Boletín Alfonso Caso, núm. 34

Page 1

34 1ra. Época. Enero - Abril 2018. Núm. 34

EDITORIAL Sr. Lic. Alfonso Caso Zacatecas 118 Ciudad.

Índice • Editorial • Artículo - Un viaje a San Cristóbal de Las

Muy estimado Alfonso: Casas. Algunas observaciones sobre Le adjunto la copia de la vida de los indígenas de Chiapas, una plática que di en la por Eulalia Guzmán. Sociedad de Geografía y • Efemérides Estadística a raíz de nues- Antonio Castro Leal, José Miguel Covarrubias Ducland, Jorge Carpitro regreso de Chiapas. zo McGregor. La ilustré con fotografías • Noticias (proyecciones) y algunos Eulalia Guzmán rodeada de Wigberto - Alfredo López Austin de los variados artículos de Jiménez Moreno, Jorge Enciso, Eric Thompson, - Carlos Navarrete Cáceres. manufactura indígena y de Pedro Armillas, Isabel Kelly, ¿Jorge Acosta? y - Linda Manzanilla Naim. su uso, algunos comprados César Sáenz. Segunda mitad década 1930. por mí y otros por la Srita. Christensen. en Tuxtla Gutiérrez, donde se tocó marimba y se El original se lo mandé al Sr. Gobernador de leyó una conferencia sobre geografía de Chiapas, Chiapas, pues habiéndomela pedido durante un tuve ocasión de hablar con el Director General de encuentro casual que con él tuve aquí en México, Educación Federal y él me recomendó que en Las en semanas pasadas, me pareció debido atender su Casas hablara con el Prof. Castellanos, muy conopetición, sobre todo porque fue tan bondadoso que cedor de la vida y costumbres de los indígenas de hizo posible nuestro viaje a Chiapas. aquella región. De esa manera, platicando con el Fíjese lo que son las cosas: El Sr. Gobernador profesor, recogí tantos datos que quedaron conatendió tan bien a mis dos amiguitas extranjeras, firmados en gran parte con lo que personalmente Paca Toors y Betty Ross, que las recomendó con observé. un Diputado de Las Casas para que les facilitara Otra copia de este escrito se lo di al Sr. Bernardo automóvil y acompañantes; pero como Betty Ross Reyes y una mandaré al Prof. Castellanos. no estuvo a tiempo, Paca nos invitó a acompañarEspero que el poco tiempo de que dispusimos, la en el automóvil, previa venia del enviado del o mi defectuosa observación no hayan sido causa diputado en cuestión; de modo que gracias a eso de fallas en la exactitud de los datos que asiento en en los dos días que estuvimos en Las Casas pudiel escrito. mos visitar tanto, inclusive el Valle de Chamula Su Sa. Sa. y San Felipe, al mismo tiempo que informarnos Eulalia Guzmán. con nuestros dos acompañantes de Las Casas. Por México, a 23 de mayo de 1942. otra parte, en aquella velada a que nos invitaron http://biblio.unam.mx/iia

Correo: fondoalfonsocaso@comunidad.unam.mx

Teléfono: 5622-9653


Artículo

UN VIAJE A SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS Algunas observaciones sobre la vida de los indígenas de Chiapas

Doña Eulalia Guzmán, maestra normalista, pedagoga y arqueóloga, falleció el 1° de enero de 1985 en la ciudad de México. Había nacido en San Pedro Piedra Gorda, Zacatecas, el 12 de febrero de 1890. A 33 años de su aniversario luctuoso y a 128 de su natalicio, la recordamos a través del presente documento titulado Un viaje a San Cristóbal de Las Casas. Algunas observaciones sobre la vida de los indígenas de Chiapas.

Por Eulalia Guzmán

I Era el 1° de mayo de 1942. Alegremente, como siempre que se inicia un viaje, elevamos el vuelo de las amplias planicies de Tuxtla Gutiérrez; la nave partió más o menos rumbo al E. y 22 minutos después descendíamos al fértil y hermoso valle de San Cristóbal de Las Casas.

1932

Conferencia que fue presentada en la Sociedad de Geografía y Estadística en 1942. Pertenece al Fondo documental y fotográfico de Alfonso Caso, con quien Doña Eulalia mantuvo una estrecha amistad, la cual se vio interrumpida a raíz de la controversia por los restos descubiertos en Ichcateopan, atribuídos a Cuauhtémoc. Las fotografías que la ilustran, forman parte de una serie de 37 de la autoría de la maestra Guzmán, con las cuales ella presentó su exposición. En abril de 1994 esta conferencia fue publicada por el Instituto de Investigaciones Antropológicas en el número 10 de su revista Antropológicas.

II

Un buen comienzo de nuestra visita fue el gozar desde luego de su atmósfera transparente y de su deliciosa temperatura, fresca como en los días frescos del Valle de México. Las Casas está a más de 2000 mts. sobre el nivel del mar. La población es pequeña; graciosa, bien trazada, bien construida y rica en arquitectura colonial. Debe tener más de 13 000 habitantes. Entre sus joyas arquitectónicas sobresale por su fachada y su interior la iglesia de Santo Domingo, cuyo convento está hoy ocupado por la Santo Domingo. cárcel municipal; le siguen San Francisco, la Catedral, El Carmen, La Merced y otros más. El estilo de viejas rejas de balcones, y de portadas de casas, así como los techos de teja, dan su aspecto pintoresco y peculiar a esta ciudad; entre los lugares históricos se cuenta la que se dice fue morada de Fr. Bartolomé de las Casas, situada atrás del templo de Santo Domingo, calle de por medio.


