroes Sofía Costamagna Peligro en el mar

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Tomás Fernández La valentía del hombre

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Gerónimo González Seyfarth El valiente Alexander

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Jesús González Arcer y Adara

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Kelvin Gorozábel Vélez El grandioso Hércules

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Diego Juárez Roque el camaleón

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Martina Lira La estatua perdida

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Santiago Mena La travesía de Agnetos

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Benjamín Padilla Arione, el herrero

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Marianela Pérez Güercio La aventura de Aquiles y Teseo

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Thiago Rossi La conquista de Troya

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Julieta Sappia La diosa poderosa

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Valentín Zanachi El legendario Apolo

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A modo de prólogo Estas narraciones que disfrutarás, querido lector, son el resultado de un proceso de lectura y luego creación, que los alumnos de Sexto grado hicieron durante el año. Planificaron, trabajaron en grupo, en forma individual, colaboraron entre ellos para corregir en diferentes etapas, cambiaron las historias originales, investigaron sobre nombres y lugares, buscaron imágenes, y mucho más. Esperamos les agraden.

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   Metamorfosis

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El arco, la flecha y la comadreja En el bosque más extenso de la antigua Grecia , vivía un cazador llamado Sebastián que se aprovechaba de los animales más pequeños como ardillas, conejos o tortugas cazándolos con arco y flecha. Usaba a los animales para practicar su puntería y luego los abandonaba moribundos. Un día practicando con su arco le disparó a un pequeño ciervo que pasaba tranquilamente y lo dejo agonizando, al oír el llanto del pobre animal, Artemisa , la diosa del bosque acudió en su ayuda . Ella apareció disfrazada de un hermoso ciervo brillante. Al ver el resplandor entre los arboles Sebastián se dio la vuelta y quiso cazarlo también, al poner la flecha en su arco y tratar de lanzar la misma, Artemisa se materializó al frente de él. Después de varios segundos Sebastían le dijo: -¿Por qué has entrado en mi bosque?-¡Este bosque no te pertenece! Y tampoco tienes derecho de andar matando a animales que no te han hecho nada. - ¿Quién eres tú para que te obedezca?-preguntó Sebastián. -Soy la diosa del bosque y será mejor que te disculpes. El no se disculpó y le dijo a la diosa que sabía usar el arco y la flecha mejor que ella. Eso fue un gran error de su parte porque la diosa Artemisa se enojó y comenzó un duelo para averiguar quién era el mejor en ese arte. Artemisa invitó a los once dioses olímpicos y también decidió que Zeus fuese el juez de ese enfrentamiento. Esto era muy injusto, porque era probable de que la ayudaría. El duelo consistía en que Sebastián y la diosa debían perforarle el ojo a un zorro disecado. El cazador eligió el ojo derecho del animal,

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pero lamentablemente para él se equivocó de ojo. De inmediato Zeus declaró a la diosa como ganadora. En el fondo de su corazón, supo que esto traería consecuencias. Sebastián intentó correr, pero en ese instante Artemisa lo metamorfoseó en una comadreja a la cual nunca se le saciaría la sed de sangre de animales de su mismo tamaño, hasta que su especie se extinga. Mateo Ahivar

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Héctor el guerrero Una vez en Grecia había un luchador muy fuerte. El tenía una novia, Evangeline. El nombre del luchador era Héctor, siempre iba a la guerra presumiendo de su fuerza porque atacaba como un rinoceronte, arrastraba el pie contra el suelo y salía corriendo a por sus enemigos. A Hades le habían dicho que Héctor se creía más fuerte que él. El dios del inframundo se enojó y atrapó a Evangeline. A los pocos días el guerrero se dio cuenta que habían raptado a su novia. Le dijeron que fue Hades. El luchador para salvarla debía equiparse. El fuerte luchador conocía a un herrero llamado Hefesto que forjaba las mejores espadas de Grecia y construía los mejores arcos del país. El herrero le hizo una espada de metal, a Héctor le encantó. Ya listo para la batalla contra Hades el luchador partió a donde habían encerrado a Evangeline. Al día siguiente los rivales se encontraron, y en ese mismo instante comenzaron a pelear, Héctor sacó su brillante espada, su gran arco y comenzó a dispararle. Hades lanzó unas llamas y quemó el arco. El atacante no tenía otra opción más que luchar con la espada. El gran luchador arrastró el pie como rinoceronte y fue a por Hades, él saco su gran espada y comenzaron a luchar. Después de mucho tiempo de pelea ganó el dios. Héctor le pidió a Hades que si lo mataba liberara a Evangeline. Hades recordó que el ataque del luchador fue como un rinoceronte entonces liberó a Evangeline y como castigo convirtió a Héctor en rinoceronte. Marcos Amador

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Héctor y Evangeline En Grecia vivió un hombre llamado Héctor. Se decía que era el más fuerte, todos le temían. Su contextura física era impactante. Evangeline, la mujer más linda del mundo, era su esposa. Un día Héctor le pegó a todos e hizo lo que quería. Entonces Hades lo vio y como castigo raptó a Evangeline y la llevó al Inframundo. Cuando Héctor se enteró, viajó hasta allá y le propuso al dios una lucha. Después de una dura y larga batalla, Hades lo venció, mató a Evangeline y convirtió a Héctor en una piedra. Por eso las piedras son tan duras. Fabrizzio Caruso

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El león de Nemea En Lidia había un chico llamado Arsen que tenía quince años de edad y era hijo de un rey, por lo tanto, cuando cumpliera veinte, tomaría el trono. El padre no quería perder su reinado y envió a su hijo a la guerra contra Esparta. A Arsen le encantaba pelear y acepto ir a la batalla. En un tiempo partieron rumbo a la ciudad en un barco con cien luchadores, pero no fue un viaje fácil, porque se encontraron con piratas. Arsen ganó la pelea pero murieron treinta de sus compañeros. Cuando llegaron, los rivales eran un montón de guerreros hábiles y fueron todos contra el que les parecía el mejor, Arsen. Cuando estaba a punto de morir , Zeus, el padre de los dioses, lo salvó convirtiéndolo en león. Luego mató a todos los enemigos. Al regresar, Arsen tuvo que ir y nunca volver porque los que vivían en Lidia pensaron que era un monstruo asesino, aunque en el bosque encontró a Nemea la hija de Zeus quien lo adoptó, le dio una piel indestructible y lo nombró “León de Nemea”. Y así nació el mito del león más temible. Asdrúbal de Elejalde

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El duelo de la belleza

Hace mucho tiempo vivía en un pueblo de la antigua Grecia, una bella joven, Klonice. Su nombre significaba belleza. Un día una joven muy envidiosa, llamada Alalá, decidió retar a Klonice a un duelo de belleza. Dijo que Afrodita haría de árbitro. A Klonice no le agradaban los duelos, pero por nervios y miedo, decidió aceptar. Afrodita hablo con Alalá y no le gusto mucho la idea, pero la envidiosa joven, le pidió a la diosa por favor, porque quería demostrar su belleza frente a todos. Muy confiada de que iba a tener la victoria, avisó a todo el pueblo que habría un duelo. Tres días después, todos se reunieron en el lugar donde sería la competencia. La diosa del amor decidió decir que Klonice era la más bella, porque la belleza no significa ser lindo por fuera también lindo por dentro, y el acto de Alalá no fue un acto lindo. Gea, la diosa de la naturaleza, decidió castigar a Alalá convirtiéndola en una flor. Si bien Alalá no perdió su belleza, no pudo presumir más de ella. Martina Domínguez

