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DESPEDIDAS
DESPEDIDA DE MIS COMPAÑEROS
por M. Mª Ángeles de Lamo
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M. Mª Ángeles
Hola, compañeras/os, amigos. Es difícil expresar los sentimientos, las vivencias interiores con palabras, ya que son experiencias vitales intransferibles, muy de uno, en este caso de una. El último día de curso cuando despedía a mis alumnos tuve que tragarme las lágrimas, un nudo en la garganta y un hormiguillo en el estómago me impedía respirar…, tenía la sensación de que morían muchos sueños, muchas vivencias, es decir, mucho de mi. Ya ves, me decía a mí misma, otros cursos anhelaba las vacaciones, el descanso, el verano y este en cambio no quería que terminara, no quería poner fin. Entré en la sala de profesores para respirar hondo, para tomar aire y a los que estabais, como desahogo os dije: tengo un nudo en el estómago que no sé definir…Me mirásteis, me sonreísteis y sin palabras comprendí que me entendíais.
Después de la despedida preciosa, entrañable de mis alumnos, me puse en la puerta, como siempre he hecho cada curso, para darles un beso y con ellos desfilaron por mi mente, pasaron por mi corazón todos aquellos de los que he sido tutora y profesora a lo largo de tantos años, recordando las palabras de Santa Teresa de Calcuta, que siempre han tenido un eco especial en mi vida:
Ya sé que en el fondo deseáis saber cómo lo estoy viviendo ahora, después de un tiempo sin actividad docente directa, después de percatarme, de convencerme, de que me he jubilado, aunque no me guste la palabra y por la que cuando me daban o me dabais la enhorabuena siempre, desde mi sinceri dad in terior os respon día con la energía que me caracteriza: ¡No me felicitéis por una circunstancia o situación que no me alegra!
Qué os voy a decir… pues si tuviera ahora mismo que dar una charla la titularía “SENTIMIEN-
TOS ENCONTRADOS”.
Si busco el origen de la palabra JUBILACIÓN me dice que viene del latín “jubilare” que significa gritar de alegría, y si busco el significado me dice que es un acto administrativo por el que un trabajador en activo pasa a una situación pasiva o de inactividad laboral. Obviamente es un gran
júbilo cuando el trabajador se retira de un trabajo que le oprime. Pero ¿puede ser alegría cuando es un trabajo que te enriquece, te dignifica, que recibes más que lo que das…? Y me sigo preguntando ¿este concepto, legado por nuestros antepasados, no será hoy la envoltura edulcorada para definir nuestra defunción laboral y nuestra entrada en el periodo de la inutilidad social, lo cual tiene muy poco de júbilo y gozo…? Y me consuelo pensando que quizás lo del júbilo y el gozo provenga de la aversión al trabajo, que no es mi caso. Por eso estoy


Despedidas
convencida de que hay que reenfocar la jubilación y convertirla en TRANSICIÓN de una actividad a otra, igualmente digna, útil y socialmente productiva y justificada.
Por todo ello os digo que un profesor nunca da su última clase, solo le cede el turno a otro profesor para que continúe su labor a su gusto, a su identidad vocacional…Pero ¿última clase? Jamás.
Estas palabras son el fruto de todos los años de mi docencia, un tiempo más que suficiente para brindaros mi experiencia en las aulas y fuera de ellas.
En estos momentos os puedo decir con gozo y alegría profunda que mi vocación no se jubila y ojala que el momento que empiezo a vivir, descentrada de tantas tareas burocráticas, me ayude a centrarme en lo genuino que inspiró mi llamada: EVANGELIZAR:
Compañeros, no me voy, seguimos juntos, acompañándonos en la grandiosa tarea de ser educadores, referentes, maestros. Y en concreto, este curso en el que el valor que va a marcar nuestro rumbo es la INTERIORIDAD que nos ayudemos a EDUCAR EL
CORAZÓN PARA DESPERTAR LA GRANDEZA QUE LLEVAMOS DENTRO.