Casa donde se presume vivió fray Bartolomé de las Casas.

Pero el interés principal que el turista y el etnólogo encuentran en esta población se debe a la presencia de los grupos de gentes de lengua tzotzil y tzeltal, que hacen de esta ciudad un animado centro comercial.

Los vendedores indígenas se sientan en el suelo o en bancos, con sus mercaderías extendidas sobre el pavimento; éstas son: sal, verduras, granos, condimentos culinarios, fruta; también venden huaraches, tejidos, etc. Otros deambulan por estas calles convertidas en mercado, o si no, se acercan a las tienditas de comercio antes dichas, atendidas por mujeres, a vender sus productos y a comprar lo que necesitan. Estos pequeños comercios de Las Casas constituyen las delicias del turista, pues en ella encuentra toda clase de mantas, indumentaria de lana, de algodón, y de otras finas fibras vegetales, sombreros, redes, huaraches, mecates y artículos variados. Hay también en esos comercios otras cosas que compran los indígenas para su vida diaria, y entre ellos, calzones y camisas, ya hechos por manos mestizas.

Mujeres chamulas y zinacantecas cargando cántaros. La ciudad está en medio de una región indígena. Por el N., NW. y W. se extienden los pueblos y rancherías tzotziles; por el S., SE. y E., los tzeltales. De todos esos pueblos llegan sus habitantes, hombres y mujeres, cargados con sus mercaderías, las que llevan en mantas o en redes más o menos grandes, adecuadas a lo que cargan. Llegan por grupos, rara vez aislados, y se instalan en torno de la plaza central y en las calles cercanas a ella. La que podríamos llamar avenida del Comercio Indígena, baja de E. a W., desde el santuario de Guadalupe, pasa por el lado N. de la plaza, entre ésta y un costado de la Catedral, y termina hasta la salida de la población. Las calles de esta avenida se llaman de Guadalupe. A una y otra acera, próximas a la plaza, se abren una tras otra, tiendas pequeñas, atendidas todas por mujeres mestizas. Si en alguna de ellas se ve despachando a un hombre, será por excepción.

Lo más curioso de este comprar y vender, es que usando cada tribu su indumentaria y sus sombreros, cada una diferente de las demás, no todas fabrican las cosas propias, sino que hay quienes además de las suyas hacen las de las otras tribus, a la usanza de cada una de ellas, de modo que el indígena compra lo que le corresponde, sin variar las formas tradicionales de su grupo. Pongo por caso los sombreros. Los chamulas fabrican los suyos y los de las otras tribus, para cada una de ellas, según su uso; los llevan a vender a las tienditas dichas, y a ellas irá el indígena de cada zona, a vender lo que él produce y a comprar el sombrero que le corresponde según su propio uso. Claro que también produce el indígena cosas útiles para todos, inclusive para la población mestiza, por ejemplo cordeles, redes, mantas de lana y telas de algodón. Conversando con una de las mujeres comerciantes de las tienditas ya citadas, ella me decía, hablando de Las Casas, que con frecuencia se le llama “Las Casas de los Chamulas”, y agregaba: “No es III


que la población sea chamula, sino que ella vive del trabajo de los indígenas, principalmente de los chamulas; ellos le dan vida, puesto que mantienen vivo su comercio”. Cuando esto oía, yo recordaba con pena lo que es frecuente oír en boca de ciertos criollos y mestizos mexicanos: que el indígena es un lastre, que es un perezoso, que debería desaparecer de México; yo me decía: “él hace lo que se le dejó permitido que hiciera; se mantiene con la estrechez o la holgura que le permite lo que produce y de paso ayuda a la población general a donde va a comerciar. No lleva un tren de vida en que gaste más de lo que tiene; como consecuencia, no pesa sobre nadie; no esquilma, antes bien es esquilmado. Cuán diferentemente de aquel señorito o aquella señora que, acomodados, mientras repiten que el indígena es holgazán y lastre, pasan las horas improductivas puliéndose uñas y maquillándose el rostro, jugando y tomando coctails, o bien, otros menos afortunados que tienen que trabajar para vivir, pasan horas perdidas haciendo que trabajan o hacen cualquiera de las muchas ocupaciones parasitarias creadas por el estado social presente”. Hablando de este asunto, algunas otras personas de Chiapas me decían que en realidad ciertas regiones del Estado, como Las Casas, viven gracias al indígena y al gobierno del Estado.