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Agatone y Teseo Esta historia comienza en Grecia después de la Guerra de Troya. Había un chico que se llamaba Agatone, tenía 11 años . Su madre, Teofila, y su padre, Jasón, tuvieron que ir a luchar, porque faltaban soldados. Terminó la guerra… pero, jamás volvieron. Algunos soldados que sobrevivieron le dijeron a Agatone que estaban vivos, pero perdidos en el mar. Él intentó salvarlos, pero no los encontró. Cuando estaba volviendo encontró en una isla chiquita a Jasón. Él muy feliz preguntó por Teófila, su madre. El padre le dijo que se había ahogado en el mar. Los dos muy tristes volvieron a su casa. Para el cumpleaños, Jasón regaló a Agatone una espada y un escudo con los que practicaba todo el día. Cuando Agatone tuvo diecisiete años y podía pelear, en el “Torneo de Troya”. Su primer oponente fue Teseo. Agatone eligió su espada y escudo. Teseo, casco y hacha. En la mitad de la pelea Agatone arrojó a Teseo un polvo mágico que no permitía ver por un instante. Cuando Teseo abrió los ojos, no vio en ninguna parte a Agatone. Después de un rato, este salió de su escondite y le clavó la espada en la espalda. Pero él no sabía que Zeus y Hares escondidos miraban la pelea. Se enojaron tanto por la trampa que Había hecho, que transformaron a Agatone en camaleón. Por eso los camaleones se camuflan. Francisco Ingelmo

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Arsen y la diosa Artemisa Hace muchos años en Grecia, vivía un joven llamado Arsen al cual le encantaba cazar. Cuando era pequeño su padre le había enseñado, y fue mejorando a medida que crecía. Un día de temporada de cacería, Arsen fue al bosque con intención de matar al ciervo líder de la manada. Era un objetivo difícil, y él lo sabía pero no le importó. Se escondió sigilosamente detrás de un tronco caído a esperar. El momento llegó, Arsen apuntó con su arco y flecha a aquel animal y disparó. La flecha había atravesado el corazón del ciervo, de tal forma que lo mató al instante. Arsen, feliz, les contó a todos aquella hazaña y presumía ella, estaba tan contento que dijo lo que nadie se atrevería a decir: -No hay nadie mejor que yo, ni siquiera la diosa de la caza, Atemisa. Artemisa que estaba prestando atención a la situación pensó que el joven la estaba retando y faltándole el respeto, entonces se acercó a Arsen y dijo: -Si un duelo es lo que quieres, un duelo tendrás. Las reglas son sencillas, sólo hay que matar a un ciervo, nada más y nada menos. Arsen quedó sorprendido, aquel reto no era muy sencillo pero, sin pensarlo dos veces, aceptó. Ambos competidores se prepararon, y antes de que el desafío comenzara Artemisa le dijo al muchacho: -Antes de matar al ciervo, al único ciervo que te he pedido, míralo a los ojos, y, cuando lo hayas matado dime, qué sientes. Era el momento de comenzar, Arsen buscaba a su presa y Artemisa sólo esperaba.

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El primer disparo que hizo el joven habían lastimado una de las patas derechas del ciervo, y antes de disparar por segunda vez, Arsen hizo lo que la diosa le había pedido, mirar a los ojos al pobre animal que estaba sufriendo, mientras lo miraba sentía que su cuerpo cambiaba, que ahora tenía cuatro patas y que ya no podía matar al ciervo. Se dio vuelta y vio a Artemisa, y ella dijo: -Un solo ciervo, ese eres tú. Por eso los ciervos cada vez que escuchan un ruido corren, porque temen que Artemisa vuelva por su venganza. Delfina Ipólito

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El origen de la Luna Hace mucho tiempo en una zona rural de Atenas, vivía una mujer llamada Artemisa que tenía un problema que no podía controlar: cuando estaba triste se encerraba en su casa en la oscuridad y cuando estaba feliz prendía todo que estuviera delante de suyo. Su familia sabía de eso pero no le importaba mucho. No sabían que cuando estaba triste, se ponía furiosa y era capaz de destruir un pequeño pueblo. Cuando sus padres, Arión y Bellanca, lo descubrieron hicieron de todo para curarla. Aún más, la madre, la persona más sabia de toda Atenas, dedicó gran parte de su vida para encontrar una solución. Hasta ese momento Artemisa destruyó un par de casas abandonadas que a nadie le importó, pero un día la joven viajó con su familia a la capital de Atenas y ahí dos hombres se burlaron de ella por su apariencia. Eso la hizo sentirse mal, se enojó con ellos y la destrucción empezó. Casas que se quemaban y se rompían, personas que gritaban desesperadas y corrían para encontrar un refugio. Zeus vio el caos que ocurría en Atenas y por eso pidió ayuda a los padres de Artemisa para encontrar una cura. Luego de meses buscando una solución llegaron a una conclusión: no existía una resolución para el problema, por esa razón idearon un plan… iban a transformarla en una luna. En la siguiente noche lo hicieron, por eso existen las fases de la Luna, cuando esta oscura significa que está triste y llena, feliz. Joao Klein XavierTerck

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Helios y Helena Hace mucho tiempo en Grecia, Helios, el dios del sol, fue a dar un paseo por una pequeña aldea para distraerse de sus deberes de dios. Allí conoció a una joven y hermosa campesina llamada Helena, al mirarse se enamoraron. Lo que no sabía Helios de la bella joven, era que se trataba de una persona muy vanidosa y mala con sus vecinos. Achlys, una ninfa que estaba perdidamente enamorada de Helios, se enteró de esto y le pidió a Afrodita, la diosa del amor, que la ayudara con su problema. La diosa que era muy amiga de la ninfa le dijo que pensaría en una solución y así fue. Afrodita se había enterado que Helios había invitado a su amada a un río cerca del pueblo. Entonces le regaló un hermoso vestido de flores a Achlys y le decoró el pelo con flores. Cuando Helios y Helena llegaron al lugar sintieron hambre, entonces el dios le dijo a la joven que le buscaría frutos en el bosque. Cuando Helios vio a la ninfa sintió más amor que el que sentía por Helena, entonces le dijo a Helena que se había enamorado de otra mujer. Esta se enojó muchísimo y por lo mala que era quiso asesinar a la ninfa. Esperó que se alejara de Helios, y fue a matarla pero justo llegó Afrodita y la convirtió en una flor, en girasol. Por eso los girasoles giran viendo el sol , el símbolo de Helios, deseosos de venganza. Juan Lago

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El hijo del caballerango Hace mucho tiempo Zeus tenía un caballerango que cuidaba a sus caballos. Un día, este llevó a su hijo Lander al establo para que lo ayude y aprenda para que cuando sea grande supiera de caballos como él. Cuando le enseñaba a cortarle el pelo a los caballos se descuidó y de pronto, Lander no estaba. Cuando volvió a verlo, el chico estaba escalando el Olimpo. De inmediato fue para socorrerlo pero ya estaba demasiado alto para alcanzarlo. De pronto apareció Zeus y lo castigó por su curiosidad. Lo matamorfoseó en un gato negro (como dice el dicho la curiosidad mató al gato). Luego Hermes se lo llevó a Hades para que lo castigue. Matías Lorenzo

