Tertulia literaria en Rialeda 2022-23

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La vitalidad nigeriana

(Las Críticas: crítica literaria hecha por mujeres, 2016)

Americanah es una novela decididamente moderna. La autora, joven nigeriana, reúne en esta obra problemáticas y una escritura muy contemporáneas. A través de los ojos de una africana radicada en Estados Unidos, Chimamanda Ngozi Adichie explora los temas del exilio, del desarraigo, de la negritud y de las identidades plurales. La escritura ágil y contundente se despliega en pasajes cortos donde la autora combina prosa, diálogos y entradas de blog.

La obra se centra en la historia de Ifemelu, una nigeriana de clase media que emigra a Filadelfia para seguir sus estudios, dejando tras ella a su gran amor, Obinze, que espera darle el alcance a la brevedad posible. Sin embargo, el proyecto de la joven pareja no llega a concretarse. Mientras Ifemelu va adaptándose, no sin peripecias, a la sociedad norteamericana, Obinze termina instalándose en Londres. A partir de ahí, el hilo conductor de la novela serán

los vínculos que, a pesar del tiempo y la distancia, siguen uniendo a los dos nigerianos.

Americanah combina temporalidades distintas que funcionan como un juego de espejos donde el lector ve reflejadas escenas del pasado de los protagonistas que le permiten entender mejor las acciones del presente. La novela se abre con la preparación del viaje de retorno de Ifemelu a su país natal, luego de haber pasado quince años en Estados Unidos. Concluye cuando la protagonista se vuelve a instalar en Lagos, con una nueva identidad, la de “americanah”, nombre dado en Nigeria a los hijos pródigos que retornan al país luego de haber pasado una temporada en Estados Unidos. Las idas y venidas en la historia de Ifemelu y sus compañeros.as nigeniano.as le dan profundidad a los personajes principales y descentran la novela del género de la literatura de la migración. De hecho, si bien la obra evoca las dificultades materiales y las secuelas sicológicas del exilio, Chimamanda Ngozi Adichie no se detiene en esa temática. Por el contrario, la autora tiende a exaltar la capacidad de adaptación y agencia de

Africatown, barrio de Philadelphia Suroeste.

los inmigrantes. Obinze se desenvuelve muy bien en Londres e Ifemelu se convierte en una bloguera con una popularidad creciente en Estados Unidos. Su blog, titulado «Raza o Diversas observaciones acerca de los negros estadounidenses (antes denigrados con otra clase de apelativos) a cargo de una negra no estadounidense», se caracteriza por tratar abiertamente de temas relativos a la racialización de la sociedad estadounidense y sus consecuencias, que si bien no son políticamente correctos, interesan sobremanera a un público heteróclito y cada vez mayor. La autora hace de su protagonista una inmigrante crítica y lúcida de la realidad estadounidense, que derrumba la idea de la superioridad cultural americana y se alza en contra de una mirada miserabilista de Africa. A un cierto estancamiento cultural americano se opone la vitalidad nigeriana encarnada en sus personajes principales.

Gran parte de la novela se desarrolla en un salón de belleza donde Ifemelu espera que las peluqueras le trencen el cabello. El pelo ocupa un papel central en la obra de Chimamanda Ngozi Adichie y funciona como una metáfora de la racialización de las mujeres afro. En Estados Unidos, Ifemelu descubre que es negra y cómo el racismo es

“Little Lagos” en Peckham, Londres

estructural en la sociedad norteamericana. A medida que toma consciencia de su condición de mujer racializada, la reflexión sobre la cabellera de las mujeres afro toma un perfil cada vez más político. Ifemelu entiende el significado de lo que en el espacio latinoamericano se conoce como “pelo malo”, es decir el desprecio del pelo crespo y la imposibilidad para las mujeres afro de dejarse el cabello natural. Imponerse lisados y otras operaciones largas y costosas al cabello son formas de disciplinamiento del cuerpo femenino que la protagonista va cuestionando. Así por ejemplo, en una entrada de su blog, Ifemelu hace un llamado a Michelle Obama y Beyoncé para que se muestren públicamente con sus cabellos crespos y abrir así la posibilidad de emancipación las mujeres afro.

Mientras que la mirada de Chimamanda Ngozi Adichie sobre los Estados Unidos es cáustica y perspicaz, la de su país de origen y sus élites parece mucho más indulgente y menos

crítica. La obra hace abstracción de las tensiones sociales en Nigeria. La generación de Ifemelu y Obinze no se cuestiona por el impacto de la globalización en una ciudad como Lagos que pasó de 4 a 23 millones de habitantes entre 1980 y 2015. Americanah se concentra únicamente en las clases medias exitosas de un país emergente que no conocen ni la pobreza ni el racismo en su propio país. El lector puede entonces sentir una leve frustración al no encontrar matices ni imperfecciones en la representación nigeriana. Esta carencia no le quita sin embargo interés a esta novela tan original.