Junto a la catedral de San Cristóbal. Después de las horas intensas del comercio, es decir, después de las 3 pm., se ve a los grupos indígenas descansando sentados en la plaza y sus cercanías, o preparando la carga de lo que compraron, después de lo cual se alejan de la ciudad, rumbo a sus caseríos. IV

Zinacantecos. Debe advertirse que, además de este comercio al aire libre y en las tienditas tantas veces mencionadas, hay el mercado regular de la ciudad, de la población mestiza. Es un edificio como todos los mercados de México, y mucho de lo que allí se vende, como tejidos, cueros, y cosas de palma, tiene influencia indígena. Es muy pintoresco ver el aspecto que presentan las calles donde se desarrolla el comercio de los naturales: debido a la variedad de indumentaria, y a ciertos detalles en el modo de conducirse los individuos de los diversos grupos, aprende el visitante observador a disDía de mercado en la tinguir al chamula calle de Guadalupe. propiamente dicho, del tzinacanteco o del huizteco. Unas veces es el cotón, chamarra o cólera; otras el sombrero, el calzón, lo que marca la diferencia. En unos cuantos minutos, mezclándose entre ellos, observando y preguntando, aprendimos a reconocer el sombrero chamula, el tenejapeño, el tzinacanteco y el huizteco, y los vestidos de unos y de otros. También los vimos tejer su palma mientras descansaban. El indígena guarda cierta reserva frente al curioso e indiscreto turista, pero no adopta ninguna actitud servil; le disgusta que el empedernido cazador de poses lo importune con su inseparable


aparato fotográfico; a veces exige que le paguen por dejarse fotografiar.

–los de San Pedro Chenalhó, llamados pedranos, y los de San Pablo.

De todas maneras es tanta la variedad de lo que observa, que el etnólogo, si quiere orientarse in situ sobre ello, tiene que acudir a algún conocedor que lo ilustre. Eso hicimos la Srita. Bodil Christensen y yo. Preguntamos a varias personas de los comercios de artículos indígenas, a los indígenas mismos, y después acudimos al Profesor Manuel Castellanos, inspector escolar federal de aquella región, quien nos había sido recomendado desde Tuxtla Gutiérrez como un conocedor de la vida de las diversas tribus que rodean a San Cristóbal de Las Casas, y que además, es oriundo de Chiapas.

Los tzeltales, los de Tenejapan, Huiztán, Chanal, Oxchuk, Cancuc, Tenango y Amatenango; estos pueblos se encuentran en su mayoría en tierra fría, lo que se denuncia por su gabán de tejido de lana.

San Felipe Chamula. Tuvimos ocasión de visitar los parajes del Valle de Chamula y de San Felipe Chamula. El primero se encuentra a 8 kms al NW. de Las Casas; y el segundo a 4 kms al W. En ambos hicimos valiosas observaciones. He aquí las notas que de todas esas fuentes pudimos recoger: San Cristóbal de Las Casas es el punto de cita de dos grandes grupos indígenas chiapanecos: los tzotziles y los tzeltales. Entre ambos hay pocas diferencias; la principal consiste en las lenguas de parentesco maya. Entre los tzotziles se cuentan como principales grupos los chamulas (de San Juan Chamula, del Valle de Chamula, San Felipe Chamula, San Andrés Chamula, hoy Larrainzar), los tzinacantecos

Como ya se dijo, los tzotziles habitan una amplia región al W., NW. y al N. de Las Casas; los tzeltales, al E., SE y S.; esto quiere decir que Las Casas se encuentra materialmente cercada por estas dos grandes familias indígenas. En las notas que el Sr. Raúl Guerrero recogió de informantes nativos de Chiapas y en la obra del Sr. Basauri se dice que son tzotziles, los de San Lucas, Zinacantan, Ecatepec, Tenejapa, Mitontic, Huiztán, Chanal, Nuevo León, Amatenango, Simojovel, Asunción, Huitupan, Nuevo Citalá, Pantehó, Plátanos, Amatén, Savanilla, Moyos, Chalchihuitán, Chamula, San Andrés Chamula, Santiago, Chenalhó, Aguacatenango, Tecolapa y San Diego, de los distritos de Las Casas, La Libertad y Simojovel; los tzeltales son: de Ococingo, Bachajón, Yajalón, Sivoca, Tenango, Cahancuc, Oshuc, San Martín Guajitepec, Chilón, Sierra Nevada y San Luis, de los distritos de Ococingo y Chilón. Todos ellos viven en parajes o en rancherías, pocos en poblados mayores, y el conjunto de ellos, según las tribus, forman los municipios. Como el grupo Chamula es el más importante de los de habla tzotzil, empecemos por describir los aspectos de la vida económica y social de este grupo. II Los chamulas son hombres fuertes, aunque no altos ni gruesos, con aspecto no exento de dignidad. El varón viste camisa y calzón de algodón, éste largo hasta abajo de la rodilla, un poco remangado y sostenido por un ceñidor rojo. V