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El preciado caballo Había una vez en Grecia un joven llamado Alcander a quien le gustaba cazar. Un día vio un caballo que era blanco como la nieve y se propuso cazarlo. Artemisa lo vio y no podría creer lo que estaba haciendo. Entonces lo desafió. Le propuso que si ella ganaba podría transformarlo en un caballo, y sí Alcander triunfaba, lo dejaría de molestar. Artemisa ganó, le dijo a Zeus lo que había pasado y lo convirtió en un caballo blanco. Una semana después el joven sentía lo que le había pasado al caballo y no le gustaba para nada. Le pidió a Zeus que lo devolviera a su forma de antes, prometiendo nunca más herir a un animal. Alcander le prometió a Zeus cumplir y regresó con su familia feliz. Pasaron años y el joven no había cazado ningún animal más. Josefina Merlini

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Fénix y los celos de Helios En la antigua Grecia existían varios Fénix aves majestuosas de gran fuerza. Sus lágrimas curaban toda enfermedad; su apariencia era como un águila. La vida de esta ave era incierta solo algunos lo sabían, su suaves plumas se transformaban en cenizas y de ellas surgía una nueva ave. El Fénix estaba enamorado de Nix, diosa de la noche, quien le ayudaba a cumplir sus deseos. Mientras que Helios, el dios del sol lo quería celosamente por sus grandes alas doradas. Nix ayudaba al Fénix en todo y se llevaban muy bien, hacían curaciones, sanaciones, y demás. Las doradas alas de Fénix con los rayos plateados de la noche era una conjugación especial. Un día Helios fue donde vivía Nix para sacarle su tesoro con alas. Nix vio que a la mañana siguiente estaba abierta la jaula del Fénix, muy asustada lo buscó pero no lo encontraba. Helios miraba al Fénix pensando qué era lo que lo hacía tan especial que a Nix le gustaba. Entonces por sus celos transformó con su calor en cenizas al ave Fénix sin saber que de noche resurgiría, cuando Nix pudiera verla, como una nueva y esplendorosa ave. Aylen K. Nahmias

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Alalá y su castigo Hace muchos años en un lugar lejano, había una chica llamada Alalá, era una hechicera buena y decente. El dios Zeus le pidió un favor a cambio de dinero, pero obviamente ella dijo no. Él se lo repitió y ella volvió a decir que no. Al día siguiente Alalá fue secuestrada por unos de los caballeros de Zeus. Cuando ella entró al palacio del Olimpo, se sorprendió pues era un lugar enorme e increíble. La ataron y le dijeron que si no hacía lo que el rey le pedía iba a ser castigada. Esa misma tarde Zeus le pidió que destruyera a los troyano. Alalá no sabía qué hacer. Se escapó y le dijo a los troyanos que el rey quería destruirlos. Cuando Zeus se dio cuenta que Alalá le contó a los troyanos que iba a destruirlos, ordenó a sus caballeros que la buscaran. Alalá se disfrazó de viejita y así volvió a su pueblo. Tiempo después el rey se dio cuenta de que esa viejita era Alalá, cuando la descubrió la llevó de vuelta al palacio y le dijo –Eres una sinvergüenza ahora te castigaré. Zeus la castigo convirtiéndola en hormiga muy trabajadora, que tenía que trabajar día y noche sin descanso. Florencia Nizzo

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Lágrimas de amor Saúl y Dasha pertenecían a tribus diferentes de su aldea. Ellos se conocían desde pequeños. Con el tiempo su amistad se volvió en amor. Pero había un problema, sus padres se odiaban y jamás permitirían que los jóvenes sean felices. A pesar de eso, ellos se veían a escondidas. Un día acordaron contarles la verdad a sus padres. Los de Saúl se enfurecieron con la noticia, pero luego de pensarlo bien, autorizaron a su hijo a ver a Dasha. Felices fueron a ver al padre de Dasha, Teófilo, quien no aceptó la relación y juro separarlos. De inmediato Teófilo invocó a Zeus, para pedirle que separe a la joven pareja. Zeus prometió ayudarlo y en esa misma tarde arrebatar a Dasha de los brazos de Saúl, llevándola a la cima de la montaña más alta de la aldea, para que ningún mortal pudiera llegar hasta allí. Dasha lloró tanto al saber que nunca volvería a ver a su amado, que sus lágrimas se filtraron en una grieta de la montaña dando origen a la gran cascada. Saúl, en honor a ella, todas las tardes se lava con sus aguas para sentir su presencia. Sofia Oechsle

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La estrella más brillante de todas Hace mucho tiempo, en Grecia, vivía una joven hermosa y bondadosa llamada Helena. Cierto día conoció a Apolo, un muchacho apuesto y gentil del cual se enamoró profundamente. Tiempo después, Helena regresó a su casa y rogó a la diosa Afrodita que la ayudara a que Apolo se enamorara de ella. Inmediatamente apareció y dijo: -Querida Helena, yo te he dado el don de la belleza que siempre has apreciado y nunca has presumido, por esa razón voy a ayudarte a que Apolo te ame eternamente. Helena, muy agradecida, escuchó con atención a Afrodita para conquistar al joven. Esa noche, en el Monte Olimpo, Artemisa, la diosa de la caza y de las muchachas solteras, confrontó a Afrodita. -¡Pero que has hecho! Gritó con todas sus fuerzas. Helena hubiera podido vivir su vida de soltera muy feliz pero, ¡llegaste tú y lo arruinaste todo! Afrodita riéndose respondió: -Ya sé lo que te pasa, estás celosa. -No, por qué voy a estar celosa de alguien como tú. Pero recuerda mis palabras, ¡me vengaré! - Y Artemisa desapareció. Al día siguiente, Afrodita fue a la casa de Helena a contarle todo lo que pasó y a advertirle que Artemisa estaba planeando algo malo. -Debes esconderte. Helena, con miedo, hizo caso a las indicaciones de la diosa y se escondió. Mientras tanto, Artemisa fue a la choza donde se encontraba la Cierva de Serinia. 23


-Te ordeno cierva mía que me escuches con atención. Hay una joven llamada Helena, por lo que he visto, se escondió en el bosque. Búscala, encuéntrala y mátala. Artemisa abrió la puerta para que el animal monstruoso cumpliera su misión. Una vez en el bosque, la Cierva de Serinia buscó en cada árbol desde la raíz hasta la copa y; de repente escuchó un lloriqueo. -Por favor, no me mates, no me mates- decía Helena desconsoladamente. Con sus enormes cuernos, la cierva movió el tronco en donde la joven se escondía. Helena, muy asustada, corrió lo más rápido que pudo. Ya cansada, le rogó a uno de los dioses: -Zeus, todopoderoso te pido que me salves de la muerte que no quiero sufrir. El dios padre, halagado, observó a Helena y pensó que toda esa belleza era un resplandor único que siempre debía brillar. Entonces Zeus dijo: -Brillarás por siempre, como una luz que nunca se extinguirá y, por tu belleza serás inigualable. Luego de decir estas palabras, Zeus transformó a Helena en estrella. Desde ese día ella fue la estrella más brillante de todo el cielo. Melania Sénneke