Gracias a todos por vuestro cariño, cercanía y paciencia. Me habéis ayudado a mantener el cerebro ilusionado, receptivo, despierto y con deseos de aprender. En definitiva a sentirme joven a pesar de mis años. Y gracias también por el perdón que tantas veces me habéis ofrecido gratuitamente por mis errores y atropellos desde mi afán de perfeccionismo y carácter impulsivo. GRACIAS. Os quiero.


ESPÍRITU FILIPENSE
A mis queridas Marimar y Ángeles:
Hace un tiempo que dejásteis esta profesión que tantos buenos momentos os dio. Aquí en las aulas del colegio, os echamos de menos. Siento que os fuisteis sin hacer ruido, la situación y el momento que vivimos impidió el homenaje y despedida que merecíais, y vuestra ausencia es mucho mayor de lo que imagináis. Las aulas que ocupabais respiran un vacío que es difícil de llenar, el colegio se ve diferente sin vosotras. Sin darnos cuenta, el paso del tiempo ha hecho que digáis adiós y sin darnos cuenta hemos perdido, he perdido, algo de espíritu filipense. Sé que es ley de vida, que seguramente tenía que suceder y que era bueno para las dos, un descanso merecido. Sentíais la necesidad de parar, de buscar vivir la vida con más calma. Ya habíais hecho mucho por
por Fran Ganges
Despedidas
vuestros alumnos y por nosotros, vuestros compañeros, que tanto aprendimos de vosotras… “No camines delante de mí, puede que no te siga. No camines detrás de mí, puede que no te guíe. Camina Junto a mí y sé mi amigo”
Albert Camus Madre Ángeles, es difícil pasar delante de la clase de 2º A y ver que no estás ahí. Me asomo y veo con nostalgia como el tiempo ha pasado rápido y esos no son tus alumnos. Quiero agradecerte lo mucho que nos has enseñado. Tu figura impregnaba “el espíritu filipense”, aquello que predicaba Jesús, la solidaridad con todos (especialmente los que necesitábamos ayuda), la humildad ante lo que se hace, la alegría por la vida y valorar lo que tenemos ya que somos muy afortunados por ello. Trabajadora, constante y perfeccionista, siempre dispuesta a escuchar y ayudarnos. Siempre he admirado la vitalidad y el carácter positivo que llevabas contigo, mi deseo es que seas muy feliz y que siempre te vea con una sonrisa.
“No hay más que una manera de ser feliz:
Vivir para los demás” León Tolstoi
Marimar, querida compañera, es difícil transmitir con palabras la admiración que te tengo. Has sido un referente para tus compañeros durante muchos años, nos enseñaste lo que es el espíritu filipense, solidaridad, empatía, cercanía y alegría. Personalmente, contigo aprendí que la disciplina y el respeto combinaban muy bien con la empatía y la cercanía. Entendí que lo perfecto es muy relativo y que no siempre se puede conseguir. Me di cuenta de que los éxitos individuales no tienen importancia si no se comparten y que es más bonito un éxito colectivo, ya que las alegrías se multiplican. Gracias por fomentar la cultura, la lectura, el arte o la curiosidad por aprender con pasión, ternura y humor, mucho humor. Querida amiga te deseo que seas muy feliz, tú ya has contribuido a que mucha gente lo sea. “Algunas veces encuentras en la vida una amistad especial: ese alguien que al entrar en tu vida la cambia por completo.” Pablo Neruda

Marimar
Fran Ganges
DESPEDIDA A MIS CHICAS DE AYER
(Marisol, Marimar y Lourdes)
por Inés Gayo
No pensé volver atrás para decir adiós a nuestras a dos “maris”. Marisol y Marimar la
“bienvenida” y la “despedida” para muchos de vosotros que pasasteis tanto tiempo con nosotras y entre nosotras en nuestro querido colegio. Ya hace un año que nos dejaron, aunque las circunstancias no nos permitieron despedirlas de manera oficial. Añado a Lourdes que casi nos acaba de abandonar y que acogió a tantos otros al comienzo de su etapa escolar.