Encima se cubren con un gabán o cotón de lana, blanco o negro, que los de Chiapas llaman colera o chamarra, que consiste en una tela suficientemente larga para que llegue a las rodillas y ancha para cubrir bien el cuerpo, con una abertura al centro para que entre la cabeza, y abierta por los lados, y sin mangas; lleva flecos en las orillas del frente y de atrás y la ciñen con un cinturón de cuero. En días de fiesta los caciques se ponen arriba del cotón blanco, otro negro más largo, que también ciñen a la cintura. Usan huarache, y también un calzado que los mestizos llaman caite, que se diferencia del huarache en que la talonera es gruesa y alta hasta cubrir el tobillo, y va sujeta por el frente con cintas de cuero que se atan sobre una pieza pequeña de gamuza o cuero blando que cubre parte del empeine. En la cabeza llevan un pañuelo blanco de algodón, que les baja hasta la frente y lo anudan atrás. El sombrero de copa alta y cónica, y de ala no muy grande, es de palma, que los chamulas traen de tierra caliente y que trenzan. Esta operación del trenzado de la palma lo hacen por todas partes a donde van, siempre que llevan desocupadas las manos. Usan un bordón aproximadamente de 1.30 ms de alto, con punta larga de hierro, el cual les sirve como bastón de viaje, como arma defensiva y como instrumento para la siembra, pues con la punta hacen el hoyo en la tierra, donde arrojan la semilla. También usan un bastón corto de menos de un metro de alto, grueso y fuerte, que tiene una correa en un extremo, con que se lo atan a la muñeca, y les sirve de arma defensiva. La mujer va descalza, usa camisa de algodón, chincuete negro, liso o rayadito, de lana, atado con faja, y cotón o colera negra, a veces blanca; se cubre la cabeza con una tela negra de lana, rara vez blanca, a modo de rebocito, doblada como es uso en otras tribus indígenas. Hombres y mujeres llevan frecuentemente una red a la espalda con parte de su mercancía (pero no siempre, pues el chamula usa mucho la mula como animal de carga). También usa bolsita de red en la mano. VI

El chamula es trabajador. Fabrica muebles corrientes de madera de pino, como bancos, sillas, trasteros y otros utensilios; él es el carpintero que provee a las regiones de San Cristóbal, de Tuxtla y otras. Curte el cuero, y puede decirse que es el único curtidor de la región. Con él hace cinturones, huaraches y caites y algunos otros objetos. Teje los sombreros para diversos pueblos haciéndoles las formas y variantes que cada uno de ellos acostumbra, excepto a los de Zinacantan y a los de Amatenango, que los fabrican por sí mismos. Hace también las telas de lana para los otros pueblos, en color y decorado a la usanza de cada uno, tarea que es propia de las mujeres. Su cerámica es corriente, pero fuerte. Trabaja la cantería. Casi toda la piedra cortada que se usa en Las Casas está trabajada por ellos. Cría ganado mular y a lomo de mula comercia por todo el Estado, intercambiando los productos. También cría ganado lanar, vacuno, caballar en menor escala, y gallinas. Practica la agricultura, ya en sus propiedades, o alquilado en otras regiones, especialmente en la cafetera y la maderera. En sus terrenos cultiva maíz, frijol, cebolla, col, haba, chícharo y otras plantas. Usa como instrumentos de labranza el azadón y el bordón largo con punta de hierro. Son muy afectos a comer verduras, principalmente la col, además de tortilla y frijoles como en el resto del país. Beben pozol y chicha que fabrican con agua de caña, fermentada, con la que se embriagan frecuentemente, en especial en sus días de fiesta; el pozol es una bebida refrescante hecha con maíz cocido y molido, cacao, canela y agua endulzada.


Usan carreta tirada por bueyes; ésta es una plataforma con agujeros en los palos laterales para meter otros palos más cortos verticales que forman las paredes. Su silla de montar tiene al frente y atrás la orilla levantada formando como “cabezas” muy bajas. Parece ser que esta carreta se usa entre otros pueblos de Chiapas. Teje el ixtle, con el que hacen redes muy finas de varios tamaños, las más pequeñas para bolsas de mano, otras más grandes, en tres tamaños, para cargas chichas, y las mayores, especie de barcinas, para cargas grandes. También hacen de fibra parecida al ixtle tejidos que en la apariencia se confunden con los de lana. Tiñen sus hilos y sus telas. Viven diseminados en parajes pintorescos, porque su región en general es quebrada, particularmente por las sierras de Huitepec. Sus casas son chozas de planta cuadrada o rectangular, más o menos de 6 mts. por lado. Las paredes son de bajareque (varas o carrizos entretejidos, cubiertos de lodo) y los techos, de paja, cuyos declives frontal y posterior suben un poco más que los laterales y terminan formando un caballete un poco más levantado que el extremo de los declives laterales, de modo que aquél queda en hueco, lo que se ve claramente a ambos extremos del mismo. A veces el declive delantero se prolonga en su orilla inferior, más allá de la pared en que descansa, formando el techo de una especie de pórtico cuyas columnas son delgados troncos de árbol. Duermen en tablas cerca del fuego, el cual se enciende en el centro de la habitación. Fabrican sus instrumentos musicales, que son la guitarra, el harpa, el tambor y la flauta de carrizo. Su baile característico, que ejecutan hombres solos, es el bolonchón. Son católicos a su manera, pues también reverencian al sol, cuando sale o se pone. Sus danzas tienen sentido religioso y las ejecutan durante ciertas fiestas solemnes como el Año Nuevo, Carnaval, Semana Santa, la Santa Cruz, San Juan y Todos Santos. Bailan frente a la iglesia

y también dentro de ella. Acostumbran orar en grupos, de pie frente a los altares, dando grandes voces, durante largo tiempo y luego guardan silencio; así van de altar en altar.