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La verdad de las ovejas Había una vez una niña llamada Helena que vivía en un pueblo muy humilde. Cuando la niña creció se dedicó con su amiga Eugenia a la cacería , mataba tres animales al día. Cuando Zeus se enteró, se enojó mucho entonces pensó que a la mañana siguiente mandaría a alguien para que le escriba en la puerta de su casa “No mates más animales o te castigaré por eso”. Cuando la chica se levantó, fue como rutina diaria a cazar un animal, salió de su casa y vio el cartel de pero pensó, como podría castigarla, no le importó y en vez de matar tres animales, cazó todo el día y toda la noche. El dios a punto de explotar de la furia no pensó más y la transformó en oveja por eso a las ovejas le sacan la lana para que Helena entienda lo que se siente. Victoria Skof Panzeri

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Eileen y su castigo Había una vez una mortal llamada Eileen , muchos decían que era mala, antipática y mal educada. Eso era muy cierto, lo peor era que a ella no le importaba. No se esforzaba ni un poco por cambiar. Y por esa razón resulta que no tenía amigos, sus familiares estaban lejos de ella . Cierta vez el dios de la fuerza, Aisén la vio, se acercó y le dijo: -Hola. ¿Cómo te llamas? -¡Me llamo Eileen, no me molestes!-respondió enfurecida. El muchacho se fue ofendido, solo quería ser su amigo. Mientras caminaba por el ágora se encontró con unos muchachos y les preguntó: -Buenos días, ustedes saben por qué esa joven está enojada. -Se nota que nunca la viste, es la persona más mala y antipática que podés conocer. Él se fue más triste y al día siguiente Zeus, el dios padre fue a verla, tocó la puerta y Eileen abrió -Hola Zeus ¿Qué te trae por aquí? -Eileen no puedo creer la forma en que le estabas hablando a ese joven tan simpático, por eso te mereces un castigo, mañana vas a ser un chancho. Zeus se retiró y ella lo rechazó. La diosa del amor y la belleza, Afrodita se enteró de todo lo sucedido, no pudo entender por qué rechazó al dios padre, entonces ella misma la castigó. A la mañana del otro día Eileen se levantó en un lugar raro, se dio cuenta que era un rancho y no solo eso ¡era un chancho! Se enojó tanto pero no le salían las palabras , le salía el sonido de un chancho . Desde ese día Eileen aprendió su lección , pero nada la salvaría de su castigo. Luciana Varrone 26


Helios y Coral En el Olimpo habían muchos dioses y cada uno de ellos tenía un atributo y una parte repartida del mundo y otros regían alguna arte doméstica. Entre esos dioses estaba Helios, el dios del sol. En Atenas vivía una campesina llamada Coral que pasaba toda su vida viendo las estrellas y el sol. Su madre, Adrienne se ganaba la vida ordeñando vacas para después vender la leche. La campesina tenía un hermano más grande, Dymas. Él talaba árboles en el bosque, era muy divertido y fuerte. Todos los que veían las hojas de Coral en las que anotaba todo lo que descubría acerca del universo, en especial las estrellas y el sol, atribuían este talento a la inspiración del dios Helios. En un almuerzo al aire libre, la niña le dijo a su familia que el dios no existía, que no había ningún dios del sol. En ese momento, Helios que todo lo ve, se les apareció en su carro conducido por cuatro caballos que arrojaban fuego. Coral quedó maravillada al ver ese hermoso dios poderoso coronado con una brillante aureola solar. El fuerte dios le dijo: -Yo estaba muy orgulloso de vos, pero me has decepcionado. Desde ahora me mirarás todo el día. Y en ese momento la convirtió en un hermoso girasol. Conrado Verzini

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Shack En un pueblo muy chico vivía un mortal llamado Shack. Él tenía una pobre familia, mientras que los vecinos eran todos grandes y muy gordos. Un día Shack fue al bosque en busca de comida, mientras los demás les pedían a los vecinos. Al primer día él no parecía tan preocupado por su esposa y sus tres hijas, en todo el lugar parecía que no había nada, el cuarto día apareció una liebre, pero Shack no pudo atraparla porque tenía demasiada sed. Y tomando agua desesperado descansó cerca del río. Otro día encontró en arbusto con frutas doradas, Shack tenía tanta sed y sin saber que eran los frutos del dios del Olimpo, los comió como loco, los dejó sin comida. El dios no se dio cuenta. Pasaron días y noches cuando Shack preocupado se perdió, pero no le importó. Caminaba en círculos, y comió otra vez los frutos sin darse cuenta que el dios del rayo lo convirtió en un animal. Luego de la metamorfosis, el mortal fue a buscar al menos algo de comida, al regresar a su casa vio unos esqueletos, pero no a su familia porque los vecinos no le dieron nada. Zeus muy triste por la muerte de su familia, trató de convertir a una mujer con pelo lacio y ojos verdes, pero la mujer ya estaba comprometida. Entonces el dios convirtió a la mujer, aunque ella no quería estar con otro, Zeus le pidió a Afrodita que le diga a su hijo que le dispare una flecha para enamorar a la joven de Shack. Cuando la joven se enamoró se siguió agrandando la familia hasta llegar por todo el país. Natascha Wischer

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 Dioses

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La flor Un día el gran Zeus iba caminando por los alrededores del Olimpo y de pronto vio la flor más hermosa que podría haber visto en toda su vida. Pensó en dársela a su esposa Hera, pero lo que Zeus no sabía es que la flor era mágica y además estaba controlada desde debajo de la Tierra por Afrodita, la diosa del amor. El problema era que si alguien olía la flor, se convertía en un animal. Como Zeus no lo sabía le entregó la flor a Hera y al no saber su poder ella la olió y se convirtió en una mariposa. Zeus sorprendido y preocupado por Hera recurrió a su hermano Hades, quien se asustó del caso. Justo pasaba por ahí Afrodita, la que causó el problema, y le contaron sobre eso, luego Zeus le preguntó a Afrodita si podía hacer algo, y le dijo que había una posibilidad, pero había que sacrificar a alguien y, aún así podría no funcionar. Cuando Afrodita encontró al que iban a sacrificar para salvar a Hera, hizo el hechizo, Hera cambio a su forma natural y Zeus lo primero que hizo fue a abrazarla preguntándole cómo se sentía. –Feliz de estar de vuelta-respondió la diosa. Pero Zeus seguía enojado con Afrodita, así que le dieron un castigo, pero en realidad estaba pensando en que tenía que cuidar más a su esposa. Valentino Giacomassi

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Ares y Zeus Hace mucho tiempo en Grecia vivían dos hermanos Ares y Zeus, ellos eran hijos de Cronos. Zeus era el dios del rayo y Ares el dios de la guerra. Un día los dos hermanos se separaron en diferentes lugares. Ares en el inframundo y Zeus en el Olimpo, Donde vivan todos los demás dioses. Una vez los dos se pelearon por una chica que se llamaba Kassandra, porque Zeus la había invitado a comer y el hermano lo vio con la chica que a él le gustaba. Entonces se propusieron una pelea y el que ganaba se quedaba con Kassandra y el que perdía se transformaba en lava. Después de una larga batalla Zeus salió vencedor y Ares se convirtió en lava. Finalmente Zeus se casó con Kassandra y tuvieron tres hijos, sus nombres eran Alan, Amadeo y Mabel. Tomás Retta

