UN RECUERDO IMBORRABLE
Cada día soporto menos volar… Me acurruco en mi asiento, me pongo los cascos y desconecto de todo lo que me rodea, hasta llegar a mi destino. He dejado de escuchar música, y miles de imágenes de mi casa, de mi infancia, de mi vida, de encuentros, han aparecido en mi mente. Poco a poco siento como mis ojos se van cerrando hasta quedarme completamente dormida, no me importa, todavía quedan muchas horas de viaje. Soy Sofía, hace unos años terminé bachillerato en el colegio Blanca de Castilla, y trabajo en Estados Unidos. Estoy volviendo a casa por Navidad como cada año. De repente un ruido me despierta. Me encuentro en mi casa y mi madre entra a despertarme. Rápidamente me levanto y me preparo. Me miro al espejo, tengo el especto de una chica de quince años. “¡Como es posible, pero si yo ya estoy trabajando!”, pienso mientras apresuro el paso para llegar puntual. Entro por Santo Domingo y veo que han puesto el Belén y que está todo preparado para los villancicos. En mi cabeza todo está dando vueltas. ¿Por qué he vuelto a tener quince años? ¿Qué hago yo aquí? Lo único que sé es que hoy cantamos los villancicos, tengo que actuar normal para que nadie se percate de lo que está pasando. Tengo que pensar que hacía yo con esa edad y acordarme cual era el villancico que cantábamos. Mientras todas esas preguntas se acumulan en mi cabeza, me doy cuenta de que no estoy prestando atención a la clase. A la hora del recreo salimos a San Pablo y empieza a nevar copiosamente. Hacía tiempo que no veía nevar, ya que en el Estado en el que vivo, California, no hace frío en ninguna época del año, así que rápidamente corro a jugar con la nieve. Me he dado cuenta de lo mucho que echo de menos a mis amigas y de las ganas que tengo de juntarnos esta Navidad, tanto es así que he decidido olvidarme por un momento que no debería estar aquí y disfrutar. Durante la mañana hemos tenido el último ensayo del villancico antes de la actuación de esta tarde. Tengo muchos nervios, pero no quiero que se acabe este momento. En un abrir y cerrar de ojos salimos al escenario. Se oyen los aplausos de los padres, nos colocamos en nuestras posiciones y empezamos a cantar. Al ritmo de mi guitarra, impresionamos a todos con nuestro villancico. En ese instante, el característico soniquete avisa que hay que abrocharse el cinturón. Me he quedado dormida y estaba soñando con las fiestas de Navidad del colegio y me doy cuenta de que, por muchas razones, estas Navidades van a ser muy especiales. Lucía Nieto 4º ESO – Colegio Filipense “Blanca de Castilla”