Valle Chamula, Chiapas. En la breve excursión que la Srita. Bodil Christensen y yo hicimos al Valle de Chamula pudimos observar algunas de las cosas que he narrado. Las chozas están diseminadas en su mayoría por la vertiente del valle, que mira al poniente, a veces solitarias, a veces por grupos. Cada una de estas casas o grupos de casas se encuentra dentro de un solar cultivado; vimos el campo con maíz, haba, frijol y otras plantas de hortaliza, eso me hizo pensar que quizá la tierra esté dividida entre ellos, por parcelas familiares. Cuando nos acercamos a una de las chozas, al caer la tarde, presenciamos una escena de la laboriosidad de sus habitantes: sentados bajo el pórtico, dos mujeres, una anciana y otra joven, hilaban la lana, mientras un hombre viejo trenzaba la paja para los sombreros, y desde allí podían mirar a los chicos que por el valle cuidaban los grupos de ganado vacuno, lanar y mular. Para hilar, las mujeres usan una vara larga y delgada (el huso) terminada en dos puntas; la inferior atraviesa el malacate de barro, como lo hacían los antiguos y se apoya en una jicarita; la lana se tiene en una canasta, de donde se va tomando para hacer el hilo. En la parte central del valle se levantan la iglesia, bastante grande y bien construida, la casa municipal, la escuela, la casa de los maestros y las chozas abiertas que sirven de mercado; todo se ve bien arreglado y limpio. Dentro de la iglesia pudimos observar a un grupo de mujeres y hombres quienes, juntamente con sus niños de varias edades, oraban de pie cerca de un altar, en la forma arriba descrita y luego pasaban a otro hasta recorrerlos todos. Cada VII


altar, excepto el mayor, no es sino una mesa larga sobre la cual están los santos colocados en hilera. Cuando nos acercamos a los orantes, estos callaron, como si no quisieran que nuestra presencia les alterase sus ruegos. Al día siguiente de esta visita, cuando desde un extremo del atrio del templo de Santo Domingo, en Las Casas, contemplaba yo la bellísima fachada, vi salir por la puerta lateral de la iglesia a una pareja indígena, los dos se detuvieron en el umbral exterior y levantando juntas las manos, empezaron a dar voces hacia arriba como si se dirigieran al sol; luego guardaron silencio y después siguieron su camino.

Valle Chamula, Chiapas. ¿Qué es lo que piden a su dios o a sus dioses? Una persona chiapaneca que sabe el idioma tzotzil me ha dicho el contenido de algunas de sus peticiones: “Señor, que a mi enemigo lo mate un rayo, lo pique una serpiente,… que llueva, que mis sembrados prosperen”… etc. Es decir, lo mismo que todos los Portada de hombres de todos los pueSanto Domingo. blos piden por lo general: su bienestar personal o el de los suyos (familia, grupo o nación) y la ruina de sus enemigos. Durante nuestra visita por la ranchería de Chamula nos acompañó el Presidente Municipal de Las Casas, juntamente con otro señor de la misma ciudad, quien nos dijo que era el procurador de los naturales. En la ranchería nos recibieron amableVIII

mente el Presidente y demás oficiales municipales de allí; todos llevaban su peculiar indumentaria, con cotones blancos ceñidos con cinturones de cuero, y sus caites. El Presidente, joven de agradable apariencia, contestó en buen español a nuestras preguntas. Nos dijo, entre otras cosas, cómo en los días de fiesta aquél valle se llena de visitantes chamulas y aun de otras tribus que vienen de otros parajes, y hacen sus ceremonias y ferias ocupando todo el campo libre frente a la iglesia. En San Felipe Chamula, paraje situado sobre la carretera que va de Las Casas a Tuxtla Gutiérrez, hay también una iglesia en arquitectura y disposición interior semejante a la de Chamula; aquí como allá, no falta en el atrio la cruz, a la que consagran especial devoción.

Iglesia de San Felipe Chamula.

Las casas de este lugar son del mismo tipo que las de Chamula, sólo que hay algunas de techo de tejamanil. Nos dijeron nuestros acompañantes que en ese paraje habita también un grupo de descendientes de los mexicanos que en época antigua constituían una guarnición del señorío de Tenochtitlán. Añadieron que esa gente se distingue por sus costumbres de orden y su espíritu de empresa. El día siguiente era 3 de mayo, día de la Santa Cruz, que es uno de los más celebrados entre los indígenas de Chiapas. Desgraciadamente no pudimos asistir a ninguna de las festividades que se hacen en aquellos parajes, ni menos a las de San Juan Chamula, que parecen ser las más vistosas. Sólo pudimos ver de paso una escena en torno de la cruz que se encuentra sobre el camino carretero a la entrada de Tzinacantan; junto a ella había un buen número de hombres con sus vestidos de fiesta, sus grandes banderas de colores vivos levantadas en astas que empuñaban varios de ellos, y la orquesta de los instrumentos arriba dichos. No vimos si bailaban; lo más probable es que así haya sido.


y desconfían del extranjero. No es caso raro que tengan más de una mujer. Los padres conciertan el matrimonio de sus hijos. No practican la ceremonia civil ni la católica, simplemente después de los arreglos preparatorios como la pedida de mano, hacen una gran fiesta durante la cual se bebe chicha.