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La competición Cierta vez, yo, como el padre de los dioses, organicé un espectacular banquete al que concurrieron todos los inmortales, todos menos Eris, la diosa de la discordia .Claro que a Eris no la invitaron porque siempre cuando ella está, se arma pelea. Los dioses estaban disfrutando del banquete hasta que llego Eris, entro sorpresivamente al salón, todos se callaron y ella avanzo hasta la mesa. Saco de su vestidura una manzana de oro, la hizo rodar sobre el mantel, y se fue sin decir una palabra. Los dioses aliviados se acercaron a ver el precioso objeto que había dejado. En la manzana había una inscripción que decía: ¡Para la más bella! Que intriga produjo la frase entre las diosas. Todos reclamaban la posesión de la dorada fruta. Yo logré hacer que desistiera de la pelea, pero mi esposa Hera protectora de los hogares, continuó rivalizando con Atenea, la diosa de la sabiduría y con la bella Afrodita, la diosa del amor y la belleza porque aclaremos los dioses griegos, tenemos muchas virtudes pero también éramos capaces de mostrarse egoístas y mezquinos. Al final la ganadora de la manzana dorada fue Afrodita, lo decidió Paris. En conclusión las perdedoras fueron Hera y Atenea Stefano Santo

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  Héroes

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Peligro en el mar Poseidón era muy poderoso, sin embargo, no podía solucionar todos los problemas, especialmente cuando se trataba de amor. El dios le pidió a Dionisio, un héroe, que fuera al bosque a buscar unas frutas mágicas que curaban. Él, cansado, aceptó solo por la idea de satisfacer al dios. Cuando llegaba al bosque, la noche era tan oscura y deprimente, que decidió volver y al otro día buscaría las frutas. Al darse vuelta, vio a una mujer muy hermosa, de ojos celestes, vestido dorado y zapatos plateados. Rápidamente fue a hablar con ella, la saludó muy respetuosamente y le preguntó su nombre. La mujer lo primero que hizo fue preguntarle si se conocían. Dionisio, le dijo que no y nuevamente le preguntó su nombre, a lo que ella respondió “Irene”. Finalmente, quedaron en verse al día siguiente en el mismo lugar. Pasaban las horas y Dionisio estaba cada vez más ansioso. Finalmente, llego el momento. Él, sin dudar, le preguntó si quería ser su esposa, a lo que Irene contestó que sí y fueron juntos a avisarle a todo el mundo que se iban a casar. Lo que no tuvieron en cuenta fue el permiso de los padres. Los de Dionisio, no eran el problema, el problema eran los padres de Irene, que no la dejaban. Entonces, Irene fue a hablar con ellos para discutirlo. Gregorio, su padre y Agatha, su madre, la esperaban en el palacio. Cuando Irene llegó, Gregorio la llamó gritándole para que se acercara y le dijo que no podía casarse con Dionisio, a lo que Irene respondió que no seguiría sus órdenes y que haría lo que quisiera. El padre resignado, habló a solas con Dionisio y le dijo que si quería casarse con su hija, tendría que cumplir tres pruebas: matar a un monstruo, así se sabría si podía proteger a la hija de cualquier peligro, ir y volver cruzando el san Griego, demostrando el amor que sentía y, finalmente, buscar un tesoro 34


con oro y joyas para demostrar que haría todo por ella. Dionisio, seguro, respondió que sí y Gregorio le dijo que partiera al día siguiente. Antes de irse, el joven le preguntó en qué lo beneficiaba eso a él, a lo que le respondió que era para saber si era digno de Irene. Al día siguiente, Dionisio se levantó temprano, desayunó e invocó al dios del mar, para navegar sin problema alguno; a Ares, el dios de la guerra, para poder leer la mente del oponente y prevenir ataques y a Atenea, la diosa de la sabiduría, para la inteligencia en la búsqueda del tesoro. Finalmente, todos aceptaron ayudarlo, debido a que su causa era amor. Al mediodía, fue al cementerio a hacer la primera prueba con el poder de leer la mente del oponente, para empezar la pelea, la cual fue dura porque su única arma era un cuchillo sin filo. Primero el monstruo lo atacó dejándolo sin aire, pero Dionisio se levantó y pudo clavarle el cuchillo en los ojos. El monstruo para defenderse, lo agarró con los dientes y lo lanzó lejos. Dionisio volvió y lo mató dejándolo. La noticia llegó al palacio y Gregorio se preocupó por lo que podía llegar a lograr este joven Dionisio. Entonces, fue a hablar con él y le dijo que todavía no había terminado y que debía hacer la segunda prueba al día siguiente: encontrar el tesoro perdido. Al otro día, Dionisio buscó el tesoro con el poder de Atenea, tener la inteligencia para la búsqueda. Cruzó ríos, caminó desiertos, nadó mares, cavó pozos, entró en cuevas, pasó campos, pero no encontró nada. Estaba tan hambriento y sediento, que no se negó a tocar la puerta de una casa y pedir comida y bebida. Luego de quedarse un rato en la casa decidió continuar buscando, pero estaba tan entretenido, que al salir, se tropezó con una maceta. La dueña de la casa, ya había entrado y no había visto la situación. Dionisio tratando de levantarla, se le rompió y miles de 35


monedas de oro, plata y joyas preciosas cayeron al piso. Él, más feliz que nunca, fue con el tesoro al palacio, donde el padre de Irene quedo boquiabierta por la rapidez del muchacho de realizar las pruebas. Por poco, se arrepentía de su decisión. Pero, seguro, le dijo que debía realizar la última prueba y que luego lo dejaría casarse con su hija. Dionisio se preparó para partir al día siguiente. Pero, en medio de la organización, Hermes, el mensajero llegó y sin decir palabra alguna, lo llevó con Poseidón. Allí, le advirtió que mientras él este en el mar, las olas serán suaves, pero que después se pondrían muy fuertes. Dionisio no entendió y le preguntó de qué se trataba, a lo que él le respondió que él mismo lo tenía que descubrir. Dionisio se quedó preocupado, pero tenía otras cosas más importantes por atender. Al día siguiente, terminó de prepararse y subió a un barco en busca de amor. Las olas estuvieron suaves y al llegar al otro lado del san Griego, comió algo, buscó y encontró una piedra preciosa para Irene y volvió. Mientras tanto, en Grecia, Gregorio obligó a su hija a subir a un barco. Cuando Dionisio volvió, no encontró a nadie, entonces, fue a preguntarle al Sol, que todo lo ve y sin muchas palabras le dijo que acababan de irse en un barco y que Gregorio la obligo a Irene a subir, porque se había arrepentido. Fue ahí cuando Dionisio descubrió que y porqué Poseidón le había advertido que las olas volverían a estar fuertes. Finalmente, decidió ir a buscarlos por donde el barco se había hundido. Nadó kilómetro tras kilómetro, pero nada. Trató de aguantar mucho tiempo bajo el agua y lamentablemente, se ahogó, intentando salvar a Irene y a su padre. Pero murió pensando que valió la pena haberlo intentado, aunque no siempre todo debe salir como uno quiere. Sofía Costamagna

