Isabel Angulo Arias – 2º Bachillerato Colegio Filipense Blanca de Castilla Primer premio - Modalidad "Covid.19”. Jóvenes de 14 a 17 años.
Una trabajadora esencial María acaba de cumplir 50 años. Es auxiliar de clínica en el Hospital de la ciudad y no sabía la sorpresa que la vida le tenía preparado. De repente, un día en el Boletín Oficial del Estado publicaron que María y su esposo Pedro habían ascendido a una nueva categoría laboral: se habían convertido en “trabajadores esenciales”. Esto quiere decir que, mientras todo el mundo se quedaba en su casa durante la crisis ocasionada por el Covid, teletrabajando o esperando a que la situación mejorara, ellos tenían que ir a trabajar presencialmente todos los días jugándose literalmente la vida. María y Pedro tienen dos hijos, de 13 y 16 años. María trabaja por turnos y una semana trabaja de mañana y otra de noche, mientras que pedro, su marido, es camionero y tiene una ruta nacional para transportar verduras desde el sur de España hasta los supermercados del Norte. Esto quiere decir que con Pedro no se puede contar hasta el domingo que es el día que descansa. Para Pedro la semana comienza los lunes a las cinco de la mañana y termina el sábado, a última hora del día, cuando vuelve a casa. Por el contrario, la jornada de María empieza cada día a las ocho de la noche cuando tiene que preparar la comida para el día siguiente, eso sí, las semanas que trabaja de mañana. Cuando llega a casa comienza su segunda jornada de trabajo porque tiene que cuidar no solo de sus hijos y su casa, sino también de su padre que vive sólo y tiene 95 años. Los hijos de María, a pesar de que intentan ayudar a su madre en casa, tienen que dedicarse a sus estudios, por tanto, el mayor peso de este trabajo recae sobre ella que es la única que está en casa.
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