Fiesta de la Santa Cruz, Zinacantan.

Hay brujos entre ellos, a quienes temen, pero que no aman. Ellos son los curanderos, que diagnostican generalmente por la pulsación. He aquí algunas palabras tzotziles:

Según las informaciones del Prof. Castellanos, la región que comprende los parajes donde habitan los chamulas, forman un solo municipio, con cerca de 20,000 almas. Ellos lo consideran dividido en cuatro barrios, cada uno de los cuales recibe la autoridad elegida por ellos, compuesta de un Gobernador y oficiales secundarios. También tiene el Municipio su autoridad civil que es el Ayuntamiento Constitucional. En Año Nuevo cambian ambas autoridades. Para celebrar este cambio concurren todos al Valle de Chamula. La autoridad civil pasada, da el bastón de mando a la recién nombrada; aquella conserva su bastón y ésta trae el suyo; el bastón es de madera oscura con casquillo de plata en el extremo superior. El día de la ceremonia, las autoridades pasadas, a quienes se ha concedido carácter venerable, colocan sus bastones en el suelo, recargados sobre una viga formando valla frente a la iglesia. La nueva autoridad desfila frente a dicha valla de bastones, con el suyo en la mano. Las mujeres concurren a la fiesta, cubierta la cabeza con una manta y llevando flores en profusión. Y mientras la fiesta se desarrolla, las autoridades pasadas beben y contemplan el acto. Dice la misma fuerte de información que los chamulas son altivos y aun agresivos en su región,

Bordón largo = Namté, alonté. Bastón corto con correa = chahuaste. Caite o huarache con talonera alta = shonobil. Ceñidor = kim. Cántara = kim. Colera, cotón o chamarra = chil. Falda = tzee. Huso = petet. Malacate = sec-petet. Paño de cabeza = cajol. Red grande para carga = lebelac. III Tzinacantecos. El pequeño pueblo de Tzinacantán se encuentra a 10? Kms de Las Casas, sobre la carretera de une a ésta con Tuxtla Gutiérrez. El tzinacanteco pertenece al grupo tzotzil y en muchos aspectos físicos y etnográficos, no difiere gran cosa del chamula. Su indumentaria es, en el hombre, camisa y calzón de algodón; el calzón es muy corto, llega hasta medio muslo; el cotón es de lana, blanco con rayitas rojo-solferino, un poco más corto que el del chamula; lo llevan suelto a la cintura, y atado en las puntas a cada lado con una cintita blanca o con los mismos cordones del fleco. Los caciques en día de fiesta usan encima un cotón negro y largo que dejan suelto. En el cuello lucen un pañuelo doblado diagonalmente y atado al frente por sus extremos opuestos; o bien lo usan ciñéndose la cabeza verticalmente, IX


tapándose las orejas y atándolo bajo la barba. La tela de él es de algodón que ellos tejen, en azul y blanco, a cuadritos, los que se forman debido a que tanto horizontal como verticalmente alternan en el tejido dos hilos seguidos azules, con dos blancos; en cada una de las cuatro puntas lleva una borla de estambre rojo carmesí.

ellas llevan redes, unas pequeñas de mano y otras como morral, a la espalda. También las usan grandes como barcinas.

Familia tzinacantecana.

Tzinacantecos. Usan huaraches y caites con talonera más alta que como la usan los chamulas. Su sombrero es de paja trenzada, de copa baja y convexa, con fajas de color café oscuro, de la misma trenza del tejido; el ala es ancha y recta, de doble tejido como la copa, con dos franjas café oscuro por debajo, cerca de la orilla; el barbuquejo es una tira larga de gamuza cuyos extremos pasan de abajo a arriba a través del tejido de paja en puntos opuestos a derecha e izquierda en la base de la copa y cuelgan por sobre el ala unos 25 cms., cortada cada una en tres tiritas. Juntamente con éstas caen tres listones de color amarillo, rojo y morado, que se pasan por una abertura hecha en la gamuza, en el punto mismo en que ésta sale de la copa, y de ese modo son seis puntas de listones y tres tiritas de gamuza las que caen de cada lado del sombrero. En días de ceremonia usan un lienzo oscuro en la cabeza, con sus extremos cayendo atados cerca de la nuca. Sobre ese lienzo se ponen sombrero negro de fieltro. Las mujeres tzinacantecas usan camisa de algodón con costuras rojas, chincuete de tela azul de algodón, ceñido con faja roja. Usan una manta de lana, como rebozo, que a veces se atan a la cabeza a manera de ayate, doblándola sesgada, y en ella cargan a sus hijos, o sus cosas. Tanto ellos como X

El tzinacanteco como el chamula, cría ganado lanar; las tzinacantecas hilan y tejen la lana y el algodón y los tiñen. Ellos tejen la palma para sus sombreros y esteras. También se dedican a la agricultura en sus propias tierras, donde cultivan maíz, frijol, haba, repollo, rábano, chayote, papas, mostaza y otras. Usan el bastón largo con punta de hierro. Viven en parajes y sus casas son semejantes a las chamulas. En Tzinacantán como en San Felipe Chamula, también hubo una guarnición azteca. IV