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La valentía del hombre En las afueras de Atenas se encontraba una aldea donde vivía un gran guerrero que se llamaba Admes. Su hogar era una choza de piedra muy humilde. Su esposa era Adara. Un día Zeus paseando por Grecia llegó a esa humilde aldea. Allí encontró a Admes entrenando. El dios se acercó y le preguntó: -¿Cómo te llamas -Em.……… Adme- respondió sorprendido. -Veo que eres un buen guerrero, pero ¿tienes las agallas para destruir una aldea que desafió a todos los dioses? -Y ¿por qué no la destruyen ustedes? –preguntó el mortal. - Porque la diosa de la discordia quiere que nos peleemos entre todos ya que ha puesto una recompensa para el que la destruya. -Si…, pero mis armas y yo no serviremos. -Mis hermanos Poseidón, Hades y yo te brindaremos lo necesario y ventajas para atacar esta aldea. - De acuerdo, partiré mañana a la mañana pero necesito un barco, hombres que remen y todo lo que puedan aportarme, ustedes los inmortales. -Bien, mañana al amanecer tendrás todo al norte de la aldea. Zeus partió al Olimpo y Adme a descansar. Al amanecer se levantó y dirigió al norte. Encontró la nave equipada y con los hombres prometidos. La nave tenía la fuerza del mar, una espada de titanio y una capa que lo hacía invisible. El guerrero emprendió el viaje. En el camino las terribles sirenas se llevaron a tres marineros. 37


Cuando llegó a destino vio la fortaleza y pidió a Poseidón que levantara una gran ola para distraer. Aprovechando la distracción, se puso la capa de invisibilidad y así se deshizo de los guardias. Pero cometió un error, la capa se le cayó y quedó al descubierto. Luchó hasta no dar más. Los venció pero quedó exhausto. El padre de los dioses envió una nave a buscarlo. Y vivieron felices con Adara para siempre. Tomás Fernández

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El valiente Alexander Alexander fue un héroe que vivió en Alejandría, un pueblo en el que todos se respetaban. Tenía una espada que había heredado de su abuelo Erasmus, el dios del vuelo. Este dios protegía a todos los seres que podían volar, cuidando que llegaran a su destino. Nuestro héroe tenía un caballo volador llamado Pegasus. Se lo había regalado la princesa Alysa. Montado en ese ser fabulosos, Alexander iba a las batallas. Pegasus también podía escupir fuego para ayudar a Alexander a vencer a sus enemigos. En una mañana tranquila como cualquiera Alexander despertó y miró por la ventana para ver el amanecer, hasta que escuchó gritos. Tomo su espada, salió y al mirar hacia el templo vio un monstruo de boca grande. Hacia allá fue y lo enfrentó. Logró clavarle la espada en el pecho y luego le cortó el cuello y todo el cielo parecía lleno de sangre. Desde ese día los amaneceres se ven rojos. Un día después la princesa Alysa felicitó a Alexander y Pegasus, organizó una fiesta en honor al héroe, que bailó con la princesa y después de un largo tiempo se casaron. Gerónimo González Seyfarth

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Arcer y Adara Arcer, el ateniense, era fuerte y rico. Su esposa, Adara era muy bonita. El padre de él se llamaba Don Arcer. El joven tuvo un animal jirafatauro. Ese decidió a matar un leontauro y a un elefantauro para su esposa para que tenga una piel y una trompa. Arcer le puso un escudo a su animal y él busco una espada para luchar. Fueron a pelear y dijo: -Yo me voy a luchar contra el leontauro y la jirafatauro, tú, lucha contra el elefantauro. Arcer le clavó su espada en la cabeza al leontauro, logró matarlo y le sacó la piel. Luego fue a ver a su animal que estaba ahogada porque el elefantauro la empujó hacia un pozo. Después de eso le tiró agua con la trompa. Arcer se enfureció, le clavó la espada en la trompa,se la cortó y lo tiró al pozo. Después de la batalla le llevó a Adara la trompa y la piel. Ella no le creyó que lo había logrado. Arcer insistió que él los había matado, ella se enojó y se fue del pueblo. Arcer no supo qué hacer con la trompa y la piel. Se enteró de que su padre había fallecido mientras él peleaba. El sobrino de Don Arcer pensó que él nunca tuvo hijos entonces le sacó un lingote de oro que el viejo tenía desde que murió su padre. A Arcer le contaron de todo lo que pasó, por eso fue a buscar a su primo desconocido y como a él le gustaban las cosas de animales, Arcer decidió ofrecerle la trompa y la piel por el lingote de oro que a Adara le gustaría más. Arcer busco a la campesina y le entrego el lingote, lo aceptó y ellos dos fueron felices para siempre. Jesús González 40


El grandioso Hércules Un día el rey de Atenas le quitó a Zeus una piedra sagrada para los dioses, el dios trató de impedirlo diciéndole: - Te daré todo lo que desees. Pero él no aceptó y se fue. Entonces Zeus le dio una misión a su hijo Hércules: quitarle la piedra sagrada al rey de Atenas. Le entregó un arco, una espada y un escudo porque sabía que la misión era casi imposible, Hércules le preguntó: -¿Para qué llevo todo esto? - Pronto lo sabrás. Cuando llego donde se encontraba el rey de Atenas le dijo: - Zeus pide que le devuelvas la piedra sagrada. -Te daré la piedra sagrada si matas a la Hidra. El héroe aceptó y además comprendió porque su padre Zeus le había entregado las armas. El rey de Atenas sabía que era imposible que pudiera regresar. Cuando Atenea se enteró de esto, le dijo a Hércules dónde se encontraba Hidra, además le dio un consejo para poder matarla: “Cuando cortes una cabeza quema el lugar en donde se encontraba la misma”. Al día siguiente Hércules partió hacia donde se encontraba el monstruo. Ni bien la vio, atacó, pero no podía vencerla ya que cada vez que le cortaba una cabeza, le crecía otra. Recordó el 41


consejo que le había dado Atenea y quiso probarlo. Entonces le cortó una cabeza y casi al instante quemó el lugar donde se encontraba y así continuó haciéndolo sucesivamente con las demás cabezas, hasta que la mató. Después

de

haberse

recuperado

partió

hacia

donde

se

encontraba el rey Atenas y entregándole la cabeza, dijo: - Terminé la tarea que me pediste, ahora devuelve la piedra sagrada que nos quitasteEl Rey se negó y Hércules comprendió que lo había enviado para

hacer

una

tarea

imposible.

Entonces

lo

castigó

terriblemente, obtuvo la piedra sagrada, se la devolvió a su padre Zeus y así volvió la paz al Olimpo. Kelvin Gorozabel Vélez

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Roque el camaleón Hace mucho tiempo existía un joven común y corriente que no era un dios ni un héroe, solo era un chico que ayudaba a Zeus y el dios le pagaba con muchas monedas para que pueda tener todo lo necesario para vivir . Después de un tiempo Zeus y Roque, así se llamaba el joven, se habían hecho amigos y como tan mejores amigos que eran Zeus le dio la inmortalidad. Toda iba bien, pasaron los años hasta que en un momento Hades, el dios del inframundo, empezó a destruir toda la cuidad porque estaba enojado con Zeus. Entonces los dioses se trenzaron en una lucha. La pelea era casi infinita, Zeus tiraba rayos a Hades, este, le enviaba muertos vivientes a Zeus y así pasaron horas luchando. Y Roque iba a ayudar a Zeus, pero el dios le dijo. -Roque esta pelea puede ser muy dura quédate a cinco metros tras de mí. Diego Juárez

