

No hay nada más surreal que la realidad misma. Vasili Kandinsky
La Bolsa Mexicana de Valores se complace en presentar la exposición Alejandro Velasco – Crisol de sueños, la cual nos permite apreciar las obras más recientes del artista con temáticas abordadas dentro de un estilo personal en el que busca ir más allá de la realidad, explorando el subconsciente, los sueños y el mundo de las ideas; este enfoque lo posiciona dentro de la corriente del surrealismo, movimiento artístico y cultural que nació en Europa en la década de 1920 influido por las teorías del inconsciente y que se después fue expandiendo por el mundo.
Como bien afirmaba Lourdes Andrade, “…el espacio en que se desarrollan los surrealistas en nuestro país, es el espacio inasible del exilio. A partir de ahí se crearon vínculos, se tendieron hilos con los que se fabricó la polícroma red de la cotidianidad”. Si en 1938 André Breton definió a México como el país surrealista por excelencia, a partir de 1939 algunos de los artistas pertenecientes a dicha corriente artística lo asumieron como tierra de asilo; sembró así las raíces de un grupo de creadores, base de ese movimiento en México, al que décadas después ingresará el escultor que ahora nos ocupa, de la mano de Leonora Carrington, de quien fue amigo y fundidor.
Imágenes libres y motivos a veces esotéricos y mitológicos nutren la imaginación creativa de Alejandro Velasco, quien utiliza metáforas y símbolos para transmitir ideas y emociones de manera amplia y profunda desafiando las convenciones, abriendo ventanas hacia el alma humana.
Jorge Alegría Formoso Director General Grupo Bolsa Mexicana de Valores
Los sueños encuentran actores donde el arte y el artista han sido creados por esos mismos personajes, personajes híbridos traídos desde todos los tiempos, tiempos hacia la eternidad, espacios mágicos desde la narrativa del viaje del arca de Noe, la misteriosa torre de Babel, Lammasu protectores asirios, el dragón protector de la puerta de Isthar llamado Marduk, El jardín de las delicias del gran pintor el Bosco, el laberinto de Picasso y de Borges, personajes desprendidos de la Creta, de la mitología Celta, cómplices, hermanos, padres, hijos del surrealismo, substancia impregnada en el alma y que corre por su sangre.
Alejandro Velasco es otro más de estos misteriosos seres, alquimista de los minerales convertidos en el metal divino que inmortaliza a los personajes llamados obras de arte, dioses que comparten la magia, cómplices de él, atmósfera propia adecuada patinada por los tiempos transcurridos por los viajes a los sueños embadurnados del placer de poder crear y embriagarse de ese lenguaje del surrealismo.
Javier Hernández Capelo
El arquitecto, escultor y fundidor Alejandro Velasco ha colaborado con varios de los principales escultores mexicanos y ahora presenta sus propias piezas.
Como es natural estas no corresponden al procedimiento de la talla, sino al de modelaje y guardan en su esencia una fuerte tónica narrativa. Eso no es frecuente en la escultura actual -aunque hay excepciones. De modo que es posible pensar que Alejandro sigue la tendencia que en las letras latinoamericanas inauguró probablemente Alejo Carpentier, con lo real, maravilloso, solidificando la expresión mágica en animales fantásticos.
De ese modo rescata para convertirlos en pequeños o no tan pequeños monumentos a la diosa Hera, quien como reina pasea por el Olimpo griego en un formidable triciclo. O a los músicos druidas, que alienan la vela de una canoa de bronce de dimensiones casi normales, que navega sin dificultad y sin posible hundimiento entre las olas mineras, mientras que un músico va sentado en la proa y guía la dirección de la canoa.
Alejandro Velasco como bien se sabe es un fundidor reconocidísimo y no pocos escultores lo han elegido para llevar a cabo la transformación de dibujos, esquemas o maquetas en obras acabadas. Uno de ellos fue Leonora Carrington, a quien él asesoró desde los años ochenta convirtiéndose en su colaborador estrecho hacia el final de su vida. El imaginario surrealistoide de Alejandro ya estaba iniciado desde entonces, pero no es difícil suponer que el continuo contacto con el trabajo de esta figura de primer orden, acrecentó la índole de su vocabulario tridimensional.
Teresa del Conde
Página 2
Paseo de sabio, 2025
Bronce a la cera perdida
36 x 42 x 25 cm
Artemisa, 2019
Bronce a la cera perdida
160 x 75 x 65 cm














47 x 28 x 25 cm
Velasco Crisol de sueños
se terminó de imprimir el mes de junio de 2025. El tiraje fue de 100 ejemplares.
Este catálogo no puede ser fotocopiado, ni reproducido total o parcialmente, por ningún medio o método, sin la autorización por escrito de la Bolsa Mexicana de Valores.


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