Indígenas de San Andrés Chamula (hoy Larrainzar), de San Pedro Chanalhó y de San Pablo. Copio en seguida las notas tomadas del Prof. Manuel Castellanos. “Los indígenas de estos pueblos se diferencian poco de los chamulas, en sus costumbres e indumentaria. Por ejemplo, la manga de la camisa es roja entre los de San Andrés, rayado de blanco y rojo entre los de San Pablo. Los de Chanalhó tienen el cotón más largo adelante que atrás. Estos y los de San Pablo son exclusivamente agricultores. No tienen animales de carga, por lo cual ellos lo llevan todo a la espalda. Todos estos pueblos son reacios a innovar sus costumbres, impidiéndolo a quienes


lo pretenden, con cierta sanción moral, por lo cual tratan al inculpado de traidor a sus tradiciones.

Usan pañuelo de algodón de color rojo. La mujer viste en forma semejante a las de las otras tribus.

Entre estas tribus hay unas que atribuyen espíritu protector a los cerros y otras a las cuevas. A esos lugares van a pedirles protección con ceremonias que encabeza el principal de cada paraje, dirigiéndose a los cerros y a las cuevas próximas”.

“Los varones tejen la paja de la que hacen sus sombreros, de copa alta y cónica, y de alas arremangadas”.

V

Los tzeltales. Ya se dijo al principio qué tribus hablan esta lengua. “Amatenancas. Los del poblado de Amatenango, mayor que un paraje, son agricultores. En sus tierras cultivan maíz y trigo, este último en gran cantidad. Usan arado tirado por bueyes y poseen ganados vacuno y caballar” La alfarería es ocupación predominante de las mujeres; ellas hacen los preciosos cántaros de tres asas, de color bayo, con decorado rojo, que se venden en toda la región de Las Casas.

“Aguacatenangueños. Los de Aguacatenango se ocupan tan sólo en la agricultura y el tejido de sombreros. Son muy aseados”. Huiztecos. Habitan el paraje llamado Huiztán. Se ven con frecuencia por las calles de Las Casas. Parecen ser los más pobres, a juzgar por el aspecto de su indumentaria. En el hombre, ésta se compone de camisa de algodón con mangas unidas con puntadas negras. En lugar de calzón llevan ceñida sobre la cadera a modo de faldilla, una tira de manta que cruzan al frente, y a la que llaman mastate; esta tira cuelga hasta un poco arriba de la rodilla, y para formarse el calzón levantan la orilla posterior de la faldilla y se la encajan al frente, bajo la faja, que es roja. No tienen cotón propio; sino que usan indiferentemente el de las otras tribus, aunque prefieren el de los de Tenejapa, que es rayado de blanco y negro, y lo llevan cruzado como zarape. El sombrero es parecido en la forma al tzinacanteco, pero mucho más chico y de copa muy baja; no tiene cintas que le cuelguen, como aquél, sino una toquilla de cordón blanco y negro, que cuelga sobre el ala.

Chamulas cargando cántaros. Vimos en esta ciudad a los indígenas de otros grupos, volver a sus pueblos cargados a la espalda con grandes redes en que pacientemente habían acomodado ocho cántaros. En Amatenango casi cada casa es un taller de alfarería; no usan torno y queman las vasijas en fogatas al aire libre. “El vestido en el hombre se compone de calzón corto y camisa de algodón, sobre el cual se pone el cotón o colera de lana, de color negro y con mangas.

Van descalzos, y en ocasiones usan huaraches. “Su ocupación predominante y casi única es la agricultura: cultivan maíz, frijol, habas, trigo, higuerillas, de donde sacan el aceite para lámpara, que ellos mismos van a vender a Las Casas. “Son afectos a la escuela, tanto para sus niños como para sus niñas. “Los huiztecos conservan la leyenda de que al cerro de Lujamaín situado al sur del pueblo, baXI


jó del cielo San Isidro, su patrono, quien les dio origen a ellos. De aquí emigraron unos al Taquinhuitz, otros a Chuncala y otros a Oaxaca (cerca de Huiztán hay un paraje llamado Huaján). Se dice que los huiztecos son de las tribus más atrasadas del Estado de Chiapas”.

“A diferencia de las otras tribus, entierran sus muertos en sus casas. Cuando el enterrado es niño, ponen su cama de tablas sobre la sepultura” Oxchuk. “Los habitantes de este lugar tienen dividido su territorio en dos barrios, Sto. Tomás y La Trinidad” “La indumentaria poco se diferencia de las de otros grupos de la familia tzeltal; visten camisa y calzón de algodón; cotón blanco con rayas cafés”

Indígenas huiztecos. Tenejapecos. Los habitantes de Tenejapa se distinguen también por su indumentaria, de sus compañeros de habla tzotzil. En el hombre el calzón es corto con la orilla bordada con lana roja. Igualmente la camisa. La colera es rayada de negro y blanco; su tejido es áspero; parece hecho de ixtle u otra fibra parecida. El sombrero es semejante al tzinacanteco, con la diferencia de que del centro de la copa sobresale un cono pequeño de cuya punta cae una chorrera de listones de color, e igualmente de los lados y de atrás; la copa va decorada con varias fajas del mismo tejido que llevan entrelazados hilos de estambres en tonos rosa. Les gusta ponerse al cuello un hilo largo de donde se cuelgan cruces y medallas. La mujer usa camisa bordada y chincuete azul de algodón, como los de otras tribus. El paño que usan a modo de rebozo les sirve para cargar. La agricultura es su ocupación exclusiva. Cultivan maíz, frijol, cacahuate, camote, excelente naranja y algo de café. “En algunos parajes, para el matrimonio acostumbran el rapto”.