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La estatua perdida Hace mucho tiempo en Atenas, los troyanos por venganza de la guerra les robaron una estatua de oro a los atenienses. Por eso el rey de Atenas le ordenó a un joven muy valiente, Adrew, que la busque. Los asaltantes habían guardado la estatua en una montaña con candado y puerta irrompible. Adrew aceptó porque él era muy valiente. Antes de irse el Rey le entregó tres objetos que podían llegar a servirle: una espada, una llave con la que pudiera abrir la puerta y una soga con la que traería la estatua hacia él. Adrew llego a la montaña y usó el primer objeto, la llave mágica. El rey se había olvidado de decirle que habrá una serpiente gigante, por suerte tenía la espada, el animal dormía pero Adrew estornudó y el monstruo se despertó. Lucharon por horas, luchando, el joven logró ver algo brillante y gritó: -¡La he encontrado, la he encontrado! Gritó tan, pero tan fuerte, que hubo un derrumbe. La serpiente murió. El joven usó el último elemento, la soga, con este elemento trajo la estatua hacia él. Tres días después llegó a Atenas, todos lo recibieron muy alegres. Por esta hazaña festejaron. Martina Lira

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La travesía de Agnetos No hace mucho tiempo en la ciudad de Tirinto vivía un campesino llamado Agnetos , era muy feliz viviendo con su madre, Agneta. Pero con el paso del tiempo su madre envejeció y contrajo una grave enfermedad y según todos los médicos no sobreviviría más de tres años. Eso hacía sentir mal a Agnetos porque, aunque él era muy valiente como todos tenía un miedo, estar solo. El tiempo paso muy rápido y a la madre de Agnetos sólo le quedaba un año de vida y esto preocupaba mucho al joven. Por eso, una mañana decidió pedir un consejo a su sabio rey Perseo. Cuando estuvo frente a él hizo una reverencia y dijo el motivo de su visita. Perseo escuchó con atención cada palabra y luego habló: -Pídele a Zeus que te diga la ubicación de su valiosa fuente de aguas milagrosas. -Muy bien, eso haré- respondió Agnetos. Esa misma noche mientras su madre dormía Agnetos rogó: -¡Oh todo poderoso Zeus! Tú que eres tan glorioso y poderoso te suplico me digas dónde puedo encontrar tu gloriosa fuente de aguas mágicas. -Yo te lo diré, pero te lo advierto este es un jardín rodeado de grandes muros en el que encontraras tres pruebas. -Pero ¿dónde está? -Esta a mucho tiempo de aquí al sur para ser precisos. -No me importa iré igual-respondió Agnetos. Entonces se despidió de su madre prometiéndole volver con el antídoto para su incurable enfermedad. Durante su viaje el 45


héroe conoció a Kairos, un campesino al cual habían envenenado de pequeño y que también iba en busca de la fuente. Se pusieron de acuerdo y decidieron continua los dos juntos el camino y pasar todas las pruebas. Mientras avanzaban vieron una mujer llorando en una roca y le preguntaron que le ocurría. Se llamaba Kara y de niña una bruja le había robado todo lo que tenía hasta su familia. Los viajeros le contaron hacia dónde iban y le ofrecieron seguir juntos. La niña aceptó. Continuaron su viaje. Encontraron a un minotauro. Al llegar a su destino los tres escalaron el muro cuando llegaron al otro lado escucharon una voz que decía: -Muéstrenme la prueba de sus esfuerzos. Pero ellos no sabían a qué se refería y decidieron tratar de matarlo pero nada funcionaba entonces decidieron rendirse. Kairos pidió esforzarse más. Se secó el sudor de la frente y el minotauro lo bebió. Acto seguido se hizo a un lado dejando al descubierto una fuente muy hermosa hacia la que los tres jóvenes fueron corriendo. Cuando estaban por beber las aguas, Zeus dijo que sólo uno podía y se fue para dejarlos decidir quien bebería las aguas. Mientras que decidían Kairos cayó al piso pues el veneno que tenía en su cuerpo empezó a surtir efecto, desesperada Kara recogió hierbas con la esperanza de poder fabricar un antídoto, hizo todo lo que pudo y luego le dio el brebaje el cual lo curó. Luego Kara dijo que no necesitaba las aguas. Entonces Agnetos sacó una botellita de su bolsa y la llenó con el agua de fuente. Luego los tres amigos se despidieron y Agnetos logró salvar a su madre. Santiago Mena

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Arione, el herrero Hace mucho tiempo en Esparta vivía un joven llamado Arione, el herrero. Fabricaba las mejores espadas del pueblo. El joven nunca había visto a sus padres porque cuando nació comenzó la guerra de Esparta y tuvieron que pelear como escuderos del rey Siempre creyó que sus padres habían muerto en la batalla. Un día mientras el muchacho trabajaba encapuchado y le dijo:

vino un señor

-Tus padres no están muertos solo están encerrados en Atenas como prisioneros - y se fue caminando. Cuando Arione lo escuchó preparó lo más rápido que pudo una de sus mejores espadas de hierro, un casco y un escudo. Al llegar a Atenas se disfrazó de anciano y preguntó: -¿Dónde están los prisioneros de guerra? Y un señor le respondió: -Los prisioneros de guerra están en la cárcel pasando el palacio del rey. -Muchas gracias- respondió Arione. Y partió hacia la cárcel con su disfraz. Cuando llegó al palacio tuvo que pelear con cinco guardaespaldas del rey. Los venció a todos pero uno logró pegarle con su machete y quedó herido. De suerte llevaba con unos vendajes y logró curarse antes de que le saliera más sangre. Llegó a la prisión y liberó a sus padres. Los padres se pusieron re felices pero la mamá dijo: -No hay tanto tiempo, debemos escapar lo más pronto posible. Trataron de escapar pero cuando salieron se encontraron en la arena de batalla. Ahí liberaban a los monstruos más terroríficos 47


de Atenas. Lograron vencer a todos pero el último era el mejor arquero de Atenas: Aetos, quien logró dejar gravemente herida a la madre. El padre se sacrificó por ella y lo mató con una flecha. Arione logró curar a su madre. Muy enojado por la muerte de su padre, el joven agarró una de sus flechas y se la clavó en el pecho. Justo cuando iba el rey a felicitarlos ellos salieron corriendo por la primera puerta que encontraron. Llegando a Esparta todos se sorprendieron por su coraje y astucia. Y vivieron felices por el resto de sus vidas. Benjamín Padilla

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La aventura de Aquiles y Teseo En tiempos lejanos en Grecia vivían dos jóvenes apuestos, buenos y fuertes llamados Aquiles y Teseo que se enamoraron de una campesina gentil y hermosa, Agneta. Los dos le pidieron que se casara con ellos, pero Agneta no sabía a quién elegir. Entonces Aquiles dijo propuso una competencia y Teseo aceptó. La competencia sería una carrera a través de la isla de las sirenas, de la de los gigantes y la de Circe. Agneta les entregó el mapa y también les dijo: -No olviden que deben regresar a Grecia para ganar. Estaré esperándolos. Reunieron doscientos hombres, cien en el barco de Aquiles y los restantes en el de Teseo. Una vez listos emprendieron su viaje. Las dos naves llegaron de noche a la isla de las sirenas, una estaba en una punta de la isla y la otra, en la contraria. Como era de noche cincuenta hombres dormían y los otros hombres bajaron a investigar. Horas después empezaron a oír claramente voces dulcísimas y cantos melodiosos que los hipnotizó, A la mañana siguiente el barco de Aquiles y el de Teseo habían perdido cincuenta hombres, nadie sabía que les había pasado. Algunos dicen que las sirenas se los llevaron y no se sabe lo que les pasó. Pero sólo exageran decía Teseo. Partieron a la madrugada rumbo a la isla de las gigantes, dejaron los barcos muy cerca uno del orto y bajaron los cincuenta hombres que quedaban. Mientras caminaban encontraron una gigantesca cueva, entraron y vieron a cuatro gigantes durmiendo, uno de los hombres de cayó por un acantilado. Cuando gritó despertó a los gigantes, durante la lucha murieron veinticinco hombres de los de Teseo y veinte de Aquiles.

