RECUERDOS
Manuel rebuscó entre las cajas del desván, que estaban repletas de viejos adornos navideños. Dio sin querer un golpe a una de estas, que se entreabrió y dejó escapar una polvorienta bola que salió rodando por el suelo. El hombre la cogió y la limpió un poco, después la miró detenidamente evocando de pronto el recuerdo de su primera Navidad, o, al menos, la primera de la que tenía consciencia. Se encontraba en brazos de su padre, observando con fascinación una brillante bola roja, mirando con curiosidad su reflejo en ella, preguntándose qué seria aquella preciosa esfera que sujetaba con sus manitas antes de que su madre se la quitara con cuidado y la depositara en el gran árbol que había en el comedor. A este, le sucedieron otros recuerdos: su primer regalo de Reyes; él, paseando de la mano de su padre por la Plaza Mayor para ver el Belén; aquella vez que hizo galletas de jengibre y tiró toda la leche al suelo; el nacimiento de su hermana Nieves dos días después de Navidad; aquella enorme caja envuelta en papel dorado que no paraba de moverse y gimotear y que resultó ser un pequeño cachorro de perro; la Nochebuena en la que convenció a su hermana de salir a la terraza en plena noche para poder ver el trineo de Papá Noel y que hizo que al día siguiente se levantasen con gripe; esa vez que le cortó el pelo a la muñeca nueva de Nieves porque pensó que volvería a crecer, y su favorito, la Nochevieja que fue con su familia a San Pablo y sin querer le tiró a su padre todo el confeti en la cara. Sonrió con tristeza ante ese último recuerdo, hacía casi un año que su padre había fallecido, justo por esas fechas, e iban a ser las segundas navidades sin él, ya que las primeras, aunque deberían haber sido alegres puesto que su hijo había nacido apenas un mes antes, no se celebraron debido al repentino suceso. Manuel salió de la buhardilla aún con la bola entre las manos y se dirigió al salón donde se encontraba su niño, se acercó a él, se la tendió y juntos la colocaron en el árbol, creando nuevos recuerdos.
Virginia Vallejo 4º ESO – Colegio Filipense “Blanca de Castilla”