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Diario de Navarra Miércoles, 8 de noviembre de 2017
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Exposición
Paloma Porpetta, presidenta de la Fundación Gloria Fuertes y comisaria de la exposición, y Asun Maestro, directora del Servicio de Bibliotecas del Gobierno foral, ante una fotografía de Gloria Fuertes en Vespa: era su biblioteca infantil ambulante por pequeños pueblos, llevando libros donde éstos no llegaban por falta de dinero. JOSÉ CARLOS CORDOVILLA LAURA PUY MUGUIRO Pamplona
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UANDO habla de Gloria Fuertes, Paloma Porpetta conjuga los verbos en presente, como si no hubiera fallecido hace casi 19 años —se cumplen el día 27 de este mes—. “¿Sí? No me he dado cuenta...”, confiesa sorprendida, y añade: “Tal vez lo haga porque es mi poeta de cabecera desde que tengo 19 años”. Habla de ella en presente y además la llama Gloria, sin añadir el apellido, con familiaridad. La tiene. La conoció en vida, mucho. “Vivíamos cerca, era amiga de mi madre y se veían cualquier día”, cuenta sobre la poeta y su progenitora, fundadora en 1982 de Ediciones Torremozas, que publicó a Gloria Fuertes. La amistad fue fuerte y la sorpresa de la editora enorme cuando le comunicaron que la había designado heredera universal de su obra. Así surgió crear la Fundación Gloria Fuertes, que acaba de instalar en la Biblioteca de Navarra la exposición retrospectiva por el centenario de su nacimiento (el 28 de julio de 1917), reivindicando “la Gloria de verdad, la completa”. Porque se la catalogó como poeta infantil y sin embargo su obra para adultos es más extensa. Se exponen fotos de su archivo personal, otras de contexto, los cuadernos donde escribía, los trozos de papel donde anotaba versos que luego pasaba a máquina, las calificaciones que les daba según le hubieran gustado al releerlos, sus libros, sus dibujos... en paredes salpicadas de breves poemas y notas autobiográficas. Como los que salpican este reportaje. “Cuando hice la primera comunión yo no era un niño ni una ni-
La Biblioteca de Navarra acoge hasta el 5 de enero una exposición retrospectiva sobre Gloria Fuertes a partir de su archivo de fotos personales, cuadernos, manuscritos, dibujos, versos y poemas que dejó
“Cuando se me ocurrió el primer poema me caí de la cuna de risa”
El dibujo de una jirafa junto a uno de sus poemas.
JOSÉ CARLOS CORDOVILLA
ña. Era una poeta de seis años”. En la presentación de la exposición ayer en Pamplona decía Porpetta —actual presidenta de la Fundación al morir su madre hace dos años— que era especial para Fuertes estar en una biblioteca. “Fue bibliotecaria, y fue la época más feliz de su vida porque decía que su jefe era el libro”. Espera que la muestra sea “una oportunidad para leerla y conocerla de por vida”. Porque es frecuente la visión de aquella mujer que en los años setenta y ochenta, a través de la pantalla de TVE con Un globo, dos globos, tres globos o La cometa blanca, entraba en las casas a la hora de la merienda y contaba cuentos a los niños. “Se la catalogó como poeta infantil y, de pronto, descubrimos que es una poeta que nace en 1917, en un barrio bastante humilde de Madrid, Lavapiés, que su historia es la del siglo XX , que todo lo que le sucede son cosas que nos suceden y que ella lo sabe contar: tiene una trayectoria vital y literaria que nace con sus primeros poemarios, en los años treinta, escribiendo a la par libros para niños y para adultos”. “El pesimista piensa en ayer; el optimista en mañana; el realista en hoy. El poeta en ti”. La Fundación conserva el archivo completo de la poeta —“lo guardaba todo”—, lo que ha dificultado elegir qué iba a mostrarse en la exposición. La “pequeña selección” es sobre su forma de trabajar, qué conservaba y qué consideraba importante en su vida. “Su oficio era ser poeta y nos lo demuestra porque escribe todos los días. Lo que le va sucediendo lo plasma por la noche. Su forma de escribir es muy impulsiva. Luego lo relee y lo marca, con un círculo, con dos, con tres... cuantos más círcu-