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Con los pocos hombres que quedaron, partieron hacia la isla de Circe. Cuando llegaron, caminaron un rato, descubrieron en un valle el palacio de Circe rodeado de lobos y leones domesticados. Legaron a una mansión, oyeron cantar a Circe con una dulce voz, como sólo saben hacerlo las diosas. Ella los invitó a entrar y los hombres aceptaron, pero Aquiles y Teseo no entraron por miedo a que sea una trampa. La diosa los atendió muy gentilmente y les dio de beber un vino exquisito en el cual había puesto una clase de veneno que al tomarlo se transformaron en cerdos, por suerte diez hombres de cada bote se salvaron. Corrieron y subieron a los barcos para regresar a Grecia. Ambos llegaron al mismo tiempo. Enojados por el empate decidieron desempatar luchando con las Gorgonas. La hazaña consistió en matar a las Gorgonas. Aquiles mató cinco Gorgonas y Teseo tres. Entonces Agneta se casó con Aquiles. Luego de un tiempo tuvieron tres hijas, la mayor llamada Adara y un par de gemelas: Calantha y Damalis. Cuando las gemelas crecieron se enamoraron de Hércules, el hijo de Zeus y Alcmena, pero eso ya es otra historia. Marianela Pérez Güercio

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La conquista de Troya A los griegos se les hacía complicado conquistar Troya por cuatro motivos. El primero era Tolomeo, el secuestrador, el segundo, Magno el asesino que hacía equipo con Tolomeo; el tercero, el león Jalván, que devoraba al pasar la puertas de Troya, y el cuarto, el más complicado pues hacía una pared de fuego alrededor de las murallas de Troya, era la Hidra de Lerna a la que habían revivido. Los griegos mandaron muchos soldados. Hasta que a un chico llamado Héctor, el dios Ares le dio una armadura que había pertenecido a Alejandro Magno un gran guerrero. También una espada más dura que el diamante y un escudo de oro. Lo hizo más alto, ágil, inteligente y fuerte. Luego de siete días y seis noches de estar en él la barca llegaron a un campamento cercano a la zona de batalla. Tolomeo lo primero que hizo fue intestar agarrar a Héctor pero él lo cortó a la mitad. Luego Magno le tiro un cuchillo pero falló. Hector le tiró una flecha en el corazón y acabó con él. Thiago Rossi

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La diosa poderosa Hace mucho tiempo una campesina llamada Helena, juntaba jazmines, hasta que se encontró con un héroe llamado Perseo. A Helena le parecía muy lindo. Perseo cuando la vio a la pobre campesina, le preguntò si quería que la ayude a juntar flores. Ella no sabía qué responder, con muchas dudas le dijo que no hacía falta. El héroe siguió su camino hasta llegar al palacio de la diosa Atenea, porque hacía mucho tiempo que no la veía. Cuando llegó, la diosa lo atendió muy amablemente. Después de un rato de charla, él le contó que se había enamorado de una campesina y que quería conocerla. Ella le aconsejó que tenga cuidado cuando vaya a conocerla, pero él no le hizo caso. Cuando oscurecía, el héroe le dijo que era hora de volver. Atenea lo despidió. Perseo estaba pasando por un bosque, vio a Helena sentada atrás de un árbol y le ofreció llevarla hasta su casa. Ella dijo que no, porque estaba cerca y no tenía que caminar mucho. El héroe se dio vuelta para irse, y la campesina agarró su cuchillo que tenía escondido para lanzárselo a Perseo, pero él se dio vuelta para saludarla antes de irse y no pudo matarlo como ella pensaba. Se subió a su carro y siguió su recorrido. Luego de un rato Perseo sintió que se partía una parte de la madera de su carro se rompía, muy asustado miró para todos lados y no vio a nadie. Helena lo había seguido muy escondida para que Perseo no diera cuenta. El héroe se asustó mucho y decidió bajarse, cuando bajó le gritó a Atenea para que lo ayudara, ella no escuchaba, porque estaba dentro de su palacio, pero llegó el cartero al palacio y escuchó gritos que decían ¡Atenea! ¡Atenea! Y rápidamente le avisó a la diosa. Atenea salió un poco asustada a ayudarlo. Cuando llegó le preguntó a Perseo qué pasaba, se subió junto a Perseo a su carruaje y mientras volvían al palacio, ella le preguntó, si estaba seguro que la campesina había sido que le rompió su carro. Él le respondió que mientras gritaba vio algo celeste que se escondía. Cuando estaban llegando vieron a Helena con un largo vestido celeste y azul, por eso Atenea muy enojada utilizó sus poderes y la convirtió en un pobre pájaro.

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DespuĂŠs de lo ocurrido Perseo cada vez que iba al palacio, nunca mĂĄs tuvo problemas. Julieta Sappia

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El legendario Apolo Hace mucho tiempo en la antigua Grecia existía un joven llamado Apolo, era alto, fuerte y sobre todo el más audaz. Un día estaba cazando como lo hacía de costumbre, pero ocurrió un grave problema. Se encontró a Artemisa y la historia dice que si un mortal ve a la diosa cazando desnuda en el bosque ella lo buscará hasta cazarlo. Después de horas Artemisa logró alcanzarlo, pero el dios Zeus que estaba observando lo que ocurría, bajó del Olimpo a la tierra donde se encontraban. El gran dios tomó a Artemisa del hombro y le dijo: “Vuelve al Olimpo, yo me encargaré de él”. Y así fue, Artemisa regresó al Olimpo y Apolo fue con Zeus el cual le encomendó un trabajo de suma importancia para los dioses. La misión consistía en ir a la isla donde se encontraba Cronos y matar a la bestia que vivía en ella. La bestia según Zeus era un gigante que protegía la entrada al reino de Cronos. En ese momento Apolo consiguió una nave y una tripulación, navegaron por tormentas con fuertes rayos y relámpagos. Al día siguiente llegaron a la isla donde sólo descendió Apolo por que todos los tripulantes de la nave no querían bajar por el peligro que implicaba esto. Al bajar vio una niebla intensa que parecía salir de una montaña en la mitad de la isla. Al acercarse, se dio cuenta que era su oponente dormido por lo cual decidió hacerle un tajo enorme en el cuello. Al instante el gigante se levantó gritando de dolor y arrojó a Apolo a una roca que lo hirió. Cuando la sangre del héroe se enfriaba y caía por la roca en la que estaba el imponente gigante, el monstruo murió por derramar demasiada sangre. El joven llegó a su nave con la tripulación. El médico que llevaban lo curó. Al regresar el gran dios de todos los dioses le 54


entregó a Apolo un reino y una gran cantidad de oro. Allí gobernó sabio una gran cantidad de años acompañado de su esposa. Valentín Zanachi

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