El éxito de Americanah deriva de la multiplicidad de los temas tratados y de los niveles de lectura propuestos por su autora. De manera global, la novela adopta un corte formal que sigue las convenciones del género. Paralelamente integra otro nivel, más libre y ligero, que moviliza de manera acertada el humor, así como la escritura ágil y refrescante de los diálogos y las entradas de blog. Es además una gran novela de amor de tiempos de la globalización y de las identidades plurales, que nos deja una visión optimista de la realidad africana, lo cual no es muy frecuente. Se trata por ende de una lectura muy recomendable para aquellas/os que quieran pasar un momento agradable sin perder la oportunidad de aprender mucho y plantearse cuestiones de actualidad política y social.

Fonte: https://lascriticas.com/index.php/2016/12/01/americanahchimamanda-gnozi-adichie/

(literafricas.com, 2014)

Quien así se expresa es Ifemelu, la protagonista de la tercera y última novela de Adichie. Multipremiada novela que impulsa más si cabe la literatura que está surgiendo

«Tengo la sensación de que dejé de ser negra nada más apearme del avión en Lagos»

desde el continente africano, más en concreto desde Nigeria. Se trata de Americanah que es una historia de amor, emigración y retorno, y descubrimiento y disección de la raza. Como ya hiciera con Medio sol amarillo mantiene el pulso a lo largo de sus más de quinientas páginas (sobran algunas) y se lee sintiendo las coordenadas vitales de Ifemelu y Obinze, la pareja protagonista sobre todo, y del resto de los personajes de forma muy cercana. La escritora es una gran creadora de personajes, estos nunca suenan falsos, sus pasiones, sus deseos, sus tristezas, todo desfila por delante de nuestros ojos como si estuvieran en realidad delante de nuestra vista. Su narrativa es muy visual. Adichie escribe como habla y escribe como ve. Ella misma confiesa que observa, anota y lo cuenta. No es extraño que su anterior novela se adaptara al cine y que ésta siga el mismo camino.

Americanah es la historia de la travesía vital de dos personas que deciden marcharse de una Nigeria en la que una dictadura les deja pocos resquicios para el presente y menos para el futuro. Su salida no es una emigración para sobrevivir, tiene más que ver con la idea de prosperar y tener más alternativas, se trata de una huida para realizar estudios en Estados Unidos que se dibuja como la meta que les proporcionará un porvenir (esto mismo ocurre en otras novelas nigerianas, Graceland es una de ellas). Tanto las novelas de Adichie, o Graceland de Chis Abani o Waiting for an Angel de Helon Habila, están localizadas en una Nigeria moderna y urbana. En Americanah, ella marchará a Estados Unidos, donde tendrá unos inicios difíciles hasta que consigue triunfar como «blogger» (con un blog sobre la raza) y él a Gran Bretaña, en donde le espera una fugaz y frustrante aventura.

La novela arranca con el periplo que tiene que realizar Ifemelu para encontrar un lugar en donde trenzarse el pelo antes de efectuar su viaje de retorno a Nigeria. Han pasado quince años desde que decidiera marcharse y en el camino ha tenido que desempeñar múltiples oficios, se ha sentido discriminada por ser negra, ha rozado de nuevo el amor y ha percibido de forma atronadora el deseo de volver. Americanah habla de la raza, que Ifemelu descubre solamente en Estados Unidos y como reacción abre un blog

en el que vierte todas sus reflexiones sobre las situaciones que vive u observa a su alrededor. Son opiniones sin la dimensión ni el tratamiento que requeriría el tema y quizás sea esta la parte que más chirria en el libro. Las entradas del blog a veces no aportan nada frente al dinámico y amplio abanico de prejuicios que despliegan las situaciones por las que atraviesa Ifemelu. Entre sus otros aciertos el uso del tiempo y la manera en la que se intercalan las historias de Ifemelu y de Obinze y el retrato de la vida moderna nigeriana, con un gran número de detalles que logran que podamos casi, casi, introducirnos en ella.

