Inés Alonso del Egido – 2º ESO Colegio Filipense Blanca de Castilla Segundo premio - Modalidad "noveles o adolescentes”.
ALEJANDRA, BOMBERA Alejandra es una chica normal, tiene diecisiete años, y vive en un barrio de Málaga, sale los fines de semana con sus amigas a tomar un refresco y luego vuelve a casa para cenar y ver una película junto a sus padres y su hermano. En un principio Alejandra parece una chica como otra cualquiera, y aunque lo sea, sus padres y su entorno más cercano no piensan lo mismo. Un día, en la tutoría del instituto les preguntaron que a qué querían dedicarse y qué estudiarían ya que cada vez les quedaba menos para comenzar sus estudios o preparaciones importantes, y Alejandra respondió que quería ser bombera. En ese momento todos sus compañeros le miraron con cara extraña porque, un bombero decían que era una profesión masculina. Su profesora le dijo que hablaría seriamente con sus padres y que tenía que cambiar sus pensamientos. Alejandra, equivocada, comenzó a pensar que tenía un grave problema. El día que la maestra llamó a sus padres, ellos pensaron, al igual que todo el mundo, que había que hablar con su hija, y con urgencia. Sus padres le dijeron que podría elegir otras profesiones, como comadrona, o podría casarse, tener hijos y dedicarse a su cuidado. Alejandra, confundida por los pensamientos erróneos de sus padres pero segura de sí misma, les dijo que no, que ella quería ser bombera dijeran lo que dijeran, porque si tenía las cualidades, ¿por qué lo iba a hacer mejor un chico si él no tenía las características necesarias? Tras muchos días de discusiones con sus padres, amigos, compañeros, familiares, e incluso su hermano, tomó la decisión de que mejor, tenía que irse de casa y establecerse en un lugar donde aceptaran sus opiniones. 1
Alejandra se fue a vivir al norte de España, a Palencia, y allí estudió y sacó oposiciones como bombera. Le costó mucho esfuerzo porque también tenía que trabajar en un supermercado para pagarse la vivienda, comida etc… Pero lo logró con constancia. En la actualidad Alejandra es feliz, vive en Palencia, ejerce de bombera, que es su vocación desde niña, y se ha dado cuenta de que todo el esfuerzo que hizo al irse de casa y empezar su vida de nuevo, sirvió para mucho, porque en Málaga no podría haber hecho lo que a ella realmente le apasiona. En definitiva, nos tenemos que quedar con que cada uno puede ser lo que quiera si lucha por ello, ya seas chico o chica. Que no influye el sexo si te esfuerzas, y que da igual lo que diga la gente. Lo único que importan, son nuestros pensamientos. Alejandra lo único que pensaba era en IGUALDAD y siempre se hacía esta pregunta: ¿por qué hay profesiones para chicos y profesiones para chicas? No debe haberlas, cada uno debe ser lo que le guste, no lo que supuestamente le marque su sexo.
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