Si algo tengo en común con ellas es la amistad, la buena rela106

ción y nuestro cariño incondicional hacia el lugar donde estudiamos y en el que más tarde vivimos toda una larga vida laboral. Fue bueno coincidir en esta existencia, ver cómo ha ido transcurriendo, y sentirnos como si fuéramos las mismas después de tanto tiempo. Pertenecientes todas a una generación de mujeres trabajadoras y sobre todo con una gran fe en todo lo Filipense con lo que convivimos desde nuestra más tierna infancia. Creo que si hay un denominador en común entre ellas es su entrega al trabajo y el cariño que siempre les han profesado sus alumnos.
Despedidas
Cada una a su nivel ha sabido conectar con lo más importante de su profesión con sus niños, con las personas, con la esencia de lo que es educar. Y ahora al partir muchos de los que aun permanecemos en este lugar, no podemos menos que sentir un gran vacío y un hueco en nuestro corazón. Sin embargo, los que todavía mantenemos un contacto con ellas nos alegramos de verlas felices y más realizadas que nunca, continuando su vida con más sosiego y con el mismo talante. Esperando que pronto podamos volver a reunirnos de nuevo para disfrutar juntas y seguir compartiendo esas pequeñas cosas de nuestra vida diaria.
Pero si algún día queréis volver a verlas y si el momento nos lo permite. No dejéis de venir a la misa de San Felipe Neri en el patio, allí cuando suene el himno estarán Lourdes

todas las que ya partieron y yo con ellas, entonando a nuestra manera la sintonía de nuestra vida. Porque cada año cuando lo hacemos hay algo mágico que nos permite viajar en la máquina del tiempo y revivir todos los buenos momentos que pasamos en nuestro colegio. Y que solo es un privilegio del que podemos disfrutar los que estudiamos aquí y tuvimos la suerte de ser queridos y acogidos por unos buenos docentes, cómo han sido ellas tres para muchas generaciones a las que supieron transmitir no sólo conocimientos, sino también emociones y cariño.
Por eso este año cuando suene el himno y alguien vuelva a vocear ¡Viva San Felipe Neri! Yo también diré y ¡Vivan mis tres “chicas de ayer”!
Cuidaros mucho y sed felices.
Inés Gayo
TODO TIENE SU MOMENTO
Madre Ángeles, Mari Mar, en esta vida todo tiene su momento y como tal debe ser vivido y disfrutado. Pero el momento de que ya no compartieseis las aulas, pasillos, sala de profesores, reuniones, etc. con el resto de nosotros parecía que no iba a llegar, a decir verdad, no deseábamos que llegase. Teníamos miedo, pánico, a tomar el legado de ese espíritu que trasmitís, que es muy necesario para no perder nuestra identidad. Espíritu que hace colegio, Colegio Filipense, con sus virtudes y sus defectos pero con una habilidad más allá de lo normal para captar los sentimientos de los compañeros y de los alumnos, con los que siempre empatizabais y acompañabais con cariño.
Madre Ángeles y Mari Mar, habéis sido no solo buenas profesoras de lengua e historia respectivamente sino que también habéis sido y sois un referente para muchos de nosotros incluso algunos desde que fuimos vuestros pupilos. Aún os sentimos conectadas a nosotros y esperamos sigáis estándolo por mucho, mucho tiempo. Estáis con todos aquellos que os buscan, no solo gracias a las reuniones de Laicos filipenses, que con tanta organización y esmero preparas Madre Ángeles o gracias a los muchos mensajes de WhatsApp que escribes, al Plan Estratégico “Árbol del Paraíso”, Mari Mar, para ponernos en conocimiento de las andaduras de nuestros antiguos alumnos, sino también, gracias a que os interesáis por cómo va el cole, por cómo estamos cada uno de nosotros y nuestros seres queridos. Todo ello, hace que sigamos manteniendo ese vínculo de familia filipense y del cual tenemos que seguir aprendiendo, tanto los que llevamos un tiempo en el cole como por Rosa Hoyos los que se incorporan y quieren formar parte de esta familia en la cual siempre habéis creído.