XII

“Cultivan maíz, frijol y henequén. “Tejen el ixtle, con el que fabrican varios artículos, como lazos, jáquimas, redes grandes y chicas” “Utilizan el carrizo para cohetes. “Son muy pobres, y afectos a la escuela” “Santo Tomás, su patrón, concede las lluvias, por lo cual vienen de todas partes a venerarlo con música y bailes. Los de Chanal vienen a pedirle agua al santo, procuran esmerarse en su petición, pues si llueve mucho en su pueblo, los ponen presos y lo mismo si no llueve, por haber desempeñado mal su comisión cerca del santo. La fiesta de petición de lluvias se efectúa hacia marzo o abril” Cankuc. “Este pueblo es de clima caliente. Sus habitantes parecen ser más atrasados que los anteriormente citados de su misma lengua. “Usan cotón de algodón, blanco, largo, con mangas y sin ceñidor. Pocas veces llevan calzón. A veces llevan encima un cotón de lana; rayado como el de los tenejapanecos, el que frecuentemente cargan sobre el brazo o el hombro. Acostumbran andar descalzos. Sus habitaciones son más rústicas que las de otros pueblos. “Cultivan maíz, frijol, chile y algodón. El chile de Cankuc se come en toda la región de Las Casas. “Son muy belicosos, y entre ellos hay grupos antagónicos. Tienen fama de desaseados”


Hasta aquí las notas del Prof. Manuel Castellanos. Debo confesar que la visita a Chiapas, y especialmente a Las Casas, fue para mí una revelación, por lo que a la vida de los pueblos indígenas se refiere. Se nos ha repetido muchas veces que el chamula es un individuo degenerado, borracho, embrutecido, que sirve de animal de carga. ¡Cuán grande fue mi asombro y el de mis compañeros al ver que la realidad es todo lo contrario en la zona que visitamos, pues el indígena en general, y el chamula principalmente, es trabajador, industrioso, progresista e independiente en su propia región; él cultiva la tierra y cría sus ganados, hila y teje, produce y comercia con la obra de sus manos y con la de los otros grupos humanos de Chiapas!

por los amos a quienes trabaja. Contesto a la pregunta diciendo que yo observé al chamula en sus propias tierras donde es libre y donde trabaja para sí mismo. Como según nos dijo el Prof. Castellanos, el chamula también se alquila en trabajos agrícolas de tierra caliente, o en zonas cafeteras y madereras, es posible que allí su vida sea diferente y semejante a como es costumbre que se la pinte. Habrá necesidad de estudiarlo más, para dar el cuadro completo y más exacto de su existencia como individuo y como tribu. México, junio de 1942

Esto me hace pensar que con frecuencia son equivocadas las observaciones que viajeros y turistas asientan y dan a la publicidad, cuando generalizan lo que quizá fue un hecho parcial en algunos períodos del año o en ciertas regiones del Estado, y que, por tanto, para conocer la vida de esos pueblos, es necesario visitarlos, vivir entre ellos y observarlos en las diversas fases de sus actividades. Alguna persona me pregunta a qué se debe que se haya dicho por más de un viajero, que el chamula es degenerado, borracho y tratado como esclavo EFEMÉRIDES

- Antonio Castro Leal, abogado, escritor y rector de la UNAM (1928 - 1929), murió en la ciudad de México el 7 de enero de 1981. Había nacido en Ciudad Maíz, San Luis Potosí, el 2 de marzo de 1896. - José Miguel Covarrubias Ducland, “ El Chamaco Covarrubias”, murió en la ciudad de México el 4 de febrero de 1957. Fue pintor, coreógrafo, caricaturista y arqueólogo. - Jorge Carpizo McGregor, rector de la UNAM (1985 - 1989) nació el 2 de abril de 1944 en Campeche, Campeche.

NOTICIAS Investigadores del IIA: - Alfredo López Austin, investigador emérito, recibió el IV Premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña. Octubre, 2017. - La Universidad Autónoma de Campeche rindió homenaje a Carlos Navarrete, durante la inauguración del 28 Encuentro de los Investigadores de la Cultura Maya. Noviembre, 2017. - Linda Manzanilla, recibió la Medalla Anáhuac en Humanidades, Filosofía y Letras 2017, en reconocimiento a sus méritos en el campo histórico y arqueológico, por la Universidad Anáhuac México. Noviembre, 2017.

DIRECTORIO

Rafael Pérez-Taylor Aldrete Director

David García Pérez Secretario Académico

Alicia Cervantes Cruz Coordinadora de la Biblioteca Alicia A. Reyes Sánchez Recopilación de información, elaboración de artículos y composición Diseño • César Augusto Fernández Amaro Corrección de estilo • Adriana Incháustegui

XIII


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.