El pelo, que podría parecer algo trivial, se convierte en uno de esos rasgos de identidad que la protagonista precisa para sentir que «no ha cambiado tanto». En el fondo subyace una especie de rebelión y una manera de reafirmarse a si misma como nigeriana. De su posición inicial en la que ante una oferta de trabajo decide alisárselo, «Ese pelo tan abundante y bonito serviría si fuera a entrevistarme para cantante de coro en un grupo de jazz, pero para esta entrevista necesito ofrecer una imagen profesional, y profesional equivale a lacio, y si fuera rizado, tendría que ser rizado de mujer blanca, con rizos sueltos o, en el peor de los casos, bucles, nunca crespo.» (pág. 266) a la vuelta a los orígenes, al pelo natural, afro, sin artificios. La realizadora Zina Saro-Wiwa muestra en su documental «Transition«, como ella, y cada vez un grupo más grande de mujeres negras en Estados Unidos, deciden dejar atrás el uso de productos químicos para alisar el pelo y llevar orgullosamente su pelo natural.

Angela Davis en 1969, activistadel Movimiento de Derechos Civiles en Estados Unidos y pionera del peinado “Afro” como símbolo del mismo.

Americanah nos cuenta cómo se comporta (cómo se fuerza a comportar, cómo la fuerzan a comportarse) una persona africana y negra que emigra y cómo es percibida por sus propios compatriotas emigrantes a su vez y por los nativos del país de llegada. Así, una de estas facetas se descubre en cómo el uso de la lengua identifica a la persona, la aparta o la integra. Una vez en Estados Unidos, Ginika, una de las amigas de Ifemelu se esfuerza en hablar en «inglés nigeriano, una versión anticuada, trasnochada, en un esfuerzo por demostrar lo poco que había cambiado» (pág. 163). El proceso inverso lo vive la propia Ifemelu cuando topa con Cristina Tomas tras el mostrador de admisión de nuevos alumnos de su Universidad americana, que deletrea en exceso ante una Ifemelu que le replica «hablo inglés» (…)a lo que la mujer le replica «eso seguro, solo que no sé si lo hablas bien » ante lo cual Ifemelu confiesa que se «encogió como una hoja seca» y a pesar de haber hablado inglés toda su vida «en las semanas posteriores, a medida que se imponía el frío del otoño, empezó a ejercitar el

acento norteamericano» (pág. 177). Del mismo modo, Obinze en Londres descubrirá, en una cena a la que le ha invitado su amigo Emenike, cómo este tiene un comportamiento social diametralmente opuesto al que tendría un nigeriano, una mezcla de asimilación y máscara, al alardear de unos «platos, con su acabado poco profesional, los ligeros bultos en el contorno, nunca se habrían enseñado en presencia de invitados en Nigeria. Todavía no sabía muy bien si Emenike se había convertido en una persona que creía que algo era hermoso porque estaba hecho a mano por pobres en un país extranjero, o si simplemente había aprendido a fingir» (pág.349). A la descripción de situaciones en las que deriva el choque cultural no le falta sentido del humor.

Tampoco el retorno le será fácil a Ifemelu. «Americanah» es el término con el que se designa en Nigeria al que ha regresado de América. El Club Nigerpolitano es el lugar en el que se reúnen estas personas » un grupo de jóvenes retornados que se dan cita todas las semanas para lamentarse de las numerosas diferencias entre Lagos y Nueva York» (pág. 534) y al que Ifemelu no quiere pertenecer. Los retornados se quejan, no viven felices en Nigeria porque son incapaces de descubrir su país con una

“Little Lagos” en Peckham. Londres

nueva mirada. Tienen dinero, son glamurosos y parecen superficiales, a pesar de sus estudios universitarios y sus viajes por el mundo. Ifemelu es una mujer que se ha hecho a si misma y ha actuado siempre en consecuencia. Su retrato, como el de las mujeres de “Medio sol amarillo” es el de una mujer que guía su vida y que, a pesar, de haberse marchado de su tierra natal, se identifica con ella y la reivindica.

Americanah está narrada por una escritora que tiene una extraordinaria capacidad para contar. Aporta además otro punto de vista al espectro literario africano contemporáneo, el que se abre a las personas que, como la propia Adichie, han realizado estudios en el extranjero y después han regresado. Adichie quizás consciente de que muestra una «emigración» que no es la que vive la gran mayoría de africanos, se vuelca en las aventuras de Obinze, quien obsesionado con ir a los Estados Unidos acabará finalmente en Londres, en donde indocumentado pasará de limpiar váteres a mozo de almacén, mientras siente de manera profunda la soledad del inmigrante, a sabiendas de que él se da cuenta de que no es como el resto de nigerianos con los que se encuentra. La deportación pondrá punto final a su aventura, proporcionándole la oportunidad de saber en qué lado se encuentra él.

Fonte: https://literafricas.com/2014/03/25/americanahchimamanda-ngozi-adichie/

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