Por ello, queremos daros las gracias, GRACIAS con mayúsculas por toda vuestra dedicación personal y buen trabajo en este colegio a lo largo de tantos años. Gracias porque formáis parte de la historia de este colegio y sois parte, aunque no seáis conscientes, de cada uno de los alumnos y compañeros que han tenido la suerte de compartir experiencias con vosotras.
Gracias desde el corazón Madre Ángeles y Mari Mar y como decía Antonio Machado: “Hoy es siempre todavía”.
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MAR INFINITA por Viky Merino CARTA PARA ÁNGELES
Mírate, siempre luchando y ganando batallas. Animando a los jóvenes a iniciar el camino. Remando en ocasiones en aguas revueltas, pero esperando en tus chicos la paz y la calma. Generando curiosidad y sabiduría, tiempo y memoria. Recopilando en parcelas momentos buenos y también complicados, pero todos sabios. Amando con pasión tu siembra diaria. Cogiendo de la mano a quien te la extendía. Ilusionando a otros en cada nuevo proyecto. Apostando siempre por nuevos sueños. Sabia por la capacidad de escucha, la lucidez y la experiencia de vida. Positiva y rebelde como la brisa del mar. Obstinada, luchadora incansable, y de raíces profundas y firmes. Rocío refrescante de ánimos. Todavía camino junto a ti por los pasillos repletos de recuerdos, remembranzasy guiños. Ojalá mi memoria acompañe a la tuya. Días donde los recuerdos llenen de suspiros el aire. Olvido desterrado haciendo camino.
Querida Ángeles:
Quiero que sepas que solo así, a través de esta carta puedo decirte parte de lo que siento sin llorar o emocionarme demasiado. A menudo me pregunto qué hice para merecer tu amistad, para sentirme tan reconfortada y animada por ti. En todo momento supiste sacar lo mejor que cada uno teníamos dentro…
Mucho tiempo ha pasado ya pero recuerdo como si fuera hoy, la primera conversación que mantuve contigo y cómo me animaste a trabajar con ilusión con nuestros chicos y, es curioso, sigo manteniendo esa visión en mi retina como algo reciente.
Siempre me sorprendió tu capacidad para conocer a nuestros jóvenes, tu manera de creer en ellos, en sus potencialidades. También tu forma de exigirles con la máxima pretensión de que fueran maravillosas personas. Una sonrisa iluminaba tus ojos y tu cara al tiempo que les transmitías un gran cariño. No dabas una batalla por perdida y con mucho trabajo, tiempo y dedicación, lograbas no solo sacar adelante a alumnos que parecían causas perdidas, sino que conseguías sacar a la luz lo mejor que cada uno de ellos llevaba dentro y de lo que muchas veces no eran conscientes.
Has demostrado que el amor por tus niños no es temeroso o débil, sino una fuerza poderosa, indestructible e incondicional que hacía que no te rindieras aún en situaciones muy complicadas.
Permíteme que siga hablando en presente para decirte que:
Eres honesta y cariñosa.
Eres trabajadora, organizada e inteligente.
Eres fuerte y compasiva.
Eres esa persona leal y sincera que comprende y valora a quien tiene a su lado. Eres quién reconoce los valores de sus compañeros y compañeras, y elogias sin falsas adulaciones.
Eres la persona capaz de tocar mi corazón y reconfortarme en los malos momentos ¡Eso es querer de verdad!
Hoy decidí darte las gracias por ser como eres y por estar presente en mi vida en todo momento.
Gracias Ángeles por caminar a mi lado.
Te quiero.